Artistas y gestores culturales cubanos hicieron un llamado a sus colegas de todo el mundo para que no participen ni apoyen la XIV Bienal de La Habana, uno de los eventos culturales más reconocidos del país (12 de noviembre - 30 de abril). Al boicot se han sumado decenas de creadores cubanos e internacionales bajo el hashtag #NoaLaBienaldeLaHabana.
«Decimos NO a la participación en la XIV Bienal de La Habana porque artistas cubanos han estado, y otros aún permanecen, en prisión; porque docenas de profesionales del arte están bajo reclusión domiciliaria; porque más de mil de nuestros conciudadanos fueron arrestados durante las protestas masivas que tuvieron lugar el 11 de julio», recoge la carta, suscrita por más de 500 artistas, que explica al mundo las razones de la iniciativa.
Entre los firmantes se encuentra la artista cubana Tania Bruguera, creadora del Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR) y una de las líderes de la iniciativa, y la artista y curadora Coco Fusco. Ambas estuvieron como invitadas en uno de los más recientes episodios del podcast La Colada, que conducen el escritor y periodista Jorge de Armas y el politólogo Enrique Guzmán Karell, para conversar sobre el rol del arte en el contexto cubano como elemento de presión social para lograr una transformación, y cómo este puede erigirse, a su vez, en una forma de protesta.
Bruguera refiere que el Gobierno cubano siempre ha utilizado un argumento contra los artistas críticos y cuestionadores: que no es el momento correcto ni apropiado. Y de ese mismo argumento se están valiendo los artistas que promueven el boicot a la Bienal: no es el momento, cuando el pueblo cubano está sufriendo, cuando no hay dinero para medicinas, comida ni transporte, cuando el gobierno no cumple los mínimos requerimientos de atención a su pueblo. «Sin embargo, invierte dinero en una Bienal que va a tener una duración de seis meses, es decir, que va a ser más cara aún, porque se va a extender por más tiempo».
Para la artivista del performance el arte tiene que ser útil, debe asumir una función social, ser un instrumento para mostrar procesos frustrados, desviados o terminados abruptamente, así como situaciones emocionales compartidas por muchos que no han sido resueltas. Los artistas deben valerse de sus privilegios para facilitar procesos sociales, emocionales y políticos que muchas veces no pueden hacer como ciudadanos.
«Nosotros somos artistas revolucionarios dentro de un gobierno contrarrevolucionario que va en contra del progreso, va en contra de lo que el pueblo le está pidiendo, va en contra del deseo popular y de los procesos lógicos de desarrollo político que debe tener una propuesta de país», afirma Bruguera.
El oficialismo, por su parte, respalda la convocatoria al evento, y denuncia «los intentos baldíos de aquellos que a partir de una burda e insidiosa manipulación política atentan contra la realización de uno de los más fecundos encuentros de las artes visuales en el hemisferio occidental», recoge un comunicado publicado en la página web de la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC).
Los artistas, que componen la institución, refieren que «ninguna trama urdida por quienes pretenden aislar a la nación, menoscabar nuestra soberanía y destruir la legitimidad del consenso social alcanzado (...) nos hará torcer el rumbo».
Nelson Ramírez, director del evento, ha declarado públicamente que se trata de «una situación muy difícil y dolorosa para nosotros y muy confusa porque es muy raro que se pretenda justificar el boicot contra un evento artístico desde la idea de que esa censura y esa represión es con el objetivo de privilegiar la libertad de expresión».
El boicot no significa censura, significa solidaridad, que es lo contrario, apunta Bruguera. «Nosotros estamos haciendo el boicot no para censurar la bienal, sino para expresar nuestra solidaridad con esos cubanos que están presos, vulnerables, sin acceso a defensa, siendo violentados sus derechos, y con artistas como Luis Manuel Otero Alcántara (líder del Movimiento San Isidro, quien se encuentra en la cárcel tras las protestas del 11J )».
La artista señala que el boicot constituye una herramienta para crear un diálogo con la institución; es una vía para mostrar la disparidad de poderes entre quienes están proponiendo un acto recriminable en el contexto actual y las personas que han sido privadas de sus derechos. El boicot llega luego de un intento fallido de diálogo y negociación previo con las autoridades.
«Si el Ministerio de Cultura hubiera hablado con el Ministerio del Interior para proteger a los artistas, no estaríamos aquí. Este es el momento de pensar en vergüenza contra dinero. Lo que se está pidiendo con este boicot es que la gente fuera de Cuba entienda lo que está pasando», explica.
La artista y curadora Coco Fusco considera necesaria esta iniciativa debido al encarcelamiento de colegas artistas, estudiantes de arte, y otros cientos de jóvenes detenidos injustamente por haber participado en una manifestación pacífica. Se trata de generar conciencia tanto entre los cubanos de adentro como entre la gente de afuera. Para la también escritora es necesario romper con esa imagen de utopía socialista promovida por el gobierno cubano, que «ha utilizado eventos como las bienales para lavarse la imagen, ocultar los problemas y crear una impresión errada de cómo funciona la cultura en Cuba. Estamos tratando de movilizar a una voz colectiva internacional en solidaridad con los cubanos que están en estos momentos bajo una represión totalmente injusta».
Fusco coincide en que en contextos políticos como dictaduras o gobiernos que no permiten una prensa independiente y libre que exprese la variedad de opiniones, le toca al arte articular ese disenso y oposición, ya que la prensa no puede, al funcionar como un órgano de propaganda oficial para el gobierno.
«Hay muchos artistas que desde todos los medios han tratado de desarrollar ese tipo de crítica, de manera más o menos abierta. Últimamente han surgido grupos y articulaciones artísticas como el Movimiento San Isidro y el 27N. Esto es un fenómeno y un paso importante. Los artistas están encabezando la articulación del disenso por la histórica falta de una prensa libre», asegura.
Puedes escuchar el capítulo Artivismo y performance: El boicot a la Bienal de La Habana en el podcast de elTOQUE, La Colada:
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Jorges