Los escombros de La Habana, ciudad
maravilla

Denuncias ciudadanas de edificaciones en peligro de derrumbe

Los escombros de La Habana, ciudad maravilla

18 / diciembre / 2023

Luisa Pérez, 38 años, vecina de la calle Lamparilla: «Yo estaba a esa hora en la calle hablando con unos vecinos cuando de repente el ruido nos puso en alerta. Fue una noche terrible; la Policía, los bomberos, los trozos de pared en el suelo… yo vi todo eso. Fue una pesadilla que no se me borra de la mente. He soñado con que mi casa es la que se cae y todo».

En la madrugada del 4 de octubre de 2023, un edificio multifamiliar ubicado en la calle Lamparilla no. 362, entre Villegas y Aguacate, en La Habana Vieja, se derrumbó. 

El trágico incidente dejó a 13 familias sin techo y cobró la vida de 3 personas: Ramón Páez Frómeta, de 79 años, ciudadano que residía en el inmueble y se encontraba en el lugar al momento de ocurrir el incidente y estaba reportado como desaparecido; Yoandra Suárez López, de 40 años, y Luis Alejandro Llerena Martínez, de 23, ambos pertenecientes al Cuerpo de Rescate y Salvamento que acudió al lugar del siniestro. En el momento del derrumbe, se encontraban 54 personas en el inmueble. 

El derrumbe en la calle Lamparilla no es un hecho aislado, sino un síntoma de un fenómeno urbano y sanitario más amplio que afecta a toda la ciudad, un amargo recordatorio de la urgencia con la que se deben abordar los problemas constructivos en La Habana. Además, pone de manifiesto la necesidad de políticas públicas eficaces para la conservación y renovación del parque habitacional.

No es un problema aislado

Lidia Martínez, 29 años, vecina de la calle Lamparilla: «A mí me gustaría saber si ese edificio tenía una orden de demolición, porque eso la gente no lo dice por miedo a que te saquen de la casa y te metan en un albergue hasta que se ponga el sol, pero muchos edificios que se pueden ver en estas manzanas seguro tienen una orden de demolición, ah, pero nadie dice nada y después pasan estas cosas y es cuando hay que llorar. Si la gente le tuviera menos cariño a las paredes descorchadas, tendríamos que lamentarnos menos».

Los derrumbes han sido un problema recurrente en varios municipios de La Habana, pero especialmente en La Habana Vieja y Centro Habana. Muchos de los lamentables incidentes pudieron ser evitados si se hubiesen demolido los edificios en peligro de desplome, o reparados aquellos que lo necesitaban. La ciudadanía cubana aún recuerda, con gran dolor, el accidente que dejó sin vida a tres niñas, tras el desplome de un balcón en La Habana Vieja en 2020.

Las tragedias que provocan la falta de mantenimiento y el deterioro de las construcciones parecen ser cada vez más frecuentes, o al menos más visibles. A menos de una semana del siniestro de la calle Lamparilla, volvió a ocurrir otro derrumbe en La Habana Vieja, según informó el Gobierno de La Habana en su cuenta de Facebook.

Embates meteorológicos como las lluvias tropicales empeoran la situación. En 2022, el Grupo Temporal de Trabajo de La Habana registró 111 derrumbes en la ciudad debido a las lluvias asociadas a la zona de bajas presiones en el golfo de México. De estos, 109 fueron clasificados como parciales, mientras que dos inmuebles resultaron completamente destruidos según las informaciones oficiales. 

De igual forma, a finales de 2023 el Gobierno de La Habana informó que, producto de las intensas lluvias que se produjeron el 13 de diciembre de 2023 en la capital cubana, solo en los municipios de Centro Habana, Diez de Octubre y Cerro ocurrieron 28 derrumbes.

El mal estado de muchas de las edificaciones en los municipios más antiguos de la capital (La Habana Vieja, Cerro y Centro Habana), y la ausencia de voluntad política para repararlas o buscar una solución segura y digna para sus habitantes, contrasta con la millonaria inversión que en los últimos años ha realizado el conglomerado empresarial militar Gaesa para levantar hoteles de lujo, algunos cerca de la calle Lamparilla. 

El derecho a una vivienda digna es reconocido en el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y en el artículo 11.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966 que Cuba no ha ratificado. 

Solares

Carlos Rodríguez, 26 años, vecino de la calle Teniente Rey: «Mi papá dice que ese edificio llevaba años con desperfectos y que todo el mundo lo sabía. Pero, imagínese, nadie puede irse de su casa si no tiene a dónde ir. A mí lo que más me molesta de todo esto es que el Gobierno no arregla nada, no le interesa nada. Lo más doloroso de ver es que el [hotel] Parque Central y el Kempinski están a pocas cuadras del sitio del derrumbe».

Los solares, también conocidos como «ciudadelas» o «cuarterías», han pasado a formar parte del paisaje arquitectónico y afectivo de la ciudad. Los otrora palacetes y antiguas residencias de familias acomodadas en la actualidad agrupan a muchas familias con condiciones mínimas de vida; son una marca identitaria de la capital y de Cuba y la prueba más tangible de una ciudad que se está convirtiendo en escombros.

Aunque este tipo de construcciones se pueden encontrar en muchos lugares de la isla, la mayoría se ubican en la capital.

De acuerdo a datos ofrecidos por el Ministerio de la Construcción (Micons) en 2018, el fondo habitacional de Cuba ascendía a 3 824 861 viviendas, según la actualización del Censo de población y viviendas de 2012, y la evolución con cierre en junio de 2017. El 76 % (2 911 959) en zonas urbanas. De ese total, el 39 % están en regular y mal estado técnicos.

En el fondo precario existen 9 823 cuarterías y ciudadelas. Se contabilizaron 854 edificios críticos, 696 de ellos en La Habana, con 6 960 apartamentos. El total estimado es de 849 753 personas afectadas. El déficit habitacional de Cuba ascendía a 929 695 viviendas. De ellas, 527 575 de nueva construcción y 402 120 a rehabilitar. Las provincias más afectadas eran La Habana (déficit de 185 348 viviendas), Holguín (115 965) y Santiago de Cuba (101 202).

Cabe señalar que el censo poblacional previsto para 2022 no se realizó y se retrasará hasta 2025. Este aportaría datos más actualizados.

Las condiciones de habitabilidad en los solares muchas veces suponen un riesgo para la estabilidad de las construcciones. La cantidad de personas, la creación de «barbacoas» y la modificación de estructuras internas (muros de carga) incrementan el peligro de derrumbe de estos inmuebles. Además, la reparación integral que demanda la mayoría de los edificios antiguos tiene costos que pocas familias pueden pagar. No sirve de mucho que en una planta se coloquen vigas de acero y en otra no.

«También, uno de las daños más comunes y peligrosos que se identifican en las edificaciones de Cuba es la humedad, la cual puede aparecer en todo tipo de estructuras como consecuencia de falta de estanqueidad (propiedad de impermeabilidad de cualquier superficie en las edificaciones) y progresivamente convertirse en la causa de otras lesiones más graves que afecten la capacidad estructural y el adecuado funcionamiento de estas», afirmó el ingeniero civil Osvaldo Ferrán a elTOQUE.

Según el especialista, muchos edificios antiguos no presentan los requerimientos constructivos para erradicar el problema de la humedad y estos daños estructurales pueden ser en muchas ocasiones definitivos. Algunos solares incluso se encuentran muy cerca de la zona del malecón habanero, al ser golpeados por la humedad atmosférica y también por el salitre. 

Ferrán comenta además que en Cuba la carencia de recursos y la mala gestión han llevado a una falta del adecuado mantenimiento de las edificaciones, lo que ha exacerbado los problemas de humedad. 

«Las lluvias, el salitre, las inundaciones a pie de costa, los desbordes del alcantarillado, la acumulación de agua en los patios internos, etcétera, son muchas de las razones por las cuales la humedad es y sigue siendo un problema. Aunque existen normativas para el mantenimiento y la reparación de las viviendas, a menudo no se cumplen debido a la falta de recursos. Además, muchos de los materiales de construcción disponibles localmente no son resistentes a la humedad, lo que agrava el problema», explica.

Responsabilidad gubernamental

Pablo Esperón, 71 años, vecino de la calle Compostela: «Yo soy vecino de la zona y conozco a varias de las personas que vivían en el edificio que se derrumbó en Lamparilla. Eran gente humilde, vaya, como todos por esta zona. Esa gente llevaba años esperando que llegara alguien y les arreglara las cosas, o les dieran una casita, aunque sea para provincia, pero nunca pasó. Yo nunca he tenido miedo a nada de eso, pero uno ve esta situación y se espanta bastante».

La negligencia estatal en la edificación y reparación de viviendas en Cuba, así como en la protección de quienes habitan inmuebles con peligro de derrumbe, ha dejado de ser un simple problema de mala gestión para convertirse en un hecho punible. 

En diciembre de 2018, se presentó la Política de la Vivienda en Cuba, un documento elaborado por el Micons y aprobado por la Asamblea para atender el problema y avalar los «avances» respecto a la situación antes de 1959. Díaz-Canel veía clara la solución: si la producción local se ajustaba podían construirse «más de 100 000 viviendas al año y en una década se resolvería en lo fundamental el programa de la vivienda». 

Los cálculos no consideraron las dificultades que debía enfrentar la isla y el resto del mundo en el quinquenio siguiente, incluida la pandemia de la COVID-19; además de las deficiencias, la falta de recursos e irregularidades que son parte de la gestión gubernamental. No obstante, a menos de un año de implementarse la política el propio Díaz-Canel afirmó que existían retrasos en los planes de entrega de los inmuebles, lo cual era un problema recurrente en el Programa Nacional de la Vivienda en Cuba. 

En octubre de 2023, se informó que los mayores incumplimientos se concentran en los subsidios, según Cubadebate. El medio oficialista también confirmó en cifras que desde 2019, fecha en que comenzó a implementarse la política establecida en diciembre del año anterior, en Cuba se han concluido 127 345 viviendas y en 106 332 se han realizado acciones de rehabilitación. El actual déficit habitacional es de más de 800 000 viviendas, con la situación más compleja en La Habana, Holguín, Santiago de Cuba y Camagüey.

El discurso político del Gobierno cubano está lleno de promesas para mejorar la situación de la vivienda en la isla; pero la realidad y vulnerabilidad de las personas que habitan en condiciones de riesgo no parece modificarse sustancialmente.

La crisis habitacional cubana

María Fernández, 44 años, vecina de la calle Amargura: «Yo entiendo que hay personas que no quieran irse de sus casas. Imagínese, dejar tu casa, tus recuerdos, todo. Yo vivo en un solar desde hace 24 años porque vine de Camagüey y antes vivía allá, pero mi hijo nació ahí, y siempre ha vivido ahí, todos los recuerdos que tiene son en el solar. Tiene que ser que yo vea la pared a punto de caerme arriba para irme yo. Si total, no tengo para dónde ir y lo más probable es que me alberguen en una escuela como a los del edificio».

En los debates previos al Primer Período de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, en julio del presente año, los diputados reconocieron que el fondo habitacional del país presenta «cierto grado de deterioro», según informó Prensa Latina. En ese espacio se hizo público que el plan de vivienda de Cuba para 2023 corre un riesgo significativo de no cumplimiento. Al cierre de mayo, solo se habían concluido 7 221 viviendas de las 25 134 planificadas, lo que representa solo el 29 % de lo planificado. Por otra parte, las células básicas habitacionales (subsidios) se cumplen al 13 %, con solo 822 ejecutadas; lo que indica que este es el programa más atrasado. En cuanto al plan de rehabilitación, se han terminado 10 004 acciones constructivas, solo el 41 % del plan del año.

Además, la erradicación de pisos de tierra para 2023 es muy baja en comparación con las necesidades identificadas, apenas 2 103 fueron eliminados de los 61 559 detectados. Algo similar ocurre con la supresión de cuarterías. De 9 000 reportadas, solo 154 han sido mejoradas. 

Las demoras en solucionar las afectaciones provocadas por eventos climatológicos constituyen una de las mayores insatisfacciones de la población. Aún quedan afectadas 109 185 viviendas y de ellas 60 590 son derrumbes totales y parciales, en cifras oficiales de julio de 2023. Este es el caso de Pinar del Río que, a más de un año del impacto del huracán Ian, aún enfrenta la precariedad habitacional. El ministro de la Construcción, René Mesa, afirmó en julio pasado que el volumen de cemento enviado a Pinar del Río desde el inicio de 2023 debería haber alcanzado para reconstruir la mitad de las viviendas afectadas por el huracán; sin embargo, con esos materiales apenas se había solucionado el 32 % de la demanda.

Todo esto se traduce en una crisis del fondo habitacional cubano. A pesar de ello, el Gobierno cubano prefiere exportar materiales de alta calidad para la construcción a otros países antes de priorizar las necesidades propias. Según informó el diario de Cienfuegos, 5 de septiembre, Cuba exportó 5 000 toneladas de arena lavada y dos embarques de gravilla desde la provincia central a Islas Caimán. 

La Habana vistió sus mejores galas en noviembre de 2019, cuando la ciudad cumplió 500 años de su fundación. El proceso de arreglo y restauración parcial duró varios años hasta que finalizó. 

A solo 4 años de las celebraciones, la cara es la misma de antes. Se pueden notar dos rostros muy contrastantes de La Habana Vieja. Por un lado, extranjeros que caminan tomando fotos de todo lo que les parece interesante y los hoteles que no paran de crecer en pisos y de aumentar en números; por otro, la pobreza marcada por años de decadencia y desidia. Todo esto, en la misma acera y como parte de la misma Cuba.

Ante la crítica situación del fondo habitacional de La Habana elTOQUE hace un llamado a la comunidad para reportar casos de viviendas en riesgo. Estos reportes son vitales para mapear las áreas más afectadas y presionar por acciones concretas. Los ciudadanos pueden enviar información al correo [email protected].
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Enrique Miranda Blanco

Vean el grupo "Derrumbes en la Habana",que yo cree hace 3 años,todo lo que dicen es mentira el 13 de diciembre sobre mi casa ocurrió un derrumbe y es en la Habana vieja y dicen que allí no ocurrió nada,si tienen un periodista que quieravenir a mi casa le enseñaré todo
Enrique Miranda Blanco

Gisela

Muy preocupada por la situación del edificio situado en Merced 212 e/ Habana y Compostela, Habana Viejs. Hace más de 15 días cayó un pedazo de la azotea que provocó varios daños rn el mismo, con las lluvias de ayer se desprendió parte de una de las paredes laterales y es claramente visible una grieta que va desde la azotea hasta abajo. Todavía viven personas allí, además del riesgo para los transeúntes, edificios cercanos y tránsito vehicular si ocurre un derrumbe mayor o total. Edificio que cuenta con instalaciones de gas y riesgo de escape por ruptura de las tuberías y explosión. Los vecinos han realizado diversas gestiones sin obtener una respuesta satisfactoria.
Gisela

Manuel Figueredo

Por ahí andaba un iluso tomando fotos de los lugares frecuentados y dirigidos por los turistas y decía que era La Habana socialista.Seguranente ahora debe estarle tomando fotos a la selva del Darién .Gracias al TOQUE
Manuel Figueredo

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