En este episodio de Radiografía de Cuba, comentamos sobre las cifras del hambre en Cuba y del nuevo golpe digital de Etecsa, el monopolio estatal de las telecomunicaciones en Cuba, las tarifas que han encendido una ola de críticas y denuncias por presunta violación contractual.

Internet más caro y limitado

El 30 de mayo de 2025, Etecsa anunció cambios inmediatos en las tarifas de recarga y planes móviles, sin respetar la cláusula contractual que exige 30 días de preaviso. Esta decisión provocó una oleada de indignación en redes sociales. ¿Se puede demandar a Etecsa por este incumplimiento? Legalmente, hay cláusulas que lo permitirían, pero la subordinación de los contratos al interés del Estado y el carácter de adhesión de los mismos limitan toda posibilidad real de exigir responsabilidades.

Por otra parte, se revela un patrón claro: la dolarización explícita de los nuevos paquetes de internet. Aunque se mantienen varias ofertas en moneda nacional, los precios equivalen al valor del dólar en el mercado informal. Esto agrava aún más la brecha digital y el acceso a la información.

La pregunta es: ¿estos cambios solo buscan ingresos o también controlan el acceso a la información? Las medidas parecen tener ambos objetivos. Por un lado, captar más divisas en un contexto de crisis económica; por otro, dificultar el acceso a internet y a las redes sociales, justo cuando las denuncias y protestas se multiplican.

Las cifras detrás de la inseguridad alimentaria en Cuba 

Una encuesta del Food Monitor Program, con más de 2 700 participantes, revela que en Cuba hay hambre. El 89 % de los encuestados considera insuficiente la variedad de alimentos ofrecidos por el Estado y más del 80 % dice que la libreta de abastecimiento cada vez ofrece menos y con peor calidad.

Los testimonios duelen: padres cocinando cáscaras de plátano, familias enfermando por alimentos en mal estado, personas obligadas a cocinar toda su comida del mes ante la falta de refrigeración y los apagones interminables. Provincias como Guantánamo, Holguín y la Isla de la Juventud viven esta precariedad con más crudeza: hasta un 17 % de los hogares no tiene refrigerador y, en muchos casos, tampoco gas para cocinar.

Los efectos trascienden lo físico: la salud mental y emocional de las familias está siendo golpeada por la incertidumbre diaria de no saber qué comerán mañana.

¿Quién tiene la culpa? Según la encuesta de Food Monitor, el 64 % de los cubanos culpa a la mala administración del Estado por la crisis alimentaria. Solo un 8 % menciona al embargo. Este dato es crucial: la mayoría ya no cree el discurso oficial.

La desconexión y el hambre son hoy dos caras de una misma crisis: la de un sistema que no garantiza derechos, sino que administra carencias. Mientras la población intenta sobrevivir entre apagones, escasez y censura, el régimen sigue priorizando el ingreso de divisas y el control del disenso.

Esto fue Radiografía de Cuba, el videopódcast de elTOQUE en alianza con la Fundación Konrad Adenauer.

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