
Foto: Henry Pérez.
Rafa Martínez: el emprendedor cubano que triunfa en el sector del videojuego en España
13 / marzo / 2025
Rafael Martínez dejó su carrera Ciencias Biológicas en la Universidad de La Habana para convertirse en desarrollador de videojuegos independiente en 2017. La decisión de abandonar los estudios no fue resultado de una ensoñación como la que tuvo Mark Zuckerberg cuando dijo adiós definitivamente a Harvard y apostó todas sus fichas a Facebook. Ni entonces ni ahora Cuba guarda parecido alguno con Silicon Valley, el oasis de startups estadounidense donde el dueño de Meta y otros célebres de la industria empezaron a amasar sus imperios.
Se podría decir que Rafa ―como suelen llamarlo― eligió uno de los peores lugares del mundo para emprender en el sector. Por aquella época la gente en la isla recién descubría lo que era Internet. Para los cubanos, entender cómo funcionaba el ciberespacio comenzó con lo que podría catalogarse como excursiones barriales a los 500 parques wifi colocados por el Gobierno a lo largo de la isla.
Conseguir que una empresa nacida en el populacho habanero diera el salto internacional parecía un argumento de un improbable biopic hollywoodense. Pero Rafa tiene la estirpe de la gente que navega a contracorriente. A sus 7 años practicaba skating, deporte poco conocido en Cuba, y con un monopatín hecho por él mismo. A los veintitantos había fundado el primer estudio de videojuegos independiente cubano en monetizar con micropagos y había pisado Silicon Valley y varios países europeos como participante de programas para emprendedores.
Llegó a Madrid en agosto de 2022, a empezar de cero, como la mayoría del millón de cubanos que migraron desde la pandemia de COVID-19 hasta la fecha. Conwiro —la empresa fundada por él y su equipo— se inscribe como una promesa dentro del rubro. Por segundo año consecutivo consiguieron entrar en el programa de aceleración empresarial Madrid in Game, una apuesta del Gobierno autonómico que brinda apoyo a startups enfocadas en el mercado gamer y con la que esperan hacerle competencia a la región catalana.
En menos de dos años, Rafa consiguió que su empresa creciera hasta tener 20 miembros en su equipo, entre colaboradores y staff fijo, y una primera ronda de inversión de más de un millón de euros. Este último dato responde a un proceso clave en el mundo de las startups que implica atraer inversores dispuestos a financiar el crecimiento del proyecto a cambio de participación en la empresa. Actualmente está valorada en 3 millones de euros. Su más reciente triunfo fue un contrato con la Kings League, liga de fútbol 7 creada por el exfutbolista Gerard Piqué en 2022.
¿Recuerdas la primera vez que jugaste un videojuego?
Creo que fue con un Atari 1600 en casa de un amigo. Desde entonces, me enganché con los videojuegos, aunque siempre mantuve un equilibrio entre jugar con pantallas y realizar actividades físicas. Nunca me quedaba horas y horas frente a la consola.
Una anécdota curiosa de aquella época es que, como no tenía consola propia, iba a casas donde las rentaban. Un día hubo un apagón y me quedé esperando a que volviera la electricidad alrededor de seis horas sin avisar a mi familia. Mis padres estaban desesperados buscándome por todo el barrio. Cuando me encontraron, se alegraron tanto de verme bien que no me castigaron. En Navidad, me regalaron un Family Game. Creo que su razonamiento fue: «Mejor le compramos una consola para que no vuelva a escaparse». Tengo una foto de ese día cuando la abrí. Fue un momento increíble.

Los padres de Rafa le regalaron un Family Game cuando era pequeño debido a su pasión por los videojuegos. Foto: Cortesía del entrevistado.
En Cuba fundaste varios proyectos digitales como la aplicación móvil Mi Cama (de renta de habitaciones para cubanos). En 2019, tu equipo fue el primer estudio privado en monetizar con micropagos en la isla. ¿Soñabas con que una industria de los videojuegos podía ser posible en Cuba?
Era un desafío enorme porque en ese momento no existía ni siquiera conexión wifi, solo había Internet en los hoteles. Con la llegada de Mi Cama y el surgimiento de los puntos wifi en los parques, el reto se hizo aún mayor. Descargar y actualizar la información de la base de datos era un verdadero dolor de cabeza.
Cuando comenzamos a desarrollar videojuegos, la infraestructura de Internet había avanzado un poco más. Justo en el momento en que nos consolidamos como estudio, se habilitaron los datos móviles en Cuba. Siempre fui muy perseverante y mi socio fundador, Javier Domínguez, también. Decidimos crear un estudio de videojuegos y posicionarlo primero en Cuba y luego a nivel internacional.
El momento clave para el proyecto llegó a finales de 2016, cuando regresé de un programa de aceleración en la universidad de Stanford en Estados Unidos. Conseguí la oportunidad tras ganar una competencia de startups llamada 10x10k Cuba con el proyecto Mi Cama. El director de tecnología decidió quedarse en Estados Unidos y cuando volví a casa hablé con Javier sobre mi experiencia en Silicon Valley.
Un cubano en Silicon Valley… ¿una locura, no?
En Cuba, el pensamiento estaba muy limitado al ámbito local. Al llegar a Silicon Valley entendí que no tenía por qué pensar solo en el mercado cubano, sino en un mercado global. Estar en contacto con gigantes de la industria fue transformador. Incluso, tuvimos la oportunidad de hablar con un mentor de los fundadores de Google, un profesor mexicano que lamentablemente falleció. Hablar con él y ver otra realidad significó un cambio de paradigma total para nosotros.
****
Cuando Rafa decidió poner todas sus fichas en el videojuego, en Cuba no existía una industria gamer en términos convencionales y tampoco ahora ―según reconocen los artífices de varios estudios indies que comenzaron a florecer en los últimos diez o 15 años―. Detrás de estos proyectos estaban los sueños de muchachos jóvenes, algunos con formación en matemática o ciencias informáticas; y de otros, aprendices autodidactas, para quienes el mundillo era una especie de hobby.
Las trabas para comercializar videojuegos en la isla debido a restricciones internas y externas a nivel financiero, condenan el sector a ser una versión caribeña del mito de Sísifo. A lo anterior se suma un obstáculo adicional: la predilección del mercado cubano por videojuegos de factura foránea y la falta de mecanismos de los locales para intentar competir en ese escenario. Sin embargo, estudios como Matandile Games, Geek Zone, Nameless, Kaytam Projects, FataestudiosGame y The Solar Moose terminaron varios juegos y lograron distribuirlos.
Al menos hasta 2023 ningún otro estudio de videojuegos independiente había monetizado sus producciones en el país —salvo Conwiro, que lo hizo a través de micropagos con el videojuego La Pira—. Basado en el formato de corredor infinito, La Pira toma como pretexto «la historia de un guajiro de monte adentro que un día se cansa de vivir en el campo y decide recoger todas sus pertenencias. Las monta en un carro y se va (se pira) para la ciudad a buscar nuevas aventuras». Así lo describió Rafa en una nota de prensa de Negolution. Fue una especie de presagio de su propia historia.
****
¿Cómo surgió el primer videojuego?
Todo comenzó cuando un contacto que hicimos en Estados Unidos, que hoy también es socio de la compañía, nos preguntó si podíamos desarrollar un videojuego en un mes o dos para presentarlo en el evento TechCrunch Disrupt en Nueva York. No lo pensamos dos veces y nos pusimos manos a la obra. Así nació nuestro primer videojuego, llamado Rayo Guaracha.
Era un juego 2D muy sencillo. Javier, que en ese entonces estudiaba Ingeniería Informática, contactó a un compañero de la universidad para que nos ayudara. Así se unió Aniel Ramos, que hoy es otro de los socios. Trabajamos con un diseñador y logramos sacar adelante el juego. Rayo Guaracha fue nuestro primer gran aprendizaje, aunque al final decidimos que no tenía suficiente potencial para seguir adelante.

El estudio de Conwiro en La Habana fue el lugar donde se crearon los primeros videojuegos de la empresa. Foto: Cortesía del entrevistado.
En un evento de emprendedores migrantes en Madrid mencionaste que dejaste la universidad. ¿Por qué tomaste esa decisión?
Cuando estudiaba en la universidad tenía un negocio en marcha llamado Pistolaser, un escenario temático donde las personas juegan a dispararse con láser. En ese momento, vivía con mi madre y mi abuela. Básicamente, todo el sustento familiar dependía de mí. Estudiaba una carrera universitaria muy exigente. En Cuba, trabajar y estudiar al mismo tiempo es complicado, pero en mi caso era casi imposible. Estaba en Ciencias Biológicas, lo que significaba que tenía sesiones de laboratorio en la mañana y clases o seminarios en la tarde. Apenas me quedaba tiempo para trabajar y solo podía hacerlo los fines de semana.
Recuerdo un momento definitorio: estaba preparándome para un examen de Virología y pasé todo el fin de semana estudiando en lugar de trabajar. Al llegar al examen, mi mente estaba en otro lado, preocupado por el negocio, el dinero, el futuro… Durante esos 45 o 60 minutos, en lugar de concentrarme en las preguntas, me dediqué a pensar qué iba a hacer con mi vida. Tenía dos opciones: seguir el camino de la Biología o apostar por el emprendimiento. Y tomé la decisión. Me prometí que haría todo lo posible para que se convirtiera en la mejor decisión que hubiera tomado en mi vida. Años después, puedo decir que lo fue.
Tampoco quiero afirmar que dejar la universidad sea el camino correcto para todos. De hecho, intenté retomarla cuando ya tenía mi empresa ConWiro. Volví a inscribirme y, al inicio, todo iba bien. Pero en Cuba hay un requisito de asistencia para poder acceder a los exámenes y justo en ese período tuve que viajar a eventos en Polonia, Suecia y Estonia. Al regresar, me dijeron que no podía hacer los exámenes por las inasistencias.
Más adelante, pensé estudiar otra carrera. Pasé nuevamente las pruebas de ingreso para inscribirme en Contabilidad o Economía, opciones más alineadas con el rumbo empresarial que estaba siguiendo. Justo cuando debía hacer la matrícula, surgió un viaje a Estados Unidos y no pude completarla. Intenté enviar una carta para pedir una excepción. No la aceptaron. En ese momento, entendí que la vida me estaba diciendo que ese no era mi camino.
¿Cuáles fueron los principales obstáculos que enfrentaste en Cuba como pionero en la industria del videojuego?
En Cuba obtener fondos es prácticamente imposible, y más si se trata de desarrollar videojuegos. Para sobrevivir, tuvimos que buscar clientes en el extranjero, trabajar con recursos mínimos y mantener el equipo con lo justo. Otro gran desafío fue el marco legal y burocrático, que no favorece en absoluto el emprendimiento. Cuando empezamos a desarrollar videojuegos, la licencia que nos permitía operar legalmente ―Programador de Equipos de Cómputo― estaba bloqueada. Pasamos un año sin poder comercializar los productos porque no había una vía legal para hacerlo.
Anteriormente, nos cerraron el negocio Pistolaser porque ellos lo consideraban demasiado violento. Así que necesitábamos encontrar una nueva dirección para el estudio y evitar cualquier posible conflicto.
¿Quiénes eran «ellos»?
El Gobierno. La mentalidad empresarial en aquel momento en Cuba era prácticamente inexistente. Recuerdo que pasé ocho meses negociando un contrato. Siempre surgían trabas con temas de propiedad y términos legales. Todo eso retrasaba nuestros proyectos y hacía más difícil consolidar el negocio.
Otra gran limitante fue el costo de Internet y la inestabilidad legislativa del país. Cuando estábamos a punto de lanzar nuestro primer juego, inició el ordenamiento monetario que afectó nuestro modelo de negocio basado en micropagos. La estrategia que habíamos diseñado dejó de tener sentido de un día para otro. Una vez que en Cuba se abrió la posibilidad de crear pymes en 2021, nosotros habíamos tomado nuestra decisión. No íbamos a tropezar dos veces con la misma piedra. Desde entonces, nuestro enfoque ha sido claro: trabajar para el mercado global.
****
Los desarrolladores de videojuegos en Cuba lidian con la falta de reconocimiento legal de su profesión. En la actualidad, deben registrarse bajo categorías más generales (como programadores informáticos o creadores audiovisuales), lo que no refleja con precisión su trabajo o experticia. Además, la situación de los desarrolladores de videojuegos se enmarca en un entorno de múltiples trabas para los emprendedores en el país. La burocracia, la falta de financiamiento y las restricciones en la importación de equipos y tecnologías son algunos de los obstáculos que más impactan en las actividades económicas no estatales.
La ausencia de un marco legal específico para el rubro dificulta el acceso a infraestructura, capacitación y servicios de soporte técnico. Por otro lado, el monopolio estatal del comercio exterior, la imposibilidad para establecer asociaciones empresariales, la multiplicidad cambiaria y la inestabilidad económica han llevado a muchos pequeños y medianos empresarios a replantearse su futuro en Cuba.
No hay datos precisos sobre cuántos emprendedores han emigrado en los últimos años en medio del éxodo masivo. Tampoco se conoce cuántos de los que se fueron lograron refundar sus empresas en el exterior; pero irse se convierte en la única salida para muchos, como lo fue para Rafa.
****
¿Cómo fue el salto definitivo hacia Europa?
Identificamos una oportunidad en el auge de los videojuegos NFT y blockchain. Me pareció un modelo interesante si se hacía bien, aunque en muchos casos se implementaba de forma errónea. En ese proceso, Sky Mavis —creadora de Axie Infinity— abrió un programa de desarrollo para estudios de videojuegos. Aplicamos desde Cuba y nos aceptaron. Ese fue nuestro primer gran paso. Trabajamos con ellos durante un año y, cuando llegué a España, el proyecto seguía en marcha. Esa transición marcó el inicio de nuestra integración en el mercado internacional.

Rafa Martínez ha participado como conferencista y ponente en varios eventos de emprendimiento y startups en España y Europa. Foto: Cortesía del entrevistado.
¿Y el duelo migratorio?
No viví ese duelo que muchos mencionan cuando salí de Cuba. Me adapté rápido. No extrañaba casi nada, excepto a mi mamá. Sentí que dejaba un lugar donde no había oportunidades, donde el esfuerzo no se valoraba. El verdadero reto fue emprender sin documentos. Inicié la empresa solamente con mi pasaporte. Trabajaba 12 o 14 horas al día: primero en otra compañía en la que estaba empleado y, por las noches y madrugadas, en ConWiro. Así pasé ocho meses hasta que decidí renunciar y apostar todo a mi proyecto. Fue en octubre de 2023. Calculé que mis ahorros me durarían hasta febrero del año siguiente. Reduje mis gastos al mínimo, apenas hacía una comida al día.
Por entonces, ConWiro tenía un proyecto con Axie Infinity, pero decidí que debíamos cambiar el enfoque. Le propuse al equipo desarrollar un prototipo de un videojuego de fútbol. No fue fácil convencerlos. Arrancamos la ronda de inversión en febrero y, al final de ese mes, habíamos conseguido financiamiento y empezamos a negociar con Kings League. En una segunda ronda de inversión, la empresa consiguió aproximadamente medio millón de euros, lo cual fue un gran hito.
«Firmaste» con Piqué…
En realidad, no hemos firmado con Piqué directamente (risas). Como cualquier gran organización, ellos tienen una estructura empresarial bien definida. Todo comenzó cuando le mostramos un prototipo del juego a un potencial inversor a principios de enero de 2024. Le encantó y nos dijo que la propuesta encajaría a la perfección con la Kings League.
Nuestro plan original era diferente: primero levantar una ronda de inversión, desarrollar el juego con un nivel visual y técnico de alta calidad y luego presentarlo a la Kings League, influencers y futbolistas. Esta persona nos abrió una puerta inesperada: nos dijo que podía organizar una reunión con el director de marketing de la Kings League en dos o tres semanas.

Rafa Martínez junto a Gerard Piqué, propietario de Kings League. Foto: Cortesía del entrevistado.
En ese momento, nos preguntaron si podríamos tener una versión del juego adaptada a su marca. En apenas una semana, rediseñamos la interfaz, la identidad visual y creamos un nuevo personaje. Cuando se los presentamos, les pareció muy interesante y a partir de ahí comenzó el proceso de negociación.
Cerrar el acuerdo llevó un año de trabajo en paralelo con el desarrollo del proyecto y otra ronda de inversión. Fue un período caótico, pero también un paso crucial en nuestra expansión.
Después de todo tu camino como emprendedor, ¿cuál es el sueño de Rafa hoy?
Desde que llegué a España sentí una conexión especial con este país. Al final, parte de nuestras raíces están aquí. Por eso, veo España como mi hogar. En lo profesional, siempre he tenido claro que mi motivación no es el dinero. No me levanto cada día pensando en ganar más, sino en transformar, en crear, en convertir ideas intangibles en algo real. En el futuro me imagino con una casa tranquila, con un huerto, gallinas y cerca del mar para poder surfear.
comentarios
En este sitio moderamos los comentarios. Si quiere conocer más detalles, lea nuestra Política de Privacidad.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *
Alberto
Luis
Pablo
fatestudiosgame