Foto: Tomada de Internet.
Fernando Bécquer y la justicia incompleta ¿por qué siguió el acoso?
11 / enero / 2023
A solo tres meses de realizarse el juicio en el que fue encontrado culpable por delitos sexuales, Fernando Bécquer vuelve a ser noticia por sus acciones violentas y misóginas.
Desde su perfil de Facebook, el trovador publicó dos letras de canciones con contenidos machistas, violentos y que laceran la dignidad de las mujeres. Una de ellas, dedicada a las feministas cubanas, continúa el acoso que ejerció durante meses contra quienes lo denunciaron y contra las activistas que decidieron acompañarlas.
Bécquer fue condenado a cinco años de limitación de libertad en octubre de 2022. Aunque en ese momento diversas activistas apuntaron lo poco severo de la sanción, para varias sobrevivientes el reconocimiento de su culpabilidad fue un logro frente a la impunidad percibida desde que el medio independiente El Estornudo publicara los primeros testimonios, en diciembre de 2021.
Hoy la percepción de impunidad regresa a la opinión pública. También evidencia que la condena impuesta no garantiza la reparación a las víctimas ni contiene a un depredador sexual, como advirtió la plataforma YoSíTeCreo en Cuba tras conocer la sentencia.
Durante meses, feministas cubanas y las sobrevivientes solicitaron a las instituciones nacionales que se pronunciaran y ofrecieran protección ante el ciberacoso que sufrían desde el mismo perfil de Facebook (Elbecquer Decuba), que publica ahora las letras violentas. Nunca tuvieron respuesta y ese silencio no solo revictimiza, también afianzó el poder del agresor.
El valor de respuestas institucionales certeras para la reparación social y para contener a un agresor como Bécquer hoy queda un poco más claro. Tanto la Federación de Mujeres Cubana(FMC) como el Instituto Cubano de la Música emitieron declaraciones condenando las acciones del trovador. Horas después retiró las publicaciones ofensivas y una disculpa que había agregado.
Bécquer no ha pedido perdón a sus víctimas ni se reconoce culpable, pero se disculpa ante el poder cuyo respaldo necesita: «(...) me disculpo con la FMC, me disculpo con la mujer cubana y no con las que usan el feminismo para hacer contrarrevolución usando mi nombre, ya que no es un secreto ni lo será nunca que soy un trovador de patria o muerte». La publicación también desapareció de los perfiles en Facebook de Fernando Bécquer.
La criminalización del activismo feminista por el Gobierno no solo ha limitado la capacidad de acompañar y atender la violencia de género desde la sociedad civil, en el caso de Bécquer se tradujo en una mayor exposición y desprotección de las denunciantes; en especial aquellas que se encontraban fuera del país, las que hicieron públicos sus testimonios en medios independientes o contaban con acompañamiento no institucional.
Sobre la Justicia que falta
De acuerdo con el Código Penal vigente al momento de sancionar a Bécquer y al que entró en vigor en diciembre de 2023, la sanción impuesta al trovador (limitación de libertad) tiene como obligaciones principales: no cambiar de residencia sin autorización del Tribunal, no disfrutar de ascensos ni aumentos salariales; comparecer ante el Tribunal cuantas veces sea requerido.
Asimismo, la Ley de Ejecución Penal, norma que regula los derechos y obligaciones de las personas sancionadas penalmente, establece en su artículo 48 que la sanción de limitación de libertad tiene que cumplirse «bajo la atención, influencia y control del juez de ejecución, de las organizaciones de masas y sociales del lugar de residencia del sancionado, la Policía Nacional Revolucionaria y, cuando corresponda, de su empleador o la dirección del centro de enseñanza donde se encuentre vinculado». Establece además, en su artículo 160, que el sancionado debe demostrar «comportamientos y conductas positivas».
La FMC, considerada en Cuba una organización social y de masas, después de mucho tiempo condenó la conducta de Bécquer y valoró su actitud como «inadmisible» en la sociedad cubana. Asimismo, el Instituto Cubano de la Música también consideró que sus publicaciones eran irrespetuosas, irresponsables y lesivas a la moral de la mujer cubana.
Sin embargo, se impone una cuestión: Si las organizaciones de masas que según la ley tienen que controlar y atender, conjuntamente con el juez de ejecución, el cumplimiento de las obligaciones derivadas de la sanción, así como las instituciones culturales vinculadas con el empleo del trovador, consideran que las conductas del sancionado no son positivas y son dañinas a sus víctimas y a las mujeres en general, ¿por qué Bécquer continúa en libertad y con la posibilidad de seguir reproduciendo las mismas conductas?
La Ley de Ejecución Penal establece que cuando el sancionado quebranta u obstaculiza las obligaciones inherentes a su sanción, el Tribunal puede disponer «su revocación por la de privación de libertad o su modificación por otra de mayor rigor que no implique necesariamente la de privación de libertad, según el caso, después de deducir el tiempo extinguido».
Pero hasta hoy, más allá de los hashtags de #Tolerancia0 empleados por la Federación de Mujeres Cubanas y por la esposa del presidente del país, Lis Cuesta, al denunciar la conducta de Bécquer, nada más ha sucedido con una persona que no ha demostrado ningún arrepentimiento y mucho menos un compromiso real de enmendar la conducta depredadora y misógina que condujo a la sanción penal impuesta.
Se trata de una persona que no solo continúa utilizando las redes sociales para acosar y demeritar, sino que mantiene la posibilidad de frecuentar los mismos círculos y espacios donde acosaba a sus víctimas, varias de ellas menores de edad. Una persona que, después de un tiempo, probablemente pueda regresar a su vida de trovador, con el poder de un escenario y del circuito cultural cubano facilitando el abuso. Incluso, después de cumplidos los cinco años de condena, no quedará registro de sus antecedentes penales.
Sus sobrevivientes, por el contrario, están expuestas a que invadan sus espacios públicos o digitales. Bécquer continúa acosando a sus víctimas en redes sociales, como finalmente ha reconocido el comunicado de la FMC.
«Bécquer insiste en utilizar las redes para de manera indirecta violentar, acosar, disminuir a sus víctimas y también hacerlo extensivo a las mujeres y feministas, a la Federación de Mujeres Cubanas», afirma la declaración divulgada por la revista Mujeres.
Sin embargo, hasta el momento ninguna medida, entre las pocas de las que se dispone para este tipo de hechos, se ha aplicado. Por ejemplo, el Decreto-Ley 35 obliga a los proveedores y operadores a suspender el servicio o a terminar el contrato de los usuarios que utilicen los servicios contratados para realizar acciones que generen acoso (artículo 53, inciso b).
Por otra parte, Marta María Ramírez, feminista y periodista, advierte en relación al pronunciamiento de la FMC: «Si esta declaración no llega a los medios de comunicación oficiales, (una declaración bastante demorada, porque este hombre durante el proceso judicial atacó no solo a redes de apoyo sino a sus propias denunciantes de manera pública) será imposible sostener la justicia y dar ejemplo a otros depredadores sexuales».
María Santucho, impulsora en Cuba del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, recordó la promesa que en abril de 2022 hiciera el ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso, en su paso por Argentina: «si Fernando Bécquer era encontrado culpable, sobre él iba a caer todo el peso de la Ley».
«O el ministro no conoce las leyes o las leyes en Cuba son muy arbitrarias. Para algunos y algunas muy duras y para otros un paseo. Pero más allá de esto que ya es inaceptable, ¿ninguna autoridad cubana considera que debería tomar cartas en el asunto? Este depredador ha sido y sigue siendo considerado por las instituciones culturales un artista», comentó.
La escritora Elaine Vilar, la primera en interponer una denuncia legal contra Bécquer, comentó sus expectativas de justicia en este punto:
«No me valen sus disculpas (si las hubiera en algún momento), no a esta hora en que nos ha mancillado tantas veces y con tanta conciencia para provocar daño sobre el daño. Me valen, eso sí, las acciones cívicas y sin violencia de la ciudadanía cubana (y mundial), me valen las respuestas y acciones concretas de instituciones culturales y jurídicas competentes (...), me vale que la televisión nacional rompa el mutismo y diga las cosas a las claras, me vale que la justicia sea justicia. Eso espero. Nada más que eso».
Fernando Bécquer fue condenado bajo el antiguo Código Penal, a solo un mes y medio de que entrara en vigor una nueva legislación.
Aunque la nueva ley penal, vigente desde diciembre de 2022, incluye 36 modificaciones relacionadas con la violencia de género, su enfoque sigue siendo predominantemente punitivista, lo que ha sido cuestionado por feministas cubanas en diversas ocasiones.
La experiencia internacional y las estadísticas apuntan a que penas más altas no garantizan una disminución del delito ni facilitan las denuncias, menos si no se acompañan de otro tipo de acciones restitutivas. La principal demanda del activismo sigue siendo la aprobación de una ley integral contra la violencia de género, además de protocolos específicos e integrales para las víctimas.
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