El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, afirmó el 4 de julio de 2023 en una publicación en Twitter que «no existe excepción o posibilidad alguna para que Cuba importe medicinas y productos o equipos médicos desde EE. UU.», al referirse al embargo económico, comercial y financiero impuesto a la isla desde febrero de 1962.
«A pesar del enfoque mendaz de muchos voceros del Gobierno de EE. UU., los medicamentos sufren las mismas prohibiciones impuestas por el bloqueo al resto de las mercancías», aseguró el canciller cubano.
La afirmación de Bruno Rodríguez es falsa. Las sanciones de EE. UU. a Cuba tienen exenciones para la exportación y donación de suministros, equipos médicos y medicamentos, a diferencia de lo que afirma el canciller cubano. El Gobierno de La Habana no solo puede importar medicamentos y material desde Estados Unidos, sino que lo hace. Esto no significa que sea fácil.
El canciller no ha sido el único funcionario cubano de alto rango en referirse al tema recientemente. Varios días después, en el contexto del segundo aniversario de las protestas antigubernamentales de julio de 2021 en la isla, Carlos Fernández de Cossío, viceministro de Relaciones Exteriores, afirmó: «la exportación de estos [medicamentos] a Cuba sigue prohibida». Añadió, además: «Hacerlo requiere permisos políticamente condicionados y difíciles de obtener».
Un argumento similar expresó el propio Rodríguez Parrilla en un tuit en el que comparte un fragmento de una intervención suya realizada en la Asamblea Nacional sobre el tema. «Quedó claro también que es mentira que se pueda importar medicinas desde EE. UU.». En este caso, agregó después: «sin una licencia específica del Gobierno estadounidense».
Las afirmaciones del canciller se contradicen e intentan exagerar la realidad, al ser absoluto sobre el tema. El discurso de ambos funcionarios forma parte de la narrativa que mantiene el Gobierno y que otorga a las sanciones un rol determinante en la escasez de suministros.
La Embajada estadounidense en la isla respondió a las declaraciones de Rodríguez Parrilla en su cuenta oficial de Twitter, en una publicación del 8 de julio, que «sí se pueden importar medicamentos a Cuba desde EE. UU.».
«El embargo permite las exportaciones de productos médicos estadounidenses, así como de otros artículos de apoyo a la ciudadanía cubana», agregaron desde la sede diplomática.
La cuenta de la Embajada dejó instrucciones en las que se pueden comprobar los requisitos necesarios para exigir las licencias. «Las informaciones pertinentes son información pública, accesible aquí: 15 CFR 746.2(b)(1) y 31 CFR 515.533», añadieron. La Hoja Informativa Humanitaria, en la que pueden consultarse algunos de los requerimientos, está disponible aquí.
Vías para importar medicinas y suministros médicos desde EE. UU.
El embargo está compuesto por un entramado legal que se ha desarrollado durante décadas. No se compone de una sola ley, sino de seis regulaciones: la Ley de Comercio con el Enemigo (1917); la Ley de Asistencia Exterior (1961); el Reglamento de Control de Activos Cubanos (1963); la Ley de Democracia Cubana (1992); la Ley Helms-Burton (1996); y la Ley de Reforma de las Sanciones Comerciales y Mejora de las Exportaciones (2000).
Con la aprobación de la Ley para la Democracia Cubana (CDA, por sus siglas en inglés) ―también conocida como Ley Torricelli―, se autorizaron las exportaciones de medicinas, equipos, instrumental y suministros médicos con fines humanitarios. Las empresas exportadoras debían solicitar licencias específicas y no se estipulaba la necesidad de pago por adelantado, pero sí se requería verificación de uso final.
La dificultad más significativa a la hora de importar los insumos médicos permitidos radica, según lo establecido en la CDA, en que estos deberían ser revisados en el terreno por un representante del Gobierno estadounidense. El representante debe comprobar que los suministros sean utilizados «solo para beneficio del pueblo cubano».
Los materiales podrán entrar al país siempre y cuando no exista posibilidad de que sean utilizados para torturas o para violaciones de derechos humanos. No pueden ser reexportados a terceros países ni empleados en la elaboración de productos biotecnológicos.
En octubre de 2000, las excepciones fueron ampliadas a la exportación comercial directa de alimentos, productos agrícolas y medicinas, a través de la Ley de Reforma a las Sanciones Comerciales y Mejoramiento de las Exportaciones (TSREEA, por sus siglas en inglés). Aunque, es necesario tramitar una licencia de exportación, emitida por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro.
Los pagos por las importaciones siguen la modalidad de cash in advance (pago por adelantado): deben hacerse antes de la entrega de los productos.
Las licencias, que deben ser solicitadas por empresas estadounidenses, en su mayoría tienen una duración de dos años y permiten exportar hasta cierto monto. Según la organización sin fines de lucro Cuba Trade (Consejo Comercial y Económico EE. UU.-Cuba), citada en un artículo del Institute for War & Peace Reporting, el valor se determina según un cálculo realizado por las empresas que desean exportar y no necesariamente está basado en lo que el Gobierno cubano realmente desea o se puede permitir importar.
El profesor Michael J. Bustamante, director de Programa de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami, advierte que ve como un obstáculo disuasivo la jerga legal que rodea el proceso y el cumplimiento de las sanciones por parte de los bancos.
Durante la Administración de Barack Obama (2009-2017), como parte de su política exterior hacia Cuba, se ampliaron las listas de productos autorizados para exportar a la isla.
Con la llegada de Donald Trump (2017-2021) a la presidencia, se aplicó una política general de denegación de licencias de exportación hacia Cuba; pero no se detuvieron las importaciones procedentes de EE. UU. y se mantuvo la autorización de las ventas y donaciones de medicinas y dispositivos médicos.
Lo que sí ha llegado a Cuba desde EE. UU.
Los productos enviados a Cuba como resultado de la Ley de Reforma a las Sanciones Comerciales y Mejoramiento de las Exportaciones han incluido equipos e instrumentos médicos, productos farmacéuticos, penicilina, insulina, pasta dental, reactivos de laboratorio, equipos de ultrasonido, prótesis, cánulas y otros, según un reporte del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba. En total, el Gobierno cubano ha gastado 28 443 282 dólares de 2003 a 2020, con el 2016 como el año con mayores gastos, con 6 121 435 dólares.
Por otro lado, desde 1992 hasta 2019, según datos oficiales de US Trade, personas u organizaciones en Estados Unidos donaron a «instituciones» en Cuba medicamentos por un monto de 51 millones de dólares. En el mismo período, las exportaciones de empresas fueron de 34 millones de dólares distribuidos en 68 tipos de productos.
Los aparatos de ultrasonido (5 millones) y de tomografía (3 millones), los antibióticos que no son penicilina (3.5 millones) y los medicamentos que contienen hormonas (3.5 millones) fueron los productos que Cuba más importó.
La Embajada de Washington en La Habana también publicó en Twitter en febrero de 2023 que el Gobierno de Estados Unidos autorizó 7 600 millones de dólares de exportaciones humanitarias en 2022 a Cuba. La cifra es casi el doble de los 4 200 millones en donativos de 2021.
De acuerdo con las cifras publicadas por la Oficina del Censo de EE. UU., referidas a las exportaciones de ese país en 2022, las ventas a Cuba cerraron en 366 718 665 dólares.
De ese total, 208 099 dólares fueron de medicamentos dosificados, tabletas u otros que se usan para tratar diferentes enfermedades, y que los datos del censo comercial no detallan. En el resumen de ventas a Cuba se incluyen también jeringuillas, agujas, catéteres y otros, por un valor de 9 170 dólares.
Tras las recientes declaraciones del canciller cubano, la Embajada estadounidense en Cuba también aseguró que «desde principio de año Estados Unidos aprobó casi 900 millones de dólares en exportaciones médicas a Cuba».
No obstante, el profesor Bustamante comentó en Twitter que, aunque esa cifra esté aprobada por el Gobierno estadounidense, esto no quiere decir que esa sea la cantidad que finalmente se exporte. «Es usual que aquellos pocos que pasan por el proceso de pedir licencias soliciten autorizaciones mucho más allá de los compromisos reales o la capacidad de pago de los cubanos».
El Gobierno cubano no suele revelar en qué consisten los donativos ni publica cómo ha administrado las compras que realiza en EE. UU. y cuál es su destino. Los medios oficiales tampoco informan sobre la existencia de esos embarques.
Para el discurso oficial, «el bloqueo constituye el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de Cuba», como asegura el informe anual de 2022 que elabora la Cancillería. Sin embargo, mientras persiste la escasez de medicinas en la isla, el Estado cubano exporta fármacos a 73 países. En febrero de 2023, el Gobierno mexicano anunció que compraría medicinas a los cubanos por el valor de unos 87 millones de dólares, en «los rubros anestesiología, neumología, oftalmología y tratamiento del cáncer».
Según un informe de 2022 del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, 8 de cada 10 cubanos encuestados no consigue en las farmacias estatales los medicamentos que necesita: un 57 % los obtuvo gracias a la ayuda de iglesias, el 8 % mediante familiares en el extranjero y el 17 % por otras vías.
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José Darío sanchez
JR Sanchez