¿Cuál es la situación en las cárceles cubanas?

Foto: captura de pantalla.

¿Cuál es la situación en las cárceles cubanas?

15 / noviembre / 2023

La situación de las personas privadas de libertad en Cuba es un tema recurrente en los análisis sobre violaciones a derechos humanos. El informe del Gobierno cubano ante el Examen Periódico Universal (EPU) del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), presentado el 15 de noviembre de 2023, recoge también un epígrafe dedicado al tratamiento a los reclusos.

El documento oficial afirma: «La legislación penal reconoce el trato digno a las personas privadas de libertad. Se refrenda el respeto a su integridad física, psíquica y moral y al ejercicio de sus derechos». Sin embargo, el reconocimiento escrito de los derechos no garantiza su cumplimiento. 

Una muestra tangible del irrespeto a los derechos de los presos y presas cubanas se sistematiza en las actualizaciones mensuales sobre las condiciones en las cárceles cubanas del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas (resultado de la expansión y la profundización de la campaña #MirenLasPrisionesDeCuba, ideada y desarrollada por el grupo de trabajo sobre detenciones por motivos políticos Justicia 11J). 

Entre agosto y octubre de 2023, el programa de documentación de prisiones de la Iniciativa para la Investigación y la Incidencia A. C. registró una suma de 424 hechos relacionados con violaciones de derechos a personas privadas de libertad en penales cubanos. Octubre fue el mes de mayores incidentes (154 en total).

El grueso de las denuncias de septiembre y octubre se relacionaron con casos de hostigamiento y represión (218), estado de salud (97) y procesos penales y administrativos (41). La mayoría de los hechos incluyeron más de un incidente de represión.

Prisiones cubanas, octubre de 2023

En octubre de 2023, el Centro recibió reportes procedentes de 53 penitenciarías o lugares de detención en el país, destacándose el Combinado del Este, la prisión de Quivicán en Mayabeque y la de Valle Grande en La Habana. 

Unas 94 personas sufrieron violaciones a sus derechos (12 mujeres y 82 hombres). Dentro de la población penal sufrieron varios hechos represivos los presos políticos Lázaro Yuri Valle Roca (8), Roberto Pérez Fonseca (5) y Juan Enrique Pérez Sánchez (5).

Lo anterior evidencia que los presos políticos y opositores cubanos ven sus derechos vulnerados con mayor frecuencia dentro de las prisiones por sus ideas. Las personas con enfermedades crónicas también entran dentro de las categorías de vulnerabilidad más mencionadas durante la actualización de octubre.

Se identificó la participación directa de 35 funcionarios (4 mujeres y 31 hombres) en las violaciones, incluidos funcionarios penitenciarios, oficiales de la Seguridad del Estado y jueces.

Entre las violaciones más recurrentes en octubre de 2023 se sitúa la prohibición de llamadas telefónicas, los traslados punitivos, la negación de beneficios penitenciarios, el aislamiento prolongado y la mala alimentación («escasas raciones servidas por debajo de lo normado, la mala elaboración de los alimentos y su poca variedad»; también, la oferta de alimentos descompuestos y con gusanos). Los prisioneros con enfermedades puntuales no reciben una dieta alimentaria diferenciada.

Prisiones cubanas, septiembre de 2023

El Centro de Documentación de Prisiones Cubanas recibió informes procedentes de 46 centros penitenciarios o de detención en 12 provincias del país que hacían alusión a lo ocurrido durante septiembre de 2023. Las cárceles con un mayor número de denuncias fueron el Combinado del Este de La Habana (17), la prisión de Quivicán en Mayabeque (12) y la Prisión Provincial de Pinar del Río (6).

Las quejas puntuales provinieron de 101 prisioneros (79 referentes a hombres y 22 mujeres). 

Los presos políticos con una situación más crítica de hostigamiento fueron: Abel Lázaro Machado Conde (6), Alexander Díaz Rodríguez (4) y Yaquelín Heredia Morales (3). 

«Junto a las violaciones y malas condiciones características de las prisiones cubanas, septiembre estuvo marcado por la muerte de dos reclusos y un detenido debido al actuar negligente de los funcionarios penitenciarios y del orden interior, y una cuarta persona asesinada a golpes dentro de una estación de policía», consta en la actualización del centro de documentación.

Lázaro Lenin Álvarez y Rafael Mojena Jerez, ambos recluidos en la Prisión Provincial de Granma, murieron debido a que no fueron llevados a tiempo al hospital, a pesar de los graves síntomas que presentaban. Denis González Sifonte falleció en la estación policial de Sibanicú (Camagüey) —donde se encontraba detenido tras ser arrestado debido a una riña— «por no haber sido atendido debidamente en el hospital de esa localidad», denuncia el reporte del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas.

«El actuar violento e impune, recurrente en los funcionarios de orden interior, provocó también la muerte de Elio Norkis Sanamé Durán, quien a pocas semanas de haber recibido la libertad, fue detenido por la Policía de Baracoa (Guantánamo) mientras transportaba un saco de leche en polvo. Fue esposado y trasladado a la estación de la PNR de la localidad. Allí lo golpearon con las manos atadas, provocándole la muerte poco tiempo después», señala el reporte.

A su vez, la reclusa Dayana de la Caridad González Lanz perdió sus órganos reproductores tras una operación de urgencia, luego de diez días con fiebre y fuertes dolores abdominales, durante los cuales solicitó ser llevada al médico.

Entre las violaciones más frecuentes recogidas en el informe correspondiente a septiembre destacan la suspensión de llamadas telefónicas, la eliminación arbitraria de visitas, la negación de asistencia religiosa, los tratos denigrantes, el uso de la violencia física y verbal, los traslados de prisiones como forma de represión y las amenazas de construcción de nuevos cargos dentro del penal. A pesar de las denuncias de los presos y sus familiares, las autoridades competentes no han tomado acciones al respecto.

Durante el mes, 14 manifestantes de Nuevitas, Camagüey —quienes llevaban más de un año en prisión por protestar en agosto de 2022 contra los cortes de electricidad— recibieron peticiones fiscales (casi todas de entre 10 y 15 años de privación de libertad, con predominio de condenas por el delito de sedición).

El trabajo de las autoridades judiciales fue la principal causa de las huelgas de hambre registradas en agosto en las cárceles cubanas. De las 15 protestas documentadas, 11 fueron en rechazo al trabajo de jueces y fiscales o por nuevos delitos que intentan fabricarles en la prisión.

El programa registró como práctica recurrente el internamiento de los reclusos en celdas de castigo. En algunos casos, se sobrepasó el tiempo límite de confinamiento establecido por las Naciones Unidas en las Reglas Mandela. Los presos políticos también fueron hostigados por reclusos comunes por órdenes de los oficiales. Según el reporte, denuncias de este tipo vienen sucediéndose desde hace meses, pero la permisividad y la complicidad de las autoridades penitenciarias actúan contra cualquier forma de resolución.

«El oficialismo ha intentado ocultar las violaciones constantes en las cárceles con la publicación de una supuesta carta atribuida a un prisionero del 11J, divulgada en un perfil anónimo de Facebook (...). En el texto, el supuesto manifestante preso asegura haber sido tratado bien en la prisión, se arrepiente de haber participado en las protestas y afirma que el socialismo es la mejor opción para Cuba», recoge el documento.

Negligencias, abusos e indiferencia hacia reclusos con situaciones delicadas de salud

Otro detalle que resalta del informe de Cuba ante el Examen Periódico Universal es la afirmación de que en los establecimientos penitenciarios «se garantiza el derecho a la atención médica gratuita bajo los mismos estándares que el resto de la ciudadanía».

En los meses mencionados de 2023, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas registró 146 denuncias relacionadas con el estado de salud de las personas privadas de libertad.

Un denominador común y constante en los informes es la ausencia de medicamentos y la falta de atención médica a los reclusos para tratar sus padecimientos. Las enfermedades van desde trastornos psiquiátricos con peligro para la vida (Abel Machado) hasta pacientes con cáncer en estado delicado a quienes las autoridades le han impedido la entrega de medicamentos —como es el caso de Alexander Díaz—. Otros, con VIH presentan síntomas de desnutrición (Brenda Díaz, Yaquelín Heredia y Daisy Rodríguez), sin embargo no les facilitan la dieta que requieren ni los retrovirales.

Se reportaron prisioneros con fiebres altas, convulsiones, dolor agudo y cálculos en los riñones; pérdida considerable de peso, visión y memoria; hipertensión, úlceras y gastritis crónica; hipotiroidismo, diabetes, reforzamiento en los pulmones y cardiopatía. Estos reclusos carecen de atención médica y medicinas.

En el informe correspondiente a agosto de 2023, el equipo de monitoreo del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas registró 49 denuncias sobre problemas de salud y falta de atención médica en los centros de reclusión. Entre ellas: el incumplimiento de las prescripciones médicas por parte de las autoridades penitenciarias; el no suministro de medicinas y la no realización de estudios clínicos a los reclusos; la negativa para la entrega de fármacos llevados por los familiares; y la desatención a reclusos con condiciones médicas especiales (personas con VIH y quienes requieren dietas alimenticias especiales).

En agosto también se reportaron varios casos de brotes de tuberculosis y enfermedades respiratorias. Las denuncias llegaron acompañadas de quejas por el mal trabajo de las autoridades para la atención de los enfermos y la protección de la población penal no contagiada. La vulnerabilidad de los reclusos a las enfermedades se agudizó por la mala alimentación, el hacinamiento y las pésimas condiciones higiénicas. 

El informe de septiembre asegura que los guardias y autoridades penitenciarias dilatan la asistencia de las consultas médicas y la entrega de medicamentos —incluso suministrados por los familiares— como método para torturar a los reclusos. Por esa razón, el recluso Roilán Zárraga se declaró en huelga de hambre en la prisión Baraguá, en Santiago de Cuba, como último recurso para exigir asistencia médica.

Otra problemática reportada fue la proliferación de enfermedades debido a la escasez y a la suciedad del agua en varios centros penitenciarios del país, en los cuales los presos se han visto obligados a hacer fogatas y filtros artesanales con papel y guata de los colchones para purificar mínimamente el agua que beben. También se han registrado denuncias debido a la pésima y escasa alimentación y a la distribución de comida descompuesta. Varios prisioneros pasan hambre y muchos se encuentran en estado de desnutrición.

«La combinación de agua y comida en mal estado es de los principales causantes de los brotes diarreicos que habitualmente sufren los reclusos. Producto de las deplorables condiciones de habitabilidad y el hacinamiento, es frecuente la proliferación de enfermedades contagiosas. En septiembre se denunciaron plagas de chinches en la Prisión Provincial de las Tunas, la Prisión Provincial de Guantánamo, el Campamento La Lima y la prisión de mujeres Bellotex (Matanzas); sarna en la prisión Baraguá; dengue en la Prisión Provincial de Guantánamo; y tuberculosis en Boniato». Las autoridades sanitarias y penitenciarias no actuaron de modo adecuado para la erradicación de las enfermedades y tampoco contaban con los medicamentos necesarios para los reclusos, apunta el documento.

Félix Navarro y Francisco Ortiz son dos reclusos de la tercera edad. El primero padece de diabetes, ha bajado tres kilogramos y sufre desmayos con pérdida de conciencia. En la enfermería del penal no cuentan con recursos para chequear periódicamente su nivel de azúcar en sangre y no ha tenido seguimiento médico para los decesos. Francisco, por otro lado, se encuentra desnutrido luego de pasar casi seis meses en una celda de aislamiento; actualmente no alcanza los 50 kilogramos de peso.

La negligencia de las autoridades se ha hecho evidente en el caso de Fercy Jiménez, quien padece una fístula que le provoca sangramiento anal y quien perdió la cita operatoria que tenía programada porque las autoridades del Combinado del Este lo llevaron tarde al hospital. Igual actitud asumieron los guardias con Luis Robles, quien padece de hemorroides y presenta sangramientos en la orina. Cuando Luis Robles ha tenido turno en hospitales, lo han llevado pasado el horario acordado, por lo que al llegar no han estado los especialistas.

Harlen Oropesa padece una infección persistente en una muela y las autoridades del penal El Pitirre, en La Habana, le niegan el correspondiente tratamiento médico, incluso la extracción de la pieza afectada. Harold Alcalá sufre fuertes dolores en los riñones debido a unos quistes y los guardias del Combinado del Este le niegan atención médica. Maikel Licea padece esquizofrenia y hepatitis B, pero las autoridades de la Prisión Provincial de las Tunas le decomisaron los medicamentos que le enviaron para tratar sus enfermedades.

En octubre de 2023 se reportaron brotes de dengue, tuberculosis, enfermedades de la piel, diarreas y plagas de chinches y roedores en varias prisiones cubanas. Persiste también la falta de medicamentos básicos y la deficiente atención médica (en algunos casos es usada como tortura). Un ejemplo es el preso Marlon Noval, quien tiene una erupción cutánea y le negaron el permiso para acudir al médico.

Destaca el centro de documentación que la falta de atención médica y «la desidia de las autoridades ante los reclamos de los reclusos» provocaron la muerte bajo custodia de Fernando García Consuegra, de 66 años, en la prisión Valle Grande. Fernando estuvo dos días sin medicinas y no fue llevado al hospital a pesar de su estado de peligro. Entre septiembre y octubre de 2023 se reportaron cinco muertes bajo custodia estatal.

El abandono sanitario afecta en especial a presos muy vulnerables. Es el caso de Ángel Lorenzo Jorrín, operado de cáncer y sin cuidados hace tres años. Las denuncias de los presos sobre las condiciones de salud son respondidas con más represión por parte de sus carceleros. Así sucedió con Yasser Rodríguez y Yaquelín Heredia, a quienes amenazaron con recluirlos en celdas de castigo y fabricarles nuevas causas.

Junto al reporte de los casos de abusos, torturas y negligencias, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas llamó la atención sobre las condiciones de los 15 reclusos que realizaron huelga de hambre en agosto (debido a los efectos que la no ingestión de alimentos tiene sobre la salud, agravados por las malas condiciones preexistentes y la falta de atención médica).

La sistematización mensual que efectúa el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas se basa en informaciones públicas divulgadas en medios independientes, en redes sociales y en denuncias recibidas de manera directa de familiares (fundamentalmente de personas privadas de su libertad por razones políticas). 

El programa aclara en cada uno de sus reportes que la relación de eventos documentados es un subregistro de incidentes represivos o violatorios de derechos al interior de las prisiones, el cual se presenta con la intención de fiscalizar de manera sistemática el cumplimiento de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de las Naciones Unidas y el Reglamento Nacional de Prisiones y la Ley de Ejecución Penal de Cuba. Los informes son parte de los esfuerzos del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas para que las organizaciones internacionales humanitarias y de derechos humanos #MirenLasPrisionesDeCuba. 

Para mayor información sobre las recomendaciones generales y particulares realizadas a Cuba con respecto a las prisiones y a las personas privadas de libertad puede consultar la sistematización del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas. 

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rgz

Mi padre estuvo preso seis años, desde agosto de 2016 hasta agosto de 2022. Los últimos años de su reclusión fueron en el campamento Ceiba 5 de Artemisa y lo pasamos horrible por la plaga de chinches que había en el lugar. Cuando venía de pase siempre estaba lleno de picaduras y teníamos que mantener sus bultos lo más lejos posible de todo porque traía chinches en las sábanas y la ropa. Él nos contaba que las personas allá se despertaban a mitad de la noche por las picaduras constantes y algunos incluso se vieron psicológicamente afectados por la situación.
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