«No me lo dejen morir». Para qué sirve una huelga de hambre en Cuba

Yosvany (izquierda) y Aníbal.
En Cuba, donde pocos tienen acceso a una alimentación digna, el hambre ha servido a las personas privadas de su libertad como un gesto extremo para exigir que se respeten sus derechos humanos. Sometidos a las duras condiciones de un sistema penitenciario sin supervisión independiente, donde los funcionarios del Ministerio del Interior violan leyes domésticas e internacionales con impunidad, castigar el cuerpo propio ha sido el camino pacífico recorrido por muchos para recordar al mundo que existen y que nadie merece la crueldad de las prisiones cubanas.
Ese camino, de incierto final, lo están transitando, según denuncian familiares y activistas, Yosvany Rosell García Caso (más de 20 días en huelga de hambre) y Aníbal Yaciel Palau Jacinto (más de una semana en huelga de hambre), jóvenes condenados por manifestarse de forma pacífica durante las protestas antigubernamentales de julio de 2021 (11J).
Gran parte de los huelguistas de hambre en la isla son personas presas por motivos políticos, aunque no las únicas, porque las precarias condiciones de las cárceles y el abuso sistemático afectan a la población penal en general.
Según datos proporcionados a elTOQUE por el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas (CDPC), desde 2023 han documentado la existencia de 279 «huelguistas únicos» en prisiones cubanas (personas que se declararon al menos una vez en huelga de hambre o huelga de hambre y sed). De acuerdo con el subregistro, acudieron a esa forma de protesta cuatro mujeres y 265 hombres.
Mailín Rodríguez conoció que su esposo, Yosvany Rosell García, se declararía en huelga de hambre a través de una carta que le envió desde la Prisión Cuba Sí (Holguín). En el manuscrito, el joven condenado a 15 años por el 11J anunció que protestaría «por el continuo encierro de todos los presos políticos» y para apoyar la «máxima presión» del Gobierno de EE. UU. contra el régimen cubano.

Al momento de escribir este artículo, su esposa no había podido hablar con él desde el 3 de noviembre de 2025, cuando lo visitó a los 12 días de su huelga. Pero es como si no lo hubiera hecho, porque cuenta: «no nos dieron ni cinco minutos solos».
Mailín explica a elTOQUE que no ha recibido información oficial de parte de las autoridades carcelarias. La única visita que le concedieron, muy breve, fue porque ella había insistido durante varios días. Luego, el silencio…
«No he sabido su estado de salud desde entonces. Cuando lo vi en aquella visita me lo llevó sujeto un hombre. Y ya había bajado mucho de peso».
Teme por su vida. La inanición prolongada puede provocarle daños graves a Yosvany, quien padece de cardiopatía, hipertensión arterial, «gastritis crónica y una neurosis nerviosa», afirma su esposa.
Para ella y sus niños, los años de prisión política de Yosvany han provocado un impacto «muy fuerte, con muchas angustias y preocupaciones. Mis hijos han pasado hasta por psicólogos, viéndose afectados por la ausencia de su papá».
El CDPC emitió una «alerta urgente ante el grave riesgo para la vida» de Yosvany Rosell García. Además, recordó que la Declaración de Malta de la Asociación Médica Mundial «establece que las personas huelguistas de hambre deben recibir atención médica continua, que su decisión debe ser respetada si es tomada de forma libre e informada, y que no deben ser sometidas a alimentación forzada».
Layda Jacinto Abad, madre de Aníbal Yaciel Palau, se grabó un video en las afueras de la prisión conocida como «Melena II» (en el municipio Melena del Sur, Mayabeque), denunciando que su hijo se encuentra en huelga de hambre e incomunicado en una celda de castigo, en tan malas condiciones que ella la califica como «celda de tortura».
Aníbal, quien purga cinco años de condena por manifestarse el 11J, estaría sin comer en protesta por maltratos físicos sufridos a manos del jefe de Orden Interior, identificado como «Rudy», y los abusos sistemáticos a los que está sometido. Layda ha denunciado que ha ido en dos ocasiones a Melena II y no le han permitido ver en qué condiciones se encuentra.
«Sabemos que Aníbal está plantado en huelga de hambre y no está siendo tratado como un “plantado”, sino como si hubiera cometido una falta», afirmó su madre.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos se pronunció contra «este nuevo acto de crueldad e impunidad» y exigió «la libertad inmediata de Aníbal Yaciel Palau Jacinto y de todos los presos políticos cubanos».
La hermana del manifestante, Sheila Palau López, dijo a Martí Noticias: «está en una celda tapiada de cuatro por cuatro metros, donde hay cal, cucarachas y ratones. No me permiten verlo ni hablar con él. Fui a la Fiscalía Militar de Mayabeque a denunciar los golpes y maltratos, pero hasta ahora no he recibido respuesta».
El cuerpo como último recurso
Las huelgas de hambre, a veces también acompañadas de la negativa a tomar agua, son frecuentes en las prisiones cubanas. Antes de publicar sobre las de Yosvany Rosell García y Aníbal Yaciel Palau, elTOQUE informó a inicios de noviembre sobre la huelga de hambre de Oscar Corría Sánchez, un manifestante del 11J detenido otra vez en Santiago de Cuba, por negarse al trabajo estatal obligatorio.
Anamely Ramos, profesora universitaria y activista por los derechos humanos, hizo en redes sociales una «analogía entre el momento presente que atraviesa Cuba y el momento en que estos jóvenes [Yosvany y Aníbal] fueron encarcelados».
La intelectual explica que ambos «fueron encerrados por salir a ejercer su derecho legítimo de protesta pacífica en un contexto pandémico, donde los cubanos se estaban muriendo en masa mientras el Estado cubano intentaba ocultar el número real de muertes y se daba el lujo que rechazar vacunas internacionales. Aunque las causas (…) fueron muchas, sin duda el mal manejo de la pandemia fue un catalizador importante y los miles de jóvenes detenidos y juzgados terminaron pagando por esas muertes».
De acuerdo con Justicia 11J, continúan en prisión al menos 359 personas detenidas por hechos relacionados con las masivas protestas de 2021. La organización tiene un registro total de al menos 754 personas presas por motivos políticos.
Ramos destaca que el país se encuentra otra vez en una crisis sanitaria y epidemiológica, mientras que «las protestas, que no han cesado desde 2021, siguen arrojando presos políticos y el Estado sigue poniendo sobre los hombros de los cubanos su ineficiencia y sus cínicas “soluciones”, sigue esgrimiendo el argumento de la soberanía para diezmar a la población por hambre, por abandono, por represión».
La activista también señala que «los presos políticos siguen intentando salir de ese ciclo de violencia usando sus cuerpos».
Para Boris Gonzáles Arena, intelectual y disidente cubano entrevistado por elTOQUE, «el fenómeno del huelguista de hambre ya expresa lo que pasa en Cuba. El régimen comunista te lo quita todo; lo único que no puede quitarte es el cuerpo. Y en momentos de extrema fragilidad, lo que nos queda es protestar con el cuerpo: ese es el huelguista de hambre».
Entre 1959 y el 12 de octubre de 2022, al menos 27 presos cubanos (14 de ellos recluidos por motivos políticos) murieron en huelgas de hambre, según la organización sin fines de lucro Archivo Cuba, que documentó los casos denunciados y están disponibles aquí.
Por su parte, desde su fundación en 2023, el CDPC ha registrado otros cuatro fallecimientos: Bárbaro Navarrete (enero de 2024), Maikel Ponte Herrera (abril de 2025), Yan Carlos González (julio de 2025) y Kevin Caraballo (agosto de 2025).
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Mailín reza porque Yosvany levante su protesta y no ingrese a los listados fatales. En conversación con elTOQUE, concluyó: «pido a todas las personas ayuda para mi esposo que sufre en una prisión siendo inocente. Es un hombre bueno, padre trabajador, que tiene tres hijos y una familia que lo necesita. No me lo dejen morir».
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