Foto: Henry Pérez.
Ley de Memoria Democrática: ¿cómo rastrear antepasados en España?
25 / noviembre / 2024
El asturiano José del Riego se ha sumergido en historias de familias españolas por décadas. Se describe como un «policía» del pasado que investiga personas y les sigue el rastro. Nacimiento, bautismo, llamamiento al servicio militar, matrimonio o defunción son momentos vitales que el investigador recupera para sus clientes, personas que necesitan o desean conocer más sobre sus antecesores.
Con la aprobación de la Ley de Memoria Democrática en octubre de 2022, el genealogista y archivero comenzó a recibir nuevas solicitudes de documentos. La premura por presentar ―en un plazo acotado a tres años― expedientes con evidencias de tener raíces españolas, obligó a muchos descendientes a depositar sus esperanzas en registros con más de 100 años de antigüedad.
Del Riego alerta que la búsqueda no es tan sencilla como muchas personas creen. «Las películas norteamericanas nos han jugado una mala pasada, la gente piensa que los genealogistas tenemos un teclado y una pantalla fantásticos, tecleamos un nombre haciendo mucho ruido e inmediatamente nos sale hasta el color de los ojos que tenía su bisabuelo», cuenta. Sin embargo, la rapidez en el rastreo de un familiar depende incluso de factores que escapan al deseo y la perspicacia del genealogista. A los clientes del asturiano les ha sorprendido saber que no todo está digitalizado y muchos registros deben consultarse de manera física en archivos desgastados.
El abogado Ariel Fraga, socio director del despacho Fraga & Abogados con sede en Barcelona, toma precauciones ante determinados casos que requieren búsquedas remotas. Si el cliente tiene la fecha de nacimiento, pero no sabe con exactitud dónde vivió su pariente, duda de la viabilidad del caso. «Me dicen que vivió en Barcelona, ¿sabes cuántas iglesias había en Barcelona en el siglo XIX o cuántos municipios?», lamenta. Recomienda acudir a los genealogistas porque sabe que se necesita experiencia y tiempo para revisar archivos.
Por su parte, José aclara que un genealogista no puede hacer la función de un abogado, escapa a sus competencias la posibilidad de ofrecer asesorías legales. Él se limita a la búsqueda de documentación y corresponde al cliente verificar con un especialista que el documento le sirve para el trámite que desea realizar.
¿Por dónde iniciar la búsqueda? Archivos civiles y eclesiásticos
Uno de los documentos más demandados para los expedientes de Ley de Memoria Democrática es la certificación de nacimiento del antepasado español. Los datos de un nacimiento pueden encontrarse en dos tipos de archivos: los civiles y los parroquiales.
Un decreto del 13 de diciembre de 1870 estableció que la Ley Provisional del Registro Civil y su reglamento se aplicarían a partir del primero de enero de 1871. Así surgió el registro civil vigente hoy en España, dependiente del Ministerio de Justicia y que representó un esfuerzo del Estado por controlar los registros de la población que hasta entonces había estado, sobre todo, en manos de la Iglesia.
Antes de esa fecha, existía en algunos ayuntamientos un registro civil municipal o lo que los genealogistas llaman preregistro civil (en el que se recogían los datos de las personas que nacían, se casaban y fallecían). Actualmente, en ciertos lugares, el Archivo Municipal está bien organizado y con instrumentos de búsqueda; pero en otros se ha perdido todo o no está ordenado.
Cuando se conoce la fecha de nacimiento, el nombre completo y se tiene certeza del municipio de origen de la persona, José del Riego sugiere enviar una solicitud al Registro Civil. La petición puede hacerse de manera electrónica a través de la página web del Ministerio de Justicia. El formulario puede completarlo cualquier persona en calidad de representante legal o autorizado por el familiar.
El solicitante debe proporcionar datos personales (nombre y apellidos, documento de identidad y correo electrónico). Debe indicar si el inscrito ha fallecido o no. Sobre la persona cuyo certificado se solicita, se necesita al menos el nombre y el primer apellido que figuran en la inscripción, la fecha de nacimiento completa (día, mes y año) y el país (provincia y municipio). Si no se rellenan todos los datos anteriores, no es posible completar el formulario.
Los datos registrales como el tomo y el folio de la inscripción son opcionales, pero si el familiar los tiene es importante aportarlos en la solicitud porque facilita la búsqueda. También se debe proporcionar una dirección postal en la que recibir notificaciones sobre el procedimiento.
El tiempo de respuesta depende de cada registro. «En este momento los registros civiles están desbordados porque la cantidad de personas que pide documentación es muy grande —alerta Del Riego—; por esa razón, el Ministerio de Justicia ha centralizado las peticiones y muchos registros civiles locales no reciben solicitudes, sino que deben hacerse por vía telemática al registro central».
Cuando no se tiene la fecha ni el lugar de nacimiento exactos, es probable que los funcionarios del registro civil no respondan por las dificultades y el tiempo de búsqueda que esto supone. Por otro lado, los investigadores como José del Riego no tienen acceso a los archivos civiles.
La ausencia de determinados datos dificulta la investigación genealógica porque algunas personas tenían apellidos muy comunes, por lo que pueden aparecer en los registros varios individuos nombrados y apellidados de igual forma.
La partida de bautismo ―documento eclesiástico que acredita que la persona recibió el sacramento del bautismo― se convierte en una posible solución ante la carencia del documento civil. En los archivos eclesiásticos se conservan las partidas que aportan información esencial sobre una persona.
En cuanto a la duda de si todos los españoles figuran en estos archivos, el sitio web Manual de Genealogía, de Antonio Alfaro Pardo, aclara: «en principio sí porque tras los diversos decretos de conversión o expulsión de judíos y moriscos desde 1492 hasta principios de 1500 todo el país había pasado a ser oficialmente católico y, por tanto, cualquier nacido debía ser bautizado, todo matrimonio era católico y los fallecidos debían recibir cristiana sepultura».
Los primeros registros comenzaron a realizarse en algunas parroquias a principios de 1300. Para 1500 y 1550, la mayoría de las parroquias había iniciado sus libros.
El bautismo ocurría casi siempre pocos días después del nacimiento. En la partida de bautismo de los libros parroquiales aparece, por lo general, la siguiente información: la fecha en que nació el niño o niña, si era hijo natural o legítimo (es decir, si los padres estaban casados o no), los datos de los progenitores y de los abuelos, lugares de origen de sus familiares, los nombres de los padrinos y si el bebé tenía parentesco con ellos, entre otros.
Los libros pueden encontrarse en dos sitios: en la parroquia o en los archivos de la diócesis. Según la normativa eclesiástica, se recomienda que las parroquias envíen los libros al Archivo Histórico diocesano.
Muchos libros se extraviaron o se quemaron durante la Guerra Civil Española. «Hay lugares que son como un pozo donde no hay nada que hacer porque la documentación se ha destruido», lamenta Del Riego. (Ver Guía de los Archivos de la Iglesia en España).
En cuanto a la validez de la fe de bautismo que resguardan los archivos eclesiásticos, explica el genealogista: «ese documento no sirve tal cual está en los registros, tiene que pasar por el Obispado correspondiente para que el canciller o notario diocesano le ponga un sello y una firma que acredite su validez civil; existe un convenio para que adquieran valor civil una vez legalizados los documentos eclesiásticos».
Con la fe de bautismo legalizada se solicita al Registro Civil una certificación de nacimiento negativa. En principio, los registros civiles españoles no ofrecen certificaciones de nacimiento negativas de personas que existieron, pero cuyo nacimiento no consta en sus archivos.
Sin embargo, con la partida de bautismo legalizada se prueba ante el registro civil que la persona existió. La certificación de nacimiento negativa del registro civil sirve de evidencia para reforzar el valor documental de la partida de bautismo.
Otros documentos probatorios pudieran ser los listados que aparecían en la prensa de la época y en el boletín oficial con llamados a alistarse en el servicio militar y las citaciones judiciales.
La mayoría de los españoles que migraban eran hombres jóvenes, según la experiencia de José del Riego. «Salían del país para no hacer el servicio militar, a veces falsificaban su edad para poder irse. En los boletines oficiales de las provincias y en los periódicos locales podían encontrarse listados de personas a las que el Ayuntamiento citaba para alistarse y si no se presentaban, unos meses después se publicaba otro listado en el que se les declaraba prófugos. Estas notas incluían el nombre y el lugar de procedencia del joven y en ocasiones el nombre de los padres», cuenta Del Riego.
El llamado a las filas militares ocurría alrededor de los 20 años, por lo que el dato también ofrece una pista temporal de cuál pudiera ser el año más probable de nacimiento de un individuo. Se trata de otro punto de partida para rastrear a una persona.
Los llamamientos pueden buscarse en los archivos municipales y en periódicos antiguos. El Ministerio de Cultura de España pone a disposición de cualquier interesado una Biblioteca Virtual de Prensa Histórica con acceso abierto y gratuito a alrededor de «10 millones de páginas correspondientes a más de 1.3 millones de números de prensa y revistas, provenientes de 103 bibliotecas españolas».
¿Qué pasa si los apellidos son muy comunes?
García, Fernández, López, Jiménez… son algunos de los apellidos más usados en España y representan un desafío para los genealogistas.
Antonio Alfaro Prado, en su blog Manual de Genealogía, señala que la percepción de tener un apellido de uso frecuente puede variar según la zona: «Pons en Baleares (segundo apellido más frecuente en las Islas), Gracia en Huesca (quinto en su provincia) o Goñi en Navarra (sexto en su provincia) experimentarán esta misma sensación [ser demasiado comunes], aunque a nivel nacional se trate de apellidos relativamente poco frecuentes». Y de la misma manera que en España, algunos países hispanoamericanos conservan apellidos comunes similares como «González en Argentina y Chile, Rodríguez en Colombia y Hernández en El Salvador y México».
El Instituto Nacional de Estadística (INE) español ofrece un listado con los 100 apellidos más comunes en España con fecha primero de enero de 2023. A continuación, reproducimos los primeros 20 de la lista:
José del Riego sabe que cuando los apellidos son muy comunes puede encontrarse con cientos de personas con los mismos datos. «Por ejemplo, el cliente me dice que se llamaba Juan Fernández García y me da un margen de diez años. Juan Fernández García en una década en Asturias, levantas una piedra y te aparecen cuatro», alerta. Sin embargo, reconoce que en los años 1800 la población no estaba tan mezclada como ahora y que las familias se mantenían en sus lugares de origen por varias generaciones. Por esa razón algunos apellidos son propios de un determinado lugar, lo que contribuye a cerrar la búsqueda.
Un punto de partida puede ser la base de datos del Instituto Nacional de Estadística, el cual proporciona información sobre los apellidos por provincia de residencia, por provincia de nacimiento y por nacionalidad.
Cuando José del Riego debe hacer una búsqueda por apellidos tienen en cuenta que algunos apellidos pueden no ser específicos de una región, pero sí comunes en dos o tres municipios. Primero consulta un apellido en la base de datos, luego el segundo apellido y realiza un cruzamiento de los resultados.
«Si veo que en un municipio justo esos dos apellidos tienen una cierta frecuencia, puede ser una pista para empezar a buscar; no es una garantía porque a veces es como jugar a la lotería», reconoce.
Una vez identificado el archivo en el cual revisar, Del Riego sabe que puede encontrarse con libros de más de 100 años de antigüedad y que ni siquiera tenían índices, por lo que deberá buscar página por página. Con la agravante de que algunos párrocos tenían una letra difícil de comprender, lo que lo obliga a detenerse más tiempo en la revisión.
«Busco a ver si aparece esa persona o si aparece un hermano. Cuando no tienes una fecha, me fijo a veces más en el apellido ―revela― porque si encuentro un hermano estamos sobre la pista y lo más probable es que acabe apareciendo en ese registro».
Sin embargo, el genealogista se ha encontrado con otro escollo, la persona que intenta localizar tenía en América un nombre distinto al que usaba en España. Recientemente, un cliente le pidió buscar a un hombre llamado Eduardo. Encontró en la parroquia correspondiente al lugar de origen una persona hijo de los mismos progenitores y cuya fecha de nacimiento coincidía con los datos que el interesado le facilitó, pero el nombre de pila era otro.
Del Riego lamenta cuando lo anterior sucede, porque sabe que ese documento muy probablemente no le servirá a la persona, sin embargo, para él no existe solución. «Como investigador, no puedo jamás inventar un dato, en eso tenemos que ser estrictamente honrados, lo que no venga en un documento del archivo no lo puedo certificar», aclara.
¿Cuánto puede tardar el servicio de un genealogista?
En más de 20 años dedicados a la genealogía, José del Riego ha aprendido a ser cauteloso. No ofrece plazos definitivos ni presupuestos cerrados porque sabe que en algunos casos puede encontrar sorpresas. En uno o dos meses puede hacer una primera investigación.
«Es una aventura, a veces aparece absolutamente todo, hay lugares con los libros muy bien organizados y conservados, son de fácil lectura, toda la familia era de ese sitio, es maravilloso; pero a veces hay un dato que se tuerce, se resiste y no aparece, te impide seguir avanzando. He encontrado, por ejemplo, en un margen de 20 años, que había tres matrimonios en el pueblo en los que él y ella se llamaban igual».
Por esa razón no se compromete sin saber lo que encontrará ni el tiempo que le llevará. Algunas peticiones se realizan al registro civil y la institución puede tardar meses en responder, lo que escapa a su gestión. Igual sucede con la legalización en el Archivo Diocesano. Si coincide con el mes en que el director va a investigar a Roma en los archivos del Vaticano, por ejemplo, puede demorar obtener su firma.
Además, José tampoco suele trasladarse a otros lugares de España. Investiga solo en Asturias, Lugo, Cantabria y León.
Para hallar genealogistas en otras comunidades autónomas se puede hacer una búsqueda en Google o consultar una lista de grupos en Facebook, ordenados por comunidad, nombre, descripción y enlace que aparece en el blog Manual de Genealogía.
Aunque para la Ley de Memoria Democrática los documentos más solicitados son la certificación de nacimiento y el acta de bautismo, el genealogista puede hacer otras búsquedas de acuerdo con el tipo de archivo.
Documentos de archivos civiles:
- Testamentos y actas notariales de partición de bienes.
- Compraventas, arriendos, foros…
- Padrones de hidalguía de los Ayuntamientos.
- Pleitos de hidalguía planteados ante los ayuntamientos.
Documentos de archivos eclesiásticos:
- Actas de Matrimonio.
- Actas de Defunción (en ocasiones permiten saber si el finado dejó testamento).
- Otros tipos de documentos eclesiásticos que en ocasiones permiten rastrear la presencia de una persona en un determinado lugar (libros de confirmaciones, de cofradías, de fábrica, legajos...).
También existen modalidades de tramitación de los documentos que los solicitantes deben tener en cuenta al contratar los servicios de un genealogista. Estos son:
- Documentos oficiales de los archivos.
- Copia literal de un documento: es una transcripción exacta del documento.
- Copia sencilla de los datos: contiene todos los datos significativos, pero no es copia exacta del documento.
- Copia gráfica de los documentos: fotografía digital o fotocopia. (Algunos archivos no permiten tomar fotografías)
- Extracto sencillo de documentos extensos: es un resumen con los principales datos contenidos en el documento.
- Transcripción de documentos extensos (testamentos, actas notariales…).
Otro repositorio en el que se puede encontrar documentación para una investigación genealógica es el Portal de Archivos Españoles (Pares), una plataforma de difusión del Patrimonio Histórico Documental Español gestionada por el Ministerio de Cultura. Contiene fichas descriptivas e imágenes digitalizadas de los fondos documentales de los archivos estatales españoles y se puede buscar en dos modalidades: por documentos y por registros de autoridad. Aunque contiene millones de documentos y más de 1 000 años de registros, todavía quedan documentos por inventariar y digitalizar, por lo que se requerirá ir al archivo.
FamilySearch.org constituye otro recurso imprescindible para rastrear información genealógica, aunque muchos documentos no están indexados. Tiene varias secciones: colección de digitalizaciones e indexaciones de España, buscador genealógico, catálogo de microfilms, catálogo de libros de historia familiar, entre otras.
El árbol genealógico: ¿cómo se reconstruye una familia?
Antes de que se aprobara la Ley de Democrática que permite a descendientes de españoles obtener la nacionalidad del país europeo, la mayoría de los trabajos que José del Riego realizaba consistía en completar la información de una familia y construir su árbol genealógico. Se trata de un esquema en el que ubica los nombres de los parientes, su relación filial, fechas de nacimiento, etcétera.
Los árboles genealógicos pueden elaborarse a partir de datos fiables de algún antepasado (como fecha de nacimiento, lugar y nombre completo). El cliente puede solicitar la reconstrucción de la línea materna, la paterna o ambas y especificar la cantidad de personas o generaciones que desea se incluyan y los datos de cada una.
En otros casos, las personas no están tan interesadas en obtener el árbol, sino en las evidencias que lo sustentan (por ejemplo, las partidas de bautismo de sus tatarabuelos). José del Riego rastrea la documentación y acompaña la entrega del árbol genealógico de una explicación sobre las fuentes consultadas para su elaboración.
La presentación de la reconstrucción familiar puede ser un esquema elaborado en una computadora o una versión más artística, como muestra la imagen (en pergamino, con escudos, fotografías de casas o personas y otras figuras alegóricas de la época).
En dependencia del tipo de solicitud, José del Riego sabe dónde tiene que buscar. Lo que encontrará en el camino de la investigación, será siempre una aventura.
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Rosalba Romero Aranda
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