El sábado 16 de octubre se reportó, sobre la bahía de Cienfuegos, la más reciente tromba marina vista en los mares de Cuba. La noticia fue publicada por el Centro Meteorológico Provincial. Poco antes, el 26 de septiembre, el mismo Centro reportó otras dos también al suroeste de la ciudad de Cienfuegos.
Aunque no es la primera vez que se observan en las costas, el reporte de dos trombas marinas en menos de un mes, en Cienfuegos, ha llamado la atención de la mayoría.
Sobre las trombas marinas la sabiduría popular tiene la creencia de que son muy peligrosas, que siempre traen vientos fuertes y se alimentan del agua del mar; incluso, algunos afirman que los peces son succionados por el remolino y luego lanzados al mar.
¿Por qué en Cienfuegos? ¿Cuánto hay de cierto en estos temores populares? ¿Qué ha revelado la ciencia sobre estos impresionantes fenómenos?
Trombas marinas en Cuba
Por definición, un tornado se produce en tierra y una manga marina sobre el mar. De hecho, en términos prácticos, una tromba marina al pasar a tierra se le denomina tornado, y viceversa. Una tromba marina es, en esencia, un tornado sobre el agua.
Hasta 2019, según explica Alis Varela de la Rosa, especialista del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología en Cuba (Insmet), donde más se habían reportado estos eventos era «en el Cabo de San Antonio, Pinar del Río, en la bahía de Matanzas y en la bahía de La Habana».
Estos eventos se forman, usualmente en la región tropical del planeta y resultan hechos bastante comunes cerca de las costas cubanas o de cualquier isla del Caribe.
¿La razón? La ocurrencia de tormentas locales severas (TLS).
Según la Revista Cubana de Meteorología, las tormentas locales severas presentan al menos uno de los siguientes fenómenos meteorológicos: trombas marinas, tornados, granizos de cualquier tamaño o vientos lineales superiores a 96 km/h.
A raíz de los recientes avistamientos de trombas marinas en Cienfuegos, Álvaro Pérez Senra, especialista del Centro Provincial de Meteorología, ha respaldado el criterio de que estos fenómenos son más comunes en la actual época del año, coincidiendo con la presencia de tormentas locales severas.
El meteorólogo ha explicado que «es muy normal que ocurra, sobre todo en verano, cuando las tormentas adquieren características severas, teniendo en cuenta el gran contraste térmico entre la superficie y los niveles medios y altos de la troposfera. De ahí que tormentas más organizadas pueden generar este tipo de fenómenos severos como los tornados o las trombas marinas».
Lo peor es que resulta muy difícil poder predecir una tormenta que tenga condiciones para generar un tornado, según reconoce Pérez Senra, «porque a nivel mundial todavía no se logra esa exactitud».
«Sí sabemos cuándo las condiciones son favorables para el desarrollo de fenómenos de tiempo severo y ahí entran cuatro de ellos, los tornados, los vientos lineales fuertes, el granizo y la lluvia intensa. Sabemos cuándo puede ocurrir una tormenta local con alguna manifestación de severidad, pero estos fenómenos no se pueden predecir», asegura.
Durante 2021 se han registrado «ocho reportes, entre trombas marinas y tornados» en Cienfuegos, según datos aportados por este especialista.
Sin embargo, las trombas marinas no resultan exclusivas de Cienfuegos y tampoco de la temporada ciclónica que hoy transcurre (del 1 de junio al 30 de noviembre).
Así lo confirma el caso de la tromba marina avistada desde el pedraplén de Cayo Coco en dirección a Punta Alegre, al norte de Ciego de Ávila, el 21 de marzo de 2019.
El mismo día, en playa Jibacoa y El Fraile, municipio Santa Cruz del Norte, en Mayabeque, los pobladores fueron sorprendidos por el acontecimiento de dos trombas más en el propio mes de mar.
Antes de finalizar marzo de 2019, en Guardalavaca, en el litoral norte de Holguín, los bañistas y trabajadores de instalaciones hoteleras fueron testigos de uno de estos sucesos.
En los casos antes referidos los fenómenos presentaron poca intensidad y una duración de escasos minutos.
Sin embargo, el más destructivo de estos eventos registrado en la última década fue el de playa Caimito, al sur de la provincia Mayabeque, el 2 de julio de 2016, donde varias trombas marinas simultáneas dejaron un lamentable saldo de 36 heridos y una estala de destrucción que incluyó derrumbes totales y parciales de casas y numerosos árboles arrancados de raíz.
Este último está incluido entre los 10 hechos meteorológicos extremos acontecidos en la isla entre 2010-2019.
El Dr. José Rubiera ha subrayado que en Cuba, por lo general, se reportan pocos tornados y trombas marinas que llegan a tierra y causan graves daños. Aunque los ha habido, como el que afectó a Varadero en 1999 y el tornado de Bejucal del 26 de diciembre de 1940; que con un diámetro de 400 metros y una extensión de 7 kilómetros alcanzó vientos, estimados por los daños, de más de 220 km/h y dejó un saldo de 20 fallecidos y 250 heridos.
¿Qué es una tromba marina?
Joseph H. Golden, científico de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) y considerado el investigador que más material ha recopilado sobre este asunto desde los años 60, en su artículo «Waterspouts and tornadoes over South Florida», asegura que una manga «podemos definirla como un intenso vórtice en forma de columna que surge de una “nube-embudo” de pequeñas dimensiones en su anchura, que llega a tocar una superficie de agua y que se descuelga desde una nube».
La mayor parte de estos eventos surgen en zonas marítimas, en especial en franjas costeras y con mucha menos frecuencia en zonas lacustres (zonas de navegación), según los estudios de este investigador.
«Son fenómenos de índole local que ocurren más a menudo de lo que usualmente pensamos, ya que casi en cada tarde de verano pueden darse condiciones para que estas se generen, en un lugar o en otro. Sin embargo, siendo un fenómeno tan local, si ocurre en lugares despoblados o aislados, pasa inadvertido. Por ello, la estadística es difícil en este caso», ha explicitado el Dr. José Rubiera, jefe del Departamento de Pronósticos del Insmet.
El meteorólogo cubano Elier Pila Fariñas ha definido la tromba como «el remolino que desciende de la nube, y si esa nube en forma de embudo que se origina sobre el mar toca la superficie del agua, entonces estamos en presencia de una tromba marina. Por su parte, el tornado es una tromba que toca tierra. Si esa nube de embudo no toca ni tierra ni mar, se llama tromba en altura, o rabo de nube, como popularmente se le conoce».
Uno de los aspectos más curiosos de este fenómeno es que no es poco frecuente que varias mangas surjan de la misma nube, de acuerdo con José Antonio Gallego Poveda, fotógrafo especialista en nubes, divulgador y académico.
Los peligros de una tromba
El informe «Impacto del Cambio Climático y Medidas de Adaptación en Cuba», realizado dentro del marco de la Segunda Comunicación Nacional de Cuba al Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en 2012, establece que en el clima de Cuba, los ciclones tropicales y las tormentas locales severas (que presentan trombas marinas, tornados, y otros) «son los fenómenos meteorológicos a los que se asocia el mayor peligro de desastre, y son responsables de algunos de los extremos climáticos observados».
En tal sentido, el licenciado Álvaro Pérez Senra ha defendido como esencial advertir a la población que no debe exponerse a estos eventos, «que son extremadamente peligrosos. Los vientos en un tornado o una tromba marina pueden superar ampliamente los vientos de un huracán, porque es una región más pequeña, se trata de un remolino de viento muy fuerte con un sistema de baja presión».
Para tener una idea de las consecuencias que pueden causar si llegan a tocar tierra, el experto declara que «pueden levantar automóviles, hasta ómnibus, y provocar severos daños a las construcciones, en dependencia de su intensidad».
No olvidar que también en el mar las trombas constituyen un riesgo crucial, porque devienen una amenaza potencial para botes, lanchas, aviones y nadadores. Pueden causar daños severos o irreversibles a los vehículos de navegación, hacerlos perder la estabilidad, volcarse y poner en serio peligro la vida de quienes los ocupan.
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