Las copas menstruales falsas han llegado a Cuba. La escasez de productos de higiene íntima no solo ha disparado los precios de cualquier artículo, sino que también favorece que productos no certificados se introduzcan en el mercado.
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Diana Ochagavía Castañeda lo supo de la peor forma después de pagar 600 pesos por una copa menstrual que, una vez que intentó usarla, nunca se abrió.
«Yo sabía de los beneficios de estos productos y en cuanto pude fui a comprar una cerca de mi trabajo», cuenta. «Probé ponérmela de todas las formas posibles, pero siempre sucedía lo mismo: era tan blanda que cuando la doblaba no volvía a su forma original».
A veces no basta conocer los riesgos para evitarlos. Diana sabía que comprar en la calle siempre puede representar un peligro y que existen «copias chinas» que se venden a precios bajísimos en algunos mercados y que los cubanos importan desde el extranjero.
«Solo me di cuenta de la diferencia cuando la comparé con una “de verdad”. A esa altura ni siquiera intenté devolverla. Cuando la compré sabía que podía salir mala», reconoce.
Una vez que detectó la estafa, Diana encontró en Facebook la página Copa Menstrual Habana, en la que Liana Liz Pérez promueve el uso de copas menstruales y ayuda a las mujeres que deseen comenzar a usar estos artículos de higiene íntima.
Liana alerta sobre la importancia de avisar sobre estas estafas con productos de dudosa calidad y seguridad que pueden, incluso, causar reacciones cutáneas o enfermedades en los órganos reproductivos.
No solo en La Habana
Recientemente el proyecto uVe realizó una donación de copas menstruales, gracias a la colaboración del proyecto estadounidense The Flow Period —que aboga por productos menstruales asequibles y reutilizables en toda California y otras ciudades del mundo— y la escritora Delphine Hirsh.
uVe ha hecho varias donaciones en gimnasios, centros de recreación y otros frecuentados por mujeres en las provincias de La Habana, Cienfuegos y Sancti Spíritus.
«Más que donar copas, nos interesa llegar a las comunidades que más las necesitan: que no tienen información al respecto, que no tienen acceso a productos de higiene menstrual, etc», cuenta Sam Olázabal, fundadora de uVe. «Hay muchas personas que podrían acceder a la copa y no lo hacen, por eso lo más importante es saber cómo se usan y cómo pueden asegurarse de que son copas de calidad».
Sam explica que, por la escasez de productos de este tipo, en el mercado informal aprovechan para venderlos a sobre precio, aún cuando tienen mala calidad.
Las copas menstruales no solo son más difíciles de encontrar en otras provincias, sino que muchas veces suelen ser una opción desconocida.
Claudia Montané considera que en Santiago de Cuba está aumentando la información sobre ellas; pero como aún pocas mujeres las usan, cuando compró la suya no supo, hasta días después, que la habían timado.
«Pagué 250 pesos y busqué videos de cómo se usa; pero se me salía siempre. A la media hora tenía fugas. Me di cuenta de que la colocaba plegada como en las instrucciones, pero ella nunca volvía a su forma original como debe pasar», cuenta.
Cuando Claudia la compró, el empaque estaba abierto, pero ella «no sabía mucho y fue lo único que apareció por estos rumbos».
Estuvo dos meses insistiendo a pesar de sospechar que algo no estaba bien; hasta que contactó a Liana Liz a través de la página Copa Menstrual Habana y pudo comparar la suya con otras copas.
«También confirmé la estafa cuando comparé precios», dice. «Las copas menstruales por lo general son caras y la que yo había comprado supuestamente era marca Aneer Care, que tiene costos altos y aquí me la vendieron en 250 pesos».
Aneer Care (EE. UU.) es una marca certificada de copas menstruales, «pero ampliamente copiada por empresas chinas denunciadas internacionalmente», explica Liana Liz.
Ella, licenciada en Ciencias Farmacéuticas, insiste en la importancia de saber identificar una copa menstrual bien hecha, dado que las copias no solo pueden resultar incómodas, sino además provocar problemas de salud.
«Las copas deben pasar por un proceso de comprobación de las normas técnicas y pruebas de toxicidad, para evitar que cause cualquier daño, reacción o alergia», explica.
En las redes sociales en Cuba es cada vez más fácil encontrar ofertas de copas menstruales. A Dalila* se «las traen del extranjero».
Sabe que las que vende a 550 pesos son copias, «pero son buenas», asegura. «Yo uso una hace un año. El precio de las originales es de 1000 pesos o más».
La vendedora recibe estos artículos en grandes cantidades que, junto a ropa, calzado y cosméticos, cuando tiene disponibilidad las promociona en su catálogo de WhatsApp.
Aunque se niega a comentar sobre el origen de los artículos o cuánto le cuestan, no esconde a sus clientes que se trata de copias; pero si estos no preguntan, ella tampoco lo menciona.
«Lo mío es vender», reconoce. «Si me pongo a explicar que estas no son originales probablemente no vendería ninguna. La gente, antes de comprar, debe informarse y decidir si se arriesga o no. Es responsabilidad del cliente».
En realidad es el vendedor quien incumple normas de protección al consumidor. Existen acciones contra este tipo de actos a partir de demandas por lo civil; pero es improbable que estas tengan lugar puesto que se incurriría en un gasto de dinero y tiempo a todas luces desproporcionado.
¿Cómo identificar las copas menstruales falsas?
Fíjate en la información del producto y vendedor. Es importante que en la envoltura y la caja estén identificados el nombre del productor, contacto, país distribuidor y entidad sanitaria que regula y autoriza su comercialización.
Las instrucciones de uso deben contener, al menos, datos de certificación, utilización y composición.
Las copas deben estar completamente hechas de silicona médica o plástico quirúrgico, ser hipoalergénicas y no contener ninguna sustancia química. Estas características permiten que no se afecte el PH en el interior de la vagina y no aparezcan infecciones ni otras reacciones adversas y enfermedades.
Si una copa menstrual de silicona médica o plástico quirúrgico se pliega, volverá enseguida a su forma original. Si una copa demora en volver a su forma original tras ser doblada, hay motivos para sospechar.
Además, estos materiales seguros permiten que puedan esterilizarse con agua hirviendo sin perder la forma ni la consistencia.
Una copa menstrual es inodora. Algunas personas que han comprado copas menstruales falsas refieren que tenían cierto olor a plástico. Incluso mencionan que esperaron a esterilizarlas en agua caliente para ver si perdían ese olor.
Antes de comprar una copa menstrual es importante buscar toda la información disponible para tener una idea clara de cómo lucen, y exigir toda la información al vendedor.
Las copas menstruales no suelen ser baratas. Aunque su precio puede contarse entre sus desventajas, el uso prolongado por años hace rentable la inversión. Sin embargo, existen algunas cuyos precios son relativamente bajos, comparados con la media (entre 20 y 30 dólares). Por ejemplo, las Croing (venden dos por el precio de una) y las Deliplus (9 euros por unidad). En ambos casos, el envoltorio tiene toda la información de su producción, comercialización y certificación sanitaria.
También es recomendable abrir la copa menstrual en el momento de la compra si esta ocurre en la calle, y revisar que no esté deforme ni el plástico sea rugoso. Dado que las copas menstruales en Cuba solo se comercializan en el mercado informal, es importante poner atención a estos detalles para evitar estafas y preservar la salud.
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