Foto: elTQOUE
Más de 900 horas de «afectaciones» del servicio eléctrico en el verano de 2024
3 / septiembre / 2024
El verano es una época crítica para la generación de electricidad en Cuba. En julio y agosto de 2024, la demanda de luz eléctrica en el país estuvo por encima de lo que el Gobierno generó.
La Unión Nacional Eléctrica (UNE) reportó 510 MW (megavatios) de déficit de electricidad promedio, aunque hubo días en los que llegó a ser casi la tercera parte de la demanda. Lo anterior provocó reiterados apagones. No es posible saber cuántas horas sin corriente padecieron los cubanos durante la época veraniega porque es un dato que la oficialidad no publica.
El reporte diario de la UNE informa sobre las «afectaciones» que sufre el sistema eléctrico nacional. El sistema se «afecta» cuando produce menos de lo que necesita (demanda) y, por lo tanto, apaga zonas del país para lograr equilibrio. En otras palabras, mientras que el sistema tenga «afectaciones» —eufemismo técnico—, habrá apagones. El Gobierno puede estimar los valores de las afectaciones, lo cual le permite planificar y distribuir los cortes de luz. Las autoridades de cada provincia toman la decisión sobre qué zona apagar.
La cantidad y duración de los apagones dependerá de los MW de déficit que haya en cada momento. Aunque los valores se miden en tiempo real, los partes oficiales ofrecen una proyección estimada general de cada día, el valor de la «afectación» más alta del día anterior y la cantidad de tiempo que el sistema tuvo «afectaciones».
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La Unión Nacional Eléctrica reportó más de 900 horas de «afectaciones» en el sistema eléctrico durante julio y agosto. Lo anterior significa que durante una cuarta parte del verano, una o varias zonas del país estuvieron sin electricidad. En particular, en los 21 días que se reflejan en la gráfica (varios de ellos consecutivos), la Unión Eléctrica no pudo evitar apagones durante las 24 horas del día.
Consumir menos, porque no se puede producir más
Las expectativas del Gobierno en mayo de 2024 eran disminuir el consumo porque no era una opción producir más electricidad. Así lo anunciaron durante la sexta emisión del programa Desde la presidencia —participaron Miguel Díaz-Canel, presidente cubano; Alfredo López Valdés, director de la UNE; y Lázaro Guerra Hernández, director de operaciones de la UNE—.
Con el aumento de las temperaturas y las vacaciones escolares, la demanda de electricidad promedió 3 064 MW, según el estimado diario de la UNE. O sea, ese era el valor medio que se necesitaba producir para evitar los apagones y no se logró. Lo máximo que planificó producir la UNE, el 7 de julio, fue 2 830 MW. Cuando el déficit diario excede los 600 MW la situación se agrava y si está por encima de 1 000 son extensos y generalizados los apagones.
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Las peores situaciones se dieron entre el 18 y 20 de julio y el 20, 21, 22, 23 y 30 de agosto, con afectaciones de más de 1 000 MW durante casi la totalidad del día, una cifra superior a los pronósticos de déficit de generación de la UNE para esos días y significó que, aproximadamente, la tercera parte del país se quedó sin electricidad.
Guerra Hernández dijo en mayo de 2024: «hay una producción de electricidad limitada en todas las tecnologías que hacen que no podamos cubrir la demanda del sistema». Por lo que, más allá de los discursos de consuelo y la intención de distribuir los apagones de forma equitativa, se anunciaba un verano — con suerte— a media luz.
López Valdés dejó claro que los apagones continuarían «debido a las condiciones actuales del sistema». El funcionario solo aseguró: «cuando lleguemos a julio no tendremos, de manera planificada, mantenimientos, aunque vamos a tener las averías que normalmente ocurren en el sistema».
«En julio y agosto estarán trabajando todas las estaciones, excepto que salgan por una avería», reafirmó Díaz-Canel.
Como es usual, las averías provocan gran inestabilidad en el sistema. El estado técnico de las CTE es una de las causas fundamentales de los apagones, pues la generación térmica es la base de la electricidad que se produce en Cuba. De las 16 unidades con que cuenta la generación térmica de electricidad, distribuidas en siete centrales, la mayoría tiene un alto grado de obsolescencia tecnológica. Además, como reconoció Alfredo López, excepto la unidad 6 de Mariel, el resto no recibe mantenimiento capital desde 2018.
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Según los reportes de la UNE, las averías han sido la principal causa por la que las centrales termoeléctricas (CTE) cubanas han dejado de ofrecer electricidad al sistema. Con cuatro excepciones, el bloque cinco de Renté (que el 16 de agosto estuvo fuera por falta de combustible) y los mantenimientos de tres días de la unidad 3 de Renté, dos días de la unidad 6 de Nuevitas y el mantenimiento de la unidad 1 de Santa Cruz (que estuvo fuera de servicio 27 días).
Excepto las unidades 6 de Mariel y 3 de Cienfuegos, el resto tuvo averías durante el verano, algunas prolongadas. Por ejemplo, la unidad 1 de Santa Cruz solo ha funcionado cinco días y la unidad 1 de Felton estaba detenida desde meses previos. La salida de la termométrica Antonio Guiteras a finales de agosto supuso una estocada final para agravar los apagones. Como se observa en la gráfica, cada día de julio y agosto estuvieron fuera de servicio tres o más unidades.
Por otra parte, la disponibilidad de combustible no deja de ser parte del problema. Aunque durante el verano no se reportó crisis grave con el suministro, el sistema eléctrico necesita altos volúmenes —en particular para la generación distribuida (grupos electrógenos) y para la generación móvil (las patanas)—. Según el director de la UNE, son necesarias como mínimo 1 650 toneladas diarias de combustible. A ello se suma la complejidad logística que supone en muchos casos la transportación.
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Entre julio y agosto de 2024, como promedio, 280 MW diarios se dejaron de producir debido a la falta de combustible, asociado con una media diaria de 45 grupos electrógenos no disponibles. Los datos que ofrece la UNE sobre el déficit de generación térmica y por falta de combustible no coinciden con el déficit total que anuncian para cada día. Por tanto, son solo un indicador de referencia que nos da la idea de en esa fuente de electricidad de cuanta disponibilidad menos disponen.
Las promesas de solución: para 2025
En Cuba se produce electricidad a partir de varias fuentes. A saber: las centrales termoeléctricas; Energas (a partir del gas acompañante del petróleo); las seis patanas contratadas a la empresa turca Karpowership, los grupos electrógenos; y las fuentes renovables de energía (FRE). La producción más barata es la de Energas, que puede llegar a aportar al sistema 300 MW. El resto, con excepción de las FRE, son costosas y altamente dependientes de combustible.
La apuesta del Gobierno de producir electricidad a partir del uso de fuentes renovables de energía (FRE) no dará resultados hasta 2025, según sus planes. En la actualidad, por el concepto solo se produce el 4 % de energía que no se incluye en los partes diarios de la UNE.
En la sesión del Parlamento cubano realizada en julio de 2024, Vicente de la O Levy, ministro de Energía, dijo: «para inicios del próximo año debemos tener los primeros 1 000 MW de generación con fuentes renovables (...), están en ejecución nueve parques fotovoltaicos (22 MW), para los que deben llegar suministros a finales de este año. Igualmente, se trabaja en el parque eólico Herradura 1 y en lograr una generación de 120 MW, gracias a un donativo chino en 22 parques. La primera etapa concibe la instalación de 35 MW en siete parques, cuyos recursos arribarán al país antes de que finalice 2024».
Los partes diarios de la UNE no especifican cuál es el aporte de cada una de las fuentes de energía a la generación actual de electricidad ni han hecho referencia del funcionamiento de las patanas o a las FRE.
Los problemas de generación de electricidad durante el verano de 2024 ocurrieron aun cuando las principales termoeléctricas del país estuvieron activas, se evitaron los mantenimientos —aunque hubo averías— y el déficit de generación por combustible se mantuvo relativamente controlado. Por lo tanto, no hay elementos que indiquen un cambio favorable en la generación eléctrica a corto plazo que posibilite cubrir la demanda del país.
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