Cualquiera que ose “copiar” alguno de sus saltos doy fe que más de un “revolcón” se lleva. La práctica de BMX requiere de gran agilidad, tenacidad y mucha práctica hasta conseguir esas “vueltas acrobáticas” que dejan con la boca abierta a todo aquel que las disfruta.
Con apenas unas rodilleras y una bicicleta BMX —conseguida con esfuerzo propio— jóvenes aficionados cubanos impulsan este deporte, sobre todo en la capital.
Confieso haberme quedado asombrada ante el ánimo y las incesantes ganas de hacer de estos muchachos, que no se rinden a las condiciones del tiempo ni a la precaria situación en que se encuentra su pista: un espacio que, dominado por los mosquitos, el hierbazal y la lejanía, quita los ánimos a cualquiera.
Con la ayuda económica de Red Bull y el proyecto Amigo Cuba, estos muchachos, encabezados por Alex Pilar, han logrado organizar certámenes donde pueden medir la calidad de su trabajo como atletas.
Proyectos para hacer un parque nuevo y el interés de organizar un grupo han sido algunos de los reclamos de los montadores al Instituto Cubano de Deporte y Recreación (INDER). Muy poca (o ninguna) atención han recibido.
La pista que usan, ubicada en el habanero “Parque de 26”, es un espacio muy deteriorado que ha podido salir a flote gracias a la reconstrucción y contribución de no pocos interesados en que este deporte se registre e institucionalice.
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