Foto: elTOQUE.
¿A quiénes benefician las importaciones de vehículos desde Estados Unidos?
26 / abril / 2024
Existe una política general de denegación para las exportaciones y reexportaciones a Cuba desde EE. UU. impulsada desde hace más de seis décadas por el Gobierno del país norteño. Sin embargo, la política de prohibiciones tiene excepciones bajo el argumento de «apoyo al pueblo cubano» regulado en normativas estadounidenses. La categoría legal permite autorizar ciertas exportaciones a Cuba desde EE. UU. si el objetivo es mejorar las condiciones de vida del pueblo cubano y apoyar la actividad económica independiente.
El apoyo al sector privado de la economía cubana fue uno de los principales argumentos que ofreció Eduardo Aparicio —fundador y dueño de la compañía estadounidense Apacargo Express— para justificar la gestión y el otorgamiento de una licencia de manos de la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros) para exportar vehículos a Cuba. En abril de 2023, Aparicio aseguró que el principal objetivo de este tipo de operaciones era que las pequeñas y medianas empresas cubanas (mypimes) pudieran importar autos para su uso.
En aquel momento, Aparicio aseguró que el primer paso del proceso de exportación era solicitar un presupuesto a la empresa importadora para conocer cuál sería el valor final de la operación. Aparicio dijo que la aduana cubana no cobra muchos impuestos, pero que lo más costoso era pagar a la empresa importadora que pedía alrededor del 30 % del valor de la factura original del vehículo.
Según Aparicio, y basándose en experiencias anteriores con otros tipos de carga, para importar un auto de 20 000 USD había que garantizar unos 6 000 USD de impuestos y otros 10 000 USD para «logística y documentación». Aseguró, además, que los costos eran «manejables».
Las cifras en aumento de la exportación de vehículos desde EE. UU. a Cuba demuestran que los costos de la operación realmente son manejables para un sector de la ciudadanía cubana. Pero el sector beneficiado está ubicado en la franja de mayor poder adquisitivo del país y, es muy probable, por encima de las posibilidades de la media de la comunidad emigrada cubana.
De acuerdo con una investigación del Instituto de Políticas de Migración (Migration Policy Institute) de EE. UU., en 2021 los hogares encabezados por un inmigrante cubano tenían un ingreso medio de 52 000 USD anuales, mucho más bajo que el del resto de las comunidades de inmigrantes y los nacidos en Estados Unidos (que era de aproximadamente de 70 000 USD anuales).
Otros testimonios de empresarios cubanoamericanos demuestran que lo que Aparicio calificó de costos «manejables» pueden llegar a ser muy superiores al ingreso medio anual de una familia cubana emigrada.
Alejandro Cantón es un cubano americano fundador de una compañía registrada en Florida e inactiva desde 2022 (Canton General Services). Se ha hecho muy popular en las redes sociales porque se ha convertido en la cara visible de las operaciones de envío de autos a Cuba impulsadas por Maravana Cargo —otra compañía estadounidense propiedad del cubanoamericano Alejandro Martínez y que posee licencia de la OFAC para exportar vehículos a Cuba desde Estados Unidos—.
De acuerdo con un video colgado por Alejandro Cantón el 15 de noviembre de 2024 en su perfil de Tik Tok (cantoncargo), quienes pretendan importar un vehículo en Cuba no solo deben comprar el auto, sino también pagar a la compañía estadounidense de envíos entre 8 000 y 9 000 USD por el flete.
En el video, Cantón dejó claro que los anteriores no son los únicos gastos que el cliente deberá cubrir. El proceso de importación de vehículos a Cuba no se limita a la adquisición y envío del auto, sino que también incluye el pago de las tarifas que aplican las empresas importadoras estatales cubanas.
Las tarifas abarcan los aranceles de importación y los costos administrativos asociados con la teórica gestión de la empresa importadora cubana que en realidad son mínimos, pues la compra del vehículo, la coordinación del embalaje y el aseguramiento y envío son responsabilidad de otro proveedor que factura y cobra de forma previa por los servicios.
La función principal de las empresas importadoras cubanas implica costos bajos. Se centra en la retasación del vehículo y en el cálculo de los aranceles de importación y de la tarifa que hay que pagarles para obtener la autorización estatal que permita la entrada y circulación del vehículo en Cuba. Pero aun cuando el esfuerzo es mínimo, las tarifas aplicadas por las importadoras estatales cubanas no parecen ser despreciables.
Alejandro Cantón confirmó la versión de Eduardo Aparicio y aseguró que el cliente, antes de realizar cualquier pago, tiene que comunicar a su empresa la clase de vehículo que desea importar, incluidas las especificaciones y la factura original. La exportadora estadounidense luego transmite la información a la importadora estatal cubana que usa los detalles para determinar un nuevo valor para el vehículo y sobre la retasación calculan entonces los aranceles y el importe de su gestión.
Cantón afirma, además, que las tarifas que cobran las importadoras estatales cubanas son completamente variables y los criterios que utilizan para determinarlas son desconocidos por él y por su empresa. Pero sí aseguró que antes de poder enviar el vehículo desde EE. UU., el cliente tiene que abonar la tarifa impuesta por la importadora cubana porque es el requisito habilitante del proceso.
A pesar de la variabilidad y de la falta de conocimiento de Cantón en relación con los estándares empleados por las importadoras cubanas, basándose en su experiencia aseguró — hasta la fecha de sus declaraciones (15 de noviembre de 2023)— que a ninguno de los clientes de la exportadora para la que trabaja que habían enviado vehículos a Cuba las empresas importadoras cubanas le habían cobrado menos de 20 000 USD por auto importado. Señaló que el cargo más elevado que había pagado uno de sus clientes a las autoridades cubanas para importar un vehículo había sido 56 000 USD.
Los números que ofreció Alejandro Cantón demuestran que las expectativas iniciales de Eduardo Aparicio son excesivamente optimistas o que el valor que utilizan las empresas importadoras cubanas para calcular el 30 % del que hablaba el dueño de Apacargo Express no se computa sobre la base de la factura original del vehículo, sino sobre una retasación que hacen las autoridades de la isla.
En cualquier caso, las erogaciones que tienen que realizar quienes pretendan importar a Cuba un vehículo desde EE. UU. no son menores. Sobre todo porque se establecen a partir de una relación tripartita en la que el cliente tiene que pagar el valor nominal del vehículo, el costo de flete impuesto por la exportadora estadounidense y el precio nada despreciable de importación y aranceles determinado de forma poco transparente por las empresas importadoras y las autoridades cubanas.
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