Vivir y trabajar en Cuba, en medio de una de las peores crisis económicas de los últimos 60 años, resulta cada vez más difícil. Entonces, no extraña que la tasa de ocupación en 2022 decreció en 4.71 % respecto a 2020, lo que representa una disminución de 231 364 ocupados.
Los datos pertenecen a la Encuesta Nacional de Ocupación, en la que también se registró una disminución de 4.28 % la población económicamente activa (4 765 628) respecto a 2020.
La escasez de fuerza laboral constituye un tema de debate en la isla, donde se resiente tanto la empresa estatal como el sector privado. En las cifras influye la ola migratoria, una de las mayores de la historia reciente, la situación demográfica, marcada por un acelerado envejecimiento poblacional, y las deficientes condiciones laborales y los salarios que no satisfacen las necesidades de los trabajadores; problema que puede catalogarse de histórico.
A ello se une el desaprovechamiento de las fuerzas productivas disponibles, cuyo impacto es perceptible. Elaine Acosta, directora ejecutiva del proyecto sobre envejecimiento, cuidados y derechos en Cuba Cuido60, señaló a elTOQUE el 2 de junio de 2023:
«Hoy vemos las consecuencias en el ámbito de la salud, las industrias, en las propias organizaciones de la sociedad civil que entrenan y forman a las personas y luego no están; en las aulas que se vacían de profesores. Y esos recursos no son ni fácil ni rápidamente reemplazables. La pregunta es: ¿Con qué manos al final vamos a labrar el futuro de Cuba?», se cuestiona la investigadora.
Vieja crisis, ¿nuevas causas?
Los bajos salarios han sido históricamente un factor en contra del empleo en Cuba, en especial en los últimos años. Según cifras oficiales, el salario promedio es de 4 219 pesos cubanos. Cuando una libra de arroz sobrepasa los 200 pesos, un litro de aceite los 1000 y el cartón de huevos los 1 200, resulta entendible el desplazamiento hacia el sector no estatal en el que el nivel de ingresos puede superar 3.5 veces el salario promedio.
«Yo trabajaba de chofer en una empresa vinculada al turismo. Pero, con un salario que no llegaba a los 4 000 pesos mensuales, no podía hacer nada. Un conocido me propuso irme para su mipyme. Ahora, por cada viaje que doy a La Habana gano 3 000 pesos. ¡El salario de casi todo un mes en un solo viaje! Al menos ahora puedo darle algún gusto a mi hijo de vez en cuando», contó a elTOQUE Juan Armando López*.
Otra de las causas para la migración son las dinámicas laborales en uno y otro sector. Alberto Suárez*, artista plástico que desde hace cuatro meses trabaja en el sector privado, comenta: «En mi actual centro laboral tengo horario flexible. En lo estatal son esquemáticos en este sentido, porque quieren controlar tu presencialidad. Además, aquí mi trabajo está sujeto al rendimiento. Si logro acortar los tiempos de producción, incluso soy recompensado».
Para el joven eso es algo que separa la empresa estatal de la gestión privada, la capacidad para optimizar procesos y reducir los déficits. «Hay empresas (en el sector estatal) con pérdidas que siguen enfrascadas en los mismos modelos de gestión durante años y conocemos el precio de esas decisiones para la economía familiar y nacional; sobre todo, la inseguridad que generan para sus trabajadores tales prácticas».
Los números avalan esta percepción. Por ejemplo, el periódico Invasor mencionaba 300 trabajadores disponibles (aquellos que quedaron sin trabajo tras la restructuración) en la Empresa de la Industria Alimentaria de Ciego de Ávila y a otros 800 de la Agroindustrial Ceballos de esa misma provincia, ambas en la lista de empresas con pérdidas económicas durante 2022.
Mientras en Cienfuegos se aprobó en 2022 un total de 38 procesos de disponibilidad, los cuales afectaron a 1 487 trabajadores. Además, el territorio sureño «terminó el año pasado con 908 trabajadores interruptos, fundamentalmente en las empresas del sector alimentario. «La causa principal que provocó esas decisiones ha sido la falta de materias primas», publicó el periódico estatal 5 de Septiembre.
Hoy las empresas con pérdidas no pueden distribuir utilidades a sus trabajadores, señaló a Cubadebate Yovana Vega Mato, directora del sistema empresarial estatal del Ministerio de Economía y Planificación. «En estas entidades, muchas veces los trabajadores tienen salarios bajos y eso genera desmotivación y éxodo de fuerza laboral».
La emigración hacia otros países también ha disminuido la población económicamente activa. Lo más preocupante es que la fuerza de trabajo que emigra generalmente posee niveles de calificación de enseñanza media y educación superior, lo cual impacta en los cambios tecnológicos, la innovación, la creatividad y, por tanto, en lograr mayores niveles de productividad, refieren los estudios.
La subutilización de la fuerza de trabajo figura también como una de las causas que alienta la migración entre sectores.
«Soy graduado de Telecomunicaciones. Si voy a trabajar por debajo de mis capacidades, actualizando antivirus en una empresa estatal, mejor me voy para una mipyme. Allí por lo menos gano más dinero y sigo vinculado al mundo de la tecnología, aunque no trabaje en lo que realmente estudié», comentó a elTOQUE Reinier López*, que terminó sus estudios superiores en la Universidad de Villa Clara hace cuatro años y desde hace seis meses decidió vincularse a una pequeña empresa en Ciego de Ávila.
Rafael Araújo González, investigador del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, señaló al periódico Trabajadores que el monto de trabajadores calificados que han abandonado su actividad profesional dentro del país para dedicarse a otras menos calificadas, en ocasiones mejor remuneradas, es mayor que la pérdida a causa de la migración hacia el exterior.
A ello se suma que hoy casi la mitad de los trabajadores (48.5 %) tienen entre 45 y 64 años. La población cubana disminuye y envejece, y con ello la fuerza laboral que debe mantener en movimiento su economía. Cuba es la nación más envejecida de América Latina y el Caribe, el 21.9 % de la población tiene 60 años o más. «Quizá llegaremos a un 30 % de envejecimiento para 2030», aseguró el doctor en ciencias Antonio Aja Díaz, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana.
Aunque el Gobierno reconoce que hoy los salarios no constituyen «una motivación para trabajar», e incluso habla de la necesidad de proveer empleos de calidad a los jóvenes, es evidente que Cuba está atrapada en un círculo vicioso de salario-productividad-inflación. Por su parte, hasta ahora las estrategias gubernamentales solo han agravado la crisis y no han brindado soluciones.
Impactos en el ecosistema laboral cubano
El impacto del desplazamiento de fuerza laboral preocupa a más de un directivo. Por ejemplo, en una industria estratégica como la eléctrica se calcula que unos 10 000 trabajadores cesaron sus actividades en 2022. En 2021, más de 6 000 habían dejado sus empleos.
En Sancti Spíritus, la Empresa de Construcción y Montaje perdió 1 000 trabajadores, 500 de ellos en 2022. El Ministerio de la Construcción calcula que el territorio necesita al menos el doble de personal con el que cuenta en la actualidad.
La industria azucarera es otra de las afectadas por la carencia de fuerza calificada, así lo admitió el ingeniero Ángel Luis Ríos Riquenes, director general de Encadenamiento Productivo del Grupo Empresarial AZCUBA, en una entrevista publicada en el medio estatal Granma.
«Sobre todo [la ausencia] de jefes intermedios impacta negativamente, lo que ha provocado falta de disciplina y rigor. Un grupo de roturas importantes ha estado asociado a malas operaciones, a la mano del hombre. El Antonio Guiteras estuvo más de nueve días parado por esas causas». Según el directivo, también influye «la actual situación económica del país, marcada por la inflación. Por ejemplo, los problemas productivos de un central impiden que los trabajadores reciban salarios decorosos y muchos se van».
En Ciego de Ávila, las autoridades de la provincia reconocieron la incidencia del déficit de médicos y enfermeros en la drástica caída de los indicadores de salud en el territorio.
En la provincia hay 504 plazas de enfermería vacantes, de las cuales 160 pertenecen al Hospital Provincial General Docente «Roberto Rodríguez». En 36 consultorios de la familia faltan médicos, citó el diario local Invasor en noviembre de 2022.
Además, «son menos los que se forman como especialistas de la Atención Secundaria de Salud y más los que, por diversas causas, abandonan de manera temporal o definitiva el sector», apuntó la metodóloga de la Dirección de Posgrado Omarys Loyola Cabrera.
La poca cobertura del personal docente en Educación también es palpable. Por ejemplo, en 2022 las bajas definitivas en el sector fueron de 27 587. En específico, por éxodo sumaron 11 823, según trascendió en la reunión de trabajo de este ministerio y el de educación superior, celebrada en mayo de 2023.
¿Soluciones a la vista?
El futuro del empleo en Cuba resulta difícil de mirar con optimismo cuando se sabe que no podrá sustentarse en el crecimiento a partir de la incorporación de más fuerza de trabajo a los procesos productivos.
Los científicos apuestan por un esquema de incentivos para retener al grupo de mayor calificación y difícil reemplazo en los sectores estratégicos. Para ello, proponen perfeccionar la política de recursos humanos en empresas y administración pública.
El Decreto Ley 36, aprobado en 2021, estimula la permanencia y a la vez la reincorporación de los jubilados por edad al mismo cargo que desempeñaban al momento de obtener su pensión. Pero las medidas a corto plazo no brindan seguridad para el futuro.
Desde hace años, las investigaciones académicas también abogan por el desarrollo de un sector no estatal que demande mayor calificación de su fuerza de trabajo y sea más productivo, con el fin de reactivar el mercado nacional sin importar productos.
Varios economistas concuerdan en que muchas de las soluciones a largo plazo pasan por la recuperación del salario real e insisten en que hace falta, además, políticas económicas y laborales que incentiven la incorporación al trabajo.
En materia de formación, urge elevar la masa de profesionales en ciencias naturales, exactas, agropecuarias y técnicas, tanto en la educación universitaria como en la técnico-profesional. En el país, una elevada proporción de empleados está ubicada en el sector terciario de la economía, dedicada a los servicios; por lo tanto, se necesita aumentar el número de trabajadores en los sectores primarios, el agroalimentario y el industrial.
Algunas de las estrategias que, según los expertos, ayudarían a cambiar el panorama laboral son incentivar la inversión en las ramas de alta y media-alta intensidad tecnológica en la estructura productiva para aprovechar los niveles de calificación de la fuerza de trabajo; elevar los ingresos salariales en correspondencia con los resultados finales y seguir en la búsqueda de formas progresivas de pago; además de potenciar la formación educativa en las áreas técnicas y productivas.
El sector presupuestado tiene sus propias cuotas de ineficiencia y con la severa restricción presupuestaria actual está claro que no creará muchos puestos de trabajo. Los investigadores opinan al respecto que sería oportuno eliminar algunos obstáculos para que el sector privado prospere. Entre ellos, el acceso a financiamiento en el sistema bancario, la participación directa en el comercio exterior, la conformación de un mercado mayorista funcional, la posibilidad de asociación con capital extranjero, la reducción de la elevada presión tributaria, y el retiro de la aprobación centralizada de las empresas privadas y cooperativas no agropecuarias.
Hoy el número de personas ocupadas ronda los 4 000 000, mientras existen otros casi 3 000 000 de cubanos con capacidad para trabajar en un limbo laboral. El momento de actuar es ahora, para que la falta de políticas efectivas no condene la cada vez más reducida fuerza laboral del futuro.
*El nombre de los entrevistados fue cambiado por temor a represalias.
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Maikel