El avión que trasladó a Miguel Díaz-Canel por varios países de Oriente Medio, incluido su viaje a la COP 28 de Dubái, vuelve a situarse en el centro de la polémica. No por la agenda internacional del mandatario cubano, sino por la aerolínea que lo operó: la española Plus Ultra, hoy bajo escrutinio judicial en España por un presunto blanqueo de capitales. Su relación con el régimen cubano va más allá de un contrato puntual de alquiler.

La Policía Nacional registró la sede de Plus Ultra en Madrid como parte de una causa dirigida por la Fiscalía Anticorrupción. La operación, que permanece bajo secreto de sumario, derivó inicialmente en la detención de tres personas. Según informó El País, los agentes examinan si parte de los fondos públicos recibidos por la compañía tras la pandemia fueron desviados hacia circuitos financieros opacos relacionados con capital venezolano.

El epicentro del caso es el rescate de 53 millones de euros concedido a la aerolínea en 2021, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). De acuerdo con la información publicada, la Fiscalía analiza si una porción de esos recursos se empleó para canalizar dinero procedente de Venezuela hacia estructuras financieras en España, Francia y Suiza.

Plus Ultra, una compañía de dimensiones reducidas y con pérdidas sostenidas desde 2015, ya había generado polémica por recibir apoyo público del Gobierno español, pese a su limitada relevancia estratégica. Aunque varias denuncias sobre posibles irregularidades en la concesión del préstamo fueron archivadas en su momento, la actual causa judicial ha reactivado las dudas sobre su modelo de negocio y sus conexiones internacionales.

Entre esas conexiones destaca su nexo con las autoridades de la isla. En noviembre de 2023, la aerolínea alquiló un avión al Gobierno cubano para una gira internacional encabezada por Díaz-Canel, acompañado de ministros y altos funcionarios. Ese desplazamiento obligó a la empresa a recolocar pasajeros de una de sus rutas comerciales, Madrid–Lima, según documentación citada por El Independiente.

El vínculo no se limita a ese episodio. Desde 2024, Plus Ultra cubre la ruta Varsovia–Varadero y ha sido utilizada también para el traslado de personal sanitario vinculado a las misiones médicas cubanas. En julio de 2025, Cubana de Aviación anunció un aumento de vuelos a España sin precisar que parte de esas operaciones se realizaban en código compartido con la aerolínea española, según recogió 14yMedio.

El caso se inscribe en un escenario internacional marcado por nuevas revelaciones sobre los flujos financieros y energéticos que sostienen al régimen cubano. Un reportaje reciente publicado en The New York Times señaló que una parte sustancial del petróleo venezolano asignado oficialmente a Cuba no llega a la isla, sino que es desviado y comercializado en mercados internacionales, sobre todo en Asia.

La información del diario estadounidense se apoya en documentos internos de PDVSA y en datos de seguimiento marítimo que muestran cómo este mecanismo ha servido para generar divisas en medio de la profunda crisis económica cubana. El asunto cobró especial visibilidad tras la incautación por parte de Estados Unidos del petrolero Skipper, que transportaba cerca de dos millones de barriles de crudo venezolano.

Según ese análisis, solo una fracción del cargamento fue transferida a otro buque con destino a Cuba, mientras el resto continuó su ruta hacia China. Washington sostiene que estas maniobras buscan esquivar sanciones internacionales y alimentar redes financieras opacas que benefician tanto a Caracas como a La Habana.

Mientras estos movimientos se producen fuera de la isla, la situación interna continúa deteriorándose. Los cortes eléctricos prolongados, la escasez de combustible y el descontento social han impulsado un aumento de las protestas, como documentó el Observatorio Cubano de Conflictos, que contabilizó más de 1 300 acciones solo en noviembre.

En paralelo, el XI Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba volvió a admitir la gravedad de la crisis sin anunciar reformas estructurales de fondo. Díaz-Canel apeló a la unidad, al control interno y a la disciplina partidista, en un discurso que repite fórmulas conocidas mientras la población enfrenta apagones extremos y una economía estancada.

El proceso judicial que rodea a Plus Ultra, aún en una fase temprana y el caso del buque incautado, añaden nuevas piezas a ese entramado de relaciones políticas, financieras y logísticas que conectan a Cuba, Venezuela y Europa. A la espera de lo que determinen los tribunales españoles, el «avioncito» de Díaz-Canel se ha convertido en símbolo de vínculos internacionales cada vez más cuestionados, en uno de los momentos más críticos para la isla en décadas.

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