«Estamos trabajando para que en el mes de julio haya menos apagón», aseguró recientemente Alfredo López, director general de la Unión Eléctrica de Cuba. En el mismo episodio del videopódcast Desde la presidencia, el mandatario Miguel Díaz-Canel prometió un alivio gracias a la incorporación de «más de 500 MW instalados en parques fotovoltaicos». Según López, estas medidas, junto a otras incorporaciones, permitirían que «la cosa esté mucho mejor».
Sin embargo, a pocos días de iniciar julio, Cuba sigue sumida en una profunda crisis energética que mantiene cortes eléctricos de más de 20 horas. Incluso, para el sábado 28 de junio, fuentes oficiales previeron un récord de afectación superior a los 1 900 MW durante el horario de mayor demanda.
Los datos son alarmantes. Esta semana quedaron fuera de servicio más de 90 centrales de generación distribuida por falta de combustible, mientras las autoridades insisten en que las estrategias gubernamentales para evitar los cortes son «efectivas». Pero la realidad muestra un país atrapado en una crisis energética que condiciona la vida cotidiana de millones de cubanos.
La situación es especialmente grave en provincias como Sancti Spíritus, donde los funcionarios locales admiten que no existe margen ni siquiera para planificar los cortes. Odeivys Valdés Alba, director técnico de la Empresa Eléctrica en ese territorio, dijo al periódico estatal Escambray que no pueden cumplir con horarios puntuales para los apagones. «Hoy no tenemos la certeza de qué balance de energía podemos servir… el sistema tiene un estado crítico y no puedes decir que vas a servir establemente cuatro horas a un circuito».
Reinaldo Montero Méndez, jefe del Despacho de carga, admitió que cerca de 200 grupos electrógenos, instalados en centros vitales, presentan un alto grado de deterioro y no pueden funcionar de manera continua. Precisó también que la provincia no podrá aprovechar de manera directa la energía de sus parques solares, pues forma parte de un sistema controlado a nivel nacional. «Todos son para el sistema y el país decide a quién dársela».
Pese a la magnitud de la crisis, el turismo parece mantenerse al margen de las dificultades. Al menos, eso es lo que afirmó Juan Carlos García Granda, ministro cubano de Turismo. En una entrevista publicada por El País, aseguró que los apagones no afectan al sector hotelero gracias a los generadores eléctricos adquiridos. Según datos oficiales, el Gobierno destinó en 2024 casi el 12 % de sus inversiones a hostelería y restaurantes. En contraste, otros sectores clave siguen mostrando niveles bajos de inversión.
En medio de la crisis energética, la gran pregunta es de dónde saldrá el combustible que el país necesita para seguir funcionando. En condiciones normales, la isla utiliza alrededor de 8 millones de toneladas al año, de las cuales importa unas cinco. México, Venezuela y Rusia se mantienen como sus principales proveedores, pero cada uno enfrenta obstáculos para sostener los envíos. Todo indica que México, a través de Pemex, sigue enviando suministros a Cuba, aunque lidia con su propia crisis financiera. En cambio, la ayuda venezolana ha caído a mínimos históricos, y aunque Rusia realiza envíos esporádicos, estos no han sido suficientes para estabilizar la situación.
La vida diaria de los cubanos está marcada por la oscuridad. Muchos tienen que cocinar con carbón, leña o cualquier recurso disponible, ante la escasez de gas licuado y de electricidad. Por ejemplo, en el municipio espirituano Fomento, un proyecto denominado «El Progreso» fabrica briquetas a partir de desechos de carbón, agua y almidón de yuca. El biocombustible se distribuye en viviendas y centros educativos —aunque su producción inicial estuvo plagada de fallos— según dijo Emilio Ramón Sosa, responsable del taller.
En un contexto de creciente malestar, los gobernantes cubanos requieren de apoyos externos. Es por eso que la crisis electroenergética cubana se inserta en un tablero geopolítico más amplio. Rusia, aislada de Occidente tras la guerra en Ucrania, busca fortalecer su presencia en América Latina con proyectos que involucran a Cuba. Entre ellos destaca la propuesta de abrir una ruta Moscú-La Habana-México, presentada como una «autopista aérea para negocios e inversiones».
El Kremlin también ha prometido colaborar en la modernización del sistema energético cubano. No obstante, experiencias previas, como el crédito ruso de 2015 para construir nuevas termoeléctricas, quedaron en suspenso. Para varios expertos consultados por el TOQUE, el principal obstáculo de Cuba es la crisis de su modelo, ya que el país no puede generar los recursos que le permitirían sostener una infraestructura eléctrica estable.
Según el doctor en Ciencias Económicas, Ricardo Torres, el drama energético cubano está marcado por dos grandes dificultades: «Cuba lo que necesita es tiempo y dinero y no tiene ninguno de los dos». Mientras tanto, los cubanos continúan enfrentándose a jornadas interminables de oscuridad; improvisando para cocinar y vivir a expensas de un sistema energético que amenaza con apagarse definitivamente.
Estos fueron algunos de los temas abordados en el nuevo episodio de Radiografía de Cuba, un videopódcast de elTOQUE en alianza con la Fundación Konrad Adenauer.
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