Foto: elTOQUE.
«Alto a la criminalización». Colectivo cubano promueve diálogo sobre sistema penitenciario
25 / julio / 2024
A inicios de 2024, la base de datos en línea World Prison Brief (WPB) precisó que Cuba era el segundo país con más personas encarceladas, solamente superado por El Salvador.
En los centros penales cubanos permanecen al menos 90 000 prisioneros, según la información que entregara Prisoners Defenders (PD) a WPB en 2020. De acuerdo con PD, en el archipiélago existen alrededor de 794 presos por cada 100 000 habitantes.
Varias organizaciones han denunciado las malas condiciones en las cárceles cubanas. La última actualización del programa Centro de Documentación de Prisiones Cubanas sobre la situación en las cárceles expone que en ellas existe mala alimentación, proliferación de enfermedades, falta de atención médica, torturas y violaciones a derechos humanos.
El colectivo Cuba Liberación Negra lanzó la campaña «Alto a la criminalización». El objetivo es generar un espacio de diálogo y aprendizaje en la sociedad civil cubana en torno a las personas privadas de libertad, al abolicionismo penal y a la justicia transformativa y restaurativa.
La iniciativa se puede encontrar en las redes del colectivo y busca propiciar la reflexión sobre la situación de los reclusos y abordar alternativas al actual sistema penal cubano.
En declaraciones a elTOQUE, el colectivo explicó que uno de los objetivos clave es «guiar, orientar a familiares, amigos, a la comunidad en general ante la situación de las personas privadas de libertad, brindando información y herramientas, teniendo en cuenta las necesidades de estas personas».
La intención del colectivo es, a través de diferentes contenidos, propiciar el aprendizaje, entregar herramientas, recomendaciones acerca de la situación de estas personas encarceladas y donde la familia y la comunidad tengan un papel preponderante.
La campaña gira en torno a varios ejes temáticos. El primero, la recuperación de la visión humanista en relación con las personas privadas de libertad. Para ello, han creado la etiqueta #SonPersonas y pretenden hacer un llamado a la ciudadanía, familiares e hijos de personas privadas de libertad para reconocer públicamente que «son personas, independientemente del error que hayan cometido. Son personas que están sobre la tierra y pueden contribuir —contribuyen— a la sociedad, aun estando privadas de libertad».
Otro eje es la desmitificación de los estereotipos relacionados con el racismo y cómo el racismo estructural estimula la existencia de los prejuicios que afectan a las personas negras que componen en gran medida la población penal cubana.
La campaña aborda fenómenos como el miedo al negro y el perfilamiento racial de las personas privadas de libertad en Cuba.
El miedo al negro, según el colectivo, se traduce en ciertas actitudes y prejuicios que se reproducen a diario en Cuba porque «se considera que las personas negras son más violentas y fuertes».
Entre los ejemplos asociados con el miedo al negro está cruzar de acera si detrás viene una persona negra o cuando los sitios se reservan el permiso de admisión a personas negras porque las creen más violentas y prestas a crear conflictos.
«Existen mitos alrededor de las personas negras, como Antonio Maceo, considerado más corajudo por ser negro. Muchos hombres que trabajan en cuerpos de seguridad son también negros porque se piensa que tienen el poder de neutralizar a otros», enfatizó Cuba Liberación Negra.
Sobre el perfilamiento racial, el colectivo acotó que no se aplica únicamente a las personas privadas de libertad en Cuba.
«En general el racial profiling está asociado con el sistema carcelario y con el punitivismo y establece que ciertas personas son más proclives a cometer delitos por su color de piel, acento, apariencia física y vestimenta. Entonces, estas personas son detenidas con más frecuencia, revisadas en la calle e interrogadas. En Cuba pasa mucho con personas negras o con acento del oriente del país, así como con mujeres negras o mestizas que se encuentran en zonas turísticas», explicaron.
La campaña también se enfoca en «apoyar y a las personas privadas de libertad», y en brindar recursos y herramientas a familiares y exreclusos.
Cuba Liberación Negra quiere llamar la atención específicamente sobre la historia de la criminalización de las personas racializadas o de las personas negras en Cuba y cuál es su realidad actual.
Abolicionismo penal y justicia restaurativa
El abolicionismo penal es una corriente criminológica que aboga por la eliminación del poder punitivo. Según lesta perspectiva, el sistema penal no resuelve conflictos, es inhumano en todas sus formas, genera violencia y perpetúa desigualdades sociales.
Para Cuba Liberación Negra, el sistema carcelario y punitivista ha fallado y «muchas personas salen de la cárcel con aprendizajes basados en la violencia».
El colectivo sostiene que en las cárceles se reproducen conductas violentas y la existencia allí es una lucha constante para sobrevivir. Además, se mantienen altos índices de reincidencia. Es decir, reclusos o exreclusos que delinquen de nuevo.
«Lo que hace el punitivismo es recoger a estas personas y meterlas en un lugar que por lo general está distante de las ciudades, enrejado, custodiados por cuerpos militares, donde hay violación de derechos fundamentales de todo tipo», dijo el colectivo al respecto.
Por esa razón, defienden la necesidad de otro enfoque y camino de justicia. El colectivo quiere abrir la conversación en Cuba sobre abolicionismo penal y justicia restaurativa porque en el país los debates sobre los desafíos del sistema penal y otras formas de justicia son muy primarios.
El colectivo sostiene que en un mundo «sin prisiones y sin punitivismo» —como propone el abolicionismo penal— la persona que ha dañado o cometido un delito «podría reparar de manera mucho más efectiva a sus víctimas». Para ello, la comunidad y las personas que infligieron un daño deben jugar un rol protagónico.
Pero, un sistema de este tipo no está exento de retos. Para Cuba Liberación Negra, el abolicionismo penal se enfrenta, especialmente, al desafío de que la sociedad entienda que «el castigo no ha sido ni es la solución para los problemas sociales» y que se debe pensar otra manera de reparación.
«El reto mayor es que las personas ofendidas y dañadas piensen en otra posibilidad de ser reparadas, que no sea la pena de muerte o la cárcel que no repara ni devuelve a un ser querido muerto. Las instituciones tienen que ser soporte para generar un ambiente que propicie la restauración», enfatizaron.
Una de las posibilidades sería la justicia restaurativa, aunque para muchas víctimas la vía penal también puede resultar una forma de reparación.
La justicia restaurativa surge en la década de los setenta del siglo pasado como enfoque alternativo al punitivismo tradicional; ofrece un modelo centrado en la víctima y en la reparación.
A través de la mediación y el diálogo se busca que los responsables trabajen para reparar el daño producido a la víctima, reconociéndola como tal y buscando una forma de compensar o mitigar el impacto negativo que han tenido en su vida y en la de la comunidad.
Dentro de la justicia restaurativa existen maneras de compensar a las personas agredidas (disculpas, retractaciones públicas, terapia o reembolso económico).
El debate sobre el enfoque sigue abierto y aún provoca dudas y cuestionamientos. En los años noventa, naciones ubicadas en América del Norte, así como España y Bélgica, dieron los primeros pasos hacia ese tipo de justicia.
En Latinoamérica, Bolivia, Colombia, Costa Rica, México, Perú y algunas provincias argentinas tienen legislaciones específicas al respecto.
El colectivo Cuba Liberación Negra manifiesta su interés en «comenzar a hablar de estas temáticas porque en Cuba no se habla del abolicionismo penal». Subrayan que «cuando se mira el antirracismo cubano que se está haciendo ahora mismo, el abolicionismo penal está en muy pocos grupos como una manera de pensar y hacer antirracismo».
Cuba Liberación Negra está integrada por «personas negras queer cubanas que, desde una perspectiva abolicionista y antiimperialista» militan dentro y fuera de Cuba, «algunas afiliadas a grupos de liberación negra».
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