Son dos. Una madre, de 40. Su hijo, de 14. La muchacha es Meiling Álvarez; el niño es Samei Reyes. Se les vio por última vez en Tonalá, Chiapas, en México, con un grupo de migrantes el 21 de diciembre de 2024.
De ellos se sabe poco, casi nada. La madre de Meiling, Margarita, tiene el número de teléfono y escribe al WhatsApp. Nadie responde. Los mensajes no llegan. Escribir al contacto de Meiling es como escribir en el aire.
En una de las últimas imágenes que Meiling Álvarez envió a su mamá se le ve con un pañuelo rosa en la cabeza, un abrigo gris claro, un piercing en la nariz, una licra negra y una riñonera. Samei lleva una gorra de los Yankees, un abrigo oscuro con las mangas grises y un pantalón también oscuro.
Iban con otras personas que tampoco se sabe dónde están: Dairanis Tan Ramos y Elianis, Jorge y Lorena —de quienes no conocemos el apellido—. Es posible que Lorena sea Lorena Rosalva Guevara, quien desapareció unos días más tarde, el 27 de diciembre, también en Chiapas. Pero la travesía es así, incertidumbre, dudas, no saber si la pista que buscas es real o es un espejismo.
Margarita, en Cuba, lo sabe. Paradójicamente, es una de las pocas cosas que sabe con certeza sobre su hija y nieto. Los otros detalles que conoce los reveló a la prensa. Conoce que en Chiapas se quedaron en una casa ubicada en la Sexta Avenida Norte, cerca de Parque Hidalgo. Conoce que ahí estuvieron hasta el 21 de diciembre, porque a las 8:41 de la mañana de ese día abordarían una lancha con destino a Juchitán, Oaxaca. Conoce que el coyote que los iba a llevar se apodaba Chapín. Conoce que cobraba 2 000 USD.
La hermana de Meiling, que vive en Estados Unidos, llamó a Chapín. Le preguntó por su hermana y por su sobrino. El coyote cambió su versión varias veces: primero dijo que los tenía la Fiscalía, luego que la Guardia Nacional, luego que Migración y, por último, que fueron secuestrados. Le dijo que ya no eran su responsabilidad. Que no lo llamaran más, que le querían hacer daño y espantar a los clientes.
¿Es posible que una de las respuestas de Chapín sea cierta? Sí. También es posible que ninguna lo sea. Margarita quiere saber el destino de su hija y de su nieto. Quiere saber cualquier cosa por mínima que sea, un dato que le diga dónde están.
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Alexander y Raúl Valdés son hermanos. Nacieron con ocho años de diferencia en Pinar del Río. En diciembre de 2024 salieron por mar hacia México desde La Coloma.
La travesía por mar suele ser más corta, pero dura, quizá más dura que por tierra. Los balseros cuentan que en el horizonte solo ven olas detrás de olas, un mar infinito. Vas con gente cuyo nombre no recuerdas. Son gente que escapa de lo mismo que tú.
En las únicas fotos que tenemos, se ve que Alexander Valdés tenía el pelo corto, barba incipiente y un pulóver negro. Su hermano Raúl tenía hecho un degradado y llevaba una camiseta de rayas. Se embarcaron el día de Nochebuena de 2024, cuando ya estaba oscuro. Presumiblemente, estuvieron cuatro días parados en un Cayo. Se les vio por última vez el 5 de enero de 2025, frente a las costas de Cancún.
Ese día, el bote en el que viajaban colisionó con otra embarcación. Se rompió en pedazos. Alexander y Raúl quedaron a la deriva y se separaron del grupo principal. Quienes llegaron a tierra firme le contaron a la familia que uno de ellos llevaba un chaleco salvavidas o un flotador, mientras que el otro no. No hay manera de saber los detalles exactos. El relato de la desaparición se construyó con retazos gracias a quienes llegaron.
Las siete personas que lograron salvarse fueron rescatadas por otra embarcación, que posteriormente los entregó a las autoridades migratorias o a alguna entidad mexicana. Durante el rescate, los sobrevivientes vieron en la distancia a uno de los hermanos flotando con un salvavidas, mientras una embarcación de velas se acercaba e intentaba rescatarlo.
El primo de ambos, Eduardo, dijo en redes sociales que los ha buscado con autoridades de México y de Estados Unidos. El área de búsqueda se concentra en la Península de Yucatán, en los cayos de los alrededores, pero es solo una referencia. Sus primos pueden estar en cualquier parte.
Eduardo dejó un teléfono de contacto: +52 735 218 3195. Allí espera una pista, una indicación que muestre por dónde seguir.
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Las historias de Meiling y su hijo y la de los hermanos Valdés son una excepción de la regla, aunque parezca raro. La mayoría de las veces ni los familiares ni la prensa ni las organizaciones tienen siquiera la información mínima para divulgar un cartel pidiendo pistas sobre un desaparecido. Muchas veces ni siquiera se sabe que un desaparecido lo es o los datos que se tienen son tan pocos que casi no sirven.
Ese es el caso de Roberto. Roberto a secas. Sabemos que Roberto salió el primero de enero de 2025, de Baracoa, en un bote que tenía dibujado de un lado un tiburón y de otro un pez aguja. Iba acompañado de Israel García Bárzaga y Alberto Soris Martínez, de los cuales al menos tenemos los apellidos; además de una foto de García Bárzaga. No se conoce nada más.
«Migrar: una decisión de vida y muerte» es un especial de elTOQUE que compila las identidades de personas que han fallecido y desaparecido desde 2014 en las travesías migratorias de Cuba a Estados Unidos. Es un espacio de memoria y tributo; también, de acompañamiento a los familiares que continúan su búsqueda. Más de 300 personas han perdido la vida y más de 800 se encuentran en paradero desconocido.
Aunque la migración por la frontera suroeste de EE. UU. se ha ralentizado luego de las últimas medidas de la Administración Trump, los migrantes cubanos siguen saliendo de la isla, siguen cruzando fronteras. Es un goteo constante que erosiona cada día más el futuro de una isla que parece exiliada de sí misma.
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Tania
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