Cuando alguien se convierte en servidor público su vida pierde inmediatamente el carácter privado… y algo tan básico como el descanso vacacional también adquiere ese carácter.
Dirigir Cuba en su contexto actual no debe ser fácil. El estereotipo del “cuadro político” ya provoca rechazo en muchos sectores mientras los líderes naturales continúan escaseando o impedidos de asumir responsabilidades mayores. A esto se suma el hecho de que aunque se invisibiliza la gestión de nuestros representantes, estos están bajo la lupa de la sociedad las 24 horas y los 7 días de la semana.
Al triunfar la Revolución Cubana en 1959 y motivados por ciertas circunstancias, los cubanos invisibilizamos buena parte de la vida política de nuestros funcionarios y convertimos la privacidad de los mismos en tabú. Esto tuvo un grave defecto: al crear esta capa protectora coartamos la capacidad popular de regular la gestión de los servidores públicos basada tanto en el desempeño de estos como su integridad personal.
Cuando el presidente llamó hace unos años a eliminar las gratuidades que lastraban la economía nacional, de la medida quedaron eximidos (al menos parcialmente) sectores como el militar, los funcionarios públicos y los dirigentes partidistas… excepciones que no pasaron inadvertidas. Alguien que desconozca el rigor de trabajo y el estrés a que están sometidas estas personas podría ver injusto que exista un sistema de descanso vacacional, no es mi caso. En cambio creo que el mecanismo actual no es correcto y provoca efectos secundarios difíciles de reparar.
Las vacaciones subvencionadas o pagadas en su totalidad por nuestra alcancía gubernamental varían en dependencia del nivel de dirección o grado que se tenga. Algunas se desarrollan en casas de visita creadas con este fin y otras en hoteles que estimulan a los trabajadores. La presencia de figuras políticas en hoteles 5 estrellas de Varadero resulta frecuente en períodos vacacionales, sobre esto existen anécdotas negativas que como pueden estar aderezadas con detalles ficticios prefiero omitir, pero la opinión pública nacional no las descarta tan fácilmente.
Estoy convencido de que un ministro no puede vivir bajo la presión de comprar las papas en el mercado agropecuario o tomar el P5 para llegar a su trabajo, entiendo la necesidad de que ese tipo de funcionarios tengan un nivel de vida decoroso que les permita concentrarse en los muchos desafíos nacionales. Sin embargo, resulta fatídico que los fondos del Estado financien la presencia de estos en los más caros centros turísticos y acompañados por numerosos familiares. No existe trabajo político ideológico que compita con el mal sabor que algunos hechos como estos y comportamientos negativos dejan en la memoria de nuestro pueblo. Aclaro que existen anécdotas de prepotencia política en estos centros, existen otras de sencillez y modestia, razón de más para que la política sea un asunto público.
Podría preguntar también: ¿en qué sesión de la Asamblea Nacional se autorizó a que los funcionarios públicos y del Partido utilicen los fondos del erario público para costear vacaciones familiares en algunas de las playas y hoteles más lujosos de Cuba?
Entiendo la legitimidad del descanso merecido, pero es una cuestión de lo que debe ser y lo que no. La lógica indica que si ellos pueden, el pueblo también… porque en última instancia son servidores del pueblo. Quizás debamos buscar algún mecanismo temporal hasta el momento en que puedan financiarse con su propio salario las vacaciones, como debería ser en la práctica.
Con las cuotas de sacrificio que se le pide al pueblo cubano sus funcionarios deben dar el ejemplo, sería irónico ser el país que más ha luchado por el socialismo en la región y que líderes como José Mujica nos provoquen comparaciones incómodas.
Igual les digo que detenerse un fin de semana en la salida de Varadero resulta un curioso experimento social. Podemos ver un destacamento de autos gubernamentales que entra y sale de la península, cargado de familiares e implementos acuáticos. Si hago un ejercicio de empatía, pienso en esquivar extremismos y olvido por un minuto que incluso el combustible para ello sale de nuestros impuestos, puedo perdonar el asunto.
Lo que nunca olvidaré son las tardes en las que el sol del verano me castigaba mientras veía pasar la caravana variopinta con espacio extra y no tener siquiera la deferencia de darnos un aventón a los transeúntes.
Aprovecho para recordar también aquella excelente idea que tuvo un diputado de la Asamblea Nacional de que los bienes de nuestros funcionarios sean tan auditables como los ministerios o empresas que dirigen, idea que fue olímpicamente ignorada en la última sesión.
Se trata de hacer las cosas como deben ser y no como se ha podido hasta este momento. Se trata de no tener que callar o reconocer aspectos como éste que están muy a menudo en boca de personas opuestas a la Revolución cuando deberíamos ser nosotros los primeros en señalarlos. Se trata de escribir lo que está mal hecho y no pensar en que pueda tener consecuencias negativas, porque el día que eso ocurra, ya estaremos perdidos y el proyecto socialista será el que esté de vacaciones.
comentarios
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Pilar
Oscar
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Arsenio Rodriguez
Profesor con el mayor de los respetos es usted ingenuo o se hace el ingenuo, ¿cómo es posible que ha tantos años de desastres usted se plantee semejante tópico?
¿Dónde ha estado usted viviendo estos últimos 50 años? En la estación orbital internacional no podrá ser, pues esta apenas tiene 15.
Mire yo le voy a enumerar alguno de los despilfarros del erario público cubano que han sido derrochados solo por Fidel Castro, sin contar las propiedades de Guillermo García, Ramiro Valdés, el difunto Almeida, etc..
– Una isla privada llamada Cayo Piedra, – 20 mansiones
– Tres yates
– Una piscina semi-olímpica con delfines, – Un helipuerto
– Varios cotos de caza.
Fuente: Familia de García Márquez
Sabe usted donde está “La rinconada” Ah y quien es dueño, además se ha preguntado usted de donde sale el dinero que se utiliza en la actualidad `para mantener a Fidel Castro vivo, cuánto cuesta el equipo de seguridad el equipo médico y la parafernalia que cuelga.
Así que querido, no se me haga el chivo con mareos que el único en Cubita la bella que no sabe que la nomenclatura cubana ha acabado con la quinta y con los mangos es usted…
Mira que venir a preocuparse por las vacaciones de dirigentes y militares y mirar para otro lado si de mayimbes gordo se trata. Es inadmisible su ingenuidad o dicho de otra forma mas criolla guanajeria.
Ariel Rodríguez
Rigoberto Lopez Alonso
Anónimo
Jorge
Rosalina