After y después
―¿Cómo te va con el Campeonato Mundial de Atletismo?
―Un poco cansado, muchas horas de dirigir la transmisión. Muy bueno el evento, los húngaros se esmeran.
―A eso iba. Te veo engolosinado con los magyares.
―Me hubiera encantado estar allá y comer esos «magyares», la cocina húngara es exquisita.
―Para lo que iba a coger Cuba en medallas no valía la pena gastarse otros pasajes que no fueran los de los atletas. Y no dije «manjares»: «magyar» es la palabra que se utiliza para hablar del idioma de ese país europeo.
―Una vez probé el gulash. Lleva abundante carne de ternera, no sé si incluye la lengua.
―Estás a punto de probar, si se te sigue yendo la lengua con tus chistecitos, un gulag («reclusión domiciliaria» en ruso). No me refiero a comida cuando te hablo de engolosinamiento. Llevas varios días en que no haces otra cosa que describir con imágenes lo hermosa que es Budapest y lo que se han gastado esos húngaros en el evento deportivo más grande que han organizado.
―¿Y no es cierto?
―No es toda la verdad. Recuerda que Hungría fue un país del campo socialista.
―Como nosotros hoy, aunque a juzgar por nuestra agricultura no nos quede ni «campo socialista».
―Lo que hacen o pueden hacer ahora los húngaros es porque para que exista un «después» tiene que haber un «antes». Ni te has tomado el trabajo de poner las imágenes de la visita de Fidel en junio de 1972. Es impresionante la cantidad de edificaciones que le enseñó János Kádár en el recorrido de siete días.
―Ya estaban ahí casi todas, Danubio por medio, en 1873, cuando se unificaron las ciudades de Buda y Pest.
―La verdadera unidad, que te quede claro, llegó tras la Segunda Guerra Mundial, con la instauración del poder revolucionario. En vez de esa imagen aérea que tanto repites en Tele Rebelde, podrías poner alguna del estado en que quedó la capital húngara tras el Sitio de Budapest, para que los televidentes vean cuánto hicieron los soviéticos por ayudar a levantarla.
―Después que la desbarataron.
―Si no era a la fuerza, el comunismo no les entraba, son cabeciduros los húngaros esos, tienen de gitanos. Nunca le agradecieron a la URSS todo lo que hizo por convertir a Hungría en uno de los países más prósperos del Consejo de Ayuda Mutua Económica.
―¿Y no cuenta lo que han hecho los magyares por ayudarse mutua y económicamente en los últimos treintaicuatro años?
―Aceptemos que el Índice de Desarrollo Humano de Hungría es alto, que reciben, siendo más chiquitos que Cuba, más de una docena de millones de turistas al año…
―…que a pesar de no tener costas, dedican casi treinta mil hectáreas de estanques a la cría de peces, no precisamente en las casas.
―En momentos tan difíciles y decisivos para nuestro proyecto no conviene hablar de lo que ha pasado con los países del bloque del Este después de la caída del socialismo real.
―Irreal.
―¡Pero socialismo en fin! Hay que explicar a los televidentes que para que haya esa cantidad de guagüitas trasladando a los deportistas para el nuevo estadio de Budapest tuvo que existir el desarrollo socialista húngaro de los setenta y los ochenta. Comenzó seguramente por una Empresa Militar Industrial como la que en el centro de la Isla acaba de desarrollar el VES (Vehículo Eléctrico Espirituano), con capacidad para once pasajeros, dos choferes…
―…uno para ir de la ciudad al estadio y otro para ir del estadio a la ciudad.
―Lo importante es que antes de finalizar el año van a funcionar cinco.
―A ese ritmo, el Yayabo organizará muy pronto un Mundial de Atletismo.
―Por qué no. La gente compara cuando ve en la televisión países de los que ya no se habla, pero que existen en detrimento de nuestra resistencia creativa, más alta que la de ellos. No supieron, como los cubanos, defender lo que tenían.
―¿Qué tenían?
―Lo que tuvieron.
―¿Antes del derrumbe?
―Antes del «desmerengamiento», como lo llamó el Comandante.
―¿Desmerengamiento es lo que ocurre cuando te bajan la cuota mensual de huevos a cinco y la de azúcar a dos?
Mientras la ciudadanía sufre la inflación, la crisis sanitaria y de alimentos, el Gobierno cubano sigue destinando recursos a construir hoteles que no se ocuparán. Datos oficiales confirmaron que entre enero y junio de 2023, siete de cada diez habitaciones permanerieron vacías.
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