En el corazón de Luanda, a pocos metros de sitios emblemáticos como el Museo de la Moneda y la Fortaleza de San Miguel, se levanta, pretenciosa, la Clínica Meditex; un centro de salud privado propiedad de los militares de Cuba en Angola que promociona atención médica «100 % cubana» mientras «recauda millones para el régimen», acota el doctor Emilio Arteaga, colaborador en el país africano entre 2013 y 2015.
«Tú no te imaginas, cuando te hablan de internacionalismo, que en Luanda haya una clínica privada en la que cobran caro por atender a gente rica, porque la gente pobre no puede ir ahí», reflexiona el neurocirujano cubano Armando Alemán, quien trabajó en el hospital público María Pía de la capital angoleña de 2007 a 2011.
Símbolo capitalista de la Cuba socialista, este y otros negocios gestionados por el conglomerado militar Gaesa a través de la Corporación Antillana de Exportación S. A. (Antex) lucran con la contratación de servicios profesionales y se expanden en sectores claves de la economía angoleña. Sus ingresos —en cifras oficiales— rondan los 6 755 millones de dólares en el último cuarto de siglo e incluyen la seguridad nacional de Angola, así como la venta de productos de sangre y hemoderivados con ADN cubano. «Antex es una telaraña que, una vez en ella, te enreda, te asfixia y no te deja salir», explica una exfuncionaria cubana que pidió proteger su identidad.
Meditex y el fin del mito de la Salud gratuita
En 1993, mientras Cuba atravesaba el año más oscuro del Período Especial —la peor crisis desde el triunfo de 1959— surgía en la capital angoleña la Clínica Meditex, al calor de los procesos de privatización en Angola. De las que se han podido encontrar, Meditex es la más antigua de las compañías militares cubanas creadas después de que Antex tomara el control de los negocios de Cuba en el país africano en 1989[1].
Con la denominación social Meditex Servicios Médicos y Farmacéuticos S. A., la clínica presume de más de 30 especialidades, 12 000 cirugías realizadas y «las más modernas tecnologías». También realiza exámenes clínicos, pruebas diagnóstico y procedimientos quirúrgicos de mínimo acceso (endoscopias y colonoscopias) que en Cuba son cada vez más escasos por la falta de recursos humanos y de materiales en el sistema de Salud Pública.
Sin embargo, el testimonio de un extrabajador del centro de Salud en 2023 a desmiente la narrativa oficial. Sergio, cuyo nombre real y lugar de residencia no serán mencionados para su protección, asegura que los precios de Meditex son «excesivamente altos» y que la diferencia con otras clínicas es que estas «cuentan con infraestructura y medios auxiliares de diagnósticos, equipamiento de última tecnología que Meditex no tiene».
«Meditex es una clínica mal distribuida. Los ascensores no están condicionados para transportar un paciente en camilla y hay que hacerlo por la escalera. O sea, se compara con [otras] clínicas a nivel de precios, pero en lo demás es como un policlínico de Cuba en infraestructura», agrega. La obsolescencia de las instalaciones, asegura, ha contribuido a dañar el prestigio del que antes gozaba la clínica.
La percepción de Sergio es que las autoridades cubanas «no quieren invertir en nada y que generalmente te culpan por no haber clientes». Por ello, presionan al personal médico para que vaya «a instituciones a “captar pacientes”» y que promueva los servicios de la clínica, «trabajo que es del departamento comercial», pero no lo hacen porque «no quieren que algunos medios sepan de su existencia», razona el excolaborador cubano.
Salvo aisladas referencias en la prensa oficial, las autoridades cubanas tampoco se hacen eco de la propiedad con fines de lucro y mantienen un velo de silencio sobre los ingresos.
Amparada por su objeto social (sociedad anónima), la empresa posee farmacias en las que se comercializan productos de la isla, no solamente médicos, sino que incluyen aguas de tocador y perfumes cubanos —según un video publicado en el perfil institucional de Facebook—. Ha abierto también sucursales como la Clínica estomatológica Meditex-Alvalade y en 2011 inauguró el Centro Oftalmológico dependiente de Meditex atendido por especialistas cubanos, ambos en calles céntricas de la capital (Rua Ramalho y Amilcar Cabral). Sin embargo, este último ya no existe, según Sergio: «Sí hay una consulta de oftalmología, pero la clínica [Meditex] no tiene especialista propio. Debe ir un especialista de otro lugar a dar consulta».
Entre el personal que labora en Meditex hay «especialistas cubanos de alto nivel» estrictamente «controlados por la Seguridad del Estado, más que el resto de los cooperantes» y muchos de ellos son «médicos militares y [personal] del Ministerio del Interior (Minint)», explica el doctor Arteaga. El criterio de selección parte de una «alta confiabilidad política de apoyo al régimen. Casi el 100 % eran militantes del PCC», asegura, lo que se suma a las rigurosas verificaciones como regla general que conduce Antex durante el proceso de captación.
De acuerdo con la experiencia de Sergio, tener un buen currículum y amigos en Antex también ayuda. Una vez contratados, los trabajadores son perseguidos por las cámaras de vigilancia del inmueble, por los oficiales de la Seguridad del Estado y por los funcionarios de Antex, cuyas oficinas colindan con la clínica, explica Sergio. Para ejercer el control casi absoluto, precisa, los trabajadores son alojados en los pisos superiores de Meditex por el tiempo que dure su contrato.
Pese a que la institución de Salud no declara de manera pública sus ingresos ni el precio que cobra por sus servicios, informaciones en medios de prensa y redes sociales sugieren que una consulta puede costar 90 000 kwanzas (107 USD); mientras que una prueba citológica para detectar cáncer cervical, al menos en 2021, tenía un costo de 58 878 kwanzas (70 USD), sin admitir rebajas.
En 2019, Jornal de Angola reveló que Meditex cobraba por un parto normal hasta 500 000 kwanzas (1 370 USD en aquel momento) tras el alta médica, mientras que la cesárea valía 700 000 kwanzas (1 918 USD). La tipología de la habitación de hospitalización y otros cuidados médicos contribuyen a un incremento en el precio, entre 800 000 y 950 000 kwanzas (2 192 y 2 603 USD).
Los accionistas de Meditex son las empresas cubanas vinculadas a Antex y solamente de 2013 a 2015, único período disponible en los documentos públicos consultados, su capital social aumentó diez veces.
Además de tener su propia clínica, los militares ubican a los sanitarios cubanos en otros centros de Salud privados en la capital. Los escasos y dispersos documentos de Antex que se han podido consultar suman 39 de ellos en las clínicas Caridad Nova Vida, Girasol y Multiperfil solamente en 2020. Asimismo, se supo de al menos una doctora ubicada en la Clínica Rosymed en años anteriores. Se desconoce la cifra total de cubanos contratados por Antex en clínicas privadas en Angola en la actualidad, aunque Sergio calcula que solo en Meditex laboran en estos momentos unos 40 colaboradores cubanos.
Sociedades mercantiles y otras empresas
Sustentada por la contratación de servicios profesionales con protagonismo del 85 % en los sectores de Salud y de Educación, la presencia de Cuba en Angola también alcanza la actividad industrial, así como la administración empresarial e institucional. Los profesionales contratados por Antex participan en la asesoría ministerial y en la dirección de facultades en universidades y en programas docentes; en la creación de planes de trabajo y de estudio; así como en la examinación y la categorización del relevo profesional angoleño. Por concepto de intermediación, la empresa militar se agencia hasta el 91 % de lo que Angola paga por la prestación de servicios.
Para controlar y expandir los negocios existen cerca de una veintena de empresas cubanas. De ellas, al menos ocho son sociedades anónimas de la red de Gaesa enlistadas en el Registro de Contribuyentes de Angola y tienen sus sedes en barrios exclusivos de la capital (Ingombotas y Alvalade). Las sociedades anónimas interconectadas entre sí a través de sus socios y accionistas son administradas por la Corporación militar Antex, que figura en la lista negra de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos debido a las sanciones comerciales de Washington al régimen de La Habana.
De acuerdo con los registros del Ministerio de Finanzas y del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Angola, las sociedades mercantiles surgieron entre 1993 y 2009 y evolucionaron de sociedades limitadas a sociedades anónimas, cuyo diapasón es amplio y les permite la creación de sucursales o filiales en el territorio nacional y en el extranjero. Además de Meditex, existen dos empresas de Antex para proyectos, representación y contratación, y cinco compañías diversas de Imbondex que se mueven en el sector de la Construcción y la Gestión Empresarial, entre muchos otros.
Imbondex es un acrónimo que remite al árbol nacional de Angola, el Imbondeiro, una especie gigante también llamada baobab que tiene la doble cualidad de ser un símbolo cultural de fuerza y la unidad; así como una amenaza que hay que cortar a tiempo en el pequeño planeta de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry para que no lo destruyan todo.
En efecto, con una amplia gama de actividades comerciales en los servicios, la Salud, el turismo, la construcción, la inmobiliaria, el transporte, la minería, la pesca, la electrónica y en la informática las empresas Imbondex alcanzan proporciones gigantescas. Su presencia en el país africano data de al menos la década de los noventa y conecta a Angola con el Principado de Liechtenstein, un diminuto paraíso fiscal europeo convertido por el régimen cubano en sede de operaciones mercantiles de bajo perfil para burlar el embargo estadounidense, según una investigación del Miami Herald / El Nuevo Herald y McClatchy.
Imbondex Corporation Establishment (registrada en el Principado en 1990) creó en Angola una empresa de materiales de la construcción en 1994 y también aparece de socio de otra empresa creada en 2001, Imbondex Comercio General y Prestación de Servicios. La mención de estos y otros activos (Antex Proyectos, Fiscalización y Consultoría, Imbondex Construcciones y Materiales de la Construcción, Imbondex Turística e Imbondex Marítima) aparecen en un documento notarial en 2016 a propósito de la conformación de una sociedad anónima. Jorge Acosta Carballo, un alto funcionario cubano quien fue, al menos en 2021, vicepresidente de Antex, funge de representante de las empresas en el documento legal y actúa, por consiguiente, en calidad de testaferro.
Un proyecto para la creación del sitio web de Antex, encargado ocho años atrás al Instituto Superior de Diseño de Cuba, describe la intención de unificar virtualmente «la red de centros que administra» la corporación cubana en Angola y en Namibia, donde también los militares cubanos tienen presencia. El documento con la propuesta de diseño para la Intranet y el sitio en Internet (actualmente inexistente), confirma que las empresas Antex Angola, Imbondex Comercio General, Imbondex Turística, Meditex, Imbondex Construcciones y Antex Proyectos son parte de la red.
Mediante estas compañías, el Gobierno de Cuba lidera el negocio de la contratación masiva en Salud y en Educación, extiende su influencia económica más allá de la venta de servicios profesionales, garantiza los negocios de al menos otra docena de empresas estatales cubanas en territorio angoleño y burla las sanciones comerciales de Washington a La Habana.
«Me sorprendió cómo sacaban tanto dinero de Angola a través de esa prestación de servicios médicos que, según el régimen, era solidaridad, y realmente es un negocio», acota el doctor Arteaga.
Un informe del Tribunal de Cuentas del Estado angoleño en 2019 muestra la realización de pagos en efectivo de parte del país africano al Banco Financiero Internacional de Cuba (perteneciente a Gaesa) que, al menos ese año, fue el banco de destino que más transferencias recibió con 104.1 millones de dólares. En informes similares, durante el quinquenio 2013-2017 Antex figura entre los 14 primeros destinatarios de pagos de Angola que alcanzan los 1 210 millones de dólares.
No ha sido posible acceder a la actividad financiera entre Cuba y Angola del resto de los años, salvo a través de contratos publicados en la Gaceta Oficial del país y otra información en medios angoleños.
Ninguna de las empresas creadas con fondos públicos rinde cuentas de su gestión ni de sus ingresos. Tampoco respondieron a las 28 solicitudes de información y de entrevistas en el marco de esta investigación que incluyeron instancias gubernamentales. La falta de transparencia impide dimensionar el verdadero alcance de la actividad comercial entre ambos países.
No obstante, quien hasta 2022 fuera el director de Desarrollo y Negocios de Antex, Adonis Norberto De los Santos Siveright, en la red profesional Linkedin presume de administrar «carteras de contratos de más de 200 millones de dólares anuales» en sus casi 20 años al frente de la intermediación en la empresa.
Además de Liechtenstein, se han podido verificar conexiones de empresas cubanas en Angola con otros países. Una investigación de elTOQUE y CONNECTAS sobre el alcance de Gaesa citaba datos de Import Genius que muestran la compra de materiales de la construcción a Rusia por parte de Imbondex Construcciones a través de la figura jurídica registrada en Luanda como Antex Angola Prestación de Servicios S. A. Los registros de 2011 y 2012 obtenidos para esta investigación por cortesía de Import Genius, ubican a las compañías proveedoras rusas Intercom e Ivert en San Petersburgo. Las empresas se encargaban de transportar hacia Panamá y Luanda los materiales que Imbondex les había comprado.
«Las inversiones en la Zona Económica Especial Luanda-Bengo, sobre todo en una fábrica de helado y yogur que comercializa la marca cubana Coppelia» constituyen otra arista de la presencia cubana en Angola. Priority Industrias, nombre comercial de la fábrica, empleaba en 2020 a 11 trabajadores cubanos, según registros de Antex.
La revisión de 30 ediciones de la Gaceta Oficial de la República de Angola —que incluyen documentos notariales y convenios comerciales—, las consultas de récords mercantiles del país africano y de la base de datos Luanda Leaks, así como de notas de prensa y documentos de Antex permitieron constatar que el entramado comercial de los militares cubanos en Angola abarca cerca de 30 sectores y áreas económicos. Entre ellos destacan defensa, energía, industria petrolera, orden interior y recursos hidráulicos. Al menos hasta agosto de 2023 —la más reciente cifra oficial disponible—, el 10.3 % del total de cubanos contratados por Antex se desempeñaban en el área empresarial.
Cuba también tiene una agencia de viajes llamada Atlántico Azul, que opera desde 2006 en el país africano y pertenece a Imbondex Turística S. A. La agencia promociona destinos de la mayor de las Antillas y el turismo de Salud. A través de una alianza con la Empresa de Servicios Médicos Cubanos Servimed, la actividad de Atlántico Azul se ha extendido a los colegios médicos e incluye la gestión con la Embajada cubana del visado a la isla, el vuelo directo de Luanda a La Habana con la compañía aérea angoleña TAAG «y [el] transporte desde el aeropuerto José Martí, en La Habana, hasta el hotel, con una noche garantizada», según reportaba Jornal de Angola en 2011.
La agencia de viajes también brinda servicios a los colaboradores cubanos, de acuerdo con una denuncia de galenos en Angola a quienes la empresa llegó a cobrar 1 800 USD por boleto de avión de Luanda a La Habana. Los negocios se han visto reforzados desde 2022 debido a la firma de memorandos de entendimiento en las áreas de turismo e inversiones.
Construcción, petróleo y oro
En la construcción, los militares cubanos han encontrado un jugoso negocio para engrosar sus arcas. Datos recopilados por el sitio independiente MAKA, que fiscaliza la gestión del Gobierno en Angola, indican la firma de convenios millonarios, entre ellos, dos en 2004 para el saneamiento integral de Luanda por valor de 4.7 millones de dólares. Del total, el Gobierno local asignó 1.2 millones de dólares a Antex por concepto de «prestación de servicios de asistencia técnica» y 3.5 millones de dólares a Imbondex «para la compra de productos biológicos y químicos».
Entre las irregularidades observadas por MAKA, la más alarmante es que la Casa Militar del presidente de la República de Angola (quien contrató a las empresas cubanas) no asumió el gasto de las obras. En su lugar, nombró responsable del financiamiento al Gobierno provincial de Luanda, en clara violación de mecanismos de pago y ejecución establecidos. El pago se realizó por «transferencia bancaria al exterior del país, a favor de Antex» —autorizada por José Eduardo Do Santos, presidente angoleño de 1979 a 2017 y aliado fiel del régimen de Cuba hasta su muerte—.
En 2014, Cuba y Angola suscribieron un memorando de entendimiento que encargaba a Antex, a través de la empresa Imbondex, de un programa de rehabilitación de infraestructuras de autopistas. Para ese año, la intervención de las constructoras cubanas en Angola era visible en las provincias Bengo, Cuando Cubango, Bié, Huíla, entre otras, y el Gobierno había autorizado 500 millones de dólares extras para la realización de obras públicas.
El acuerdo, firmado por Dos Santos durante una visita oficial a La Habana en junio de 2014, se extendía hasta 2017 e incluía la construcción y modernización de seis aeropuertos, en cuyas obras también fueron contratados profesionales cubanos. Solamente por la rehabilitación de los aeródromos de Monogue y Ndalatado, Imbondex Construcciones aseguró dos contratos por más de 66.2 millones de dólares, según relatorías de cuentas del Estado angoleño en 2013 (año en el que Antex se agenció cerca de 140 millones de dólares más en negocios pactados).
Los contratos en cuestión —señala el documento oficial— se firmaron «en contravención» de la legislación angoleña vigente entonces sobre el uso del presupuesto del Estado, que prohibía pagos en divisas asociados a gastos variables o fluctuantes. Lo anterior quiere decir que, al acordar pagos en moneda extranjera, un desplome del kwanza obligaría al Gobierno africano a destinar montos extras para cumplir su parte del trato, como ha sucedido en otros negocios con Antex.
Por su actividad constructiva en la provincia Bengo, Imbondex se vio envuelta en denuncias de ocupación y expropiación de tierras por parte de vecinos del barrio Burgalheira, en la comuna Panguila, municipio Dande, una de las localidades «invadidas por elementos fuertemente armados» que «custodiaban» las excavadoras, reportó el Jornal Angolense el 21 de junio de 2014.
En la construcción del aeropuerto principal de Catumbela, en Benguela, Imbondex formó parte de un consorcio de empresas liderado por el conglomerado brasileño Odebrecht, involucrado en escándalos de corrupción y de lavado de dinero. Aun así, la compañía continuó operando sin contratiempos en la nación africana que, a su vez, ocupa el puesto 121 de 180 en el Índice de percepción de la corrupción. La obra —financiada en un 50 % por el Banco de Desarrollo Brasileño e inaugurada en 2012 por el presidente Dos Santos— costó 250 millones de dólares y en 2023 aún no contaba con la certificación para el tráfico internacional. Hasta el momento, únicamente opera vuelos domésticos, según las reseñas de Google Maps.
De 2017 a 2019, Imbondex Construcciones se agenció contratos por valor de, al menos, el equivalente a 315.5 millones de dólares en proyectos, al cambio oficial de entonces. De ellos, 301 millones de dólares fueron para la construcción de 283 km de carretera y 75 metros de puentes en Bengo, contrato que perdió Cuba en 2020 por incumplimiento —aunque la cifra cambió, según cálculos de Africa Intelligence—. Lo que en 2017 equivalía a 301 millones, en 2020 se había reducido a 77 millones de dólares por la devaluación del kwanza en un 75 % desde la firma del contrato hasta su cancelación. Se desconoce si Imbondex llegó a recibir parte del pago presupuestado.
Los restantes 14.3 millones de dólares fueron para labores de reparación y rehabilitación hidráulica acordadas a finales de 2019 en las comunidades sureñas Xangongo, Ondjiva y otras aledañas de la provincia Cunene. El proyecto de construcción de redes de distribución de agua (que comenzó por Ondjiva de 2009 a 2013) había sido encargado a la compañía cubana por un valor de 97 millones de dólares y para 2019 presentaba roturas importantes. Desde ese año y hasta 2021 las pérdidas fueron de más de 4.8 millones de metros cúbicos de agua. El volumen —equivalente a 3 000 piscinas olímpicas— representó el 33 % del total de agua producida en el trienio, según documentos notariales y relatorías de cuentas de la Empresa de Agua y Saneamiento de Cunene. En julio de 2023, otra avería significativa dejó sin suministro de agua a Ondjiva, Santa-Clara, Humbe y a más localidades adyacentes.
De 2009 a 2018, la empresa Cuba Petróleo (Cupet) obtenía un 5 % de interés participativo en sociedad comercial con las angoleñas Sonangol y Force Petroleum, en Cabinda, donde se encuentra gran parte de las reservas de crudo del país africano. La prospección había comenzado en 2007 bajo la tutela de la australiana ROC Oil, aunque más tarde fue absorbida por Pluspetrol Angola, filial del grupo argentino Pluspetrol, que inició la producción en 2013, de acuerdo con un informe del Ministerio de Finanzas de Angola. Los récords consultados no muestran cuánto representa el porciento en dólares.
En 2020, Cuba regresó a la zona de exploración como parte de la Petrolera VenAngoCupet S. A. (empresa mixta cubano-venezolano-angoleña). La petrolera obtuvo el 20 % de participación en Cabinda de 2020 a 2022, según relatorías de cuentas de Sonangol. Los informes no detallan el monto en dólares que factura la compañía; no obstante, a juzgar por el acuerdo de constitución de la empresa mixta a la parte cubana le corresponde un quinto de los ingresos.
Paralelo a lo anterior, el trío venía operando desde 2010 en el estado venezolano Anzoátegui, mientras que Sonangol firmó acuerdos con la petrolera cubana en 2015 para perforaciones en aguas profundas de la Zona Económica Exclusiva de Cuba en el Golfo de México, como parte de los contratos de producción compartida con la estatal venezolana Pdvsa. Sin embargo, según Jorge Piñón, director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, los acuerdos no arrojaron los resultados esperados.
Un proyecto que sí arrancó con buen pronóstico fue la perforación del pozo Alameda-2 en el Bloque 9 de Matanzas (al occidente de Cuba) en 2021, por la empresa australiana Melbana Energy. Con volúmenes de producción de hasta 1 100 barriles de petróleo por día, al año siguiente alcanzó los 16.1 millones de dólares en activos, según las cuentas de Sonangol y reportes en medios de comunicación. Fue la petrolera angoleña quien cubrió el 85 % de la inversión del proyecto por valor de 3.7 millones de dólares, lo que «parece ser un pago de su deuda política con Cuba», razona Piñón —quien no descarta el intercambio de «petróleo por servicios médicos / farmacéuticos… como lo han hecho Argelia y Venezuela»—.
Inversiones de tal calado en la isla han ocurrido mientras Cuba constituye uno de los principales deudores de Angola. Al menos en 2020, la nación caribeña encabezaba la lista de 12 países que debían dinero al Gobierno angoleño, 11 de los cuales eran africanos. La suma ascendía ese año a 200.4 millones de dólares de la parte cubana, según el economista y profesor angoleño Carlos Rosado de Carvalho, quien al ser consultado sobre la fiscalización de los adeudos e ingresos cubanos más recientes respondió:
«No hay información sobre la deuda de Cuba con Angola, salvo la que publiqué y que aparece en la Cuenta General del Estado. Las relaciones entre Angola y Cuba no son muy transparentes, poco o nada se sabe». Cifras del Gobierno angoleño confirman que en 2021 y 2022, la isla se ha mantenido entre los principales deudores con igual monto, 200 millones de dólares.
Tampoco ha sido posible acceder a datos actualizados sobre la participación de las empresas militares en la explotación minera en Angola, salvo la mención de un acuerdo bilateral de cooperación firmado en 2009 y ratificado en 2015. Dos años más tarde, al menos un colaborador cubano trabajaba en la Sociedad de Metales Preciosos de Angola (Somepa), según nóminas de Antex.
A partir de la revisión documental, se supo que Antex fue autorizada por el Ministerio de Geología y Minas de Angola para la explotación y comercialización de metales preciosos, en sociedad público-privada con otras cuatro empresas. La parte cubana recibió un 20 % de los «derechos mineros de prospección, investigación y reconocimiento de oro en la región del M’Popo», en Huila. El valor de la fracción en moneda dura se mantiene entre signos de interrogación.
Lo que sí fue posible constatar, gracias a coberturas mediáticas de visitas e intercambios oficiales del alto mando político y militar, es la vigencia de los «nexos económicos y comerciales con muchas reservas por explotar» y la intención de «continuar desarrollándolos», según declaraciones en 2023 del primer ministro cubano Manuel Marrero Cruz. El convenio más reciente en el área fue firmado en marzo de 2024.
De 2004 a 2020, las empresas cubanas se beneficiaron de acuerdos valorados en unos 6 527 millones de dólares, según cuentas del Estado y documentos notariales del país africano. La cifra es apenas un indicador de los millonarios ingresos del régimen de La Habana en Angola.
Los decretos presidenciales consultados revelan que la contratación simplificada (directa y sin concurso público) ha beneficiado los negocios de Antex, específicamente en la prestación de servicios profesionales en obras hidráulicas y de asistencia en el sector de la energía. Si bien se trata de un procedimiento legal, los analistas locales Rosado de Carvalho y Ribeiro Tenguna coinciden en que su uso debe ser una excepción y no una regla porque puede abrir brechas jurídicas para la corrupción y el favoritismo.
Cubanos en la Defensa y seguridad nacional de Angola
Bajo igual opacidad han evolucionado los acuerdos de cooperación entre Cuba y Angola en ámbitos como la defensa y la asistencia jurídica y judicial en materia penal, cuyo contenido se desconoce. Solamente ha sido posible acceder a documentos notariales de firma y ratificación, y de asignación de un crédito adicional por cerca de 30 millones de dólares en 2017 «a la empresa Antex S. A. por prestación de servicios en las Unidades Presupuestadas del Ministerio de Defensa».
Un dato llamativo es la contratación por parte de Antex de cuatro cubanos militantes del PCC en la Casa de Seguridad (hoy Casa Militar) del actual presidente de Angola Joao Laurencio, con salarios de 450 a 550 USD, según nóminas de pago de la corporación militar cubana emitidas durante el primer término del mandato presidencial que se pudieron consultar. Otra fuente de la corporación confirmó que, al menos hasta 2020, había personal cubano encargado de la seguridad del presidente, para un total de nueve.
La Casa Militar es un órgano auxiliar de la presidencia de Angola que brinda «asistencia, asesoramiento y apoyo técnico directo e inmediato al presidente en el desempeño de sus funciones, especialmente en materia de seguridad» del mandatario, detalla el sitio del Gobierno de Angola.
Si bien la proximidad de ciudadanos de Cuba «confiables» a un jefe de Estado del país africano en su anillo de protección más inmediato era común durante el conflicto bélico angoleño, en la actualidad no se ventila información pública al respecto, salvo la firma de convenios en materia de seguridad. Tampoco es un asunto inédito. En 2020, el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de EE. UU., Brian Nichols, aseguraba en Twitter (hoy X) que Cuba tenía agentes en similares funciones en Venezuela.
«El personal de seguridad cubano protege al dictador títere Maduro para que los Castros y sus cómplices puedan seguir chupando los recursos de Venezuela», dijo Nichols.
También se pudieron contabilizar a otros cuatro ciudadanos en las filas del Servicio de Inteligencia Exterior angoleño (SIE), lo que en Cuba sería la policía política o Seguridad del Estado. De ellos, tres son militantes del PCC con salarios entre 550 y 600 USD, mientras que del cuarto solo se revela el nombre.
El líder del partido opositor Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita), Adalberto Costa Júnior, denunció hace apenas seis meses que los servicios de inteligencia reprimen «a todos los identificados como opositores al actual régimen».
Sus declaraciones para Deutsche Welle fueron a propósito de la creación de un nuevo «task force» que alimenta las «fake news que circulan en el espacio público, con las que dañan las relaciones tanto institucionales como personales, sembrando una vez más el odio entre los angoleños», subrayó.
De los servicios de inteligencia se derivan acciones de represión digital que son un reflejo del control mediático que ejercen regímenes totalitarios como Cuba, entre ellos, la manipulación a través de «cibermercenarios» y el hackeo de medios independientes como MAKA. De acuerdo con un estudio sobre medios digitales y censura en la nación africana, el Gobierno de Angola ha desarrollado un «sofisticado programa de inteligencia de señales» que cuenta con el apoyo de China «para controlar información/comunicaciones, incluidos los teléfonos móviles e Internet», con especial énfasis en la vigilancia digital de disidentes y sus redes de contacto.
Otras nóminas salariales y referencias en redes sociales apuntan a labores de capacitación, por parte de docentes cubanos, a las fuerzas del orden angoleñas en el Instituto Superior de Ciencias Políticas y Penales con sede en Luanda.
Desde la participación de Cuba en la guerra civil de Angola, La Habana y Moscú «siguen siendo los principales socios para la formación de militares angoleños dentro y fuera del país», asegura el sitio oficial de las Fuerzas Armadas de la nación africana.
Además de los 13 contratados en la seguridad del presidente y del Estado, se han podido contabilizar 214 cubanos empleados en SIMPORTEX, una empresa pública del Ministerio de Defensa angoleño (dedicada a la comercialización de equipos y recursos materiales de importación y exportación), así como en las Fuerzas Armadas Angoleñas (FAA). De ellos, al menos uno daba entrenamiento sobre armamento y municiones en la Academia Militar del Ejército de Lobito, en Benguela, de acuerdo con las 442 programaciones de vuelos consultadas.
A lo anterior se suman 45 contratados en el Ministerio del Interior del país africano (44 en calidad de profesores y uno como médico legal), para un total de 276 contratados en la maquinaria del Gobierno angoleño, si se incluyen otros cuatro cubanos empleados como asesores en la Secretaría de Estado de las Aguas, en el Ministerio de Educación y en el Ministerio de Salud.
Los datos —que deben entenderse como subregistro— pertenecen a años anteriores, aunque dentro del mandato del actual presidente. Se trata de información no pública, aunque sí de dominio del funcionariado de Antex. Se desconoce si Cuba aún tiene personal en los puestos antes mencionados, no obstante, una publicación de la Embajada de Cuba en Angola fechada 5 de abril de 2024 resalta el buen estado de la cooperación en materia de seguridad y su posible ampliación.
Las relaciones bilaterales en el área parten de un Acuerdo de Seguridad y Orden Público firmado en La Habana el 2 de julio de 2003 por ambos ministros del Interior y abarcan la Policía Nacional, Migración y Extranjería, Penitenciaría y Protección Civil, el Cuerpo de Bomberos, así como el Servicio de Investigación Criminal. Este último persigue casos de corrupción y delitos económicos y ha procesado e incautado activos de rivales políticos o potenciales, incluso, de su mismo partido político. Entre ellos, destaca el exvicepresidente de la República, Manuel Vicente, y los otrora directores de Sonangol, Isabel Dos Santos (hija del difunto mandatario angoleño), y de la compañía de seguros AAA, Carlos San Vicente, yerno del fallecido expresidente Agostinho Neto (1975-1979).
«En Angola había militares cubanos trabajando con militares angoleños no solo en las escuelas… Como mismo al MPLA le importa no perder el poder, a Cuba también le importa que su principal aliado en Angola no pierda el poder», dijo Elier Plana, ingeniero cubano en misión en Angola entre 2014 y 2018. El partido de izquierda Movimiento Popular de Liberación de Angola ostenta el poder desde 1975.
Cuba exporta medicinas, productos de sangre y tecnología a Angola
Otra fuente de facturación para Cuba lo constituyen las exportaciones hacia el país africano, las cuales, al menos en los rubros con mayor actividad, involucran productos que escasean en la isla.
Datos del Observatorio de Complejidad Económica (OEC, por sus siglas en inglés)*, reflejan que, durante los dos últimos sexenios, los productos médicos y farmacéuticos procedentes de la isla han sido los más demandados en Angola, entre ellos los medicamentos y los productos elaborados a partir de la sangre.
La plataforma de visualización, integración y distribución de datos económicos creada por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) indica que, en los 23 años de exportación de medicamentos que registra (de 2000 a 2022), Cuba ha ingresado en sus arcas 41.9 millones de dólares procedentes del país africano.
La cifra, sumada a los 13.3 millones de dólares acumulados por la venta de biopreparados a partir de la sangre y hemoderivados, más los 113 141 USD por concepto de glándulas y otras partes del cuerpo humano o animal, alcanza los 55 millones de dólares. Los productos que conforman los rubros se comercializan en la red de farmacias de propiedad cubana y en instituciones públicas de Salud en Angola a través de Farmacuba, facilitador de exportaciones biofarmacéuticas en la nación caribeña.
Reportes de la oficialista CubaPlus Magazine y de otros medios cubanos aseguran que los productos del Centro de Histoterapia Placentaria, derivados de la placenta humana con funciones terapéutica y cosmética, se han posicionado en el mercado angoleño y en el turco. Entre ellos, la Melagenina Plus para el tratamiento del vitíligo, el complemento dietético Biopla y la Amnioterapia cosmética, así como la Biomodulina T —que supuestamente brinda «protección preventiva» contra la COVID-19 y es usada para tratar la esclerosis múltiple—.
Durante 2014 y 2016, los medicamentos y los productos de sangre y hemoderivados representaron, en conjunto, entre el 84 al 93 % de las exportaciones de Cuba a Angola; mientras que en 2020 constituyeron el 86 %. Solamente en abril de 2020, Cuba envió al menos 30 toneladas de medicamentos (y más de 200 sanitarios) para combatir la COVID-19; entre ellos, el interferón, la cloroquina y la azitromicina, según reportes de prensa.
La generosidad comercial de Cuba con Angola contrasta con la crisis de fármacos en la isla —en especial, con la falta de antibióticos como la azitromicina— que data de esa fecha y cuyo déficit alcanzó, en cifras oficiales, un 40 % en 2023.
Mientras la exportación del rubro al país africano alcanzaba su punto más álgido, con valores de 8.3 millones de dólares en 2016, una cronología sobre la situación de las medicinas en territorio isleño realizada por OnCuba documentó unas 100 faltas ese año. También registró la tendencia a la disminución de coberturas de fármacos en 2017 y 38 medicamentos menos en 2018, mientras que al año siguiente faltaban 85, incluidos 16 fármacos de distribución controlada.
En 2020, el doctor José Ángel Portal Miranda, actual ministro de Salud Pública de Cuba, reportaba «116 medicinas en falta» que representaban «el 16 % del Cuadro Básico de Medicamentos». Dos años después, el déficit promedio mensual era de 142 productos de los que elabora BioCubaFarma, según declaraciones de Tania Urquiza Rodríguez, vicepresidenta del grupo farmacéutico cubano, a EFE.
Al mismo tiempo, Cuba ha reducido considerablemente la importación de fármacos aduciendo problemas de liquidez, mientras que en redes sociales se multiplican los pedidos ciudadanos de medicamentos, donaciones de sangre e insumos médicos.
En similar situación de precariedad se encuentra la disponibilidad de sangre y hemoderivados en la isla. Solo entre 1990 y 2022, el número de donaciones voluntarias disminuyó en más del 39 %, mientras aumentó el deterioro de las medidas de bioseguridad y hemovigilancia debido al colapso en el sistema de Salud. Las autoridades sanitarias, que no rinden cuentas de la venta millonaria de partes del cuerpo humano de los cubanos a clientes extranjeros, tampoco remuneran las donaciones de sangre como hacen otros países.
Los preparados a partir de la sangre y hemoderivados de origen humano o animal se utilizan con fines profilácticos, terapéuticos o de diagnóstico. Es decir, pueden ser convertidos en medicamentos, plasma, sueros y vacunas. Las estadísticas oficiales cubanas no informan de cómo se comporta la disponibilidad y los trasplantes de sangre, órganos y otras partes del cuerpo humano en el país.
Lo que sí es de conocimiento público es que Cuba vende sangre y hemoderivados desde al menos 1964, con dividendos cercanos a los 63 millones de dólares solamente en 2021, según reveló una investigación de María Werlau, directora ejecutiva de la ONG Archivo Cuba, con sede en Miami. Pese a ser una actividad comercial legítima, de alta demanda y cuyo comercio global está valorado en 228 billones de dólares en 2022, en el caso de Cuba constituye una preocupación por la falta de transparencia de cifras e indicadores, advierte Werlau.
Para la experta, que en estos momentos termina una investigación más detallada sobre la exportación de la sangre por parte del régimen cubano, «Cuba es un estado vampiro» que «vende productos farmacéuticos, incluyendo hemoderivados, principalmente a sus aliados y amigos, ya que las entidades reguladoras de estos países son mucho más vulnerables a estar supeditadas a las agendas políticas».
A juzgar por el memorando de entendimiento suscrito entre entidades reguladoras de medicamentos y equipos de Cuba y Angola en agosto de 2023, la apuesta es consolidar y desarrollar la presencia de los productos y de los procederes en la nación subsahariana. El anterior y otros convenios rubricados en el marco de la visita del mandatario cubano Miguel Díaz-Canel a Angola, persiguen revitalizar la contratación, la formación y la capacitación de personal angoleño por parte de especialistas cubanos (lo que se traduce en más dinero para Antex).
El convenio, que prevé la creación y puesta en marcha de fábricas de productos farmacéuticos en Angola, abarca la rama de la hemovigilancia; o sea, el monitoreo de la transfusión sanguínea desde la selección de donantes, la extracción, el procesamiento y el análisis de sangre y sus componentes, hasta la distribución y la administración final a los pacientes. En el proceso —alerta Werlau—, «habría que suponer que Cuba trasladaría a Angola similares deficiencias» a las que existen en la isla.
Cuba no ha dejado de exportar medicinas, biopreparados, equipos e insumos manufacturados en la isla. Pese a no satisfacer la demanda nacional, BioCubaFarma mantiene una línea de producción que le ha permitido —en medio de la escasez de un tercio de los productos del cuadro básico de medicamentos— exportar sus productos a 73 países, según confirmó en 2022 el doctor en Ciencias e investigador Agustín Lage Dávila, asesor del Grupo Empresarial.
Desde hace más de una década, Luanda también compra a La Habana dispositivos y prótesis auditivas para la detección, el diagnóstico y el tratamiento de trastornos de la audición; y desde 2016 funciona en Angola el servicio de audiología cubano con tecnología y softwares desarrollados en la isla.
El paquete incluye un programa académico para la formación y capacitación de profesionales y técnicos angoleños por parte de sus pares cubanos que les permita asumir el manejo de la tecnología médica de la isla. La presencia de la tecnología —marca Neuronic, del Centro de Neurociencias de Cuba— es solamente una muestra de la expansión del know-how cubano en Angola, del que se desconocen sus ingresos. Lo que sí es público es que sus equipos se encuentran instalados, además, en Venezuela, Chile, Ecuador, China, España y Reino Unido y que recientemente recibió más de 6 millones de dólares de parte de México por concepto de proyectos y contratos, según un reporte del diario 14yMedio.
Los registros del OEC muestran que Cuba también exporta a Angola, aunque en menor medida, equipos e instrumental médicos de tipo oftálmico y ortopédico; también sillas de ruedas y electrodomésticos terapéuticos.
De acuerdo con información promocional de la comercializadora cubana de servicios médicos (SMC), la prioridad en la exportación de «paquetes» sanitarios la tienen los «servicios que combinan profesionales médicos, de enfermería, de tecnologías y técnicos de la salud…, según la demanda del cliente». En ellos se incluyen productos de empresas cubanas en alianza con BioCubaFarma, Labiofam, Inversiones Gamma y el Ministerio de Industrias.
«También se prestan servicios de consultoría para el diseño, construcción, equipamiento, montaje y puesta en marcha de instalaciones asistenciales y docentes, reparación y mantenimiento de equipos médicos, consultoría para la operación de transporte sanitario especializado y consultoría en la gestión de servicios sanitarios, servicios de investigación y docencia», precisa el sitio.
Otros negocios: perfumes, informatización y propaganda
Además de medicamentos, hemoderivados y tecnología médica, Cuba ha exportado pesticidas, aceites y reactivos de laboratorio por valor de cerca de 8.4 millones de dólares al menos desde 2000 a 2016, así como perfumes, bebidas alcohólicas y autos; aunque en los dos sexenios más recientes los valores totales de los tres últimos son ínfimos (apenas suman 1.7 millones de dólares).
A través de los rubros anteriores, Cuba ha introducido en Angola decenas de sus marcas y productos más populares. De la marca Suchel Camacho S. A. (S&C) las fragancias Alicia, Mariposa, Elements, Tentación, D Habana, Romeo y Julieta, y Vegueros se venden por cifras que alcanzan hasta los 40 USD la unidad en las farmacias de Meditex, en la tienda S&C Perfumes e Cosméticos, en Luanda, y en la virtual BayQi. La comercialización de los perfumes de Suchel data de, al menos, 2005 y ha mantenido una tendencia ascendente. En 2021 llegó a representar el 49 % de las exportaciones cubanas a Angola.
De la marca Havana Club International, se conoce y comercializa el ron Havana Club en supermercados, y de la de tabacos, la compañía Habanos S. A. ha permitido a S&C usar los nombres de puros cubanos Romeo y Julieta y Vegueros para promocionar su marca a través de las fragancias procedentes de la isla. La exportación de tabaco torcido también está presente, aunque es mínima.
Un artículo en la revista OnCuba aseguraba en 2015 que desde tres años antes existía un convenio «para el desarrollo de proyectos relacionados con las tecnologías de la información y las comunicaciones, así como la Estrategia de Interoperabilidad para el Gobierno de Angola».
Como resultado del convenio, la sociedad mercantil cubana Albet —comercializadora de las producciones de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) que, según el medio de prensa, generaba entonces 150 millones de dólares en ingresos anualmente— realizó labores en Angola bajo el contrato de Antex, en específico en la Instalación de la Red de Mediatecas, bibliotecas especializadas en contenido multimedia que promueven la inclusión digital y la creación de puestos de trabajo. En paralelo, Imbondex firmó también contratos en el campo de la informatización con la compañía Global Telesat.
Asimismo, en 2014 la televisión cubana llegó a la nación africana tras la firma de un acuerdo entre la distribuidora de televisión satelital ZAP y la estatal Cubavisión Internacional para transmitir la señal cubana en Angola y Mozambique, que extendió la propaganda oficial a 56 países, según el diario Expansión.
La Empresa de Seguros Nacionales de Cuba (ESEN) también se beneficia de la prestación de servicios en Angola, en tanto es un requisito que el colaborador compre un seguro de vida «con anterioridad a su salida al exterior» que deberá prorrogar por el tiempo que dure la prestación, según los contratos laborales.
La cobertura puede alcanzar «hasta 25 000 pesos si tenía una afectación permanente y 5 000 si era temporal», precisa Maritza. El costo, que puede llegar a unos 1 000 pesos al año, depende de la edad y los padecimientos del asegurado, calculan fuentes familiarizadas con el sistema de seguros que prefieren no ser mencionadas.
La prestación de servicios, en especial en el sector de la Salud, demanda una amplia red logística y de recursos para su óptimo funcionamiento, advierte un estudio sobre exportaciones de servicios de Salud en Cuba.
En el caso de Angola, son gestionados, en gran medida, por empresas cubanas que se interconectan, absorben la mayor cantidad de ingresos y mercados posibles y reemplazan los servicios que antes brindaban angoleños en el entramado de la asistencia técnica compensada. La interconexión genera encadenamientos productivos que, a su vez, permiten expandir sus negocios en cadenas globales de valor e identificar oportunidades de inversión.
Como parte del entramado comercial entre ambos países, Angola también ha incurrido en deudas de nueve dígitos con Cuba por valor de 300 millones de dólares. En represalia al impago, Antex devolvió a la isla cientos de cooperantes sanitarios en 2015, lo cual impactó la cobertura asistencial y docente. En aquel momento, los cubanos conformaban el 40 % de los médicos de Angola y el 70 % del personal de Salud en la nación africana. La situación puso en entredicho el principio de no dependencia internacional en la Cooperación Sur-Sur que guía el intercambio entre ambos países.
Poco después, el entonces presidente del país africano aprobó un crédito por 48 millones de euros para saldar la deuda con Antex y, sin revelar detalles de su renegociación, la prensa oficial anunció que el diferendo estaba resuelto y parte de los médicos regresaron a la nación africana.
A partir de ese momento, la cantidad de colaboradores se redujo a la mitad de las cifras de antes del escándalo y nunca más han aumentado, a pesar de los intentos de revitalizar la exportación de servicios. Durante el período de fricción entre ambos aliados, Angola llegó a rechazar la llegada de 189 galenos cubanos, según reportó Martí Noticias, y Antex se vio obligada a no extender el contrato a decenas de galenos entre los que se encontraba el doctor José, que fue regresado a la isla al término de su primer año de misión porque «el Gobierno de Angola no quiso más a los médicos generales», recuerda.
Dicho en números, de poco más de 4 000 contratados en 2014, quedaban alrededor de 3 000 en 2015 que se dedujeron a 2 040 como promedio en los últimos cinco años.
En paralelo a la disminución en la contratación de servicios profesionales, en parte condicionada por la caída de los precios del petróleo, la exportación de ciertos productos cubanos comenzó a experimentar una contracción después de la época dorada de 2014 a 2016. No obstante, de manera general, en los últimos 23 años se observa una subida tímida a una tasa anualizada de 0.72 %, de acuerdo con el Observatorio de Complejidad Económica.
Los ingresos disponibles por concepto de prestación de servicios, actividad empresarial e industrial, así como exportaciones totales por valor de 116.7 millones de dólares sugieren que los dividendos de Cuba podrían superar los 6 644 millones de dólares solo en el último cuarto de siglo de gestión de la corporación militar Antex en el país africano. La cifra no incluye los ingresos por la formación de angoleños en Cuba ni el cobro del menaje a colaboradores cubanos (solo se limita a convenios y exportaciones disponibles públicamente). De incluirlos, el monto sobrepasa los 6 755 millones de dólares, que se traducen en 270.2 millones de dólares al año, de acuerdo con las cifras consultadas hasta el momento.
Angola es un país con reducidas coberturas de seguridad y de asistencia social, de limitado control financiero y de serios problemas de transparencia, lo que brinda el caldo de cultivo ideal para la especulación y la corrupción. Lo anterior, sumado al trato preferencial que recibe Cuba por la historia de sus relaciones bilaterales y la participación en la contienda bélica —a pesar del incumplimiento de compromisos e impagos— se revierte en beneficios económicos que sostienen la casta militar de la isla en detrimento de su mejor producto, el recurso humano.
Ello hace posible que un pediatra intensivista, profesor titular y doctor en Ciencias Médicas sea enviado a un puesto médico en medio de la selva en Cabinda para otorgarle su plaza hospitalaria en la capital, por favoritismo de la jefatura, a una «médico de familia con muy poca experiencia que no sabía ni manejar un ventilador mecánico», recuerda el doctor Arteaga. «Éramos fichas», sentencia.
O que, también a riesgo de la Salud Pública, militares sin formación ni competencia médica decidan la terminación abrupta de contratos laborales sin justificación ni compensaciones para el trabajador, como le sucedió al doctor José.
En palabras del jurista Julio Antonio Fernández Estrada, «la fuerza de trabajo es tratada de medio básico de las empresas estatales y de los organismos de la administración central del Estado». De ello, hasta el militante más fiel se percata.
«Siempre he sido muy revolucionaria, aunque en estos momentos creo que fui de la revolución que no existió» —lamenta Maritza, excolaboradora de la Salud en Angola—. «En la misión me di cuenta de que me utilizaron y de que las cosas no eran como yo creía. Fue como si saliera de una burbuja».
Para la excolaboradora e intelectual cubana Anamely Ramos, la explicación está en la estructura empresarial de Antex en Angola (propia de relaciones de poder coloniales) y en el sistema de vulneraciones que imponen los militares cubanos que «deshumaniza» y enajena a quienes contrata en la prestación de servicios humanos.
«Son misiones que venden al mundo una imagen de solidaridad, de altruismo del pueblo cubano y realmente están pensadas para que el altruismo y las acciones —que, en efecto, son buenas (...)— no sean plenas», explica Ramos. «Están concebidas de manera extractiva, como un servicio que se presta y que pagan por ti, pero sin que tú te involucres en lo que estás haciendo. La estructura está pensada de manera colonialista».
*Las cifras del OEC fueron consultadas por última vez el 16 de marzo de 2024.
[1] En notas de prensa celebran el aniversario de Antex el 19 de diciembre de 1989, pero en documentos notariales la conformación y asentamiento en el Ministerio de Justicia aparece el 6 junio de 1990.
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