Captura de pantalla elTOQUE.

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Julio Antonio Fernández Estrada sobre la Cuba del 11J

26 / julio / 2021

El doctor en Ciencias Jurídicas, profesor y columnista Julio Antonio Fernández Estrada opina sobre las protestas del 11 de julio y días sucesivos, resume algunas condiciones que las provocaron y traza una ruta posible para Cuba en la búsqueda de salidas democráticas a la crisis.


El 11 de julio fue para mí, ante todo, una sorpresa, no porque fuera extraño que en algún momento ocurrieran protestas en Cuba, sino porque se desarrollaron masivamente. 

Sí hubo un estallido social, el más grande desde 1959. Fue una movilización muy grande de personas, sobre todo de sectores populares empobrecidos, o por lo menos comienza la mayoría de estas manifestaciones, de protestas, en lugares bastante pobres del país, municipios y barrios de casi todas las provincias, y en algunas con miles y miles de personas, en alrededor de sesenta lugares diferentes. 

Es un acumulado de problemas muy grandes del país. Me parece que es reduccionista y empobrecedor de nuestros problemas y de nuestra complejidad social decir que haya tenido una sola causa. Todas las causas que se han manejado son evidentes y potentes; la más importante es el deterioro acumulado de la vida material de las personas y la falta de bienestar durante mucho tiempo en sectores que lo sienten mucho más que otros. No estamos hablando de la clase media alta del país, de las personas de clases más favorecidas; sino de sectores populares que viven de su salario, que tienen poco acceso a la moneda libremente convertible y a las remesas, que tienen que trabajar en trabajos emergentes de cualquier tipo, en un momento en que la situación económica del país ha llegado a cifras de deterioro que no imaginamos hace cinco años. 

Si se mira la crisis económica del Período Especial hasta la fecha, cada vez se ha puesto peor; con momentos de esperanza de reforma económica aparente o de mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos, parecía que podíamos salir de esa gran crisis económica, pero no ha sucedido. Como se sabe, los sectores pobres salen más despacio o no salen nunca de este Período Especial, que mucha gente considera superado. 

Es un acumulado de problemas, pero en esas causas están también las inmediatas: el fracaso de la Tarea Ordenamiento, que ha desordenado mucho la economía nacional; la imposibilidad de las personas de producir por sí mismas, de crear su propia pequeña empresa o empresa familiar; la crisis del trabajo por cuenta propia, que ha empeorado y llegado a cifras catastróficas en la pandemia; la pandemia en sí. Nosotros hemos tenido siempre un sistema de salud bastante sólido que evidentemente sufrió mucho en los últimos treinta años, pero nos ha golpeado la cifra de muertos, de ingresos, de personas que no tienen acceso a medicinas. Este es un gran problema reciente que no vimos en el Período Especial: la escasez de medicamentos. Hay que evaluar en su justa medida lo que significa para las personas pobres, que han accedido al médico de la familia y a los medicamentos a bajo precio y que pueden ser pobres pero siempre tuvieron medicinas en la casa; de pronto, no hay analgésicos, antihistamínicos o un corticoide, antiinflamatorios. Eso es grave para la gente en Cuba. 

También hay que saber que no hemos salido del bloqueo en ningún momento. Llevamos más de sesenta años viviendo en bloqueo. Siempre digo que a lo que aspiro es a tener un Gobierno que supere las condiciones que el bloqueo ha impuesto. La condición más básica que se le puede poner a un Gobierno en Cuba es ser lo suficientemente inteligente y sólido, coherente, transparente y eficiente para superar en lo posible los males del bloqueo o el embargo. Si no es así, no es un buen Gobierno, porque el hecho de que el bloqueo exista o no, no depende de nosotros; depende de un sistema normativo de los Estados Unidos que es complejo. No depende solo de una figura política o de una decisión; aunque se sabe que hay decisiones parciales que se pueden tomar. Son asuntos que tenemos que dejar y dedicarnos a lo posible políticamente en Cuba, como hemos demostrado que se puede hacer. Con bloqueo fuimos cuarto lugar en la Olimpiada de 1980 y quinto en la de 1992, y con bloqueo hemos vacunado a nuestros niños y niñas contra trece enfermedades. Hemos tenido grandes avances en la biotecnología, las ciencias, en la educación, en la misma atención de la salud pública. Hemos tenido reconocimiento internacional, y todo se ha hecho también bajo bloqueo. Los éxitos diplomáticos de Cuba también han sido con bloqueo y la referencia de Cuba como avanzada y progresista, que trabaja por los derechos de las personas, la igualdad y la equidad, ha sido con bloqueo. Incluso ha sido por el bloqueo, que nos ha llevado a tener que hacer las cosas mejor. El «poder popular» en Cuba, que pongo entre comillas porque siempre está en crisis y hemos querido organizarlo como forma de Estado, se ha desarrollado en el bloqueo. Los éxitos locales en Cuba del desarrollo comunitario se han hecho con bloqueo. La organización de la sociedad civil cubana se ha hecho con bloqueo. Por tanto, tenemos que enfocarnos en lo que se puede hacer tomando en cuenta la perdurable constancia y obstinación del bloqueo contra Cuba. 

Lo que pasó el 11 de julio fue un acumulado de problemas, de insatisfacción y también de instigación de gente que cree que hace falta tumbar el socialismo, el comunismo, que se puede hacer también desde fuera como desde dentro. A mí no me sorprende que desde Estados Unidos, por ejemplo, haya mucha gente que pretenda que el socialismo cubano se caiga o el Gobierno fracase, porque ha sido una política constante de grupos de la sociedad civil o incluso de importantes sectores de poder en el país, de instituciones públicas norteamericanas, del Gobierno u otras instituciones de la división de poderes. Son variables que conocemos y con las que hay que vivir. 

Al interior del país es necesario canalizar el pluralismo político, las diferencias políticas, incluso las diferencias económicas y de posturas en ver cómo puede ser el desarrollo del país. Todo eso va a ayudar a que las personas canalicen la energía de la participación de otra forma. Pero parto también de analizar que la protesta es normal en política; lo que no es normal es asumirla como algo que debemos eliminar de nuestro espectro político, que hay que reprimir o criminalizar.

HEMOS PERDIDO EL SUEÑO

¿Qué has experimentado al ver los videos de las manifestaciones?

Demoré en ver los videos de las manifestaciones por el corte de Internet, y después, por los pocos videos que pude ver, hice rechazo a ver el resto, porque sabía que iba a ser duro. Cuando uno vive en Cuba y sabe cómo funciona todo, no hace falta que te cuenten los detalles; esos detalles estaban en mi imaginación y cuando los vi me pasó como a casi todo el mundo que tiene un poco de amor por Cuba y por los cubanos. Me sentí mal por la violencia, por la represión, por la forma terrible en que se detenían, por ejemplo, manifestaciones pacíficas. Me sentí mal también por ver la violencia contenida en personas que agredieron de forma desmedida instituciones públicas, tiendas, carros de la policía. No estoy tratando de criticar lo que la gente hizo o de analizarlo más profundamente, hablo del primer impacto de ver la violencia en su máxima expresión delante de nosotros en un país donde se suponía que no pasaba nada. Aquel poema que tanto oímos de que aquí no pasa nada. La gente tiene que asumir con responsabilidad que de tanto querer que pase algo, cuando en Cuba pasa algo también pasa así, porque el pueblo, nosotros, somos así, y no se podía esperar algo diferente después de décadas de que no hubiera ninguna explosión social en el país. Me parece bastante lógico que hubiera desenfreno, violencia, gente que canalizó toda su frustración y problemas en esto, y gente con mala intención, gente con buena intención, y policías que se quitaron para que la manifestación pasara o que fueron superados por la muchedumbre y no dijeron nada y la gente que pasó por el lado tampoco les dijo nada a ellos, y otros que abusaron de su autoridad, de su uniforme. Me dolió mucho ver las imágenes de personas vestidas de civil con palos de la misma forma, idénticos, el uso desmedido de la fuerza policial y sobre todo lo impresionante de los antimotines. No porque románticamente pensemos que no existan; los cuerpos armados de todas partes del mundo tienen entre su función la represión. He visto niños, golpizas en la calle de todos los continentes; nada de esto es nuevo para mí. Pero Cuba es un Estado socialista, las fuerzas armadas son revolucionarias, incluida la policía. No porque lo sean como paradigma, sino porque lo son institucionalmente, está en su nombre. Por tanto, nosotros tenemos obligaciones extras. Siempre digo «nosotros» porque estoy involucrado en esto. Me parece irresponsable e indigno achacar todos los problemas de Cuba a los otros. Soy parte de la sociedad y la violencia, la vida, la incomprensión y la irreconciliación que tenemos también son parte de mi vida y por ello me siento responsable. 

Me sentí mal y a la vez sentí que el pueblo se movió; sentí la fuerza de la protesta, la necesidad de la protesta pacífica, la necesidad de la concientización desde el Gobierno y la sociedad civil de la importancia de que la gente proteste, pida, exija y se presente. Que avance, que camine, que demuestre su presencia, su fuerza, su diferencia con las generaciones anteriores. Que se enseñe públicamente lo que somos ahora, los problemas que tenemos, la dificultad con la que vivimos, que es suficiente para una marcha. Siento que cada día cinco situaciones que me pasan merecen una marcha. ¿Cómo la gente no lo va a sentir? Yo mismo marcharía cinco veces por día por cosas que me pasan, pacíficamente. 

La gente gritaba mayormente «libertad». Si haces una encuesta entre esas personas, habría veinticinco conceptos de libertad, cien, doscientos, tres mil conceptos diferentes; pero sigue siendo libertad. No se dijo «odio», «traición» y «muerte», no era la consigna mayoritaria. Es verdad que hubo otras de todo tipo, pero la que quedó en mi mente es «libertad, libertad», y eso hay que tomarlo en cuenta con responsabilidad. 

Muchos de los juicios y procesos penales abiertos han sido simplemente a personas que han tenido teléfonos en su mano para grabar videos. ¿Es suficiente esto para someterlos a un año de privación de libertad?

Ninguna de las personas que ejercieron su derecho a la manifestación pacífica el 11 de julio y los días posteriores cometió ningún delito; lo digo con toda responsabilidad. Aunque hayan estado presentes, mirando o tirando fotos, haciendo videos; aunque hayan ido caminando por la calle gritando consignas. El derecho a manifestación es un derecho humano en Cuba y el delito que existe, que está previsto en nuestro Código Penal, es el de limitar el derecho a manifestación. Por tanto, estarían cometiendo delitos las personas que no permitan que ese derecho se realice; todo lo contrario a lo que ha sucedido. No estoy hablando de las personas que pueden ser juzgadas o convertidas en parte de un proceso penal por otros delitos conexos a la manifestación pacífica. La manifestación pacífica es un derecho humano, por tanto, considero que no hay delito en ninguna de estas personas y que el papel de la Fiscalía en estos momentos es investigar caso por caso de manera profunda, rápida, con la intención de proteger los derechos humanos de los detenidos y de sus familias, y realizar sobreseimiento de los casos que haga falta para que no sean juzgados. Porque en el momento en que la Fiscalía mantiene acusaciones, y dado el ambiente sociopolítico que se ha dado en el país, parecería que hay una inclinación a que estas personas sean juzgadas de forma ejemplarizante y eso va a empeorar el ambiente sociopolítico que se quiere controlar o resolver; por tanto, me parece un error.

UN ACTO DE REPUDIO PUEDE SER UN ACTO CONTRARREVOLUCIONARIO

¿Como padre, qué sentirías si tu hijo está en el servicio militar y es llamado y obligado a salir a reprimir la manifestación?

Debe ser horrible el miedo real de la posibilidad de tener un hijo en el servicio militar y que sin consultarlos a ellos, sin tomar en cuenta su voluntariedad, los lleven sin ningún tipo de posibilidad de discutir la decisión a un momento de detención civil en un país en que personas se están manifestando, a resolver esto por la vía violenta, o sencillamente utilizar personas que están en el servicio militar para resolver una crisis civil dentro del país. Eso es una violación sobre todo para menores de edad, por debajo de los 18 años. Es una violación de las posibilidades de los derechos de la patria potestad de los padres y madres sobre sus hijos. Es una violación también de lo que se supone que es el servicio militar obligatorio, porque uno como padre no piensa que sus hijos van a ir al servicio militar a esto, aunque sabemos también que en el servicio militar siempre existen esas posibilidades. Esperaría en cualquier caso que se consultara por lo menos con la persona que está en el servicio militar. La función que aceptaría como padre es la de protección del ejercicio de los derechos, de vigilancia de una manifestación para que no ocurra un acto violento, para cuidar las instituciones públicas y cuidar a los manifestantes; eso es algo que el servicio militar puede hacer. Lo otro es armarlos o ponerlos sin conocimiento, sin especialización, profesionalización, a enfrentar a personas que no son invasores externos, que no están poniendo en peligro directo al país; por tanto, es una situación muy delicada. Lo más grave es que no hay transparencia sobre los derechos y deberes de los reclutas y los familiares en el tiempo del ejercicio del servicio militar obligatorio.

¿Ha habido desaparecidos en Cuba tras estas protestas? 

Es una gran polémica el tema de los desaparecidos. Técnica y jurídicamente hablando, también como parte de los instrumentos internacionales de derechos humanos que Cuba ha suscrito y ratificó, una persona ha sufrido desaparición forzada cuando ha sido detenida de forma irregular, conducida en forma irregular hacia lugares desconocidos por personas de las que no tenemos información. También es muy importante, se considera desaparición forzada la incomunicación posterior, la imposibilidad de saber dónde está y, a la vez, la irresponsabilidad o el desmarque de responsabilidad que pueden hacer las instituciones públicas de esa detención o desaparición. Eso tipifica de igual manera la desaparición: que no se asuma que esa persona está desaparecida. Internacionalmente se considera un delito de lesa humanidad. La Constitución de la República de Cuba de 2019 considera como un derecho humano que la persona no sea desaparecida forzosamente. El debate más grande que existe sobre este tema es la cultura, la consideración y el impacto que ha tenido en América Latina con los desaparecidos y desaparecidas, o en lugares donde ha habido regímenes tiránicos, sobre todo en dictaduras militares en las que ha habido personas capturadas, detenidas, torturadas y desaparecidas siempre y asesinadas, algunas rescatadas, otras no. Aunque nuestra realidad no sea esa, aunque nosotros no estemos viviendo en ese escenario y aunque con respeto tengamos que decir que lo que han vivido otros países, sobre todo de América Latina, no es nuestra realidad; en lo que hemos vivido del 11 de julio en lo adelante hay que decir también con responsabilidad que no hay que esperar a que una persona muera o sea torturada para considerar su desaparición. La persona está desaparecida desde el primer momento. Por eso se debe evitar por todos los medios que nuestras instituciones cometan el error de que por cantidad de casos, por seguridad nacional, por estrategias de administración de datos, por una falsa o mala politización del asunto, por evitar una supuesta manipulación de los datos, por el también supuesto enemigo o el enemigo real…  Hay que evitar por todas estas razones que cometamos excesos, violemos los derechos humanos, retengamos a personas sin derechos. 

En Cuba lo más grave que está sucediendo ahora es que no se están brindando los datos suficientes a las personas encausadas. Están, incluso, siendo liberadas personas con medidas cautelares, casi todas de la retención domiciliaria hasta ser llamadas a juicio oral, aun sin la documentación que los convierte en parte de un proceso; es decir, la imposibilidad de nombrar abogados, la imposibilidad de llegar al juicio con abogados. En estos días ha habido procesos sumarios en casos que se han juzgado sobre todo por escándalo público, instigación a delinquir, propagación de epidemia, por hechos ocurridos el 11 de julio, por manifestantes pacíficos que han sido condenados a un año o cerca de un año de privación de libertad completa, y muchos de ellos no han podido tener abogado en el momento de su juicio oral; lo cual en el proceso sumario no es imposible, está previsto, pero que habría que evitar por todos los medios, y siempre con presencia y conocimiento de sus familiares. Eso no es solamente un derecho, sino una necesidad y un interés ético de nuestro sistema. Se supone que no queremos repetir ningún escenario negativo en el mundo, entonces tenemos la corresponsabilidad de saber cuáles son las diferencias. 

Los derechos humanos valen, y una persona de la que no se sabe su paradero en dos días, tres días, tenga 17, 25, 45 años, es una catástrofe para el sistema legal cubano, para el Estado de derecho, para la democracia, para la transparencia, para la legitimidad de nuestro sistema.


¿Qué piensas sobre la argumentación legal dada por autoridades cubanas en la televisión? 

Los representantes de la Fiscalía y del Ministerio del Interior van a cuidar su institución en la televisión nacional, que es estatal y el medio de difusión masiva más importante; pero ambas instituciones tienen una responsabilidad con la verdad. No todas las personas están yendo a juicio con abogado en estos procesos. No todas están yendo a juicio con conocimiento de familiares. No todas las familias de los detenidos están recibiendo información sobre su paradero en menos 24 horas. Hay grandes problemas con el debido proceso penal en estas investigaciones y es algo que sucede desde antes. Para muchos detenidos las medidas cautelares han durado más tiempo del debido. Existen algunas personas que están privadas de libertad de forma condicional provisional durante un tiempo mayor que el que la ley exige. Existen también otras juzgadas con expedientes secretos, con información mínima para su representante legal. Tenemos muchos problemas; una parte de ellos se tratan de resolver en la ley procesal penal que está en discusión, cuyo proyecto circula actualmente. Algunos de nuestros problemas se resuelven en él y otros se mantienen. Todavía necesitamos una reforma más profunda de nuestro derecho penal y una autocrítica más fuerte de las instituciones que tienen que ver a diario con la protección de los derechos en Cuba. Necesitamos de instituciones independientes en el país para la protección de los derechos humanos. Necesitamos de una institución independiente de control de la constitucionalidad. No basta con tener un recurso legal para proteger los derechos humanos en vía judicial que todavía no tenemos, pero que habrá; hace falta algo más. Sobre todo, hace falta una defensoría del pueblo independiente que haga el trabajo, pero con mucha más profundidad, que hoy supuestamente la Fiscalía tiene que hacer para proteger los derechos ciudadanos. Que lo haga de una manera especializada, sin tener que convivir con las otras funciones de la Fiscalía que no son precisamente la protección de los derechos humanos. Son deudas institucionales, políticas y jurídicas. Llevamos décadas pidiéndolo y nunca se ha escuchado. Hubieran sido muy importantes en un escenario como este. No hubieran evitado el escenario, pero no es lo mismo que cientos de personas se dirijan a la defensoría del pueblo y no es lo mismo que llamen a un defensor del pueblo a la televisión a hablar. Estamos en un momento en el que es primordial la defensa del derecho de las personas; porque el Estado está defendido por las instituciones, por las relaciones internacionales, por la política exterior del Estado, por la centralidad del Estado en las relaciones sociales en el país, por la centralidad de un partido único, por la clara tendencia a la tranquilidad ciudadana que existe en Cuba, incluso en días posteriores a las protestas del 11 de julio. Es mayoría el pueblo cubano que vive en Cuba que considera que cualquier tipo de intervención extranjera en los asuntos internos es un drama para el país. Lo que no veo asegurado es la vida interna cotidiana, política, institucional y jurídica de las personas dentro, la protección directa de los derechos humanos de las personas, grupos y sobre todo personas y grupos en situación de indefensión. Es algo que nos debemos urgentemente. 

Hay información que no se está diciendo de manera clara. Muchos de los argumentos que se están ofreciendo en programas de televisión no tienen por prioridad la transparencia ni la certeza científica; se busca más bien justificar y proteger las instituciones en un ambiente político, y crear una propaganda de buen funcionamiento, irrestrictamente cumplidor de la ley, cuando los hechos y las evidencias van por otro lado. No pongo en duda que la mayoría de las personas que trabajan en el Ministerio del Interior, la Fiscalía y los tribunales quieran lo mejor para el país, porque si no, no tuviéramos país desde hace rato. Pero en estos momentos lo que debe ser decisivo es la independencia de las instituciones para cumplir su objetivo y no recibir indicaciones políticas, porque estas pueden tener un perfil, pero la Fiscalía, por ejemplo, tiene que enfocarse en cuál es su responsabilidad ante la ley y ante el pueblo. Se sabe que está la protección de los ideales y los fundamentos políticos de la nación, pero no es su función inmediata. La Fiscalía tiene que velar por el cumplimiento de la legalidad, por la protección de los derechos humanos, por que no haya abuso de autoridad y proteger los derechos de todo el mundo; no solo de la policía, no solo de las instituciones represivas, también de los ciudadanos. Tienen que entender que la ciudadanía no es enemiga por protestar. Convertir esto en un problema de seguridad nacional confunde totalmente lo que pasó ese día, en el que ni la mayoría del pueblo cubano que marchó es delincuente ni vándalo, ni quería destrucción del Estado, ni tomar por asalto el Gobierno, ni el derrocamiento de las instituciones públicas; no era ese el objetivo. El 99 % de las personas marcharon sin nada en las manos; eso es lo que vemos en las imágenes. Es algo que debe ser analizado en profundidad. Se comprende que el Ministerio del Interior esté en guardia, que las Fuerzas Armadas estén en guardia; no tenemos ninguna experiencia institucional de protestas en el país. Hay gente que se ha tenido que enfrentar a esto por primera vez en su vida y eso lo puedo comprender. Pero también hay que comprender que el instinto primero en Cuba tiene que ser proteger a la gente: hay que proteger los derechos humanos, hay que proteger a las personas de todas las edades que protestaron cumpliendo la legalidad del país. Es un derecho humano el derecho a manifestación. 

Hay casos que han sido resueltos, hay personas liberadas bajo una medida cautelar, hay a quien lo han condenado a un año de privación de libertad y se habla de cientos de detenidos. ¿Qué esperas que ocurra con ellos?

Estoy obligado a especular. Hemos visto lo que empezó a ocurrir. Ahora hay una gran coyuntura problemática en el país; se muestra una tendencia a sancionar a las personas que participaron en estos hechos por diferentes delitos. Quisiera que se hiciera un sobreseimiento de los casos de las personas que se manifestaron pacíficamente. La gente está hablando de amnistía, pero ese es un procedimiento más complicado que decide el órgano superior del Estado en Cuba; es una suspensión de la vigencia de delitos o de grupos de delitos o de títulos completos del Código Penal y que favorece a personas sancionadas. Estamos en curso de investigación y de procesos penales y se debe exigir el buen trabajo de la Fiscalía, de los tribunales y de ajustarse a la legalidad, porque si esperamos a que todos sean juzgados para empezar a pedir amnistía o indulto después, demoramdos demasiado en temas que se pueden exigir desde ahora. Lo que va a suceder es que habrá medidas ejemplarizantes, que se sancionará a muchas personas y que habrá que dar la batalla en la esfera pública, desde la sociedad civil, por que se rectifiquen esas exageraciones legales, esas imputaciones, esas sanciones. Me parece que en el ambiente político que hoy se vive en Cuba lo mejor hubiera sido evitar eso. Lo mejor es que en este momento, todavía hoy, es rectificable todo. La indicación debe ser la de cumplir la legalidad, para que las personas que tengan en sus manos la responsabilidad de juzgar puedan hacerlo con total libertad y tomen en cuenta lo que pasó para decidir cuál es la justa sanción para cada persona. Y no juzgar en un ambiente de indicación política, de criminalización de la protesta; un ambiente de relación de los hechos del 11 de julio con la incitación desde el extranjero, la incitación del enemigo, del imperialismo. Todo esto convierte las protestas del 11 de julio en hechos de guerra, en hechos de destrucción del sistema político social económico y eso pone a todas las personas que lo hicieron pacíficamente en una situación muy peligrosa. Por eso, hay que rogar a las instituciones que tienen en sus manos la aplicación de la justicia, tanto la Fiscalía como los tribunales, que lo hagan con apego directamente a la Constitución y las leyes, y tomando en cuenta las características reales de cada caso, de las personas involucradas y de los hechos que ocurrieron; no de lo que pudo haber pasado o de lo que parecía que pasaría, o lo que parece que le indicaron a la gente; que son nada más que supuestos políticos que agravan la situación real de cada una de las personas implicadas.

¿Ahora qué sigue?

Lo que sigue siempre es un sacrificio; cada día es un sacrificio. La pandemia nos ha golpeado fuerte y me parece que no aguantamos más. Hay que estudiar la profundidad de las causas del 11 de julio. Este es un pueblo agotado, que ha pasado la pandemia dentro de la casa, sabiendo que mañana tenemos que hacer una cola de 5 horas para poder comprar tres muslos de pollo. Esa es la realidad cubana y el que quiera inventar otra cosa que venga aquí a pasar un año con nosotros. Esto hay que vivirlo, dejarse de invento y venir a vivirlo aquí. Yo no me quejo de donde nací; yo estoy aquí porque quiero, a mí nadie me obliga a estar en Cuba. La obligación natural mía de lo que yo siento por Cuba y por la gente que vive en Cuba también es un deber. Me siento obligado a ser medianamente coherente; si no, es oportunismo y descaro. Yo creo que la gente marchó el 11 de julio contra el descaro. 

El descaro en Cuba es muy amplio, complejo y diverso; cuando digo descaro me refiero a la palabra popular para decir oportunismo, extremismo, manipulación, mentira, invento, personas viviendo a costa del pueblo, burocratismo, corrupción. La gente también marchó contra la corrupción; así son en general de complejas estas cuestiones y lo que viene, lo que toca, es trabajar con sinceridad por una Cuba mejor y eso lleva un sacrificio tremendo. 

LA VIDA COTIDIANA EN BABILONIA Y LA HABANA

Nadie piense que va a ser bonito, no va a ser bonito para nadie. Los que tengan que decidir políticamente (sé lo difícil que es eso)… No creo en la onda de los gobernantes que se sientan a hacernos daño y que es un plan macabro para ponernos como estamos, pero sí creo en el acumulado de ineficiencia, incapacidad y burocratismo por falta de conocimiento, de malas prácticas, de la cultura de la sospecha, de la supuesta unidad cuando no hay unidad si no se sabe cómo pensamos. ¿Qué pueblo unido hay si no sabemos cómo vive el de al lado, cuando nos pasamos la vida inventando que no tenemos lo que tenemos o comprando por la izquierda para poder sobrevivir, diciéndole a todo el mundo que eres una persona integrada? ¿Por qué vamos a engañar al mundo si vivimos en una economía sumergida, si lo que consumimos en un 50 % de volumen son artículos que no son legales? Esa es la verdad de nosotros. ¿Qué creen? ¿Que es bonito, placentero? Lo que pasa es que hay gente que nunca en su vida ha visto pasar a un vendedor ambulante del mercado sumergido; nunca lo ha visto porque ha habido otra persona que lo ha hecho por ellos, porque vive en una burbuja, en un laboratorio social de buena vida. El pueblo cubano está cansado de los vividores; cansado de la gente que se la pasa diciendo que hay que sacrificarse mientras sus hijos e hijas están gozando la dulce vida o tienen carros que nadie puede tener, o estudia en otros lugares o van de vacaciones al extranjero. Eso también hay que decirlo, es parte de la realidad. 

Pero nada de eso yo lo metabolizo como odio, sino como algo que se debe superar, y en lo que hay que trabajar por que eso no haga falta, por que las personas tengan sus hijos estudiando en el extranjero porque se lo ganaron, porque tienen el dinero para eso, porque han ahorrado, porque es parte de sus expectativas de vida, como un derecho que tienen. Hay que tratar de que cada vez haya más personas subiendo un escalón en el bienestar social, que incluye también el bienestar político, y este incluye la participación; y la participación incluye participación en todo momento de decisión de las políticas públicas, incluido el control de si realmente se desarrollan. 

YO TAMPOCO SÉ ODIAR

En Cuba hay que tirar por un peñasco para siempre la sospecha de la democracia, la sospecha de la participación y del Estado de derecho. Esos no son enemigos del Gobierno; deberían ser sus mejores aliados. Lo que pasa es que la ingeniería de la democracia es compleja porque no se puede decidir todo en una reunión de factores o de tres personas. La democracia es un reto y es asfixiante el trabajo que conlleva, pero los resultados son tremendamente prolíferos. Hay que trabajar mucho, hay que ser muy valiente, hay que jugársela, hay que seguir diciendo la verdad, hay que sufrir muchos truenes. Y a la vez hay que tratar de luchar contra todo eso, hay que defender los derechos de las personas, defender la justicia, hay que ser sincero y hay que dejarse de descaro.


¿Cuáles crees que debieran ser los caminos por los que debiera transitar el país para manejar la crisis?

Aunque haya gente que nos acuse de ser románticos por esa razón, tenemos el deber cívico y patriótico de exigir el diálogo, la reconciliación nacional, la paz, de negar la posibilidad de la revancha, de la venganza, de la sangre, del pase de cuenta generacional e ideológico. Hay que decir no a todas las formas de macartismo posible, de persecución política, a todas las cacerías de brujas. Hay que decir que no a todo eso, hay que sentarse a entendernos políticamente con toda la diversidad ideológica, política y social de la nación, con la verdad. Era algo que yo quería que hubiese pasado antes de 2019, en una constituyente que podía haber sido el inicio de un gran pacto social nuevo en el país, en el que todavía los grandes motores del progreso de la izquierda, del pensamiento progresista del país, no se difuminaran ni desaparecieran. Lo estoy diciendo desde mi punto de vista político porque soy una persona que cree en el socialismo democrático como único socialismo posible. 

Me han llamado romántico y trasnochado por creer en el socialismo democrático, pero lo defiendo porque el capitalismo no es una solución para nosotros. Me parece que es un sistema que no resuelve los problemas fundamentales de la humanidad, aunque esta no es decisión mía. Yo, más que eso, creo en la democracia, creo en el Estado de derecho, creo en la transparencia y creo en la necesidad de que todas las personas se expresen libremente. Tiene que haber pluralismo político en Cuba. Creo en la posibilidad intensa y amplia y garantizada de que la gente opine, pero no como gritar al viento o a un hoyo al suelo, sino que lo haga de verdad; que de verdad las opiniones de las personas lleguen a las instituciones, que de verdad decidan en las comunidades, que de verdad haya democracia en los municipios, que de verdad empiece el desarrollo por lo local y que no sea solo otro proyecto más para a largo plazo ver cuándo un día lo alcanzaremos. 

El bienestar no tiene que ser algo que solo se prometa para muchos años –que en Cuba ni así se promete–, sino algo por lo que se trabaje constantemente. Nuestros políticos y políticas tienen que aprender a hablarle con la verdad al pueblo; comportarse como pueblo, hablar como habla la gente, ir al lugar donde están las personas, sufrir los problemas de las personas, y no comportarse todo el tiempo como si hubiera problemas otros que la gente no entiende ni conoce. Los problemas de la gente son no tener una cama dónde dormir; tener los mismos utensilios por tres generaciones; no tener ninguna esperanza de cambiar sus condiciones de vida; tener un mal acceso al agua potable, un acceso limitado a comida saludable; no saber cómo se desarrollarán sus hijos y sus hijas; no tener ningún tipo de perspectiva de que en la próxima reunión de la circunscripción pueda decir lo que quiera sin que haya consecuencias, que en la próxima reunión del Partido (PCC), de la Juventud (UJC), se pueda decir lo que sea sin tener consecuencias, que en una entrevista por televisión pongan lo que uno piensa de verdad, que en un programa de televisión de debate en el que cuatro personas digan cuatro opiniones diferentes y haya tres ideologías representadas, o una Asamblea Nacional con una división de votos o de criterios.

LA GENTE HABLANDO SE ENTIENDE

El país necesita representar políticamente la diversidad del pueblo cubano y para eso el camino es el diálogo, la comprensión. Es una deuda enorme de la política cubana asumir, captar toda la buena fe y la energía positiva del exilio cubano. Cuba no es solo la Cuba que está en Cuba, sino también la que está afuera en muchos países del mundo, en casi todos; con sus exilios más influyentes en algunos lugares más que en otros, todos tienen el derecho a participar en nuestra vida política, social y económica; y no solo hablar, sino participar realmente, ayudar económicamente, formar parte del bienestar del pueblo, invertir. 

El pueblo cubano necesita también libertad económica, y libertad económica no es la libérrima libertad de mercado para que lo que hoy fue control mañana se convierta en  descontrol. No me refiero a burbujas de ausencia de regulación, sino a todo el derecho posible para propiciar el desarrollo de las personas en vez de amarrarlas. Cada día leo una norma que impide una actividad diferente. Tenemos una imaginación ilimitada para la prohibición y el control. La prueba está ahora: la primera medida que se toma es una medida administrativa que se pudo haber tomado en cualquier momento. El hecho de tomar esa medida es una demostración política de la posibilidad de haberla tomado hace mucho tiempo y es una medida que tiene que ser constante en Cuba. Para vencer el bloqueo es necesario que las personas lo venzan individualmente. ¿Qué objetivo tiene el Estado en limitar la entrada de medicamentos, bienes de aseo o alimentos al país? De un plumazo también hay muchas cosas que podemos hacer nosotros; esas son las que me interesan ahora, las que dependen de nuestros criterios de hoy. 

Si captamos a todas las personas de buena fe, si dejamos de sospechar de las personas jóvenes que están haciendo otro periodismo, otro derecho, otra economía; si dejamos de sospechar del uso de las redes sociales y pensamos que todo lo que está pasando en ellas es la voz del enemigo. Si utilizamos todo eso para enriquecer la vida cultural del país, si usamos a las mejores personas que todavía tenemos en el país y pedimos, rogamos, a los mejores cubanos que tenemos regados por el mundo que vengan a aportar con todas las garantías políticas, económicas, sociales y jurídicas, podemos tener un país mejor dentro de poco. Si no lo hacemos así, lo único que estamos haciendo es reproduciendo y poniendo bajo la alfombra los problemas que van a producir las protestas dentro de poco tiempo.



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Fernando Abreu Cervantes

El autor ha dado su opinión basada en los acontecimientos reales antes de las protestas del 11J y después de esas protestas que forman el sentir de gran parte del pueblo. Yo comparto esa versión de un jurisconsulto cubano residente en Cuba y apoyaría sus propuestas de.solución si fueran compartidas por la mayoría de los cubanos en la isla, como estoy seguro que la comparten todos los enemigos de la corrupción y los seguidores de una vida civil honesta. Muchas Gracias.
Fernando Abreu Cervantes

Jorge William Arias Ortega

Julio Antonio, felicidades por su comentario, ha sido muy abarcador y valiente, si, digo valiente, pues muchas de las ideas planteadas por Ud. pueden ser incómodas a algunos oídos. Y lo felicito, por ser tan locuaz y excelente comunicador, pero por lo que más lo felicito es por ser tan cubano, un poco romántico? Si...pero todos henos sido muy románticos e incluso conservamos parte de ello, Ud es ese cubano que yo quiero ser, que quiero que todos seamos, pero cuando digo todos, digo TODOS, no solos los de un bando. Yo al igual que Ud puede que sea incomprendido o como ya califiqué anteriormente, bastante romántico. Creo en el diálogo, pero no el diálogo basado en las palabras, el diálogo basado en el intercambio, en la aceptación en el respeto por el otro y en el desinterés. Ahora bien, sabemos que hay una parte que aunque no tengan un portavoz oficial, tienen mucho que decir acumulado de muchos años, esta parte tendrá su representante sin dudas, pues todos sabemos de muchas personas, fundamentalmente jóvenes, que muy valientemente llevan tiempo diciendo lo mismo que Ud ha dicho en su entrevista, con la diferencia que ellos han sido estigmatizados o satanizados y Ud no (espero Ud se mantenga así) incluso se me ocurre pensar que Ud mismo Julio Antonio podría ser parte de ese diálogo. Ahora bien, con quien se va a dialogar ? Ese es el pollo del arroz con pollo, con los que nos dividen en dos bandos, los "buenos" y los "malos"? Con el que me hace enemigo del que yo quiero que sea mi amigo? Ud habla de no politizar las instituciones, logrando transparencia e imparcialidad, estoy muy de acuerdo con Ud pero mi pregunta vuelve a ser parecida, con que institución podemos dialogar que sus dirigentes no sean nomenclatura del PCC ? El diálogo es necesario y necesario ya, las huellas que se están quedando en nuestra Cuba cada vez son más profundas. Ahora me viene a la mente una canción de los Aldeanos (otros incomprendidos y desplazados)  es un padre que refiere a un hijo la huella que queda en un papel después de apretarlo entre el puño, que por mucho que tratamos de estirarlo siempre quedarán las marcas. Nuestra Cuba y nuestros cubanos tenemos muchas marcas. Necesitamos mucho valor por parte de los dialogantes y ojalá pudieran pensar en la Cuba de todos y no en la Cuba particular que muchos se han construido para sí. Si al diálogo, si al amor, si a la comprensión, si a la diversidad, si a la pluralidad, sí a Cuba alegre y próspera. Julio Antonio, creo que hay muchísimas ideas para dialogar, la pregunta es. Con quien se va a dialogar ? O mejor dicho, quienes están dispuestos a aceptar el diálogo? Muchas gracias por su comentario, no lo conocía, pero a partir de hoy considérese admirado por un cubano más. Le deseo éxitos y que algún día podamos sentarnos a tomarnos un refresco  o una cerveza, sin tener hablar bajito por temor a pensar que alguien nos está escuchando y pueda traernos problemas. Le tiendo mi mano.
Jorge William Arias Ortega

Julio c Castañet

Hermosas palabras en una cuba traicionada por sus dirigentes que an preferido la guerra y el adoctrinamiento que ver crecer a su pueblo, que invierten todo en nada productivo ni de bien para lograr un futuro próspero, nací y creí en la revolución hoy me repugna al recordar fui uno más traicionado y sin esperanza de vida
Julio c Castañet

Rafael Muñoz

Es un análisis muy bueno. Por supuesto es a título personal. Y como persona yo discrepo de algunos puntos. Por ejemplo: - "los cuerpos armados de todas partes del mundo tienen entre su función la represión". No sé en cuantos países del mundo ha estado, pero esto no es verdad.Yo vivo en alemania, país donde hay policía y antimotines. Pero ambas instituciones tienen la función de protección de la ciudadanía y el orden público. No están para defender al estado o a una ideología política. He visto a esos cuerpos armados proteger no solo a los partidarios del sistema sino a los antisistemas. A los terraplanistas, a los negacionistas del Covid, a los antivacunas, a los pro palestina y los pro israel, incluso los he visto protegiendo a la extrema derecha cuyo objetivo declarado es derrrocar el orden imperante del pais. La funcion de la policia y los antimotines es lograr la calma. NO pueden tomar partido. Quizas alguien me diga que ha visto violencia en alemania,. Si, es posible. Pero cuando eso ocurre, esos policias y antimotibnes son llevados a juicio y condenados. - El dialogo está bien, pero la cosa no un diálogo no se limita solamente a decirnos las verdades y ya. Un diálogo es también la oportunidad de oir incluso lo que no nos guste. De evaluar responsabiliddes y exigir resultados. Y de evaluar si una persona está haciendo bien las cosas que se esperan de su cargo. Cuba no necesita un presidente que cada vez que abre la boca solo bnos cuenta lo malo del bloqueo. Necesita un presidente que venga con nuevas propuestas de como burlar el bloqueo. Y en ese dialogo , si el tipo no demuestra que está preparado para ese cargo, pues se le dice: Lo siento Diaz-Canel, tú no estás preparado para el cargo. Decier eso no puede ser un delito. Peor es seguir siendo dirigidos por una persona que no da lo que de él se espera en este momento - Cube es de lso revolucinarios, el socialismo es irreversible. ¿Y qué me hago yo que tengo otra opinión? ¿no merezcon vivir en Cuba? ¿Soy un criminal? La ley tiene que ser para todos, el pais tiene que ser para todos. - usted ha ininuado la división de poderes al mencionar que la fiscalía tiene que regirse por la ley y no por el partido. Pero eso conlleva a rehacer el sistema de gobiern del pais desde cero. Esto es diálogo. Pero, quiere el gobierno hacer tal cosa? - Si la protesta está recogida como un derecho, entonces no puede haber anmistia, sino liberacion inmediata para quien protestó. Si no hay pruebas de violencia, una persona es inocente. - ¿Qué hacemos en ese diálogo con el llamado a la violencia del presidente? (La orden está dada, llamamos a todos los revolucionarios a defender COMO SEA la revolucion. Haz que pasar por sobre nuestros cadaveres). La frase que todos podemos ver en el video. Se espera de un presidente llamados a la paz. Esto no es un error, no es una pifia, es un fallo de concepto. ¿En este diálogo, no se puede llamar a contar al presidente? ¿No tiene responsabilidad administrativa y jurídica por tal orden? O es que el diálogo de jugar con la cadena y dejar al mono quieto? -- Los cubanos en el extranjero somos ciudadanos cubanos. Así como se nos imponen deberes, pagos exagerados de gestiones consulares, tenemos también derechos. Una buena parte de la economía cubana, las necesidades de nuestras familias y del país se sufraga con dinero enviado, aportado por nosotros en condiciones totalmente desventajosas. Viviendo en alemania he visto amigos españoles y de otras nacionalidades ser llamados a participar en las elecciones. Eso es algo que debe cambiar, no puede ser que los cubanos en el extranjero sean solo una billetera abierta de la que solo se exige pagos.
Rafael Muñoz

Julian Perez del Rio

El problema, Julio, es que a la elite que gobierna Cuba, a la cúpula del PCC y las Fuerzas Armadas, no les interesa ese diálogo. Mientras el pueblo se hunde en la miseria, ellos invierten miles de millones de dólares en hoteles. Esa elite prepara ya un futuro que se parece al de los países socialistas de Europa del Este y la antigua URSS, donde los dirigentes comunistas se convirtieron en magnates. No van a ceder un milímetro de poder político, ni permitirán la emergencia de una clase económica que desafíe el control absoluto del Estado mafioso. ¿La alternativa? Otra revolución.
Julian Perez del Rio

Patricio

Hola Julio, si fuera tan gentil de responderme unas preguntas desde su lucidez jurídica por favor. En caso de realizadas las diligencias y encontradas las suficientes pruebas relacionadas con el financiamiento por Agencias federales de EE. UU que avalen proceder judicialmente contra esta Revista. ¿ por cuál o cuáles supuestos delitos puede ser judicializada? En el caso de hallarse culpable esta Revista de la comisión del o de los supuestos delitos que de la respuesta a mi primera pregunta se derive o deriven. ¿ Usted como redactor de esta Revista de cuál o cuáles cargos pudiera ser imputado? ¿En caso de mediar un contrato entre usted como redactor y la Revista El Toque, alguna cláusula del contrato lo eximiría a usted como redactor de participar en el supuesto o supuestos delitos por la financiación por una Agencia Federal de EE. UU de dicha revista? Gracias!
Patricio

Jorges

Razona desde el derecho si es posible un socialismo democrático q coexista en paz social con una oposición destructiva aliada del imperialismo yanqui Bajo una guerra de todo tipo de un pequeño país con la potencia más grande del mundo es posible coexistir con los q quieren la derrota de la revolución cubana? La realidad q se evidenció en las redes es q los cubano americanos convocaban a la destrucción. , a quemar tiendas, asaltar estaciones de policía haste declarar la toma de uno u otro territorio De esa forma no puede haber una democracia q ampare la destrucciin Lo lamentable es q bajo esa situación se impida la lucha contra la corrupción., el mal funcionamiento del gobierno en la economía, los problemas de uno u otro territorio donde las autoridades locales ignoran su situacion Se trata de deslindar entre uno y otro actuar pero en tus opiniones lo q hace es confundir, mezclar y desviar la atención de lo principal: luchar contra el imperialismo, sus lacayos, unirnos todo contra la contrarevolucion para poder construir la verdadera democracia de todos y con todos para construir socialismo, no para destruir Ahí está la diferencia :entre los q construyen y lo q destruyen No puede haber alianza con los segundos
Jorges

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