Artistas dicen No a la Bienal de La Habana /Foto: Facebook Deborah Bruguera
El boicot de la Bienal de La Habana ¿Qué ha pasado hasta ahora?
4 / febrero / 2022
El pasado 12 de noviembre se inauguró la XIV Bienal de La Habana en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, su sede principal, pese a las cientos de firmas recogidas en su contra.
Un mes antes de estrenarse el mayor evento de las artes visuales en la isla, creadores cubanos lanzaron un llamado a sus colegas del gremio en el mundo entero para que no participaran ni apoyaran la Bienal, como reclamo por los artistas nacionales que han estado o se encuentran en prisión o bajo reclusión domiciliaria, así como por todos los ciudadanos que fueron arrestados durante el estallido social del 11 de julio de 2021.
«En el marco de esta Bienal que intenta proyectar internacionalmente un paisaje saludable, nuestra iniciativa busca focalizarse en lo que realmente importa, la profunda y trágica realidad que está ocurriendo debajo de todo esto en Cuba; o sea, la estrategia represiva que ha desatado el Gobierno contra la sociedad civil», comenta para elTOQUE la artista visual y activista Camila Lobón, miembro del movimiento 27N.
«Frente a condenas desproporcionadas, persecución, represión, vigilancia contra los que se le oponen, el Gobierno y el Ministerio de Cultura deciden hacer la Bienal que sabemos que va a vender porque ha instrumentalizado la cultura como una herramienta para legitimar el poder político. Y lo que queremos es que se atienda lo importante, pues además no es posible una producción cultural auténtica en el marco de un Estado represivo que coarta la libertad de pensamiento y creación», agrega.
Bajo los hashtags #NoaLaBienaldeLaHabana y #noala14bienaldelahabana, las redes sociales se han convertido en el sitio idóneo para expandir la petición y sumar voces.
La creadora dominicana Joiri Minaya fue una de las artistas invitadas que dijo no a la Bienal, a pesar del orgullo que sentía por ser parte de ella y por ver su obra en la exposición inaugural Caminos que no conducen a Roma. Colonialidad, descolonización y contemporaneidad.
«Después de hablar con muchas partes de diversas opiniones, he concluido que es difícil, contradictorio, hasta hipócrita, ser parte de un evento organizado por un régimen que violenta las libertades de los artistas disidentes; que tortura, encarcela y deporta artistas por hacer su obra o expresar su opinión; que considero será una cortina de humo para tapar una crisis. En solidaridad con los artistas cubanos reprimidos, encarcelados, torturados, violentados, silenciados, desaparecidos o deportados por su arte o pensamiento, no participaré en este evento bajo estas circunstancias», declaró Minaya según el post compartido en la página oficial de Tania Bruguera, creadora del Instituto de Artivismo Hannah Arendt (Instar) y una de las líderes de la iniciativa.
En medio de este contexto, el propio director de la Bienal, Nelson Ramírez, reconoció públicamente la baja de algunos participantes a los cuales prefirió no identificar. Asimismo, más de 500 implicados en el mundo del arte han expresado su solidaridad con el boicot.
Coco Fusco, escritora y curadora cercana al movimiento 27N y al contexto cultural cubano, considera que este «no era el momento apropiado para que el Gobierno se mostrara como un faro de libertad artística. He visto cómo varias generaciones de artistas e intelectuales cubanos han sido objeto de represión y censura debido a sus intentos de organizarse de forma independiente y comunicar puntos de vista disidentes sobre las maneras en las que son gobernados. Es crucial que aquellos que busquen mayores libertades civiles se organicen colectivamente para expresarse y desarrollar alternativas políticas. El cambio debe venir desde dentro», explicó en entrevista para elTOQUE.
Opiniones parcializadas
En contraparte, el periódico mexicano La Jornada publicó, en octubre de 2021, una declaración bajo el titulo «¡Sí a la Bienal de La Habana!», la cual cuenta hoy con cientos de firmas de artistas tanto cubanos como de otras nacionalidades.
Dicho llamado tilda al boicot de imperialista y desestabilizador, mientras que pone en tela de juicio sus peticiones al exponer que: «En Cuba no hay nadie preso por sus convicciones o ideas políticas, incluido ningún artista. Sí hay personas presas por atentar, en connivencia con los planes subversivos de Washington, contra un orden constitucional refrendado en 2019 por más del 85 % de los electores».
No obstante, la Fiscalía General de la República reconoció la pasada semana que en Cuba hay 790 personas instruidas de cargo tras las protestas del 11J, de las cuales 710 han sido presentadas a los tribunales.
En correspondencia con los que firmaron la petición de La Jornada para mantener la Bienal, el ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, ha tachado de seudoartistas a aquellos que abiertamente solicitan cancelar el evento y así boicotear, supuestamente, la labor de las instituciones culturales.
Sin embargo, en la carta pública en contra de la Bienal, los firmantes exponen que el boicot nace después de agotar, sin éxito, otros medios para ser escuchados: han enviado cartas, peticiones, han mostrado su indignación en la prensa [no estatal] y en Internet, han hecho arte como protesta, el Parlamento Europeo y las Naciones Unidas han condenado la detención y el acoso de los cubanos que han tratado de expresar su creatividad y voluntad política pacíficamente…
Asimismo, Bruguera declaró que el boicot no es sinónimo de censura, solo pretende crear un diálogo con la institución y mostrar la disparidad de poderes y condiciones entre un lado y el otro.
En un contexto marcado por la represión y la censura contra periodistas, artistas independientes y miembros de la sociedad civil y bajo la actual crisis económica agudizada por la COVID-19, la XIV edición de la Bienal de La Habana viene llevándose a cabo desde el 12 de noviembre de 2021 y estará disponible hasta el próximo 30 de abril. Por primera vez, el evento tendrá una duración de seis meses y no de un mes como de costumbre.
Según declaraciones de Norma Rodríguez Derivet, presidenta del Comité Organizador de la XIV Bienal de La Habana, el evento cuenta con un aproximado de 300 exposiciones y más de 700 artistas; una cifra muy superior a la edición anterior y que solo se asemeja con las dos primeras ediciones en 1984 y 1986.
Pese a la duración inusual del evento y el monto de artistas involucrados, un pequeño sondeo realizado para este trabajo a 109 cubanos a través de las redes sociales evidencia que casi el 60 % no ha disfrutado de la Bienal o no se ha sentido complacido con sus obras. De este monto, más de 20 individuos no conocían que el evento se estaba llevando a cabo actualmente.
Algunos de los encuestados exponen que su publicidad ha sido pobre en comparación con otros años, mientras que otros afirman que el país no está en condiciones de realizar este tipo de acontecimientos, tanto por la pandemia como por las situaciones sociopolíticas.
Aimee Joaristi Argüelles, artista visual cubana radicada en Costa Rica, que estaba gestionando su participación en la Bienal cuando decidió solidarizarse con el llamado al boicot, opina, en exclusiva, que es «un grave error el hecho de que la Bienal haya seguido adelante mientras atraviesa una crisis profunda de sus postulados sociales y culturales; en un tiempo en el que importantes artistas estaban mostrando su indisposición a participar y en el que activistas conocidos estaban encarcelados por reclamar derechos fundamentales del ser humano», comenta.
Por actitudes similares, Camila Lobón considera que la campaña ha tenido mucho impacto porque ha visibilizado para la opinión pública internacional lo que ocurre en Cuba y ha aglutinado a una masa crítica bastante grande de artistas reconocidos, tanto nacionales y extranjeros, cuya opinión es seguida por muchas personas.
«Este año es difícil medir el impacto de la Bienal porque no se celebró de forma presencial con la magnitud que ocurrió en ediciones anteriores debido a la pandemia. La Bienal fue estructurada en pequeños espacios, en pequeñas galerías, no ha contado con eventos principales grandes como todos los años; por ahí es difícil medir la participación de la gente».
«De todas formas, en Cuba hay un público tremendo que sigue a los artistas en el transcurso de estos eventos, y para el que imagino ha sido visible la ausencia de muchos creadores», explica Lobón.
Del sondeo realizado, solo 18 individuos consideran que el boicot es el responsable, o al menos parcialmente responsable, de que la Bienal no tuviera el mismo éxito que años anteriores; mientras que otra parte opina que la crisis económica y política en Cuba, así como la forma en la que fue concebida la Bienal en pos de mantener ciertas medidas restrictivas para evitar el contagio de la COVID-19, son los motivos del fiasco. Del total, 67 encuestados no sabían del boicot, pues se trata, sobre todo, de una campaña divulgada solo a través de Internet y está enfocada principalmente en la comunidad artística.
Sea como sea, existen dos verdades: la Bienal de La Habana se está ejecutando ahora mismo, tuvo el apoyo de artistas cubanos y foráneos, su impacto no ha sido el esperado. Mientras, el boicot también ha unificado a creadores del mundo entero y ha puesto a Cuba en el ojo público, una vez más.
En palabras de Coco Fusco: «Los boicots no están diseñados para eliminar los eventos o lo que sea boicoteado. Los boicots son un medio para expresar la disconformidad. En algunos casos, pueden afectar las ventas de los productos boicoteados. Pero lo principal es afirmar una visión política alternativa y enviar un mensaje claro a través de la acción colectiva. Esos objetivos se cumplieron con la campaña. A través de ella pudimos abrir debates tanto dentro como fuera de Cuba sobre las formas en que el Gobierno ha utilizado la cultura para crear una impresión de sí mismo como un Estado benéfico, ofuscando sus prácticas de censura y represión».
«El Gobierno cubano se beneficia enormemente del apoyo que recibe de artistas e intelectuales que se aferran a una visión de Cuba como un paraíso socialista tropical. Por supuesto, la Bienal se inauguró y ha continuado, pero los eventos han tenido poca asistencia, 14 invitados rechazaron sus invitaciones, pocos extranjeros viajaron a la isla para verla, y la mayoría de la cobertura de prensa se ha centrado en nuestra campaña. Esto envía un claro mensaje al resto del mundo: muchos de los profesionales más reconocidos de las artes internacionalmente no están alineados con las políticas y prácticas del Gobierno cubano», concluye.
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Abelito