«Ahora mismo me siento feliz. Como madre he sufrido mucho por no estar con mi hija y por las veces en que ella ha llorado sin mí», cuenta Lisdiani Rodríguez Isaac, una de las expresas políticas que fueron excarceladas luego del 14 de enero de 2025.
Lisdiani y las también exprisioneras políticas Donaida Pérez Paseiro y Arianna López Roque salieron recientemente del penal Guamajal Mujeres, en Villa Clara. Su hermana Lisdani Rodríguez Isaac, quien también fue excarcelada este mes, había recibido una licencia extrapenal de un año en mayo de 2024 mientras estaba embarazada. Todas permanecían en prisión por participar en las protestas de julio de 2021.
En declaraciones a elTOQUE, las manifestantes del 11J coinciden en que sus excarcelaciones, lejos de representar una libertad plena, son un mecanismo de control y represalia por su posición antigubernamental.
El 14 de enero de 2025, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba informó que 553 personas serían liberadas «en el espíritu del Jubileo Ordinario de 2025» y tras conversaciones en las que medió el Vaticano. Ese día, el expresidente de Estados Unidos (EE. UU.) Joe Biden, sacó a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
Más de 170 presas y presos políticos fueron excarcelados entre el 15 y el 20 de enero de 2025. De acuerdo con varias organizaciones que monitorean las excarcelaciones, el proceso se paralizó el 20 de enero, día en que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos y devolvió a Cuba al listado de países patrocinadores del terrorismo.
La excarcelación
Lisdiani, quien es madre soltera, no imaginó que saldría de la cárcel con libertad condicional el 16 de enero de 2025. De acuerdo con sus palabras, las autoridades le habían negado ese beneficio en otras ocasiones.
La joven de Placetas, Villa Clara, fue condenada junto a su hermana Lisdani a ocho años de cárcel por manifestarse. Pero excarcelación no significa el fin de su condena. Rodríguez Isaac debe cumplir un grupo de condiciones o volverá a la cárcel.
En la dirección del centro penitenciario le informaron que no podía publicar en redes sociales, que debía trabajar y que si no «estaba tranquila» regresaría a prisión.
«Es algo bien triste. Y lo sigue siendo, porque yo sé que me van a meter a la prisión nuevamente», dijo.
Donaida Pérez Paseiro, líder de la Asociación de Yorubas Libres de Cuba, también fue amenazada para impedir que hiciera activismo. Donaida tenía una condena de ocho años de prisión.
«Sabemos que esto es una libertad condicional, no fue un indulto. Siempre hemos sido la moneda de cambio del régimen. A mí me han amenazado, pero no me voy a callar. Continuaré haciendo entrevistas, videos y si tengo que volver a prisión no me interesa», comentó a elTOQUE desde Placetas, Villa Clara.
El esposo de Donaida, Loreto Hernández, continúa en prisión a pesar de padecer varias enfermedades y de que su estado de salud es delicado.
Para Arianna López Roque, las condiciones que le impusieron el 20 de enero cuando fue excarcelada son un intento para silenciar a la oposición cubana.
«No esperaba que me soltaran. Estaba preparada para cumplir mi condena hasta 2029», cuenta López Roque, quien es la coordinadora de la Academia de Estudios Cívicos Julio Machado para la instrucción de activistas y quien fue condenada a ocho años de cárcel por los delitos de desórdenes públicos, desacato y atentado.
Sin embargo, la liberación llegó con estrictas condiciones que limitan su libertad de expresión y movimiento: «No podemos publicar nada en redes sociales, hablar con periodistas o asociarnos con opositores. Pero nosotros fuimos manifestantes del 11 de julio, no cometimos delito alguno y no considero que tenga que cumplir ninguna de esas condiciones».
La activista aseguró que está feliz porque vuelve a estar con sus hijos y que continúa en la lucha por la democracia en Cuba.
Lisdani Rodríguez Isaac había recibido una licencia extrapenal en mayo de 2024, durante su embarazo. La licencia, en un inicio otorgada por un año, fue extendida recientemente hasta el final de su condena de ocho años.
A ella también le han prohibido hablar con activistas y hacer uso libre de sus redes sociales:
«Me dijeron que, si quería mantenerme cuidando a mi niña hasta que se extinguiera la sanción, no podía publicar nada y no podía juntarme con los contrarrevolucionarios; pero para mí los contrarrevolucionarios son ellos. (...) Estoy contenta, pero no tanto, puedo estar con mi hija, pero sigo dependiendo de ellos y yo no me voy a callar».
¿Cuáles son las condiciones en la cárcel Guamajal Mujeres?
Los testimonios coinciden en describir las condiciones de la prisión de Guamajal Mujeres de extremadamente precarias y deshumanizantes.
En enero de 2024, Bárbara Isaac (la madre de Lisdiani y Lisdani) denunció que a Lisdani la querían obligar a abortar en la prisión de Guamajal Mujeres.
En ese momento, la joven tenía poco más de ocho semanas de embarazo. Varias plataformas feministas y organizaciones de derechos humanos condenaron a las autoridades por violencia estatal contra ella.
Dentro de la cárcel, la joven de 26 años nunca fue atendida por un ginecólogo y recuerda la poca sensibilidad de sus carceleras.
«Mi experiencia en la cárcel fue muy mala. No se sensibilizaron con nada. Al inicio tuve dengue y pensé que mi niña no iba a nacer; comía poco, la alimentación era muy precaria y tampoco me atendían.
Una vez tenían que hacerme un ultrasonido intravaginal y no había guantes. Cuando los conseguí, la doctora me dijo que ni con guantes ni sin guantes me lo iba a hacer. Sé que era una represalia por ser presa política», contó.
La atención médica en las cárceles cubanas es casi inexistente. Cada mes, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas publica un informe que revela la difícil situación de quienes se enferman en los penales.
Donaida Pérez Paseiro también fue víctima de la mala atención médica en Guamajal Mujeres. En octubre de 2024 comenzó a presentar síntomas del virus Oropouche y no fue trasladada a un hospital, según informó su familia a la prensa independiente.
En conversación con nuestra plataforma, Donaida mencionó que padece de hipertensión y problemas óseos. Los medicamentos que usa para sus dolencias eran enviados por su cuñado y su hijo, este último salió del país por las presiones de la Policía política.
López Roque también destacó el impacto que el encarcelamiento tuvo en su salud. «Soy asmática, pero desde muy niña no me daban crisis de asma. En la prisión desarrollé asma bronquial severa por las condiciones del lugar. Mi salud se deterioró, también he perdido la vista».
Las condiciones del sistema penitenciario cubano son precarias para toda la población penal, pero los presos y presas políticos sufren mayor discriminación y maltratos. Las personas privadas de libertad por sus ideas son uno de los grupos más vulnerables en las cárceles.
De acuerdo con Lisdiani Rodríguez Isaac, las presas políticas de Guamajal eran más hostigadas por el personal carcelario, eran amenazas y maltratadas físicamente. Comentó que las vigilaban durante las llamadas telefónicas y que desde la cárcel llamaban a la Seguridad del Estado para que aprobaran o no las visitas familiares y conyugales y las visitas al médico.
«Ellos decían: sí, se puede ir de pase; no, puede llamar por teléfono. Ellos eran los que decidían siempre», contó.
Lisdiani fue víctima de varias agresiones. En octubre pasado, la joven fue golpeada en una oficina del penal y varias reclusas de Guamajal Mujeres protestaron por los abusos.
De acuerdo con Justicia 11J, aún quedan en las prisiones alrededor de 35 mujeres presas políticas. Varias de ellas se manifestaron el 11 de julio de 2021 y en años posteriores.
comentarios
En este sitio moderamos los comentarios. Si quiere conocer más detalles, lea nuestra Política de Privacidad.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *