Desde hace años Cuba implementa el pago a través del dinero electrónico por sus ventajas en cuanto a comodidad y seguridad. Sin embargo, la limitada infraestructura existente en el país, el rechazo de algunas personas por falta de cultura de los mecanismos y las brechas en materia de seguridad, atentan contra el desarrollo de esta forma de ahorro y pago.
***
La cola en la tienda Casa Azul de Las Tunas es bien larga. Sacaron aceite y pollo. Un hombre usa su tarjeta del Banco Popular de Ahorro (BPA) para pagar. La gente se molesta. El pago con una tarjeta puede demorar una eternidad.
“Yo no critico porque también tengo tarjeta”, dice una señora en la cola. “Lo que pasa es que cuando una viene a comprar es mejor sacar el dinero antes, en el cajero”.
En la pantalla del terminal de punto de venta (TPV o POS por sus siglas en inglés) aparece “Conectando…”. Pasan unos minutos y… “Conectando...” La cola, inmensa, está detenida. La molestia de las personas que esperan aumenta.
Desde hace casi dos décadas, Cuba comenzó a implementar el uso del pago electrónico a través de tarjetas magnéticas asociadas a una cuenta bancaria.
Cada año aumenta el número de personas que, por decisión propia o por requerimientos de sus empresas, poseen una tarjeta de débito. Sin embargo, aumentan las tarjetas pero no las condiciones para usarlas.
Insertar tarjeta
Fueron los propios trabajadores del sistema bancario en Cuba los primeros en usar tarjetas magnéticas. Luego, el servicio se extendió a los colaboradores en Venezuela.
Hoy existen casi cinco millones de tarjetas magnéticas activas, en las cuales reciben su pago los jubilados y pensionados, trabajadores por cuenta propia y de empresas con domiciliación de la nómina salarial, proceso que permite el pago del salario por esta vía electrónica y evita los grandes movimientos de efectivo.
“Son indiscutibles las ventajas de una tarjeta”, explica la doctora Arelis Díaz. “Yo tengo la mía hace años y me funciona de maravillas. Lo único malo es que si hago la devolución de un producto debo esperar hasta 45 días para la reposición del dinero”.
Como ella, otros aseguran que la tarjeta magnética les ha facilitado operaciones y servicios, siempre y cuando funcione todo correctamente.
En marzo pasado, Irma Martínez Castrillón, ministra presidente del Banco Central de Cuba (BCC) reconoció que los principales problemas del sistema bancario y financiero están relacionados con la calidad de los servicios, la implementación del comercio electrónico (e-commerce) y un mayor empleo de los servicios de Banca Remota, Telefónica y Móvil.
“A veces he querido aprovechar las bonificaciones del banco por fechas determinadas y me es imposible. Cuando no está roto el POS no hay conexión o cualquier otra excusa aparece. Sin contar el papeleo que hay que llenar”, comenta Aracelio Segura.
Por cada operación con tarjeta magnética en las tiendas se llena un modelo con el nombre del cliente, su dirección, número de carnet de identidad, número de la tarjeta, fecha, hora, importe y firma.
“Esa información se recoge para tener todos los datos en caso de algún problema y se escribe con lapicero al dorso del comprobante porque con el tiempo los impresos se borran”, explica una dependiente de la cafetería Doña Neli, en Santa Clara.
Aunque en algunos establecimientos también se ingresan los datos en la caja registradora, es el papeleo y la lentitud en las conexiones de los POS lo que demora las compras en las tiendas y molesta a los clientes.
“Soy de las que saca la tarjeta y ‘reza’ para que funcione”, comenta la usuaria Sailé en Cubadebate. “Igual miro la cara que pone el cajero cuando me ve sacar la tarjeta y voy ya como el cuento del gato. Nos acostumbramos tanto a lo mal hecho y al maltrato que pareciera que estamos pidiendo favores cuando utilizamos los servicios o exigimos nuestros derechos”.
Una dependienta en la tienda Leningrado de Las Tunas se arriesga a confesar que, aunque está estipulado que primero se haga la operación en la caja y luego se introduzca la cantidad en el POS, ella invierte los procesos.
“Cuando no necesito introducir el código para saber el precio de los productos, hago la suma en una calculadora y paso primero la tarjeta. Si la conexión demora, adelanto por la caja las compras de otros clientes y así la cola no se detiene”.
Aunque ciertamente evita las demoras en la cola, la dependienta asegura que si la “cogen” haciendo estas operaciones pueden sancionarla por no cumplir lo establecido.
Conectando…
En Cuba la mayor parte de los POS hoy se comunican a través de las redes telefónicas, aunque hay algunos inalámbricos que lo hacen por GPRS (transmisión de datos mediante conmutación de paquetes). Los más modernos se enlazan a través de la vía IP. Estos últimos son más caros y pocas empresas hacen uso de ellos.
Para colmo de males, los más comunes tienen por lo general una extensión insertada a su terminal de teléfono y eso hace las conexiones más lentas.
“La congestión es mayor en los días del 1 al 8 de cada mes porque coinciden las ventas con las cargas de las tarjetas de todo el combustible del país, o del 10 al 12 cuando coincide con la bonificación del Banco Metropolitano”, detalló a Cubadebate Ángel Morales Ventura, gerente de emisión de tarjetas de FINCIMEX.
El funcionario reconoció que, además de la obsolescencia de los mecanismos de comunicación, las indisciplinas y la resistencia al cambio de los vendedores son el principal problema.
Al registrar el código del producto en un POS se evita la adulteración de los precios y la introducción de otro tipo de mercancías. Por otro lado, al no haber efectivo en el proceso, los dependientes no reciben directamente propinas. Estas son algunas causas de la reticencia.
Según informó Morales Ventura, más del 85 por ciento de las quejas relacionadas con el uso de las tarjetas magnéticas resultan de indisciplinas en la red de comercio, porque se desconecta o se esconde el POS y no se informa de la rotura de alguno de ellos.
A pesar de la resistencia, cada año en Cuba se realizan más de 400 millones de transacciones a través de esta forma de pago.
Sin embargo, “mientras el salario sea fijo y no dependa de la cantidad de ventas realizadas, seguirán escondiendo el POS o diciendo que no tienen conexión”, afirma la cliente Dayana Manresa.
Tarjeta rechazada
María Jorge cobra mediante una tarjeta magnética del BPA. Ella vive en el municipio de Cruces pero trabaja en Cienfuegos. Cuando le ponen el salario tiene que moverse desde la zona industrial hasta el centro de la ciudad a sacar su salario íntegro.
“Es casi un día de trabajo perdido porque tengo que moverme 30 kilómetros. Donde vivo no hay cajeros y, aunque puedo sacar el dinero en el banco o en CADECA (casa de cambio), cuando llego a las cinco de la tarde a mi casa ya esos establecimientos cerraron”.
Como María, varias personas extraen en una sola operación todo el dinero del salario. “Los cajeros siempre están llenos y, si coincide con uno de esos días cuando no funcionan y necesitas con urgencia el dinero, te embarcas”, comenta un ingeniero de la Empresa Oleohidráulica de Cienfuegos.
Son 927 los cajeros existentes hoy en todo el país, solo siete más que en diciembre de 2017. Del total, hay 572 en La Habana y el resto están ubicados en 70 municipios, cabeceras provinciales fundamentalmente.
“Dijeron que iban a aumentar los cajeros en Las Tunas, pero son los mismos”, indica Ramona Paneque. “Hay lugares, como la terminal y el hospital, que debieran tener cajeros cerca, pero en casi todos los lugares que conozco la mayoría se concentra en el centro de la ciudad, a veces incluso a menos de una cuadra unos de otros”.
Para la instalación de un cajero automático deben existir determinadas condiciones técnicas: una línea telefónica y de datos, determinado voltaje, sitios autorizados por el MININT y SEPROT para garantizar su seguridad, lugares dictaminados por Planificación Física donde sea posible realizar el mantenimiento del cajero y la reposición del efectivo. Pero, “si no están donde más la gente los necesita, ¿qué tan funcionales son?”, se pregunta Ramona.
Operación ¿segura?
En enero de 2017 el Banco Central informó una modificación en el uso de las tarjetas magnéticas para garantizar la seguridad de su uso.
Desde esa fecha, aquellas personas con tarjetas magnéticas nacionales ingresan su Número de Identificación Personal (PIN) por cada operación que realicen en los cajeros automáticos.
Según publicó la prensa estatal en octubre de 2018, se renovó la plataforma que controla los cajeros, proceso que se ejecuta cada cinco años en función de garantizar su crecimiento y estabilidad.
No obstante, no todos los servicios sobresalen por su seguridad.
Ante la pérdida, deterioro u otra causa, las tarjetas de cualquier banco pueden cancelarse con solo llamar al 7 860 6000 del Centro de Control de Cajeros Automáticos.
Sin embargo, para esta operación solo es preciso saber el nombre del dueño y su número de carnet de identidad. Con solo tener acceso a esos datos a través de la filtrada base de datos de ETECSA, haberlos visto en un pasaje por ómnibus, una nómina de pago o cualquier otro documento, cualquiera puede suplantar la identidad de un titular de una tarjeta y solicitar su cancelación.
José Luis Leyva, quien tiene una tarjeta de BPA desde hace años, sugiere que el agente de banco pregunte, por ejemplo, el número de PIN único, con el cual se pueda confirmar la identidad del dueño antes de cancelar la tarjeta.
“Aquí en Las Tunas hubo una vez un escándalo por robo de tarjetas”, recuerda. “Las personas hacían las compras y no era hasta que comprobaban el saldo en el cajero que notaban la falta de dinero. En Cienfuegos también hubo un caso parecido con los médicos colaboradores”.
Por otro lado, las páginas web de la banca móvil de los bancos de Crédito y Comercio (Bandec), BPA y Metropolitano carecen de certificado de seguridad SSL, un protocolo que hace que los datos viajen de manera segura por Internet a través de claves digitales.
“Ni loco hago alguna operación a través del Kiosko de Bandec —asegura Yunior Monteagudo, ingeniero informático. A nadie se le ocurriría ingresar su información financiera en una página web que no es confiable. Ese certificado pueden solicitarlo a varias entidades internacionales. Varios sitios digitales cubanos lo tienen, así que es posible”.
Hay un tipo de ataque que se llama Man in the middle attack que afecta a páginas desprotegidas como las de los bancos cubanos. “Cualquiera que tenga acceso al rúter al que estás conectado puede falsificar el sitio del banco y robar datos para luego usarlos”, alerta Monteagudo.
Tarjeta aceptada
Los pagos de servicios en los cajeros o mediante la aplicación Transfermóvil, la compra en tiendas virtuales o el envío de giros nacionales en Correos de Cuba, son algunas de las operaciones posibles mediante tarjetas magnéticas.
Sin embargo, la ministra presidente del BCC aseguró que las principales limitaciones están dadas, entre otros factores, por el alto nivel de obsolescencia de las aplicaciones empleadas, las cuales requieren mayor sistematicidad en el monitoreo y solución de los problemas detectados.
“Una hora estuve en el BPA del bulevard de Cienfuegos para que me explicaran cómo se realiza el pago de la ONAT mediante la aplicación Transfermóvil”, explica una fotógrafa. “Aunque para otras operaciones es muy intuitiva, ni siquiera los trabajadores del banco sabían utilizar la aplicación”.
Aun cuando, desde 2010 ha crecido en más de un 95 por ciento el número de POS, según declaró Yamil Hernández Glez, gerente general de FINCIMEX, los cubanos aún prefieren las extracciones en los cajeros. “Los más de 12 mil POS existentes todavía no dan una respuesta efectiva al objetivo de bancarización de la sociedad”, declaró.
A pesar de la retórica del gobierno, aún estamos lejos de un escenario de verdadero comercio electrónico. No basta con estimular el uso de tarjetas con descuentos, bonificaciones y otras facilidades.
Como en el resto del mundo, el e-commerce traería innumerables ventajas para los cubanos, quienes podrían realizar compras, ventas y otras operaciones sin salir de sus casas ni mover efectivo.
Igualmente, es un método seguro para controlar la contabilidad de las empresas y facilitar las grandes transacciones.
Sin embargo, la instalación de nuevos cajeros automáticos apenas ha crecido (solo siete en año y medio), existe inseguridad en las páginas digitales habilitadas para hacer pagos y se mantiene la lentitud para el proceso de compra en las tiendas.
No es ilógico entonces que casi 20 años después del inicio del comercio electrónico en el mundo, los cubanos aún no confíen en las transacciones virtuales y prefieran llevar el dinero en la cartera o guardarlo debajo de la cama.
Si te gustó esta historia puedes leer otras en la aplicación móvil de elTOQUE. Cada día compartimos nuevas publicaciones a las cuales puedes acceder mediante una descarga por correo Nauta o Internet. Búscala en Google Play o en CubApk.
comentarios
En este sitio moderamos los comentarios. Si quiere conocer más detalles, lea nuestra Política de Privacidad.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *
David(PRC)
Abraham
Moisés Gutiérrez
Ore.cu
David(PRC)
eloy100fuegos