Foto: Sadiel Mederos
Caza y venta de gatos para el mercado informal, la historia de Dairon
10 / julio / 2024
Dairon, en algún momento de su adolescencia, se dedicó a la caza y venta de gatos para el mercado informal. Primero cazaba para su alimentación, ante la imposibilidad económica de acceder a otras fuentes de proteínas. «La carne de res y la de cerdo tenían un precio demasiado elevado para mis posibilidades y con el pollo de la cuota no me alcanzaba para más de una semana», contó a Food Monitor Program (FMP).
Con el tiempo, algunos vecinos conocieron a lo que se dedicaba y comenzaron a hacerle «encargos». Así se convirtió en uno de los muchos comerciantes de carne de gato en la provincia Guantánamo. Aunque desde hace algunos años no se dedica a la actividad, accedió a dar su testimonio a raíz de la viralización en redes sociales de varios anuncios que promocionaban el producto. Por motivos de seguridad, se utiliza un seudónimo —aunque en su barrio conocen su historia, le preocupa el estigma social que le puede traer revivir esa etapa de su vida—.
Si bien la razón principal por la que se comercializa la carne de gato en Guantánamo es la escasez de alimentos, también existe la creencia popular de que la sopa hecha con la cabeza del animal puede curar enfermedades neurológicas y la artritis. El gato se ha convertido en una alternativa guantanamera ante la falta de alimentos y medicinas adecuadas, una creencia que se transmite entre generaciones.
«Todo el mundo tiene un caso; una abuela o una tía que se puso mala un día y con una sopa de gato mejoró. Es una receta milagrosa», asegura Dairon.
Hasta hace unos meses, la carne de gato —como muchos otros productos adquiridos de forma ilegal o de procedencia cuestionable— se vendía en secreto y para un mercado de consumidores muy específico. Sin embargo, a finales de febrero de 2024, se viralizaron en las redes de venta guantanameras anuncios explícitos en los que se propone la carne de gato (principalmente en los diferentes grupos de «Revolico Guantánamo» en la red social Facebook). Aunque las imágenes usadas en las publicaciones no muestran la carne de gato si no la de otro animal, la venta es real y está presente en la provincia.
La comercialización pública del inusual «producto» recuerda las oscuras historias de la alimentación durante el Período Especial en la década de los noventa. La carne de gato y sus consumidores son un reflejo de las carencias alimentarias que sufre el pueblo cubano y de las alternativas que encuentra ante el hambre. Sin embargo, la medida desesperada, lejos de ser resolutiva, genera grandes problemas.
La carne de gato es consumida en partes específicas de Asia, por algunas comunidades de América Latina y en algunas recetas de vino europeo. No obstante, es considerado un alimento tabú en gran parte del mundo por ser el gato un animal de compañía. Desde el punto de vista sanitario, los gatos pueden portar toxoplasmosis, rabia y enfermedades parasitarias que pueden ser transmitidas al ser humano debido al mal tratamiento de la carne.
Los cazadores de gatos, explica Dairon, suelen buscar los animales por las cercanías. No importa si tienen dueño o son callejeros. Roban el animal y los procesos que siguen no son higiénicos ni libres de crueldad. Primero, intentan elegir los que parecen tener más carne porque a veces pueden hacerlos pasar por carne de conejo. De lo contrario, se captura en cualquier condición física y se le retira la piel. Por esa razón, es muy difícil detectar si el animal tenía algún tipo de enfermedad contagiosa como la sarna.
«A mí no me da ningún tipo de pena con estos animales porque al final es carne como otra cualquiera, se parece mucho al conejo», dice.
La naturalización de los hechos ha generado preocupación, en especial, entre las sociedades protectoras de animales de la provincia y los dueños de mascotas. Aunque en Guantánamo, las agrupaciones son pequeñas, algunas como BAC (Bienestar Animal Cuba) cuentan con varias decenas de voluntarios.
En palabras de Mayte, cuidadora de dos felinos y miembro activa de BAC, «es imposible dejar salir a los gatos al jardín a jugar porque se los roban». Ella debe cerrar con cuidado la casa y tomar las medidas pertinentes para que sus dos mascotas estén a salvo y no salgan. Hasta el momento, es la única medida que se puede tomar en relación con el problema en Guantánamo.
Para la protectora, como para muchos guantanameros, es preocupante que la actividad escale y se anuncie en redes sociales sin que las autoridades legales y sanitarias tomen cartas en el asunto. Consumir carne de gato es un peligro si se consideran los problemas de salud que puede acarrear la mala manipulación.
Sorprende la proliferación de personas que cazan, roban, asesinan y consumen la carne de animales de compañía. Pero incide la magnitud de la crisis que vive el país y el peso que impone a los pobladores, en especial en las zonas más vulnerables. Barrios como «la Loma del Chivo», «el Bayamo» y «Polvo en el Viento» son popularmente conocidos en la urbe guantanamera por ser centros del hurto y venta de gatos, así como de su consumo.
El Decreto Ley 31/2021 (Ley de Bienestar Animal) estableció el modo en que deben tratarse los animales y las sanciones para quienes incumplan con lo regulado. Sin embargo, como señaló elTOQUE en un artículo de 2022, las violaciones a la ley continuaron en la isla.
«Es un decreto bastante pobre, tanto por las sanciones como por lo que regula. Es letra muerta», opinó en 2022 el activista de BAC Javier Larrea. No deja de sorprender que en un país en el que se aprobó una ley contra el maltrato animal, hechos de crueldad ocurran con tanta frecuencia. Pero la realidad está ahí y con la llegada de las redes son cada vez más visibles las denuncias.
También en 2022, el medio independiente Periódico Cubano reportó cómo diferentes usuarios utilizaban las redes sociales para compartir imágenes y videos despellejando o consumiendo animales de compañía.
Queda ver cómo responden las autoridades y la ciudadanía a los hechos en la provincia Guantánamo, aunque parece indicar que aún con la intervención gubernamental este tipo de actividades ilegales e inhumanas están lejos de terminar.
Al preguntarle su opinión, Dairon concluye: «Nadie detendrá la venta de carne de gato. Para muchos es una opción más que está sobre la mesa y que tienen que tomar si quieren ingerir un plato fuerte en la comida o ayudar a algún familiar enfermo. Si el Estado no da soluciones, la gente tiene que resolver con lo que tenga en la mano».
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