Cuba se encamina a tener en 2025 la peor zafra desde 1959. No hay azúcar ni para la disminuida canasta básica, y en la calle una bolsa puede costar más que sustancias con las que algunos cubanos evaden la realidad.
De ser una potencia azucarera a nivel mundial, el país pasó a tener una industria colapsada, en caída libre. La nación, que formó parte de la realeza en este mercado, posee un declive que ha obligado a importar azúcar para satisfacer la demanda interna.
La idea de que «sin azúcar no hay país» se está poniendo a prueba hasta el límite.
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