Durante la infancia, la leche es uno de los principales alimentos para la nutrición, así como para el buen desarrollo y crecimiento. La ciencia ha demostrado de manera extensa la importancia de la leche materna, especialmente en los primeros meses de vida del niño. En cuanto a la leche animal, su uso como complemento en la dieta de los menores ha probado su eficacia.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) refiere:
«La leche proporciona nutrientes esenciales y es una fuente importante de energía alimentaria, proteínas de alta calidad y grasas. La leche puede contribuir considerablemente a la ingestión necesaria de nutrientes como el calcio, magnesio, selenio, riboflavina, vitamina B12 y ácido pantoténico».
En Cuba, desde hace varias décadas, el acceso de los infantes a la leche materna se ha comportado por debajo de los mínimos requeridos. En 1992, un artículo señalaba que «(…) la práctica de la lactancia materna en Cuba difiere apreciablemente de lo que cabe aspirar según las recomendaciones internacionalmente aceptadas».
Además, la lactancia materna exclusiva presenta un nivel muy por debajo de lo adecuado al alcanzar una prevalencia del 25 % a nivel nacional. Como principales justificaciones a esta realidad figuran el aumento de la población urbana y el esquema de introducción de la leche en polvo y otras variantes como complementos desde la primera infancia.
La situación no ha cambiado mucho en la actualidad. Según datos aportados por Cuba al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en 2019 la lactancia materna exclusiva antes de los seis meses de edad alcanzó a un 41 % de los infantes, cuando el mínimo requerido por la institución es del 50 %.
Por su lado, la Encuesta Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes (MICS) de 2019 en la isla analizó si los niños durante su primer año tenían una lactancia «apropiada». El resultado fue que apenas el 35 % de las madres aportaban datos correspondientes a este requisito.
En los medios oficiales cubanos se suele achacar a cuestiones culturales de las familias estos resultados negativos. Según un texto publicado en Cubadebate, el coordinador de la Comisión Nacional de Lactancia Materna del Ministerio de Salud Pública (Minsap) aseveró que en Cuba existe la oportunidad de una lactancia exitosa, pero que muchos padres no la aprovechan por los estilos de vida que llevan.
Más allá del discurso oficial, la realidad percibida por fuentes no oficiales contrasta con esta percepción y aporta otros datos para la comprensión del fenómeno. Una entrevista de Diario de Cuba a una médico general integral cubana muestra que las causas de una deficiente lactancia están relacionadas mayormente con la economía de las familias. Muchas madres deben empezar antes a trabajar pues son el sostén económico de la casa o durante el embarazo y período de lactancia no son capaces de alimentarse correctamente, por lo que no disponen de la leche suficiente para sus hijos:
«La mujer cubana antes de salir embarazada no tiene la nutrición requerida. Cuando comienza el embarazo se requiere una dieta hiperproteica que es imposible llevar aquí por la disponibilidad de los alimentos», explica la doctora. «Esa misma dieta es la que lleva la lactancia».
A raíz del impacto del Período Especial y las constantes crisis de desabastecimiento que ha sufrido el país desde entonces, el acceso a la alimentación se ha restringido. Por ello, cuando toca decidir, los padres suelen apostar por darle lo mejor de comer que tienen a sus hijos con el coste de mal alimentarse ellos.
En conversación con varias madres de los municipios habaneros Boyeros y Diez de Octubre en La Habana, se confirma la multimodalidad de razones por las cuales estas deciden cambiar la leche materna por otros tipos de leche. El tema económico juega un papel esencial.
El problema de acceso a leche materna por los infantes no es cosa nueva. Su solución desde las esferas del Gobierno ha sido otorgarles desde las bodegas asignaciones de leche fluida de animales y leche en polvo para suplir la necesidad alimenticia del producto.
Una de las madres refiere al respecto:
«Cuando yo era pequeña, además de estas leches, a los niños con problemas de salud se les daba leche evaporada, siete cajas que hacían dos litros cada una por mes». Testimonios como este prevalecen entre los nacidos en las generaciones hasta los ochenta. Treinta años atrás, la disponibilidad de leche para los infantes no era una preocupación asfixiante para las familias cubanas.
Desde marzo de 1962 está establecida la venta normada de leche para los menores de siete años. Los hogares con infantes que no superen esta edad tienen derecho a comprar leche en sus bodegas mediante la libreta de abastecimiento. La norma establece diferentes tipos de presentación del producto según la etapa de desarrollo del infante.
- De 0 a 6 meses de vida: el menor debe recibir leche vitaminada en polvo con grasas y lactosa para simular la leche materna.
- De 6 a 12 meses: se les debe suministrar leche en polvo fortificada con hierro y zinc, una bolsa de 750 gramos a la semana.
- Luego del año y hasta los 7: a los infantes les corresponde 1 kilogramo de leche entera pasteurizada los días primero, 11 y 21 de cada mes.
A estos datos se suma la venta normada de leche de chiva fluida para menores con problemas de salud que lo requieran. La explicación oficial del racionamiento de la leche para los menores de siete años es, según explicó Fidel Castro en la Facultad de Derecho de la UBA en 2003, cuestión de disponibilidad de recursos:
«En nuestro país, nosotros le garantizamos un litro de leche a cada niño hasta los siete años. A partir de esa edad y debido a nuestros recursos, le garantizamos una leche de otro tipo, ya que, afortunadamente, existen posibilidades».
La razón de mantener la leche hasta esa edad también podría sustentarse en la lactancia mixta prolongada, que se extiende en promedio hasta los 5 o 6 años del infante, y a su capacidad de obtener nutrientes de muchos más alimentos incluida la leche, solo que con menor cantidad de grasa.
Luego de los siete años y como establece la normativa, los niños cubanos deben tener acceso normado a la compra de una bolsa (24 onzas) de yogur de soya en días alternos que puede ser sustituida por una bolsa de batido de helado en igual cantidad o de chocolate en polvo (1 kilogramo al mes).
Sin embargo, la realidad que padecen los infantes cubanos dista mucho de estas normas y establecimientos oficiales. Una madre de 35 años residente de Luyanó en el municipio Diez de Octubre así lo describe:
«Tengo dos niños, el mayor de 8 años y la pequeña de 3. Mi hijo mayor vivió dos realidades diferentes en cuanto a la leche normada porque su primer año lo vivió en Holguín, donde al igual que en otras provincias se prioriza menos el abastecimiento. Una vez en La Habana, recibió su leche de forma regular, incluso era la apropiada para su etapa de desarrollo. A los seis meses dejó de lactar y sustituimos la cuota de leche establecida con leche evaporada que comprábamos en las antiguas tiendas de CUC. La leche de la bodega la usábamos para hacerle dulces caseros».
Ante este panorama de cuasi normalidad y con solo cinco años de diferencia, la madre narra la experiencia con su hija menor:
«Con la niña menor fue todo lo contrario. Ella lactó hasta los dos años y medio. Tuvimos que suspender su lactancia porque, a pesar de que soy una mujer fuerte y bien alimentada en la infancia, mi cuerpo no pudo resistir el ritmo. Sustituimos la lactancia materna por la leche en polvo de la bodega. Durante la primera etapa de la niña fue la establecida, pero luego comenzó a ser a granel variando de color y textura. Es nuestra única alternativa porque ya no existe otro medio oficial en el que comprar leche. Nos resulta insuficiente porque ahora tenemos dos niños que necesitan leche, la normada es insuficiente y su precio en el mercado informal es insostenible para una familia promedio».
La calidad, cantidad y precio son los factores que más se repiten entre las preocupaciones de los entrevistados. Elaine, vecina de Santiago de las Vegas y madre de una pequeña de 5 años, explica:
«Desde que la leche comenzó a llegar a granel, unas veces es “amarilla” y otras “blanca” o sin grasas, tan importantes para su desarrollo cerebral. La leche a granel no trae especificaciones nutricionales ni formas de administración, por cultura echamos dos cucharaditas grandes razas cada 8 onzas».
En 2021 el precio del paquete de leche de750 gramos en el mercado negro alcanzaba los 250 pesos, actualmente el kilogramo de leche a granel se encuentra sobre los 850 pesos y no se sabe con seguridad su calidad o composición.
Una abuela de Guantánamo cuenta en entrevista para Food Monitor Program (FMP) cómo accede a este tipo de leche:
«Hay muchas personas en el mercado negro que dicen vender leche y son subproductos para elaborar helado, leches instantáneas, leches mezcladas con harina de trigo y otras cosas. Entonces prefiero comprársela por el dos al bodeguero, de la que le “sobra” a precios por los que mi familia tiene que hacer muchos sacrificios».
No solo se trata de que las familias se encuentren desconcertadas ante la composición y precio de la leche en polvo que consumen sus infantes, sino también de una preocupación legítima ante las cantidades insuficientes y pocas alternativas de compra. Así lo manifiesta un joven padre de Holguín al decir que no sabe qué le están dando a sus hijos y que «el Estado no ofrece ni en CUP ni en MLC otras formas de comprar leche. Ahora las mipymes están importando leche, pero también las venden a granel, comprometiendo la higiene del producto», agregó.
El Gobierno cubano es consciente de la ausencia de leche en los puntos legales de venta. En un artículo sobre el problema, Cubadebate cita a la empresa Tiendas Caribe, la cual asegura que «en ninguno de sus establecimientos comerciales con ventas en MLC se ha comercializado leche en polvo».
La situación es conocida por el Gobierno, por organismos internacionales que ofrecen donaciones y sufrida por muchas familias e infantes cubanos. Es por eso que cabe preguntarse cómo los niños cubanos obtienen los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo que les brinda la leche, si las madres no dan lactancia materna prolongada, si la venta de leche normada solo es permitida hasta los siete años, si no hay vías legales para la compra del alimento, si en el mercado negro se consigue a precios muy altos y de calidad dudosa.
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