Foto: Facebook (Buena Fe)
Conciertos de Buena Fe en España y el boicot como forma legítima de protesta
25 / mayo / 2023
El 12 de mayo de 2023 el grupo cubano Buena Fe ofreció un concierto en la Sala Galileo Galilei de Madrid, España. Durante la presentación, la primera de una gira llena de avatares, dos activistas cubanos pidieron libertad para los presos políticos y gritaron consignas. Ambos fueron agredidos físicamente en respuesta.
Los médicos exiliados Lucio Enríquez Nodarse y Emilio Arteaga Pérez denunciaron en redes que sus victimarios fueron presuntos agentes de la Seguridad del Estado cubana y Ulises Enrique Oliva Suárez, cónsul de Cuba en España. Actualmente existe una demanda en curso contra los atacantes.
Muchos han cuestionado si boicotear un concierto es un acto legítimo. Desde elTOQUE Jurídico se intenta dar pistas para esclarecer la duda.
¿Qué dicen las normativas españolas?
Enríquez y Arteaga aseguran que compraron las entradas para el concierto, por lo que su presencia en el recinto era legal. Las acciones que impulsaron una vez dentro podrían considerarse un ejercicio legítimo de la libertad de expresión, aunque el derecho puede ser limitado bajo ciertas circunstancias.
La libertad de expresión en España puede verse condicionada durante un concierto debido a que, por generalidad, las comunidades autónomas establecen reglas de comportamiento para los espectáculos.
Una de las regulaciones que establece normas de conducta para los espectadores es la Ley 10/2015 del País Vasco. En el artículo 9, inciso g, se determina que los asistentes están obligados a «[e]vitar cualquier tipo de acciones que puedan crear (...) incomodidad para el resto del público o del personal de la empresa o dificulten el desarrollo del espectáculo o actividad».
Sin embargo, la Ley 17/1997 de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas de Madrid solo refiere en el apartado de Protección del consumidor y del usuario que los titulares de los locales u organizadores del evento pueden ejercer el derecho de admisión con el fin de «impedir el acceso de personas que se comporten de manera violenta, que puedan producir molestias al público o usuarios o puedan alterar el normal desarrollo del espectáculo o actividad».
Las condiciones del derecho de admisión deben ser públicas y estar visibles en la entrada de los locales.
De lo anterior se infiere que la tolerancia a los actos y las expresiones disruptivas durante espectáculos culturales no tiene que ser obligatoria, pero quien agrede a los boicoteadores no está exento de responsabilidad, mucho menos si es un funcionario extranjero.
Solo el personal legalmente facultado puede imponer la disciplina y la decisión de evitar el uso excesivo de la fuerza sobre quienes se expresan.
Un ejemplo de limitación de libertades durante espectáculos culturales ocurrió en marzo de 2022 en Corea del Sur. Durante los conciertos del grupo de K-pop BTS los asistentes no pudieron gritar, aplaudir ni ponerse de pie por restricciones vinculadas a la COVID-19.
El boicot como forma de resistencia
La Asamblea General de las Naciones Unidas validó el boicot como herramienta de protesta legítima en 1968.
El 2 de diciembre de 1968 la ONU pidió a los Estados y organizaciones que «suspend[ieran] sus intercambios culturales, educativos, deportivos o de otro tipo con el régimen racista y con organizaciones o instituciones de Sudáfrica que practica[ban] el apartheid».
De esta forma, se dio rienda a un boicot cultural contra el régimen del apartheid en Sudáfrica y contra los artistas que lo apoyaban.
Los líderes de Buena Fe se han colocado del lado del Gobierno cubano y sus métodos represivos. Como parte de sus posicionamientos, Israel Rojas ha dicho desconocer la existencia de presos políticos en Cuba.
Situarse del lado del opresor puede dar lugar a que los oprimidos impulsen acciones de name and shame, como los boicots contra los conciertos de Buena Fe en España. Varias presentaciones se han cancelado luego de que activistas cubanos llamaran a las salas de presentación y enviaran imágenes de la represión en Cuba.
La banda se ha quejado en sus redes oficiales por el accionar de los opositores cubanos en España, pero obvian que el régimen que defienden ha elevado el boicot a la categoría de «forma diplomática».
El 16 de octubre de 2018 diplomáticos cubanos boicotearon —con gritos y golpes sobre las mesas— un acto organizado por Estados Unidos en la sede de la ONU para denunciar la situación de los prisioneros políticos cubanos.
Dos años más tarde, en Costa Rica, un grupo de diplomáticos cubanos intentaron impedir que el expreso político Armando Domínguez se manifestara de forma pacífica. Los miembros de la delegación cubana en Costa Rica agredieron verbalmente al disidente y llamaron a la Policía, pero no fue arrestado.
Con antecedentes como los anteriores, no sorprende que uno de los acusados de agredir a los activistas en la Sala Galileo Galilei sea un miembro del servicio de exteriores del Partido Comunista de Cuba.
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