El 28 de febrero de 2023 el embajador cubano en Francia Otto Vaillant se dirigió a estudiantes y profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad de París I Panthéon-Sorbonne.
La sala, prevista para 250 personas, solo contó con una veintena de participantes incluidos cinco diplomáticos cubanos y dos miembros de los cuerpos de seguridad.
También estaban presentes dos miembros de la Asociación Francia por la Democracia en Cuba (AFDC), que a su vez forma parte de la coalición DFrente. Se notaba claramente el descontento del embajador y su séquito al ver la poca asistencia al evento.
Vaillant encarnaba el rol de un agente comercial que vende servicios sanitarios cubanos. Aunque el objetivo del encuentro era la actualidad en la isla, no hizo alusión al estado crítico de las instalaciones de salud pública, sino a la calidad de las vacunas producidas allí contra la COVID-19, todavía no reconocidas por la OMS.
La «solidaridad» de los colaboradores cubanos fue uno de sus tópicos, aunque omitió que el Gobierno cobra por los servicios en 59 países, y se embolsilla entre el 75 y el 95 % del pago por cada uno de esos profesionales. Por supuesto que no mencionó cómo se menoscaban así las libertades fundamentales de dichos galenos y otros especialistas.
El diplomático mintió al decir que «el país dedica la mayor parte del dinero del que dispone para salvar a su población», afirmación fácilmente desmontable con los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI). Desde 2019, el Gobierno cubano ha consagrado cada año entre el 36 y el 47 % de las inversiones a los hoteles y su construcción, incluso en plena pandemia, cuando cayó drásticamente la industria turística. En cambio, la salud, la asistencia social y la educación solo obtuvieron entre el 1.5 y 2.9 % de la inversión en el mismo período (2019-2022).
«En Cuba no producimos autos, no producimos vajilla, no producimos computadoras, no producimos armas y es cierto que es la producción de vacunas y medicamentos a partir de la biotecnología nuestra principal fuente de ingresos», dijo el embajador. Pero valdría la pena preguntar por qué, si el país no produce nada o casi nada, existen tantas trabas al emprendimiento de aquellos que quieren producir autos, vajilla o computadoras nacionales.
También es bueno recordar que una de las principales fuentes de ingresos no es exactamente la venta de vacunas y fármacos, sino más bien la venta de servicios médicos en forma de «brigadas».
El embajador cubano fue impreciso al informar a los profesores y estudiantes franceses. Mencionó como un cambio trascendental la creación de mipymes y más de siete mil nuevas empresas. Sin embargo, apenas sobrepasan las 6 505 desde septiembre de 2021 y el 52 % son reconversiones de negocios preexistentes.
Al referirse a la situación de los derechos humanos en Cuba, dijo, durante su intervención, que «el primer derecho era el derecho de vivir» y resaltó que «el primero de mayo de 2021 la gente salió a la calle, ante todo, para agradecerle al Gobierno por haberle salvado la vida» durante la pandemia. (No obstante, según cifras oficiales al menos 8 091 cubanos murieron por COVID-19 en 2021 y otros 25 620 por influenza y neumonía). El diplomático también olvidó mencionar que, apenas dos meses más tarde, ocurrieron protestas masivas, para manifestar el descontento de una parte del pueblo con la gestión gubernamental.
Uno de los miembros de la AFDC preguntó justamente sobre la situación de los manifestantes del 11 y 12 de julio de 2021. La respuesta del embajador cubano fue que quienes seguían presos eran delincuentes que habían actuado con gran violencia «volteando carros, rompiendo vidrieras y agrediendo a los policías».
Al solicitar su opinión sobre si el diplomático consideraba justa una condena de 20 años por voltear un carro y la muerte del manifestante Diubis Laurencio Tejeda, el embajador respondió que no podía comentar una decisión de la justicia porque en Cuba la justicia era independiente. Su argumentación es inverosímil, pues el mismo Díaz-Canel aseguró públicamente que en Cuba no existe separación de poderes.
Cuba en el acontecer internacional
Otto Vaillant también emitió criterios sobre el ámbito internacional. Refirió que la principal consecuencia de la guerra en Ucrania es el alza de los precios. Usó como ejemplos el costo del litro de aceite y de los vuelos de avión; como si la vida de los ucranianos que mueren cada día se equiparara al valor del aceite y a los turistas que no llegan a los hoteles que siguen construyendo en Cuba.
Luego afirmó que no estaba de acuerdo con cualquier intervención militar, «porque si decimos que estamos de acuerdo con una intervención militar eso querría decir que mañana estaríamos de acuerdo con una intervención contra nosotros. Es la posición oficial de mi Gobierno que estima que el conflicto debe resolverse de manera pacífica». Por ello no es comprensible que, si tanto abogan por la resolución pacífica, Cuba no condene a Rusia que unilateralmente invadió a otro territorio. ¿Acaso Ucrania tiene menos derecho a la soberanía nacional y a su libre determinación que Cuba?
El diplomático cubano aseguró también que el conflicto se desató porque la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) avanzaba sobre Ucrania, que tiene frontera con Rusia. Parece entonces legítimo, según su punto de vista, que los Estados Unidos impongan el régimen que mejor les parezca en Cuba, que está a sus puertas también. La diplomacia es flexible, pero exige un mínimo de coherencia.
Por otra parte, citó los Acuerdos de Helsinki de 1975 diciendo que la «OTAN no debía avanzar hacia Rusia, y Rusia no debía avanzar hacia los demás». Lo cierto es que los Acuerdos de Helsinki consagran el respeto de las fronteras de los Estados y la no injerencia en los asuntos internos de los países, disposiciones que la Federación de Rusia ha violado de manera sistemática en los últimos 20 años. En ningún momento el acuerdo menciona a la OTAN.
Ante la posición del Gobierno cubano, que califica de «operación militar especial» el conflicto, el embajador evitó hacer alusión a la violación del derecho internacional por parte de Rusia. Prefirió centrar sus declaraciones en el alza del costo del petróleo.
Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos fueron reseñadas por el representante cubano, quien aseguró que «ninguna Administración norteamericana que esté en el poder aceptará nunca que la isla sea un país independiente y libre». En sus palabras se notó el «amiguismo ideológico» del Gobierno de la isla y sus diplomáticos, que hace imposible establecer relaciones de calidad con otras naciones.
Por otra parte, son los países «aliados» quienes siguen legitimando un régimen que cada vez cuenta con más rechazo, y que necesita resolver los problemas que tiene hoy.
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Jose
Manuel Figueredo
José Darío sanchez
Saul Trujillo
Rebepanta
El sistema no funciona un solo partido amarra el pensamiento humano.
Rafa