Debate de los proyectos de ley en Camaguey: Foto: Miosotis Fabelo. Tomada del sitio web de Radio Rebelde.
¿Qué sugieren los primeros debates de leyes tras la nueva Constitución?
14 / mayo / 2019
El Capitolio Nacional, construido especialmente para albergar el congreso de la República, ha vuelto después de muchos años a ser sede de actividades parlamentarias.
En el emblemático edificio, se presentaron el 7 de marzo de 2019 dos nuevos Proyectos de Ley: uno destinado a convertirse en la próxima Ley de Símbolos Nacionales y otro en la Ley de Pesca.
Los máximos representantes del Parlamento presentaron el proceso como una novedad, pues la discusión se realizó a través de videoconferencias y con grupos de diputados organizados por provincias. Además, anunciaron que el procedimiento serviría para aprobar los proyectos.
Luego de celebrados los encuentros, no se ha conocido si finalmente fueron aprobadas o no las leyes. Pudiera ser que el proceso no haya terminado y todavía falte presentarlos en el plenario de la Asamblea.
Sin embargo, la forma en que se dieron a conocer y se discutieron ambos proyectos no encuentra respaldo en la normativa vigente que regula la actividad legislativa de la Asamblea Nacional. Concluir este proceso con una formalidad final apegada a la Ley, no validará todo el trámite anterior.
¿Qué pasa si la Asamblea Nacional no respeta sus propias leyes?
De acuerdo con el Reglamento vigente de la Asamblea Nacional del Poder Popular:
- Las discusiones de los Proyectos de Ley deben realizarse en el “seno de la Asamblea” y es el Presidente de esta quien dirige esos debates y mantiene el orden durante estos (Art. 40).
- Para que se produzca un debate en el “seno de la Asamblea”, es preciso que esta se encuentre reunida. Ese acontecimiento ocurre dos veces al año o en las ocasiones en que es convocada por el Consejo de Estado o cuando lo solicita la tercera parte del número total de diputados que integran la Asamblea.
- Para que una sesión esté válidamente constituida es preciso que se reúna más de la mitad del número de los diputados que conforman la Asamblea, o sea, 303.
- En el “seno de la Asamblea”, una vez constituida, es donde deben producirse las votaciones sobre los Proyectos de Ley. Para su aprobación, se requiere la mayoría simple de votos de todos los diputados presentes.
Partiendo de esa certeza, es posible hacer dos afirmaciones:
- Las discusiones de los Proyectos de Ley de Pesca y de Símbolos Nacionales, realizadas por los diputados entre los días 27 de marzo y 4 de abril del 2019, no estuvieron apegadas al ordenamiento vigente.
- Los diputados no debatieron los proyectos, sino que realizaron otro procedimiento previo no reflejado en la normativa vigente. No obstante, esta última afirmación contradice la manera en la que los impulsores del proceso lo presentaron, pues ellos sí lo llamaron “debate de los proyectos de ley”.
Afirmo mis dos conclusiones anteriores apoyado en varios hechos:
Los debates se realizaron en seis reuniones diferentes. En cada una de estas se concentraron solamente los diputados de dos o tres provincias. Ninguna de esas reuniones fue dirigida por el presidente de la Asamblea, sino por el jefe de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos.
La segmentación impide afirmar que los debates se produjeron en el “seno de la Asamblea” pues nunca llegó a estar constituida. Los criterios de los diputados de Guantánamo, por ejemplo, no fueron escuchados y no pudieron influir en los de Pinar del Río, y viceversa.
Las discusiones no se produjeron en el marco de una sesión ordinaria de la Asamblea y tampoco dentro de una extraordinaria, convocada al efecto por el Consejo de Estado o por un tercio de los diputados.
El quorum mínimo para que la Asamblea pueda sesionar es el de 303 diputados. Dicho número no pudo haber sido alcanzado en ninguna de las reuniones convocadas en el cronograma, por lo que cualquier votación, si se realizó en ausencia de estos requisitos, es completamente inválida.
La falta de transparencia, patológica ya en la labor estatal y gubernamental cubana, se repitió en este proceso.
No basta con que los proyectos se publiquen en la web oficial de la Asamblea si los cubanos no pueden tener acceso a las discusiones de sus diputados, máxime cuando la Constitución reconoce que las sesiones de la Asamblea son públicas. Tampoco son accesibles los criterios que pudieron haber enviado los ciudadanos, a través de los correos establecidos con ese fin.
El debate es un complemento invaluable para que los ciudadanos/electores, puedan evaluar a sus representantes y definir su confianza en ellos.
¿Cómo y dónde se controla la actividad legislativa de Cuba?
En un mismo mes, la Asamblea y el Consejo de Estado —el órgano que la representa entre períodos de sesiones— estuvieron realizando a la par labores legislativas como si fueran órganos diferentes. Eso sí, escogieron días diferentes, quizás para mantener la mística.
7 de marzo: la Asamblea presentó los Proyectos de Ley de Símbolos Nacionales y Pesca y anunció el inicio de sus discusiones para el 27 de ese propio mes.
25 de marzo: el Consejo de Estado se reunió y aprobó dos Decretos-Leyes. El contenido de uno de estos (el del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente) había sido objeto de amplio debate en la sociedad cubana.
27 de marzo: inician las discusiones de los Proyectos de Ley de Pesca y de Símbolos Nacionales que se extendieron hasta el 4 de abril. Este mismo día el Consejo de Estado lanza la convocatoria a una sesión extraordinaria de la Asamblea, a celebrarse entre los días 10 y 13 de abril.
¿Acaso no es la Asamblea el único órgano con facultad legislativa en Cuba?
¿Por qué no se concentró como parte del orden del día de la sesión extraordinaria del día 10 de abril, la discusión de los Proyectos de Ley y de las normas que fueron aprobadas como Decretos-Ley, sobre todo cuando estos últimos tienen que ser ratificados por la Asamblea?
¿No podían esperar apenas unos días para que el Parlamento debatiera y decidiera en un mismo acto y de forma pública, lo que se resolvió en secreto —la aprobación de los dos nuevos Decretos-Ley— y en diferentes instancias?
¿El pueblo no debería haber disfrutado de ese ejercicio?
El procedimiento empleado irrespeta el valor de un plenario —ya bastante debilitado— y la legislación que organiza su funcionamiento. Con hechos así, es difícil mantener la confianza en el ente que representa al soberano: el pueblo cubano.
comentarios
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Ricardo E. Trelles
OTRA razón por la que la asamblea nacional del PCC no es respetable… ( ¿Entonces…? )
Ángel