¿Por qué sube el dólar en Cuba? Claves para entender la nueva ola de demanda de divisas

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El peso cubano se hunde a un ritmo que parece imparable. Según el más reciente informe del Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi), correspondiente a octubre de 2025, la demanda de divisas continúa disparándose, lo cual impulsa la depreciación acelerada del peso en el mercado informal y la pérdida de confianza generalizada en la moneda nacional.
«La crisis no tiene para cuándo tocar fondo y no se perciben posibles salidas en el corto o mediano plazo», asegura el economista e investigador principal del OMFi, Pável Vidal en el informe.
La recesión prolongada, acompañada de una inflación persistente y devaluaciones continuas genera un entorno en el que los agentes económicos (mipymes, importadores informales, traders o consumidores) buscan refugio en monedas fuertes, ya sea para proteger su poder adquisitivo o para realizar operaciones comerciales.
Esa combinación de factores provoca un aumento notable de la demanda de dólares, euros y otras divisas, tanto por motivos transaccionales como especulativos.
Dolarización y caída de la MLC
Uno de los principales motores de la creciente demanda de divisas en Cuba es el aumento de la dolarización del consumo interno.
El informe del OMFi subraya que los hogares cubanos se ven obligados a recurrir al dólar o a la Moneda Libremente Convertible (MLC) para acceder a bienes básicos y servicios que ya no se encuentran disponibles en pesos cubanos.
Sin embargo, la MLC —instrumento diseñado por el Gobierno para canalizar las transacciones en divisas dentro del país— atraviesa una crisis profunda.
La diferencia entre su paridad oficial (1 MLC = 1 USD) y su valor real en el mercado informal (más de 2 MLC por dólar) evidencia la pérdida de confianza en ese sistema.
Parte del colapso de la MLC está asociado a la reducción significativa de los mercados accesibles con esa moneda, el abastecimiento irregular de las tiendas y la pérdida del respaldo real en divisas, lo que limita su uso y obliga a los consumidores a buscar otras divisas para sobrevivir ante la depreciación constante del peso cubano.
Este proceso no solo presiona el mercado informal, sino que profundiza la desigualdad entre quienes reciben ingresos en moneda extranjera y quienes dependen del peso cubano.
Producción nacional en retroceso y fuga de capitales
La crisis energética, junto con la falta de insumos y financiamiento, ha reducido de manera significativa la capacidad productiva del país.
Este fenómeno se traduce en una mayor dependencia de las importaciones y, por tanto, en una necesidad creciente de divisas por parte de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) privadas, que se han convertido en el principal motor del sector no estatal.
El informe señala que las mipymes deben destinar cada vez más recursos a adquirir insumos en el exterior ante la imposibilidad de encontrarlos en el mercado interno. Ese patrón refuerza la competencia entre consumidores, negocios y otros actores económicos por un volumen de divisas cada vez más escaso, elevando la cotización del dólar y del euro en el mercado informal.
OMFi también identifica la fuga de capitales y la preferencia por el ahorro en monedas fuertes como factores determinantes del aumento de la demanda de divisas.
La falta de credibilidad en la capacidad del Gobierno para implementar políticas efectivas de estabilización ha incentivado un comportamiento defensivo por parte de la población y del sector privado. Muchos agentes prefieren convertir sus ingresos en divisas o criptomonedas para protegerse de la depreciación del peso e, incluso, buscan transferir esos fondos al exterior.
La dolarización financiera «de facto» no solo refleja la pérdida de confianza en el sistema monetario nacional, sino que también profundiza la escasez interna de divisas y acentúa el desequilibrio del mercado cambiario.
Exceso de pesos en circulación y turismo en caída libre
Según el análisis del OMFi, el exceso de pesos cubanos en circulación, en un contexto de caída de la producción y alta inflación, ha impulsado una masa monetaria que busca desesperadamente convertirse en activos más estables.
En otras palabras, los pesos emitidos sin respaldo real terminan presionando aún más la demanda de dólares. A ello se suma el fracaso del proceso de bancarización, que mantiene una alta circulación de efectivo.
La velocidad con que se mueven los pesos refuerza la dinámica especulativa del mercado informal: el dinero que pierde valor con rapidez se convierte en divisa tan pronto como es posible.
Desde el lado de la oferta, el informe destaca un «factor nuevo y decisivo»: la caída de los ingresos por turismo. Este retroceso ha reducido el flujo de divisas frescas que ingresan al país, agravando el desequilibrio estructural entre oferta y demanda.
La combinación de menor entrada de dólares y mayor demanda interna conduce inevitablemente a una aceleración de la depreciación del peso.
Pronóstico de la tasa de cambio en un mercado cada vez más volátil
OMFi advierte que el mercado cambiario cubano ya no responde únicamente a factores fundamentales como la inflación o el crecimiento económico, sino también a expectativas y dinámicas especulativas.
La desconfianza en el rumbo económico y los intentos de manipular las cotizaciones —a través de ofertas irregulares detectadas en septiembre— demuestran el grado de vulnerabilidad del sistema cambiario en su conjunto, que incluye tanto el mercado oficial como el informal y las políticas económicas relacionadas. Un sistema macroeconómico que regula la circulación de divisas, las tasas de cambio y las operaciones de compra y venta de moneda extranjera dentro del país.
En este entorno, lo más probable es que el dólar alcance los 473 CUP, aunque no se descarta que en un escenario extremo cruce la barrera de los 500 CUP. El euro podría llegar hasta 551 CUP, mientras que la MLC seguiría rondando los 215 CUP, según las proyecciones del observatorio.
El aumento de la demanda de divisas en Cuba en 2025 es el resultado directo de un sistema económico en crisis, en el que confluyen la dolarización del consumo, la contracción productiva, la emisión excesiva de pesos, la pérdida de confianza y la reducción de la oferta de divisas por turismo e inversión.
Cada punto que sube el dólar expresa no solo la depreciación del peso, sino el empobrecimiento continuo de los hogares cubanos y la creciente brecha entre la economía oficial y la economía real.
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