Anyelo Troya solo estuvo media hora en la calle el 11 de julio de 2021 (11J). Cuando lo arrestaron en la esquina de Águila y Neptuno, le rompieron el teléfono y la cámara con los que estaba documentando las protestas pacíficas que ocurrieron en La Habana.

Aunque los policías le quitaron todo lo que retrató o grabó aquel domingo, al salir de la cárcel el joven fotógrafo cubano buscó en Internet las imágenes que más se parecieran a lo que él vivió en media hora de manifestaciones. Esas instantáneas forman parte de la exposición de arte «Buscamos otra Cuba», inaugurada el 6 de julio de 2023 en el corazón de Wynwood, en Miami. 

La muestra incluye además fotografías que el propio Anyelo tomó el 16 de noviembre de 2020, cuando 14 personas se acuartelaron en la sede del Movimiento San Isidro (MSI), en La Habana Vieja, para exigir la liberación del rapero Denis Solís; y en la concentración de artistas e intelectuales el 27 de noviembre de ese mismo año, a las puertas del Ministerio de Cultura (Mincult).

Han pasado dos años desde los históricos sucesos que lo condujeron a la cárcel bajo el cargo de desorden «público». Anyelo es uno de los realizadores del videoclip de la canción «Patria y Vida», lo que le valió que antes del 11J fuera vigilado por la Seguridad del Estado. Actualmente, reside en Estados Unidos. Con el conjunto de obras, el fotógrafo demuestra «la represión que empleó la dictadura para hacerle daño a personas que solo pedían libertad». La iniciativa contó con el apoyo de las organizaciones no gubernamentales Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, y Civil Rights Defenders. 

El también productor reivindica con la exposición a los miles de cubanos que protestaron entre el 11 y el 12 de julio de 2021 en todo el país; en especial, a aquellos cuyas imágenes o testimonios forman parte de «Buscamos otra Cuba», y que han sido sancionados y encarcelados de manera injusta y arbitraria. 

Ahora desde el exilio, el artista aprovecha cualquier espacio para «enseñar la verdadera Cuba, no la Cuba que vende la dictadura». Incluso en la distancia, Anyelo es víctima de la criminalización que sufren las voces disidentes dentro de la sociedad civil cubana. Varios amigos y uno de sus primos permanecen aún presos por manifestarse el 11J. Para él, la exposición es un proyecto inconcluso, que «terminará el día que se vuelva a protestar de forma tan grande, cuando Cuba sea libre y pueda volver a abrazar a mis padres».

Protestas del 11J en Cuba, frase innombrable para el gobierno

Ha sido una práctica del Gobierno cubano cambiar o no nombrar aquellos eventos que le son adversos, como si al no mencionarlos o calificarlos con eufemismos pudiera transformarse la forma en que sucedieron.

CASI 800 DETENIDOS AÚN 

De acuerdo con el grupo de trabajo sobre detenciones por motivos políticos en Cuba, Justicia 11J, las manifestaciones públicas que se han dado desde el estallido social de 2021 han dejado un saldo de 1 860 personas detenidas, de las que 911 han sido juzgadas o sancionadas y 782 continúan en prisión. Mientras, al menos 91 de ellas han salido del país.

Según el más reciente Informe Mensual de Prisioneros Políticos, elaborado por la organización Prisoners Defenders (PD), al cierre de junio de 2023 existían 1 047 presos políticos y de conciencia en Cuba, que sufren «condenas judiciales o disposiciones de limitación de libertad por parte de las fiscalías sin supervisión judicial alguna ni defensa jurídica, en flagrante violación de la ley internacional que ampara el debido proceso y la defensa efectiva».

A tenor con el recuento de PD, en tanto «siguen saliendo casos que estaban presos desde el 11J», permanecen en las cárceles cubanas 661 presos políticos que «solo se manifestaron pacíficamente» ese día. 

PD apunta que, en la primera mitad de este año, fueron confirmados 113 nuevos presos políticos en la isla. Solo en el sexto mes de 2023 se incorporaron a la lista 16 nuevos prisioneros políticos y salieron seis, la mayoría tras el cumplimiento íntegro de la sanción impuesta. 

De este modo, desde enero último es de 19 la media mensual de presos políticos que entran a la lista de PD, cifra que cuadruplica el promedio de presos políticos que contabilizaba la organización el mes antes de los eventos del 11J.

La directora de Programas del Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, Christina Fetterhoff, resalta que la colaboración con Anyelo ha sido clave para conmemorar «de forma diferente» el segundo aniversario del 11J. «Buscamos otra Cuba» evidencia «la realidad de la situación de los derechos humanos, que dio lugar a las protestas y que sigue hasta hoy». 

Inauguración de «Buscamos otra Cuba». Foto: Katheryn Felipe

Fetterhoff adelantó que pretenden llevar la exposición a otras ciudades de Estados Unidos y del resto del mundo, para «seguir levantando las voces del pueblo cubano y denunciando las violaciones de derechos humanos que ocurren en la isla». 

La también profesora titular de Derecho de la Universidad «George Washington» admite que es «muy difícil» documentar lo que sucede, «sobre todo porque siempre existe la real posibilidad de represalias contra las personas que denuncian lo que está pasando en el país».

En su tarea por apoyar las voces disidentes en la isla, Christina Fetterhoff habla también de situaciones prácticas que hacen que sea un reto abordar el tema de los derechos humanos en Cuba. Tal es el caso de los apagones constantes que afectan las comunicaciones o el hecho de que los activistas deben hacer largas colas para comprar su comida o sus medicamentos. No obstante, advierte: «desde la comunidad internacional nos parece necesario seguir luchando a la par de nuestros colegas allí». 

Según su experiencia, se dificulta contactar de forma directa con las personas privadas de libertad por motivos políticos. Por lo que los colegas de estas organizaciones dependen «de sus familiares para coordinar acciones de incidencia o de litigio, o para saber cómo se encuentran sus seres queridos (que es lo más importante)».

Sobre este tema Fetterhoff pone de ejemplo el caso de José Daniel Ferrer, uno de sus clientes. El líder del grupo de oposición política Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) fue detenido el 11J y recluido en una celda de castigo. Desde marzo de 2023 al disidente cubano lo mantienen «incomunicado» en la cárcel, pero los miembros del Instituto están «en contacto a menudo con su esposa para seguir su caso», comenta la abogada.

También PD denuncia en su último informe que «a Ferrer lo están matando». Lo tienen «confinado sin apenas ver la luz ni a nadie desde su detención el 11 de julio de 2021», semidesnudo y torturado en una celda blanca con «una lámpara permanentemente encendida día y noche y un resonador activo de frecuencias inaudibles que provocan lesiones celulares en su sistema nervioso por el estrés y la vibración mecánica al que lo someten».

Durante la inauguración de «Buscamos otra Cuba», la presidenta del MSI en Estados Unidos, la actriz y activista cubana Iris Ruiz, exigió que cese el hostigamiento y la represión a los artistas en la isla; a la vez que pidió más exposición de lo que pasa en la isla y a que el exilio contribuya a que la dictadura «se acabe de caer».

En palabras de Iris, «todo lo que se ha hecho hasta ahora» ha permitido que los presos políticos «no se sientan solos ni desamparados». Cualquier forma de ayudarlos es eficaz: enviarles una carta, llamar a sus madres, contribuir con su alimentación. Su propuesta es: «hacer algo y no pensar que, porque lo que hace el otro es diferente a lo que tú haces, está mal o no va a funcionar».

¿ES POSIBLE OTRO 11J?

Desde el 11J hasta la fecha, el Observatorio Cubano de Conflictos ha registrado cientos de manifestaciones más pequeñas y aisladas. Entre ellas se cuentan las protestas del 6 de mayo de 2023 en Caimanera, Guantánamo. Para Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones de Cuba y profesor de Antropología en la Universidad Internacional de Florida, significa que «no ha cesado la resistencia y la inconformidad. Lo que no ha ocurrido es una repetición de ese fenómeno tan masivo, de un lado al otro de la isla».

Caimanera: resultado expansivo del ciclo de protestas sociales

Las muestras de inconformidad ciudadana en Cuba encontraron un camino en la protesta social; este ciclo inició a finales de 2020 y aún no culmina; Caimanera fue, de momento, su última parada.

No obstante, el experto en migración transnacional caribeña y nacionalismo piensa que el Gobierno cubano no dejará que un suceso como el 11J se repita, como impidió que ocurriera la Marcha Cívica por el Cambio, prevista para el 15 de noviembre de 2021.

En medio de la crisis que hizo que en los últimos dos años emigrara a Estados Unidos entre un 3 y un 4 % de la población cubana, Duany precisa: «las formas de lucha y las estrategias de resistencia tal vez van a ser distintas a las de confrontación abierta que vimos el 11J, pero son igualmente importantes: desde la lucha por los derechos de los animales, hasta los artistas buscando sus derechos de expresión propia, o quienes se siguen manifestando».

Amén de que las autoridades cubanas «parecen no estar escuchando y no se ven avances en el proceso de atender a los reclamos legítimos de la población, salvo algunas reformas como la legalización de las pequeñas y medianas empresas o el permitir la importación de mercancías sin pagar impuestos», para Duany está cada vez más claro que «la gente ha perdido el miedo: a expresarse, a manifestarse, a protestar, a criticar lo que no le gusta».