El viernes 27 de octubre de 2023, un artículo del periódico Escambray dio a conocer que las autoridades cubanas desmantelaron una red de cambio ilegal de divisas en Sancti Spíritus. 

La propietaria del domicilio donde se realizaban las operaciones de compra y venta de divisas fue detenida y podría ser procesada por el delito de «tráfico ilegal de moneda nacional, divisas, metales y piedras preciosas», tipificado en el Código Penal vigente desde diciembre de 2022, con sanciones de dos a cinco años de cárcel. 

La noticia difundida por los medios oficialistas parece ser una señal de advertencia y escarmiento público ante el crecimiento del mercado informal. Mientras, las ofertas del Estado no suplen las necesidades de la ciudadanía ni se corresponden con la realidad que vive el archipiélago, marcada por una alta inflación. 

La masividad del flujo cambiario por parte del ciudadano de a pie, así como el auge de las «Cadecas informales» y su persecución por el Estado, tienen antecedentes en la historia económica del país. Una historia que se remonta a las décadas, después de 1959, en las que la tenencia de divisas extranjeras estuvo penalizada y muchas personas cumplieron condena por «tenencia ilegal». 

Ni siquiera con la legalización del uso de moneda extranjera en la década de los noventa y la posterior preponderancia de un mercado oficial (incluida la sustitución del dólar estadounidense por el CUC) desaparecieron las transacciones informales. 

En la actualidad, la demanda de divisas es muy alta, en parte por la necesidad de obtener moneda dura que costee el éxodo de cubanos o la compra de artículos en otros países que luego serán revendidos dentro de la isla. La oferta del mercado formal es prácticamente nula, con límites de venta de 100 USD por persona, en largas listas de espera y cuando existe disponibilidad de efectivo. La imagen de largas filas en el exterior de los bancos y casas de cambio es recurrente.  

Mercado del efectivo

El Gobierno cubano ha intentado solucionar, o al menos mitigar, el impacto de la poca disponibilidad de efectivo, incluidas las divisas extranjeras, con un proceso de bancarización (establecido mediante la Resolución 111 del Banco Central de Cuba de 2023) que no ha dado los resultados previstos y añadió otra capa a la informalidad del mercado cambiario. 

Escasez de efectivo en Cuba: posibles causas de otra crisis

La escasez de dinero físico en los cajeros automáticos de varias provincias ha provocado críticas de la ciudadanía, y cuestionamientos al silencio institucional.

La retención de efectivo es uno de los obstáculos de la bancarización, según comunicó en el espacio televisivo Mesa Redonda Joaquín Alonso Vázquez, ministro presidente del Banco Central de Cuba. De acuerdo con el funcionario, la retención no siempre responde a «necesidades lícitas»; por ejemplo, se utiliza para acceder a divisas desde los mercados informales. 

Alonso Vázquez también alertó sobre la retención del efectivo por algunos actores económicos y señaló de ilegalidad la «diferenciación de precios en dependencia del canal de pago». 

El economista Pedro Monreal, advirtió desde su cuenta en X que «el hecho de que los actores incumplan disposiciones legales (por eso es técnicamente “ilícito”) no exime al Banco Central de su responsabilidad por no haber establecido una condición básica para el funcionamiento de los nuevos actores (un mercado cambiario formal)». 

En contextos económicos, un mercado cambiario es el espacio en el que se lleva a cabo el intercambio de diferentes monedas y mercado formal se refiere a un sistema regulado y supervisado por una autoridad financiera, en este caso, el Banco Central. Al no establecer un mercado cambiario formal, el Banco Central deja un vacío que puede ser —y es— llenado por mercados informales o ilegales.

Aunque hay actores que «están actuando fuera de la ley», parte de la culpa de la situación recae en el Banco Central por no haber creado un entorno regulado y oficial para el intercambio de divisas. 

Algunos antecedentes cercanos: «ordenamiento monetario» 

El dólar bancario, llamado Moneda Libremente Convertible (MLC), entró en el escenario económico cubano con la apertura en 2019 de las primeras tiendas que operaban en esa moneda. Tras el proceso de «ordenamiento monetario» en 2021 y la desaparición del Peso Cubano Convertible (CUC), la necesidad de las familias cubanas de contar con MLC fue más notable. 

El acceso a la nueva moneda solo es posible a través de depósitos de divisas en las cuentas bancarias (y su cambio a USD, equivalente del MLC) o mediante transferencia internacional. Ambas vías dejan un porcentaje considerable de la población sin acceso a la moneda en la que se comercializan muchos productos de primera necesidad. Con moneda nacional (CUP) la única forma de obtener MLC es el mercado informal de divisas. 

Venta de divisas en Cuba: ¿freno o beneficio para el mercado informal?

Este lunes el Gobierno cubano anunció que vendería divisas extranjeras a la población. Sin embargo, ¿qué puede pasar?

El Estado mantuvo la tasa del USD a 24 pesos cubanos, que estaba desde antes del inicio de la Tarea Ordenamiento, hasta que decidió establecerlo a 120 pesos cubanos para su venta (limitada) al público en agosto de 2022, una tarifa en aquel momento más cercana al cambio informal, pero que quedó obsoleta muy pronto.

Entre las tantas razones argumentadas por voceros oficiales para la implementación de la medida es que esta sería una forma de captar las divisas de la población, porque muchas de las variantes que históricamente se han empleado para ello (captación oficial de remesas a través del acuerdo de Western Union con FINCIMEX u otras instituciones bancarias cubanas, por ejemplo) han perdido efectividad. 

Otra forma de captar divisas externas, las recargas telefónicas desde el extranjero, se han vuelto poco atractivas porque al cambio es más rentable para los familiares mandar la divisa y que los cubanos de la isla cambien el dinero en el mercado informal, para comprar mayor cantidad de paquetes de datos móviles. 

Los turistas también comenzaron a cambiar sus divisas en el mercado informal porque encuentran así una mejor tasa.

La incapacidad del sistema financiero estatal para vender divisas a precios competitivos volvió inoperante el ajuste de la tasa oficial. El 26 de octubre de 2023, día en el que salió la noticia de la detención en Sancti Spíritus de una vendedora de divisas, el dólar se cotizaba sobre los 250 CUP en el mercado informal (más del doble del cambio oficial establecido), según los datos recogidos por la tasa de elTOQUE. 

Penas por vender y comprar divisas en Cuba

Las operaciones de cambio de divisas están sancionadas en el Código Penal cubano en el artículo 315.1, inciso g, a penas de privación de libertad de dos a cinco años o multa de 500 a 1 000 cuotas para quienes realicen operaciones de cambio. 

A pesar de que la ciudadanía conoce que el intercambio de divisas es un delito y que las operaciones son perseguidas, la mayoría de las personas no se esconden para realizar este tipo de transferencias, sino que publican en las redes sociales si poseen divisas para vender o si necesitan comprar, también la cantidad y el precio. 

Durante los operativos policiales pueden detenerse a las personas involucradas y confiscarles cualquier bien supuestamente obtenido de manera ilegal. 

¿Qué condicionantes económicas rigen el mercado cambiario informal en Cuba?

El economista Ricardo Torres analiza los cambios más importantes ocurridos en el contexto externo cubano y cómo han influido en la devaluación de la moneda nacional.

Para la mayoría de los cubanos es imposible mantener su economía doméstica con la tasa cambiaria que establece el Estado y sin acudir a los mercados informales de divisas. 

El pago en «moneda dura» se usa tanto para los alimentos y productos básicos de las tiendas MLC o en los minimercados de las mipymes o servicios de gastronomía y transportación.  

Aunque no reconocidas por el Gobierno, sino criminalizados, los agentes de cambio informales cumplen un rol importante en la economía, en tanto son actores con un sentido de la oportunidad mayor y una solución más eficiente a las necesidades del mercado. 

Las acciones punitivas contra vendedores informales de divisas (más allá de lo anecdótico y aleccionador del mensaje) difícilmente impacte en el cambio de la dinámica de la economía, signada por factores más estructurales que un puñado de ciudadanos respondiendo a una necesidad. Las «redadas» suman más riesgo e inseguridad jurídica a la operación de los actores económicos, sean individuos o empresas privadas. A falta de soluciones estructurales, eso es lo que parece quedar a mano de las autoridades.