Vice primer ministro justifica la crisis agrícola con las sanciones de EE. UU. Los datos lo contradicen

Jorge Luis Tapia Fonseca, vice primer ministro de Cuba, en la II Cumbre de la ONU sobre los Sistemas Alimentarios (UNFSS+4) en Etiopía. Foto: X/@CubaMINREX.
Jorge Luis Tapia Fonseca, vice primer ministro de Cuba, desinformó durante su intervención en la II Cumbre de la ONU sobre los Sistemas Alimentarios (UNFSS+4) al atribuir exclusivamente a las sanciones económicas de Estados Unidos la causa de la crisis agrícola y alimentaria en la isla. En su discurso del 28 de julio de 2025, el alto funcionario omitió factores estructurales internos, políticas económicas fallidas impulsadas por el Partido Comunista de Cuba (PCC) y un patrón de inversión que prioriza el turismo por encima del sector agropecuario.
«Esta cruel guerra económica [de EE. UU.] no nos permite establecer una agricultura capaz de cubrir todas las demandas alimentarias de nuestra población, al no contar con los insumos productivos imprescindibles como fertilizantes, plaguicidas, insumos energéticos, maquinarias, implementos agrícolas y sus piezas de repuesto, sistemas de riego, entre otros», aseguró Tapia Fonseca.
En esa narrativa ENGAÑOSA, frecuente en el discurso oficial cubano y replicada por medios estatales, se omiten causas internas claves y se distorsiona la realidad. Los datos muestran que Cuba importa alimentos desde EE. UU. mientras el régimen de La Habana destina una ínfima parte de la inversión al agro y mantiene un modelo económico centralizado y restrictivo que asfixia a los productores del campo nacional.
El diario oficial Granma destacó que el vice primer ministro «reafirmó la disposición de Cuba de contribuir a posicionar a los Sistemas Alimentarios en el centro de las agendas de desarrollo económico-social para combatir el hambre, la pobreza y la desigualdad».
Sin embargo, la prensa estatal no menciona que la extrema pobreza habría aumentado en Cuba en 2024 al 89 % de la población, según datos del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) obtenidos de una investigación de la ONG que entrevistó a 1 148 personas en cada una de las provincias del país. Por otra parte, la socióloga Mayra Espina estima que «entre un 40 y un 45 % de la población cubana está en una situación de pobreza de ingresos», declaró la experta.
Pedro Monreal, doctor en Economía, criticó las afirmaciones de Tapia y la cobertura del Granma calificándolas en redes sociales como «fantasía política» e indicando que «de lo que menos puede presumir el Gobierno cubano es de poder posicionar sistemas alimentarios en el centro de cosa alguna».
De acuerdo con el economista, la inseguridad alimentaria en Cuba responde a causas estructurales internas, como un sistema de propiedad estatal que limita el desarrollo de un modelo productivo más eficiente.
«La incapacidad de obtener maquinaria e insumos se debe a factores diversos, entre otros al malogrado modelo de especialización internacional del país y a un patrón de inversión que relega el agro para invertir en hoteles vacíos», apuntó Monreal.
Por su parte, Food Monitor Program señaló —tras las declaraciones del vice primer ministro—: «el Gobierno cubano ha instrumentalizado el discurso de seguridad alimentaria» mientras la alimentación en la isla se ha vuelto cada vez más privatizada, dolarizada y controlada por el Estado».
«No existe sistema alimentario en un país que ha perdido más del 67 % de su producción nacional y donde se importa más del 80 % de los alimentos. En Cuba, Gaesa es la entidad con mayor poder económico, un conglomerado bajo control militar que monopoliza importaciones y divisas hasta cadenas de distribución. ¿El resultado? Un sistema alimentario capturado por intereses corporativos-militares», concluyeron.
Problemas estructurales: lo que el vice primer ministro no menciona
En un reciente estudio publicado por el laboratorio de ideas Cuba Siglo 21 se señala que «la crisis alimentaria en Cuba ha alcanzado niveles dramáticos, revelando el fracaso estructural del sistema político, económico y productivo».
En el artículo «Sin campo no hay país y con Gaesa no hay futuro» se advierte que, según datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Unicef, «el país depende ahora de donaciones internacionales para garantizar una mínima cobertura de productos básicos, mientras que más del 80 % de los alimentos consumidos son importados, en gran medida de Estados Unidos».
La alta dependencia externa, combinada con el bajo nivel de inversión en el agro y el control estatal sobre la economía, ha hecho de la alimentación una de las principales fuentes de preocupación para la población cubana, coinciden varios expertos.
La Asociación de Campesinos Independientes y el capítulo cubano de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (Flamur) presentaron en 2020 en la propuesta «Sin campo no hay país» cinco demandas para el desarrollo de la producción agrícola en la isla que han sido ignoradas por el Estado cubano. A saber:
- Supresión del monopolio de Acopio: permitir que los campesinos comercialicen sus productos libremente, eliminando la obligación de vender un porcentaje al Estado a precios irrisorios.
- Libertad de mercado: permitir a los campesinos establecer precios según oferta y demanda para incentivar la producción.
- Comercio internacional directo: autorizar exportaciones e importaciones sin intermediarios estatales, incluyendo acuerdos con EE. UU., lo cual Washington permite cuando se trata de campesinos privados e independientes.
- Moratoria de impuestos: exonerar del pago de impuestos a productores durante una década para reinvertir en infraestructura, tecnología y maquinaria.
- Propiedad privada garantizada: otorgar títulos de propiedad permanentes sobre la tierra y equipos que faciliten acceder a créditos, seguros y asociaciones con inversionistas.
Mientras las autoridades culpan al embargo, los productores cubanos relatan una realidad marcada por impagos, trabas burocráticas y falta de insumos básicos.
Un productor de arroz del municipio Aguada de Pasajeros, en Cienfuegos, le dijo a elTOQUE en condición de anonimato por temor a las represalias que el Estado cubano le debe «pagos por más de diez meses y que cada vez están más obsoletos y defectuosos los equipos técnicos, falta combustible, repuestos, herbicidas, fungicidas e insecticidas».
El agricultor agregó: «soy productor hace más de tres décadas y te puedo asegurar que este es el peor momento del campo cubano y de la comercialización de alimentos. Las trabas impuestas a los campesinos y los beneficios que quiere obtener el Gobierno a costa de quienes trabajamos son los principales problemas».
El arroz, alimento esencial en la dieta cubana, enfrenta hoy una de sus peores crisis de producción. En 2024, Cuba apenas logró cosechar alrededor de 80 000 toneladas, lo que equivale a solo el 11 % de la demanda nacional. Seis años atrás, esa cifra era superada en más de tres veces, según reportes del diario oficial Granma. Ante la caída sostenida de la producción, el país ha tenido que aumentar sus importaciones para intentar abastecer el consumo interno.
En mayo de 2021, el Gobierno cubano anunció la implementación de 63 medidas para supuestamente dinamizar la producción agropecuaria en la isla. Dos años después, las autoridades admitieron que «no se lograron los resultados esperados».
«Los problemas que afectan el sector agropecuario cubano rebasan en el alcance de las capacidades y facultades del ministerio de la Agricultura requiriendo una atención más integral por parte del Gobierno de la República. Apreciamos que la mayor cantidad del tiempo de los cuadros principales del organismo se concentra en la administración de la crisis (…) y no siempre se dedica tiempo el tiempo necesario a lo estratégico para el desarrollo sostenible del sector», declaró en diciembre de 2023 Ramón Osmani Aguilar, presidente de la comisión agroalimentaria en el Parlamento.
Lo que revelan las cifras del comercio Estados Unidos-Cuba
A pesar de las sanciones estadounidenses, se permite la venta directa de determinados productos agrícolas y alimentarios de EE. UU. a Cuba. Estas operaciones son legales y frecuentes, lo que demuestra que el acceso a insumos básicos no está completamente «bloqueado», como afirma la propaganda oficial.
Según el US-Cuba Trade and Economic Council, solo en mayo de 2025 las ventas de productos agropecuarios desde Estados Unidos a Cuba alcanzaron los 37 millones de dólares, la cifra mensual más alta registrada hasta la fecha. En total, entre enero y mayo, las exportaciones de alimentos y productos agrícolas — incluidos aceite de soya, aceite de jojoba, extractos de café y llantas— sumaron 205 millones de dólares, lo que representa un incremento del 16.6 % en comparación con igual período de 2024.
«Desde las primeras exportaciones de maíz, trigo y arroz en diciembre de 2001 hasta hoy, los cubanos han adquirido aproximadamente 8 000 millones en productos agrarios y alimenticios pagados en efectivo», explicó John Kavulich, director del US-Cuba Trade and Economic Council.
Según datos oficiales de Estados Unidos compartidos por el economista Pedro Monreal en su cuenta de X, las exportaciones de carne de pollo desde ese país hacia Cuba marcaron en 2024 un récord histórico en valor al superar por primera vez los 300 millones de dólares anuales. En términos de volumen, fue el cuarto mayor registro en toneladas.
En los últimos cuatro años, Cuba ha importado carne de pollo desde EE. UU. por un valor total de 1 180 millones de dólares. Este producto se ha convertido en la principal fuente de proteína para la población y en uno de los alimentos más consumidos, aunque su escasez y alto precio lo han vuelto inaccesible para muchos hogares.
Aun así, como advierte Monreal, estas importaciones apenas logran compensar la grave crisis agropecuaria interna «de la cual todavía no se observa la luz al final del túnel».
Inversión en turismo vs. agricultura
2024 cerró con una contracción del 1.1 % del producto interno bruto (PIB), según los datos oficiales. «Las producciones primarias (agricultura, ganadería y minería) han sido las más afectadas, con una caída del 53 %. También se observa un decrecimiento en la actividad secundaria (industria azucarera y manufacturera, 23 %) y terciaria (servicios sociales y no sociales, 6 %)», detalló el ministro de Economía Joaquín Alonso Vázquez.
Sin embargo, el pasado año el Gobierno cubano invirtió 14 veces más en turismo —incluida la construcción de hoteles— que en agricultura, un 37.4 % frente al 2.7 % del total; a pesar de que en el discurso oficial se presenta la producción agrícola como la prioridad para garantizar la seguridad alimentaria de la población.
El economista Pedro Monreal, quien desde hace años advierte sobre el distorsionado patrón de gasto del Estado, ha señalado que «se mantiene una torcida prioridad del Gobierno cubano que perpetúa una crónica deformación inversionista centrada en el turismo».
Monreal subraya que la tendencia persiste incluso cuando el sector turístico ha dejado de ser la «locomotora» que las autoridades insisten en presentar. En 2024, la ocupación hotelera cayó al 23 %, por debajo del 25 % registrado en 2023, lo cual refleja una ruina sostenida.
«La contradicción entre un turismo en declive que sigue tragando desaforadamente los escasos recursos de inversión y una crisis alimentaria a la deriva y desatendida como prioridad expresa, cuando menos, una política inmovilista», señaló el especialista en su cuenta de X.
Aunque el embargo estadounidense impacta en la economía cubana, la crisis agrícola y alimentaria tiene causas internas profundas que las autoridades omiten sistemáticamente. Culpar solo a las sanciones externas distorsiona la realidad y desinforma sobre las responsabilidades reales del régimen del PCC en la crisis cubana.
Fuentes:
Discurso del vice primer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca en la II Cumbre de la ONU sobre los Sistemas Alimentarios (UNFSS+4), 28 de julio de 2025.
Diario Granma y declaraciones oficiales del Ministerio de Economía y del Parlamento cubano.
Datos del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).
Declaraciones de la socióloga Mayra Espina.
Análisis y publicaciones del economista Pedro Monreal (X/@pmmonreal).
Informes de Food Monitor Program y del laboratorio de ideas Cuba Siglo 21.
Estudio «Sin campo no hay país» de la Asociación de Campesinos Independientes y la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (Flamur).
Entrevistas de elTOQUE a productores agrícolas.
Estadísticas del US-Cuba Trade and Economic Council y del Departamento de Agricultura de EE. UU.
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