Para 2022 el Estado cubano preveía construir 48 143 viviendas nuevas. En realidad, solamente se terminaron 20 131.

La primera de las cifras era la pronosticada para ese año en el cronograma de la Política de la Vivienda, el plan gubernamental que en 2018 se comprometió a acabar en una década con el déficit habitacional de la isla. En 2020, tras la pandemia, y en medio de una fuerte crisis económica, esas proyecciones comenzaron a menguar. 

Luego del reajuste correspondiente, en 2022 se anunció que serían entregadas 36 602 casas, una parte de ellas acondicionadas en antiguos locales estatales. Pero ni siquiera el nuevo compromiso pudo concretarse. Las autoridades alegaron escasez de cemento, acero y otros materiales. Las carencias «marcaron la parte más importante del incumplimiento», se reconoció durante el balance anual del trabajo del Ministerio de la Construcción (Micons), presidido a comienzos de abril de 2023 por el primer ministro Manuel Marrero Cruz. 

«Todo esto impacta de una manera muy sensible en uno de los problemas y de las inquietudes más generalizadas que hay en el país. [Es] de los problemas objetivos que más sufre el pueblo», acotó el funcionario antes de convocar al análisis de «qué más puede hacerse desde el Ministerio».

Pocos días después Marrero Cruz y René Mesa Villafaña, titular del Micons, fueron ratificados en sus cargos por la Asamblea Nacional del Poder Popular, sin interpelaciones ni cuestionamientos a su labor.

CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS: UNA “SERIE” DE SUSPENSE

La construcción de viviendas en Cuba tras el triunfo de la revolución semeja una larga y compleja serie, con muchas temporadas, al parecer interminables. Los capítulos más intensos, llenos de terror y suspense, se han vivido después de 1990.

El orden de las prioridades

A comienzos de febrero, la compañía MGM Muthu Hotels anunció la inauguración de un lujoso hotel a su cargo, con más de 500 habitaciones, en la barriada habanera Miramar.

La nota de Cubadebate acerca del suceso no motivó demasiado entusiasmo entre sus lectores. La mayoría de las reacciones ponían en entredicho la forma en que se emplean los recursos estatales, al anteponer obras hoteleras a otras de carácter social. 

«Qué buena noticia, y sabemos de muchos inaugurados en 2022 y los que se están construyendo, pero resulta contraproducente que el policlínico ubicado en Santa Catalina (Pasteur), del reparto Santos Suárez, comenzaron a repararlo hace un buen tiempo y pararon dicha reparación. ¿Por qué habrá sido?», ironizó un lector en los comentarios.

Cuba lleva la mayor parte del actual siglo destinando un volumen desproporcionado de recursos a las inversiones turísticas. En 2019 y 2020, esas partidas llegaron a representar casi la mitad de los fondos estatales empleados en nuevas obras. En 2021, mientras la economía se contraía un 7 %, probablemente se gastaron 1 473 millones de dólares en la construcción de alojamientos. Así se deduce de estimaciones realizadas por el economista Pedro Monreal, que tienen en cuenta el costo mínimo planteado por el Gobierno para ese tipo de proyectos. La incorporación de 8 930 nuevas habitaciones supuso un crecimiento del 13 % en la planta hotelera de la isla. 

Partidas presupuestarias de otros sectores también contribuyen al desarrollo turístico. En tal categoría caen las mejoras en el aeropuerto de Holguín y las conductoras de agua en la cayería norte de Ciego de Ávila. Las obras de la terminal holguinera con toda seguridad corren a cuenta de los ministerios de Transporte e Interior, «propietarios» formales de la torre de control inaugurada en marzo, y de la plataforma de estacionamiento de aeronaves y el nuevo cuartel de bomberos que allí se construyen. Durante el acto de entrega de la torre, el presidente de la Corporación de la Aviación Cubana Joel Beltrán Archer Santos declaró que esas inversiones buscan «asegurar el desarrollo económico y social de Holguín, al facilitar los flujos de comunicación y el avance del turismo en la región». 

Los servicios domésticos tienen una importancia secundaria en el aeropuerto holguinero, que en esa condición apenas programa dos vuelos semanales hacia La Habana y los servicios de carga de AeroVaradero. El grueso de sus rutas opera en función de la comunidad emigrada, y los visitantes extranjeros con destino al balneario de Guardalavaca y otros polos turísticos de la zona oriental.

Por otro lado, la nueva tubería avileña, que casi duplicará el suministro de agua a los cayos Coco, Guillermo y Paredón Grande, tendrá un diámetro de 800 milímetros, por 500 de la actual. La tubería tiene como objetivo sostener el crecimiento proyectado del polo Jardines del Rey. Hacia 2030 allí deberán estar en servicio no menos de 20 mil habitaciones. La obra, de 36 kilómetros de extensión y un costo de 188 millones de pesos, no está formalmente encuadrada dentro del presupuesto del Ministerio de Turismo (Mintur), sino del correspondiente al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), cuya delegación en Ciego de Ávila está a cargo de la inversión.

Los proyectos destinados al turismo se caracterizan por una eficiencia superior a otros emprendidos por los mismos organismos en beneficio de distintos ámbitos socioeconómicos. Un caso que lo ejemplifica es el del suministro de agua a la población de Camagüey. 

En 2020, empresas constructoras de la provincia y el INRH concluyeron una conductora de 500 milímetros a lo largo de 89 kilómetros para abastecer el incipiente polo de Cayo Cruz. El sistema, que ahora depende de pozos ubicados «tierra adentro», en el futuro contará también con plantas desalinizadoras y para el reciclaje de albañales, y colectores de lluvia. El reverso de la moneda tiene por escenario la ciudad de Camagüey, que desde 2018 espera por la terminación de los 17 kilómetros de una conductora de 800 milímetros hasta la presa Máximo. La obra permitiría utilizar ese embalse de 70 millones de metros cúbicos durante períodos de sequía, como el actual. 

La mayor parte de la capital agramontina lleva meses recibiendo el agua a intervalos de quince días o más. Algunos barrios altos dependen por completo de los camiones cisternas.

En medio de la crisis, los trabajos para la conexión con la presa Máximo siguen atrasados. La obra debió estar lista a finales de marzo. «La carencia de suministros, que se gestionan a punta de lápiz en el país, [será la que] pondrá la fecha conclusiva», acotó crípticamente el periódico provincial Adelante al anunciar que pasará tiempo antes de que las aguas de la Máximo lleguen a la ciudad.

Foto: Sadiel Mederos

Cambia todo, cambia nada

Durante los últimos dos años las partidas correspondientes a los Servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler —el ítem estadístico que compila el grueso de las inversiones turísticas— decrecieron porcentualmente, al ubicarse en el entorno del 35-33 % del total de los fondos empleados por el país en nuevas obras.

Al cierre de 2022, el presidente Miguel Díaz-Canel anticipó que no se emprenderían nuevas inversiones hoteleras y que las acciones en el sector se limitarían a concluir los proyectos iniciados. Quizá una respuesta al malestar ciudadano en cuanto al tema y a las críticas de reconocidos economistas. 

Lo cierto es que la disminución de las partidas para la construcción turística no se ha traducido en un aumento de las asignaciones a otros apartados de la economía. Entre 2021 y 2022, las actividades agropecuarias se beneficiaron con el 2.9-2.7 % de las inversiones, la industria azucarera con el 0.3-0.7 %, y los servicios de electricidad, gas y agua con el 7.2-9.8 %. Lo magro de sus presupuestos arroja una sombra de duda sobre la prioridad que el Gobierno dice conceder a las tres ramas.

El esquema GAESA para construir hoteles

En la próxima década Cuba proyecta duplicar la cifra actual de habitaciones y abrir 216 nuevos hoteles. A la cabeza de estas construcciones está el consorcio militar

Uno de los reportajes del periódico Invasor aborda la historia de un edificio de oficinas de Ciego de Ávila que 12 años atrás decidieron convertir en uno de viviendas. Desde entonces, menudearon los trámites burocráticos, los inicios y paralizaciones de ejecución. Hasta que el 29 de marzo de 2023, en una reunión con las autoridades de la provincia, los constructores e inversionistas dijeron que retomarían los trabajos y tendrían listos los apartamentos para el 26 de julio. 

«¿En menos de cuatro meses?», preguntó la periodista desconfiada. «En menos de cuatro meses. Allí nadie objetó nada», comentó su fuente. Unos cuántos días después el jefe de obra ponía límites al optimismo, al aclarar que el plazo pretendido no era alcanzable.

Sin embargo, la estrategia de desarrollo del sector turístico hasta 2030 aprobada para Ciego de Ávila incluye 37 proyectos, entre ellos tres nuevos hoteles de alto standing, y reconstrucciones y ampliaciones en otros cinco, entre un largo etcétera de obras. Ninguno se detuvo durante la pandemia; tampoco ahora, cuando la crisis económica y la baja ocupación turística (de enero a marzo se recibió un tercio menos de los vacacionistas esperados) aconsejarían reorientar recursos hacia otros fines. ¿Irresponsabilidad o intereses ocultos? Solamente en el Palacio de la Revolución lo saben.