Foto: Yankiel Gutiérrez
Clarias y verduras contaminadas: el saldo ambiental de los ríos Bélico y Cubanicay
16 / diciembre / 2024
La contaminación de los ríos Bélico y Cubanicay, que delimitan el centro de Villa Clara, tiene larga data. Una de las primeras lecciones que enseñan las familias de la zona a sus hijos es que los ríos de los alrededores «no son buenos para bañarse». Basta con caminar cerca de sus aguas para advertir que se han convertido en zanjas en las que fluyen las aguas albañales de la ciudad, y donde los residentes y servicios comunales arrojan la basura.
Los vecinos cuentan que, en los meses lluviosos, el río se desborda y el agua turbia irrumpe en los patios y portales de las casas aledañas. El grueso de los desechos se halla en El Bélico, a pocos pasos del centro histórico de Santa Clara, camino obligatorio de quien baja por el parque Vidal hasta la terminal de ómnibus, e inevitable al trasladarse hacia la zona de los hospitales.
LOS HOSPITALES: UNO DE LOS CONTAMINANTES CLAVE
Si bien no se han identificado estudios sobre el impacto de la contaminación de los ríos Bélico y Cubanicay en la salud humana, investigaciones publicadas en los últimos años y, en particular, un estudio de 2024, disparan las alarmas sobre los riesgos ambientales del vertimiento de desechos en las aguas de ambos ríos.
Varios estudios coinciden en que las principales fuentes de contaminación en el Bélico son la quema de residuos en la orilla de los ríos, la deforestación de sus márgenes y los fertilizantes utilizados en la agricultura, así como el vertido de aguas albañales ―con escaso tratamiento o sin él― procedentes de centros industriales y hospitalarios.
Entre las investigaciones más antiguas que figuran en acceso abierto, destaca una de La Universidad Central Marta Abreu, publicada en 2016 (aunque las muestras analizadas se extrajeron entre 2012 y 2013). Los científicos demostraron la ecotoxicidad aguda de diversos compuestos antibacterianos vertidos por el Hospital Provincial Universitario «Dr. Celestino Hernández Robau» en un área del Bélico.
El experimento consistió en emplear el agua del río para examinar cómo la concentración de compuestos farmacéuticos afectaría la germinación de una semilla de lechuga. Los resultados indicaron que todos los antibacterianos probados afectaban la capacidad de germinación. Los expertos concluyeron que «el vertimiento de residuos de antibacterianos puede ser causa de contaminación ambiental perjudicial».
En los años siguientes, otras investigaciones probaron la presencia de compuestos de fármacos en el Bélico. Un artículo científico escrito también por investigadores de la Universidad Central entre 2015 y 2019, registró la presencia de bacterias resistentes a antibióticos parenterales de uso intrahospitalario. La presencia de este tipo de bacterias en las aguas del río se adjudica al vertimiento de aguas residuales por parte del Hospital «Dr. Celestino Hernández Robau».
AGUA CONTAMINADA SE EMPLEA EN EL RIEGO AGRÍCOLA
Los ríos Bélico y Cubanicay confluyen en el sistema de embalses Arroyo Grande, al norte de la ciudad de Santa Clara. Las aguas albergadas en esa área se emplean en labores de regadío en el Valle del Yabú, donde hay más 2 154 hectáreas dedicadas a cultivos varios.
Los resultados de una investigación publicada en 2019 alertaron sobre la calidad microbiológica, química y ecotoxicológica de dichas aguas. Se detectaron valores de nitrito y amoniaco por encima de lo establecido en las normas cubanas, además de coliformes termotolerantes (contaminación fecal).
Los autores señalaron que el reúso de esa agua en el riego constituye un «peligro sanitario» para el cultivo de vegetales que se consumen sin cocción y concluyeron que se trataba de «aguas no aptas para la actividad agrícola desde el punto de vista microbiológico». También mencionaron la necesidad de que las autoridades y el Ministerio de la Agricultura intervinieran en el asunto.
ALERTAS DE 2024: CLARIAS CON ALTOS CONTENIDOS DE METALES DESTINADAS A LA VENTA
En 2024 otra investigación, a cargo de profesionales de la Universidad de Cienfuegos «Carlos Rafael Rodríguez» y la Universidad Central «Martha Abreu», examinó la exposición bioacumulativa a metales pesados en clarias que habitan en el ecosistema del Bélico. Los autores entrevistaron a 10 pescadores recurrentes de la zona. Seis de ellos afirmaron que las clarias capturadas las destinaban a la venta.
También fueron encuestados 17 pobladores del Consejo Popular Condado Sur en Santa Clara. El 84 % indicó que consumían claria de forma esporádica o frecuente y más de la mitad (64 %) dijo que la adquirían mediante vendedores ambulantes.
Asimismo, el estudio analizó la presencia de metales en la musculatura de 20 ejemplares de la especie. Siete de ellos poseían niveles de cadmio, plomo y cobre por encima de lo establecido por la Norma Cubana Obligatoria 493 de 2015, que regula la presencia de contaminantes metálicos en los alimentos.
De acuerdo con la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades en Estados Unidos, el cadmio puede causar vómitos y diarreas, y ser letal en algunos casos. La exposición prolongada puede provocar su acumulación en los riñones y genera consecuencias graves para la salud.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud advierte que el plomo es altamente tóxico y afecta especialmente a las embarazadas y a los niños pequeños. Suele alojarse en órganos como el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos. En el caso del cobre, se trata de un mineral cuyo consumo en grandes cantidades provoca daño hepático, dolor abdominal, calambres, náuseas, diarrea y vómitos.
Los científicos sostuvieron: «Se hace necesario alertar a la población, por los medios de comunicación masivos u otras alternativas, del peligro que tiene el comer C. gariepinus [claria] procedentes de ríos contaminados, y además controlar la comercialización ilícita de esta especie exótica invasora».
Sin embargo, en el rastreo realizado para este reportaje no se encontró ninguna alerta, por parte de las autoridades, que exhortara a los habitantes de Villa Clara a dejar de consumir claria o cocinar las verduras cultivadas en el Valle del Yabú.
UN PROBLEMA DE MÁS DE 20 AÑOS
Numerosas denuncias en medios de comunicación estatales e independientes evidencian que se trata de una problemática conocida. Al menos desde 2003, se han publicado textos periodísticos para visibilizar el fenómeno. Ese año Cubanet alertó sobre una espesa capa de fuel oil en el río Bélico.
En 2014, Carlos Martínez, exprofesor de la Facultad de Biología de la Universidad Central «Martha Abreu», explicó a Diario de Cuba que la mala planificación del crecimiento urbano determinó que el sistema de alcantarillado de la ciudad de Santa Clara vertiera hacia los ríos.
Martínez destacó que los vertimientos de aguas albañales se acumulaban en las alcantarillas y provocaban inundaciones. El reporte de prensa citaba a su vez una nota del diario Vanguardia, el cual refería que cientos de metros cúbicos de escombros y desechos sólidos iban a parar diariamente al río.
En 2023, un reportaje de 14yMedio también denunció la situación e incluyó testimonios de los pobladores sobre el estado de las aguas del Bélico y del Cubanicay. El texto refirió que el Gobierno provincial y la dirección de Servicios Comunales acordaron destinar un presupuesto para intentar recuperar ambos ríos en 2016. Por su parte, el medio estatal Cubadebate informó sobre labores de limpieza acometidas por las autoridades del territorio en noviembre de 2017.
Fue entonces cuando parecieron operarios con camiones, rastras, remolcadores y retroexcavadoras para arrastrar el material desecho hasta la orilla del río. Finalmente, la recogieron y la botaron lejos. «No habían pasado cinco años y ya habían regresado al mismo estado de putrefacción», publicó 14yMedio.
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