—No hay disponibilidad de harina de trigo para garantizar el pan de la canasta básica. Me enteré en la cola del pan de la canasta básica.
—Yo en la de la gasolina. Tampoco hay gasolina.
—El Ministerio de la Industria Alimentaria informó que hasta finales de marzo no habrá pan «por situaciones específicas con los embarques planificados». Si fueran un poco más específicos…
—Los suministradores los embarcaron. Le habíamos comprado trigo barato a Ucrania, pero el convoy fue interceptado llegando a puerto por una de las ofensivas del ejército ruso. Este último se compromete a hacernos llegar los sacos cuando culmine el asedio, pero van a sumarle al contrato el costo en vidas que tenga la batalla. En lo que los obuses van y vienen, los vulnerables cubanos pagan las consecuencias.
—Sería la primera vez que eso sucede.
—No, qué va, Ucrania y Rusia siempre han estado fajados.
—Me refiero al hecho de que a nuestros ancianos y niños nunca les faltó el pan, ni cuando la década de los noventa, un periodo tan «especial» como la operación militar de Putin.
—El pan estuvo garantizado desde los primeros meses del triunfo. En mayo del 59 el Comandante dijo en un discurso: «Ni libertad sin pan, ni pan sin libertad».
—Quién iba a imaginar las restricciones que habría en el futuro… con el pan digo.
—El presidente del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria refirió que «se le otorga máxima prioridad al sistema de trabajo con un grupo multidisciplinario para buscar alternativas y aminorar la difícil situación actual».
—¿Y cómo se llama ese grupo? ¿Junta Central de Panificación? El producto no faltará en sus reuniones, ni en las carretillas de los multi(in)disciplinarios que lo revenden.
—«Se buscan alternativas».
—Para el robo siempre hay alternativas.
—Se habla, por ejemplo, de la siembra de trigo en suelo cubano. En la colonia se cosechó mucho, hasta que llegó la caña de azúcar para sustituirlo.
—Ahora no hay con qué sustituir la caña.
—Pero existe la voluntad de recuperar el trigo. «La historia de la ciencia cubana está enaltecida por retos a cargo de investigadores osados, acuciosos y, sobre todo, persistentes». Ya se han logrado diez variedades de ese cereal con semillas nacionales. La harina obtenida alcanzó resultados asombrosos en las pruebas de ceba realizadas en el comedor de la ANAP.
—Hace más de treinta años la Panadería de Toyo logró más de diez variedades de pan, y todas desaparecieron. No se adaptaron a nuestro clima.
—«La edificación de la nueva sociedad en el orden económico es también un trayecto hacia lo ignoto».
—Cuando Raúl expresó eso, estábamos lejos de imaginar que amaneceríamos sin el pan nuestro de cada día.
—Los indios tampoco soñaron que un día vendría la colonización, con la «papilla seudocultural» que trae implícita, como dice Abel.
—Ni que el casabe reverdecería quinientos años después.
—La persistencia de la costumbre. «Siguen existiendo muchas etimologías, proverbios y expresiones cotidianas en uso y vigor que corroboran la existencia de connotaciones remotas en la esencia del pan».
—Como esa que se readapta para decirnos: «Al pan, pan, y si vino, vino».
—«El pan es un alimento y a la vez un símbolo universal imperecedero que está siempre presente en la historia de los humanos desde los más remotos tiempos, y posee connotaciones divinas».
—Tan divinas, que comérselo se ha convertido en milagro.
—La connotación de esta crisis con la harina…
—Que no es con la harina.
—…será menor en la medida que utilicemos los extensores del pan y la libertad la traigan el boniato, la calabaza y la yuca.
—Para que la soberanía alimentaria y el socialismo que la promete piquen y se extiendan hacia el infinito.
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Justo
Maikel