Foto: Jit / Facebook.
Cuba en el Premier 12. ¿Y si mejor jugamos sin expectativas?
17 / noviembre / 2024
A esta hora que usted lee, ya se sabe si el equipo Cuba de béisbol en el Premier 12 abordará rápido el avión de regreso a la isla ―con otro papelazo a cuestas― o si se hizo el milagro y cumplió las expectativas a priori: avanzar a la Súper Ronda.
Escribo antes de que alguna de las dos opciones sea una realidad, luego de la catástrofe contra Corea del Sur y de que la dirección de Armando Jhonson, dos juegos después, finalmente moviera las fichas de una alineación cuyo grueso (entre Erisbel Arruebarruena, Alfredo Despaigne y Ariel Martínez) no estaba produciendo con hombres en circulación.
Para el choque crucial contra Australia, se le daba «agua al dominó» y Rafael Viñales asumía la receptoría en busca de ofensiva, el dolor de cabeza de todos los equipos Cuba.
Otros que asumían puestos de importancia en el line up eran Yadir Drake y Yoelquis Guibert, ante la ausencia de Yoan Moncada por lesión y la baja ofensiva del «Grillo» Arruebarruena.
El seleccionado antillano bateaba hasta los primeros dos choques para un average de 222, con 14 imparables, pero siete de ellos dentro del cuadro. El elenco cubano dejó 11 corredores en bases, a la espera del remolque, en el partido contra Corea.
Para no mencionar que, sorprendentemente, el primer lanzador de ese equipo (Liván Moinelo) explotó en apenas dos capítulos contra los coreanos, con grand slam incluido.
Según datos del reportero deportivo Joel García, más del 90 % de las carreras permitidas por Cuba habían sido después de tener en dos out a los contrarios.
«¿Falta de concentración, exceso de relajación, no controlar las emociones o sentirse victorioso antes de tiempo? ¿Eso se enseña o va en el corazón?», cuestionaba García.
Como no tengo contrato con Nostradamus, analizaré lo que he visto hasta este minuto, que es más de lo mismo, porque lo que pasó con Cuba ante República Dominicana y Corea del Sur son los golpes que siempre se dan, una y otra vez, en las competiciones internacionales.
El análisis de la dirección del equipo Cuba se hace inmediato. Otra vez el espejismo del resultado del V Clásico Mundial, con ese cuarto puesto, mantuvo al pinero Armando Jhonson de timonel, aunque sus manejos están lejos de ser consistentes, lógicos y enérgicos.
El veterano mentor carece incluso de personalidad en la banca, su rostro es invariable, gane o pierda, el pinero no fluye con su equipo.
Pero más allá de la cuestión de personalidad, Jhonson sigue demostrando que está atado a un viejo librito, en desuso desde hace décadas.
Si el equipo Cuba está integrado por peloteros radicados en el exterior y con carrera en ligas profesionales, no estaría mal probar con algún técnico, de los tantos que tenemos desperdigados por ahí, para que comande el team.
Un técnico capaz de sentar a Despaigne, por ejemplo, si no rinde como ahora, o de mover la alineación sin miramientos y que no le tiemble la mano si tiene que cambiar a un pícher. Un mentor que no acumule compromisos ni amiguismos.
Suceda lo que suceda con este equipo Cuba en el Premier 12, es hora de darle un descanso a Jhonson, si bien el problema del béisbol en la isla no es solo de técnicos, sino de un mal sistema, de una Serie Nacional que da grima y de una escasez de talentos (porque no hay condiciones en la isla y los prospectos se van huyendo a la primera oportunidad).
Cada vez las edades de las fugas del béisbol cubano son más tempranas, de 12 o 13 años salen de la isla los mejores talentos para probar su suerte ante scouts de organizaciones de Grandes Ligas.
Saben, a esa edad, que quedarse en la isla es enterrar su talento. Todo ello porque un puñado de mandamases del béisbol siguen sin dar su brazo a torcer y convertir la liga cubana al profesionalismo, pagar sueldos adecuados e involucrar a patrocinadores privados que hagan de la Serie un campeonato serio.
Año tras año, derrota tras derrota (demasiadas ya, pero nunca la última) decimos lo mismo. Cuba necesita un cambio, de todo tipo; pero la pelota, que muere, lo necesita de inmediato, con urgencia.
Ni siquiera es cuestión de triunfalismos, aunque pasar a la Súper Ronda parecía una expectativa demasiado alta. Se trata de cómo son esas caídas y de cómo no se reacciona ante ellas, al menos desde donde deberían dirigirse los cambios.
ELTOQUE ES UN ESPACIO DE CREACIÓN ABIERTO A DIFERENTES PUNTOS DE VISTA. ESTE MATERIAL RESPONDE A LA OPINIÓN DE SU AUTOR, LA CUAL NO NECESARIAMENTE REFLEJA LA POSTURA EDITORIAL DEL MEDIO.
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