Foto: elTOQUE.
La agonía de la libreta de abastecimiento: aceite, huevo y arroz (II)
29 / septiembre / 2023
El arroz a la cubana no es un plato típico de Cuba. Pertenece a la comida española y nació en las Islas Canarias. La receta contiene huevo y plátano maduro fritos, arroz blanco y salsa de tomate. En Madrid cuesta unos cinco euros. En Cuba, unos 1 250 CUP (al cambio informal).
Para que aparezcan todos los ingredientes deben «alinearse los astros». Un solo huevo cuesta unos 65 CUP, una libra de arroz, 170 CUP y un litro de aceite, más de 600 CUP. Los tres productos se venden normalmente a través de la libreta de abastecimiento. Sin embargo, no siempre están disponibles en cantidad y en tiempo.
Huevo
La intermitente entrada del huevo a las bodegas y carnicerías duplicó su precio en el mercado informal durante el verano de 2023. El cartón de 30 huevos, que hasta junio podía encontrarse por el Estado o en el mercado informal por debajo de los 1 000 CUP, hoy no baja de los 2 000.
La falta de alimento para las gallinas ponedoras es el motivo fundamental de la escasez, que se agudiza desde finales de 2021. A mediados de ese año la producción nacional no solo satisfacía el «consumo social» (hospitales, escuelas) y la canasta básica, sino que también alcanzaba para las llamadas «ventas controladas», que oscilaban entre tres y siete huevos por consumidor, en dependencia de la producción de cada mes y del lugar de residencia.
En julio y agosto de 2023 la situación fue radicalmente opuesta. La mayoría de las provincias se vieron obligadas a «fraccionar» la entrega de los huevos (cinco por persona) o incluso a distribuirlos el mes siguiente al que correspondía.
Cuando en 2014 se hablaba de un «futuro prometedor» de la avicultura cubana nadie imaginaba que, menos de 10 años después, Cuba pasara de ser un país que se autoabastecía de huevos «casi de manera permanente», a aumentar las importaciones de este alimento, principalmente desde República Dominicana.
Según estudios científicos: «comer un huevo al día puede ayudar a mantener nuestra masa muscular, promover la reparación celular y fortalecer nuestro sistema inmunológico». Por eso forma parte de la dieta diaria de muchos cubanos.
«En muchos países el huevo es parte indispensable del desayuno y aquí es la proteína del almuerzo o la comida», comentó a elTOQUE una maestra jubilada de Las Tunas. «Ya sea hervido, frito, en tortilla o revoltillo, es un alimento vital para muchos cubanos, a veces el único que las personas mayores nos podemos permitir».
Como alternativa a la falta de pienso industrial se realiza el pastoreo de las gallinas ponedoras (crianza de gallinas en un área con forraje para que se alimenten). Sin embargo, la crisis con los alimentos de las aves no es el único asunto que provoca la baja producción de huevos.
Otros obstáculos son el mal estado de las naves y los daños ocasionados por eventos meteorológicos; la edad avanzada y el estrés de las aves; y los problemas con el remplazo de las ponedoras y, por consecuencia, la extensión de su ciclo reproductivo (muda forzada).
La distribución y comercialización también ha tenido sus escollos por la falta de envases (file o cartón).
Durante el trabajo en comisiones del Primer Período Ordinario de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Jorge Luis Parapar López, director del Grupo Avícola, dijo que para 2026 se aspira a recuperar los niveles de producción prepandémicos (1 900 millones de huevos de forma intensiva y 200 millones de forma no convencional).
El récord de 2 700 millones de huevos alcanzados en 1991 seguirá siendo historia.
Arroz
El «fraccionamiento» en la bodega se ha vuelto habitual también para el arroz, otro de los productos más importantes de la cuota normada en Cuba.
En mayo de 2022 el Ministerio de Comercio Interior anunció que ocho provincias comercializarían por etapas el arroz correspondiente al próximo mes.
Excepto Matanzas, todos los territorios en esa condición se ubicaban entre Ciego de Ávila y Guantánamo, al marcar una tendencia que persiste. Las provincias del Centro y de Oriente suelen arrastrar los mayores atrasos en los ciclos de distribución.
La justificación oficial a esta y a otras demoras es que los buques con las importaciones para la canasta normada arriban por el puerto del Mariel y por otros puertos de Occidente, desde donde no resulta fácil organizar el traslado hacia otras regiones.
En mayo de este año, la protesta popular de Caimanera tuvo entre sus causas los recortes a la «cuota especial» para los habitantes del poblado guantanamero.
«El municipio siempre ha recibido dos libras más de arroz, una o dos libras más de azúcar, media libra de carne de res por persona tres veces al mes. Pero eso ha cambiado mucho. Ha habido ocasiones que no han traído la carne sino un picadillo. Hay veces que han traído pollo por la carne. Hay veces que no han traído el pollo. Ya por último en vez de traer las siete libras de arroz lo que han traído son dos libras de arroz y una de azúcar», contó a Martí Noticias el activista opositor Yeris Curbelo.
Un tratamiento preferente beneficiaba también a la población de las zonas montañosas y de parques naturales comprendidos dentro del Plan Turquino, que antes de la pandemia de COVID-19 tenían la posibilidad de comprar enlatados y otros alimentos a precios subsidiados.
Desde 2018-2019 fueron recortándose esos beneficios y los que alcanzaban a otros segmentos poblacionales, como las embarazadas, recién nacidos y personas con dietas médicas.
La necesidad de economizar se ha agudizado a medida que se desploman los indicadores agropecuarios de la isla, fundamentalmente por la falta de insumos y por el caos ocasionado en los precios por la Tarea Ordenamiento.
Un caso ilustrativo es el del arroz. La canasta normada y el consumo social requieren alrededor de 600 000 toneladas al año, cifra que tuvo sus «mejores» números en 2018, cuando la producción nacional fue de 304 000 toneladas.
El llamado programa arrocero —con asesoría china y vietnamita— se había propuesto completar 650 000 toneladas en 2030. Pero esa meta dependía de un flujo sostenido de recursos que desde «la coyuntura» —en septiembre de 2019— resultó cada vez más difícil de alcanzar.
La Tarea Ordenamiento dio el tiro de gracia al proyecto, al trastocar el sistema de precios del cultivo y su procesamiento industrial, y poner a los arroceros ante la circunstancia de perder dinero por cada tonelada del grano que cosecharan.
La consecuencia inevitable fue la disminución de las siembras y la producción, que en 2021 tocó fondo con apenas 138 000 toneladas. En 2022 se pretendía parar el decrecimiento e iniciar una paulatina recuperación con una cosecha que aportaría 180 000 toneladas de «arroz consumo». El calendario acabó siendo «un socavón», según la descripción que en enero de 2023 dio al periódico Granma Oslando Linares Morell, el director de la División Tecnológica del Arroz, adscrita al Ministerio de la Agricultura.
«La baja disponibilidad de combustibles para la maquinaria en tierra y la aviación agrícola, la falta del fertilizante urea y de otros insumos determinantes en la eficiencia del ramo» son las principales limitaciones mencionadas por el funcionario. A estas se suma la carencia de las piezas de repuesto para las combinadas arroceras.
Linares Morell reveló que en 2023 la intención es superar las 200 000 toneladas del cereal, a pesar de la escasez persistente de recursos. «Los arroceros tenemos que acostumbrarnos a las nuevas condiciones de trabajo, a utilizar menos productos químicos», apuntó. La conocida fórmula del «más con menos», en suma.
Aceite
Los anuncios de venta o compra de freidoras de aire son comunes en los grupos de Revolico en la red social Facebook. Ante la escasez de aceite, muchas personas apuestan por estos equipos electrodomésticos que cuestan entre 70 y 150 USD en tiendas MLC y online.
A Dailys no le convence del todo el sabor que queda en los alimentos, pero entiende que es una «alternativa para comer frito sin aceite». Entre mayo y junio de 2023, el aceite alcanzó el precio de 1 500 CUP por litro. Hoy, y en buena medida gracias a las importaciones de varias mipymes, el litro aparece, como mínimo, en 500 CUP. El precio de 25 CUP en 2019 es un mero recuerdo.
El aceite es uno de los alimentos que más ha subido el costo a nivel mundial en los últimos tiempos. En Cuba es posible encontrar el litro hoy a precios entre los 500 y los 700 CUP en dependencia de la localidad. Pero solo aparece en los mercados privados, en plataformas digitales o en la venta informal. La cuota de la bodega de 250 mililitros por persona —vital para muchas familias—, como otros alimentos, también tiene atrasos.
En varias provincias desde finales de junio no se distribuye por la cuota normada. Las primeras noticias de su «regreso» comenzaron a circular en los últimos días de septiembre.
Una nota del periódico Adelante de Camagüey informó que la Empresa Comercializadora de Aceites y Grasas Comestibles en la provincia dispone de las cantidades necesarias para cubrir el faltante del mes en curso, aunque no especificó qué pasará con el de los meses anteriores.
«Esta institución camagüeyana tiene igualmente la responsabilidad de atender los consumos sociales y enviar en ferro-cisternas las cuotas previstas para las provincias desde Cienfuegos hasta Las Tunas», señaló la nota.
La noticia la ratificó el periódico tunero 26, que informó en sus redes sociales que el aceite correspondiente a septiembre comenzaría próximamente a «colocarse en las bodegas tuneras».
También a finales de septiembre se supo que en Matanzas, Santiago de Cuba y La Habana se distribuía el aceite que corresponde al mes en curso y debió estar disponible desde finales de agosto.
Sin embargo, con relación a la distribución del producto en la capital, varios usuarios comentaron en redes sociales que solo se estaba entregando a los núcleos con número impar de miembros. Supuestamente, explicó un usuario, la justificación es que no vinieron pomos de 2 libras.
El habanero Manuel Viera dijo que le habían dado medio litro para tres personas: «¡Y porque tenemos un niño! Y quién sabe hasta cuándo. Cuando parece que no se puede ser más mezquinos… boooom… ¡se superan!».
La disminución de las importaciones también es la causa principal de la escasez de «aceite nacional». Cuba envasa en La Habana y en Camagüey el aceite refinado a granel que compra en el extranjero; e importa soya en grano para procesarla en la única empresa de su tipo en Santiago de Cuba.
Tras la pandemia, países como Rusia, Namibia y Bolivia han donado aceite a Cuba, el cual se reparte en módulos que son vendidos a la población. En 2021 los usuarios en redes sociales denunciaron que un aceite procedente del Programa Mundial de Alimentos (y que debía entregarse de forma gratuita) estaba siendo distribuido como parte de los «mandados». Ante las quejas, el Ministerio de Comercio Interior (Mincin) tuvo que salir a explicar que la violación se debía a una rotura en la industria y que luego repondrían el producto utilizado.
Tampoco es que el aceite regalado por otros países sea suficiente. Ni siquiera es un alimento permanente que forma parte de los módulos que cada cierto tiempo venden en el país.
Arroz indio, guyanés o uruguayo, huevo dominicano y aceite español, todos los ingredientes de un «arroz a la cubana» se venden en Cuba, pero no se producen en la isla. Cuando aparecen los ingredientes, la receta cuesta carísima… ni que fuera un plato gourmet.
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