Entre enero y febrero de 2023 se cuantifica casi el mismo número de incendios forestales (277) que todos los ocurridos durante el pasado año (284). Los datos contabilizados por el Departamento de Manejo del Fuego, del Cuerpo de Guardabosques de Cuba (CGB), ilustran hasta el momento una cifra récord de incendios.
Como prueba de ello están los reportes de varias provincias cubanas, especialmente en Holguín. Allí, en el último siniestro de grandes proporciones, aún en desarrollo, casi 6 000 hectáreas fueron devoradas por las llamas. Además, ocurre dos semanas después de que otro fuego consumiera más de 1 000 hectáreas de la zona montañosa de El Prado, también en el municipio Mayarí.
En los últimos años, estos fenómenos han experimentado un incremento en magnitud, frecuencia y daños socioambientales a nivel global. En la isla son reconocidos como uno de los principales peligros naturales que afectan al país y preocupa que la negligencia humana sea uno de sus principales detonantes.
Por ejemplo, el siniestro de Pinares de Mayarí registra daños en plantas en peligro de extinción o vulnerables, según evaluaron los expertos. Además, el fuego afectó a moluscos e insectos que no pudieron escapar de las llamas.
Las consecuencias de los incendios forestales son múltiples y la mayoría no tiene solución a corto plazo. Severos daños paisajísticos, a la propiedad, a los medios de subsistencia, pérdida de la biodiversidad, erosión de los suelos, contaminación atmosférica y alteración del ciclo hidrológico son algunos de los que mencionan los expertos.
Reportes incendios en 2023
En todas las provincias cubanas existen reportes de incendios durante los primeros meses de 2023; los territorios con mayores números registrados hasta inicios de marzo son: Pinar del Río (44), Holguín (31), Granma (24), Artemisa (22) y Matanzas (20).
A continuación se hace referencia a algunos de los incendios que se han reportado, tanto en los medios oficiales cubanos como en las redes sociales.
Holguín: El mayor siniestro registrado hasta el momento en este año es el de Pinares de Mayarí, detectado el pasado 18 de febrero. El primero de marzo se reportó que el área recorrida por las llamas abarcaba 4 932 hectáreas: 3 980 en bosques y más de 666 de pastizales. Entre ellas se incluyen algunas del parque nacional Mensura-Piloto, un área protegida con gran biodiversidad que da refugio a valiosas especies de flora y fauna. El 9 de marzo las hectáreas afectadas ascendían a 5 756 hectáreas; en más de cuatro mil de ellas abundan el pino cubensia, la casuarina, el eucalipto y el charrasco.
También se cuantifican afectaciones en cuatro hectáreas de cafetos, 600 de pastizales y un poco más de 450 taladas, detalló el teniente coronel Juan Carlos Calderón Torres, jefe del Cuerpo de Guardabosques en Holguín.
El otro incendio de grandes proporciones en la provincia tuvo lugar en el Prado, también perteneciente al municipio Mayarí. Estuvo activo desde el 25 de enero hasta el 10 de febrero, en el macizo montañoso Nipe-Sagua-Baracoa; sus afectaciones ascienden a más de 1 100 hectáreas.
Existe reporte de otro ocurrido en el municipio Báguano (zona Cuatro Camino Santa Rita), detectado el 27 de febrero y que afectó 25 hectáreas de bosque plantado, mayormente con especies de casuarina.
Santiago de Cuba: El fuego de Pinares de Mayarí se extendió a áreas muy cercanas a los municipios santiagueros Mella y San Luis. En este frente, el mayor peligro de propagación se reportó en la zona de Cayo Rey, municipio Mella, y en dirección hacia Piloto del Medio, municipio San Luis, según informes del Departamento de Manejo del Fuego, del CGB.
Mientras que, en el municipio Tercer Frente, zona La Sumanta, se reportó un incendio el 27 de febrero y otro en la localidad Segundo Frente, zona Bumba, al día siguiente. Suman ocho las hectáreas de bosque natural devoradas por las llamas en estos lugares.
Pinar del Río: Medios oficiales cubanos informaron que fuerzas especializadas de la provincia combatieron incendios de medianas proporciones detectados el 24 de febrero en el Consejo Popular Pilotos, en el municipio Consolación del Sur.
El fuego se extendió por la zona de Homero y áreas de la premontaña de las cooperativas de Producción Agropecuaria Eliseo Caamaño y Julito Díaz, y afectó cerca de 100 hectáreas de coníferas y otras especies.
El primero de marzo aún se mantenían activos incendios en el municipio Guane y en la cabecera municipal de esta provincia, con afectaciones a bosques de pino y eucalipto.
En áreas próximas al parque nacional La Güira se reportó un nuevo incendio al que se hizo referencia el pasado 8 de marzo en una publicación de la agencia Prensa Latina. El reporte reseñaba que se había extendido por unas 200 hectáreas de bosques latifoliados, o tropicales húmedos, con daños en terrenos del área protegida Mil Cumbres.
Las Tunas: Más de 140 hectáreas de herbazales de ciénaga dañadas por el fuego en los derramaderos del río Jobabo, zona limítrofe del área protegida Ojo de Agua-Monte Cabaniguán con la provincia Granma.
En este caso, no se registraron daños a la fauna ni a los ecosistemas de bosque y sabana. El fuego se pudo controlar a tiempo y evitar que se extendiera más allá de los derramaderos, área cubierta de herbazales y pequeños arbustos, reporta el periódico local.
Guantánamo e Isla de la Juventud: El 25 de febrero de 2023, en el municipio guantanamero Manuel Tame (zona El Líbano), fue detectado un incendio que afectó tres hectáreas de bosque natural y este mismo día en la zona Los Limones, comunidad localizada en la Isla de la Juventud, también se registró un fenómeno del tipo, que afectó dos hectáreas de bosque natural, mayormente a especies como el soplillo y la caoba.
Camagüey: Durante enero un incendio en la Loma del Hierro, en Camagüey, afectó 657.8 hectáreas.
Ciego de Ávila: En la provincia ocurrió un incendio en la playa de Cunagua, en el municipio Bolivia, que se propagó por una veintena de inmuebles construidos de madera y techo de guano, que fueron reducidos a cenizas.
Matanzas: Según noticia publicada en las redes sociales y en la televisión estatal cubana, el 6 de marzo fue sofocado un incendio que se había extendido por las cercanías de la carretera que conduce a Playa Larga, en un área conocida como Herbazal de Ciénaga de Zapata. El siniestro obligó a cortar el tránsito por la zona.
Causas de los incendios en Cuba
Factores ambientales como la intensa sequía, las altas temperaturas y la sequedad del suelo, el alto volumen de material combustible, los fuertes vientos y el estrés de la vegetación, entre otros, contribuyen a que los siniestros de este tipo se propaguen en la actual temporada.
Por causas naturales se contabilizaron solo un 2 o 3 %, principalmente derivados del impacto de descargas eléctricas, el aumento de las temperaturas y el cambio climático, indicó el Cuerpo de Guardabosques en la isla. En realidad, el mayor número de incidentes de este tipo —más del 90 %— están asociados a negligencias del ser humano, según confirman las autoridades cubanas.
Raúl González Rodríguez, jefe del Departamento del Manejo del Fuego de la Jefatura del CGB, explicó que los hechos más recurrentes son los descuidos de fumadores, cazadores y pescadores furtivos, la quema para diferentes fines sin adopción de medidas de seguridad y el tránsito de vehículos con desperfectos técnicos en el sistema de escape de los gases de la combustión interna «matachispas».
El experto ahondó en este último tema al señalar que en los campos cubanos es una práctica extendida la utilización del fuego para eliminar residuos de cosechas, limpiar terrenos y renovar pasto. Sin embargo, alertó de sus peligros porque no todo el mundo tiene conocimientos para hacerlo ni está debidamente autorizado y supervisado para evitar que se salga de control.
Por su parte, el coronel Manuel Lama Gómez, jefe del CGB, reconoció la carencia de recursos, aun cuando «este año se tiene el respaldo tecnológico de la aviación ligera y la vigilancia satelital», para el enfrentamiento a este tipo de siniestros.
Del 70 al 75 % de los siniestros registrados durante todo el año ocurren en marzo y abril, los de mayor peligro para el país. Los pronósticos de 2023, según estimados oficiales, suman de 320 a 445 incendios forestales, que pudieran dañar de 4 300 a 6 000 hectáreas. Si se analiza que las cifras para los primeros meses del año están por encima de lo pronosticado, las alertas sobre el tema se multiplican.
Principales afectaciones de los incendios en la zona oriental cubana
Expertos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) muestran su preocupación por las consecuencias que el incendio de grandes proporciones en los Pinares de Mayarí supone para las especies de la flora y fauna endémica de la isla. El fuego ha afectado más de 6 000 hectáreas de bosques madereros y matorrales.
El impacto ambiental está siendo descomunal al localizarse el siniestro en varias zonas del Parque Nacional Mensura-Piloto, área protegida de la flora y la fauna, con alto nivel de endemismo y especies amenazadas, según referencian expertos y guardabosques. Se cuantifican daños en los bosques de pino cubensis, casuarina y eucalipto; café, áreas taladas y pastizales. Fuentes gubernamentales han declarado que, por ejemplo, pinos de hasta 30 años de antigüedad han sido devorados por las llamas.
Otra de las especies afectadas es la también llamada «jazmín del Pinar» (Euphorbia podocarpirolia), flor autóctona de la zona que aparece en el escudo de la provincia Holguín y se encuentra en peligro de extinción. Wilder Carmenate, director del Centro de Investigaciones Ambientales de Holguín, alertó sobre los cuantiosos daños a la ecología y se refirió al sendero La Sabina, quemado casi en su totalidad, donde habita una especie de pino local homónima de mucho valor biológico. El experto también advirtió que la recuperación de estos espacios demorará años.
Consecuencias a largo plazo de los incendios forestales
Fenómenos de este tipo emiten un enorme volumen de contaminantes atmosféricos, como carbono negro, materia particulada y CO2, que es el gas de efecto invernadero más importante en su contribución al calentamiento global. De acuerdo con los estudios científicos, el 25 % del total de CO2 emitido a la atmósfera procede de estos eventos.
El informe Fronteras 2022, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), alerta que tras este tipo de siniestros, los mayores niveles de sedimentos en los ríos aumentan la turbidez, modifican la temperatura del agua y afectan la abundancia de peces.
El documento explica que la mayor frecuencia e intensidad de los incendios forestales puede generar un cambio a largo plazo en la composición de las especies vegetales y la estructura de los ecosistemas boscosos. Incluso, podrían provocar un cambio a otro tipo de vegetación. Además, crece la susceptibilidad del suelo a la erosión cuando se expone posteriormente a precipitaciones.
En el caso de las afectaciones al patrimonio forestal cubano, va más allá de la obtención de maderas preciosas y semipreciosas; también son significativos sus altos valores paisajísticos como recurso para el fomento del turismo de naturaleza, además de que funcionan como hidrorregulador y protector de suelos.
Por otra parte, los eventos producen graves y permanentes secuelas en la salud humana. Según refieren estudios científicos, la exposición al material que se genera en las quemas produce daño cerebrovascular, ya que el aumento de los contaminantes atmosféricos provoca estrés oxidativo que puede conducir a trombosis e infarto.
Según sugirió una investigación del Journal of the American Society of Nephrology (JASN), las personas con insuficiencia renal pueden correr un mayor riesgo de morir prematuramente si se encuentran expuestas a la contaminación del aire por incendios forestales.
Hasta el momento en Cuba no existen evidencias de afectaciones a la salud humana ni de incremento de dificultades respiratorias, de acuerdo con monitoreos a las instituciones médicas. Pero sin la protección adecuada contra el humo y un sistema de salud deteriorado, carente de insumos básicos, los cubanos podrían enfrentar en el futuro las consecuencias que hoy no se reportan.
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