Durante los cortes de Internet que siguieron a las manifestaciones del 11 de julio, se acentuó en Cuba la popularidad de una herramienta que se usaba desde antes: los VPN (red privada virtual en español). Según Psiphon, una de las compañías desarrolladoras de estos productos, el 15 de julio más de 1.3 millones de internautas cubanos usaron su servicio para evitar el bloqueo de acceso impuesto por Etecsa.
Para una persona joven, acostumbrada a dispositivos electrónicos y tecnologías digitales, suele resultar sencillo entender qué es un VPN, cómo funciona y cómo se instala. Sin embargo, puede que no lo sea para quienes nacieron y crecieron cuando predominaba la tecnología analógica y no había mucho que hacer ante la interferencia de las empresas.
Para entender qué es un VPN, hay que remitirse a los elementos básicos de cómo funciona Internet. Cuando un usuario cubano se conecta a Messenger u otra aplicación (por ejemplo, para hablar con un familiar o amigo), en esencia lo que ocurre es que desde su dispositivo se envía una señal hacia el proveedor de Internet (Etecsa en este caso) y luego hacia la empresa que brinda el servicio (Facebook). Esa señal se acompaña de un código llamado dirección IP (Internet protocol en inglés), una serie de números que identifican el país y hasta la ciudad desde donde un usuario se conecta.
Si llevamos la situación a una escena del mundo físico, la dirección IP sería una suerte de pasaporte, mientras que cada intento por conectarnos sería un viaje que estamos dispuestos a realizar. Ese pasaporte dice de dónde venimos.
Algunas empresas de Internet usan esa dirección IP para bloquear el servicio a internautas de determinados países. Esa es la razón por la cual, por ejemplo, los cubanos no podemos acceder de forma directa a Zoom, una de las mayores plataformas para realizar videoconferencias: Zoom bloquea a todos los usuarios que tengan dirección IP proveniente de Cuba.
Algo muy similar hace Etecsa. En determinados momentos o de manera permanente, bloquea el acceso desde Cuba a las direcciones de servicios de mensajería y sitios web que son críticos con el Gobierno.
Para ambos bloqueos, la solución es el VPN. Lo que permite esta herramienta es disponer de un “punto de escala” en nuestro viaje virtual hacia un servicio bloqueado. En esa escala, cambia nuestra dirección IP, de manera que a simple vista aparecemos en Internet como si accediéramos desde otro país. Además, por lo general el VPN redirige todos los intentos de conexión de nuestras aplicaciones a través del enlace que ha creado hacia esa tercera nación.
Por ejemplo, si desde Psiphon se establece conexión con un servidor de Canadá, significa que estaremos accediendo a sitios webs y servicios como Messenger, Telegram, WhatsApp y demás como si estuviéramos en suelo canadiense, aunque con menos velocidad de conexión.
¿Cómo se instala y se pone a funcionar un VPN en Android?
Existen muchísimos VPN y la mayoría funciona para Cuba, aunque con determinadas particularidades. Muchos limitan la velocidad de conexión o la cantidad de megas a transferir a través de ellos cuando el usuario no ha pagado por su utilización. Otros, los menos seguros, contienen publicidad de terceras empresas.
Para instalar un VPN, podemos descargarlo de alguna tienda o repositorio de aplicaciones. La más conocida es la Play Store, administrada por Google; aunque también están Cubapk, APKpure y Apklis. Una vez elegido el VPN, lo instalamos.
Por fortuna, los creadores de estos programas para el móvil los diseñan para que sea muy fácil ponerlos a funcionar. En la pantalla principal suele aparecer siempre algún botón para establecer la conexión con el tercer país. Al pulsar en él por primera vez, la aplicación pide permiso al sistema del teléfono para crear una conexión VPN, que es por donde se redirigirán todos los intentos de conexión generados por el resto de las aplicaciones. En este caso, debemos permitir ese pedido.
Luego, al regresar al VPN, este debe activar la conexión. Para indicarlo, mostrará el símbolo de una llave en la parte superior de la pantalla. A partir de ese momento, podremos navegar sin limitaciones.
Por supuesto, los VPN son una solución de software a los problemas de conexión, por lo que no son 100 % efectivos ante algunas limitaciones; por ejemplo, no contar con datos móviles (porque se terminó el plan adquirido o porque Etecsa bloqueó el acceso al Internet móvil). Además, Etecsa también puede saber qué VPN usamos y a qué país estamos redirigiendo nuestro tráfico, y bloquear esa conexión. En este caso, lo que hacen muchos usuarios es cambiar de VPN, o tener varios a mano en caso de que alguno falle.
Aun cuando la conexión parezca presentar estabilidad, no es recomendable desinstalar un VPN. Nunca se sabe cuándo será útil de nuevo.
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