—Vete a dormir, vieja, que aquí no me ayudas o no quiero que me ayudes. Tú lo sabes y me mortificas con eso.
—Si me acuesto te vas a quedar dormido, porque se te quita la mortificación y enseguida te duermes. Te conozco, Toño...
—Entonces nos acostamos los dos. Igual a la hora que nos quedemos dormidos lo van a saber. No sé cómo, pero se enteran. Lo saben. Nos conocen. No hacen otra cosa que mirar desde lejos cómo hacemos todo. Ni los perros les ladran a esos matarifes.
—Mi hijo tiene razón, Antonio. Me vas a dejar sola y no tengo nalgas para salir a buscar a otro viejo que me acompañe en invierno. Hay que vender los animales que lo único que nos dan es trabajo y preocupación.
—No me digas Antonio, Maruca, que no tienes razón. Nalgas sí tienes y hasta de más, pero mi hijo «desde allá» no me va a estar diciendo lo que tengo que hacer. Hasta aquí llegué con mi cabeza y la de él mientras tiró conmigo de la yunta. No necesito su cabeza de jefe desde Miami. ¡No me voy a morir sin ordeñar mis vacas en la mañana, Maruca!
***
Así son los días —y sobre todo las noches— del ganadero cubano, pendiente del robo. El robo de los matarifes y también del Estado. 9 CUP por litro al inicio de la Tarea Ordenamiento (TO) en 2021, 20 CUP hasta hace unos días (marzo de 2024) y 38 CUP ahora.
Los irrisorios precios son siempre y cuando la leche sea «de primera». De primera para el Estado quiere decir «que ha sido ordeñada en Holanda», de ganado que se alimenta con pastos ricos en proteína y con granos; que vive en cuadras cementadas y climatizadas que se limpian con tractores o equivalentes; que tienen suplementos nutricionales y medicinas a demanda; que hay ordeño mecánico de alta tecnología, agua tibia para lavar los cuartos y desinfectantes orgánicos, tuberías de vidrio, cantinas o pipas de acero inoxidable, veterinarios al pie de la vaca, transporte refrigerado, etcétera. En fin, como ha de ser la leche que producen los holandeses.
«Distorsiones» en el precio de la leche
La «distorsión» en el precio de la leche fue evidente desde el primer día de la TO. En el mercado informal pasó de 10 CUP por litro a más de 60. El Gobierno multiplicó los salarios y el precio oficial de la leche apenas subió de 9 a 20 CUP. ¿Fue o no una declaración de prioridades? ¿Será falta de visión o prima la maldad?
Con las medidas del «ordenamiento», el Gobierno «multiplicó» casi de manera inmediata los precios «informales» de la leche y de otros muchos productos entre seis y diez veces, lo que implicó el empobrecimiento y la pérdida de ingresos para los trabajadores.
En el ordeño del siguiente día tras anuncio del plan económico, los ganaderos fueron más pobres.
Al ganadero cubano le roba el Estado con el precio (irrisorio) de la leche. Para colmo, el pago no siempre es en tiempo. En la actualidad, hay cooperativas con retrasos en el pago de la leche porque el banco no tiene disponibilidad de efectivo.
A los ganaderos cubanos les roban también con el acarreo. De los 38 CUP que el guajiro recibe por cada litro de leche, debe pagar —a 2 CUP por litro— el transporte hasta la bodega o hasta el centro de recolección. 2 CUP por litro que debe restar de los kilos que recibe por su trabajo.
El Gobierno no garantiza una oferta —ni siquiera costosa— de insumos agropecuarios como sucedía antes. La Empresa Mayorista de Suministros Agropecuarios (Gelma) no tiene ofertas para las cooperativas.
A precio de «la calle», los ganaderos pagan unos 25 000 CUP por 400 metros de alambre de púa; entre 1 500 y 2 000 CUP por una la lima; más de 5 000 CUP por un litro de permetrina para los parásitos de los animales; de 2 000 a 3 000 CUP por botas de goma —que duran poco—; de 1 500 a 2 000 CUP por una muda de ropa de trabajo.
Aún mayor es la dificultad para encontrar y pagar los altos precios de las medicinas para los animales. Salvar un ternero de la desnutrición en la temporada seca es una proeza. «Criarlo» es un proceso difícil lleno de sacrificios y de esfuerzo.
Maltrato a los ganaderos hecho ley
El ataque a los ganaderos cubanos no acaba en el robo por los precios ni en el empeño gubernamental de mantenerlos pobres y harapientos mientras luchan contra bandas organizadas de matarifes que campean impunes; continúa con los inspectores corruptos y con el pago de la cotización de la Asamblea Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) que casi nunca representa a los campesinos.
La «guerra» contra los ganaderos se legalizó en el Decreto Ley 70 de 2022 «De contravenciones personales de las regulaciones para el control y registro del ganado mayor y de las razas puras» que establece multas de entre 500 y 10 000 CUP y otras de 20 000 CUP por no inscribir a los animales en el Registro Pecuario y por tenerlos en la vía.
Es cierto que cuando una res sale a la carretera es un peligro para la comunidad, pero muchos ganaderos no pueden reforzar sus cercas perimetrales porque no se les garantiza el alambre de púa.
Otras de las «contravenciones» es la no identificación debida del ganado, la cual se penaliza con 10 000 CUP por cada animal. El Decreto Ley 70/2022 exige la identificación de las reses (las chapillas metálicas no son suficientes y es necesario marcarlas con fuego y por tanto implica maltrato animal y una contravención del Decreto Ley No. 31 «De bienestar animal»).
Además, el Decreto Ley 70 de 2022 declara multas de hasta 20 000 CUP, un monto muy por encima del precio estatal de un animal para sacrificio (5 000).
Ley de fomento sin eficacia
De acuerdo con un artículo publicado en la página web la presidencia cubana, en 2022 se realizó una Plenaria Nacional de Ganadería para intercambiar sobre buenas prácticas y problemas a resolver para recuperar la producción de leche y de carne. El reporte de prensa indicó que previamente habían ocurrido 138 plenarias a nivel municipal y provincial.
Comparados con los más de 200 000 «tenentes de ganado vacuno» registrados en Cuba, fueron pocos los participantes —tanto en la reunión nacional como en los debates previos—. «Decenas de productores y directivos», dijo el reporte televisivo sobre la reunión anual; más de 6 000 productores y directivos empresariales y estatales en los debates de las bases productivas.
Durante la Plenaria Nacional, la «élite del sector» —como la llamó la prensa— puede que debatiera sobre muchos problemas; sin embargo, las intervenciones que escogió la televisión cubana parecían tomadas con extremado cuidado a juzgar por la «cara de pocos amigos» de los exponentes.
Según el artículo de la página web de la presidencia, en la reunión «se abordaron los problemas que aún pesan sobre el sector, mayormente de carácter subjetivo, incluida la vocación y capacitación, entre otros lastres...».
¿Cómo puede concluirse de una reunión con ganaderos que los problemas son mayormente de carácter subjetivo?
¿Alguno de los dirigentes presentes, incluidos el presidente cubano y el ministro del ramo, ha ido a una vaquería del Estado, a una corraleta particular? ¿No han visto las garrapatas en los cubos de ordeño? ¿Los paños con los que cuelan la leche? ¿Las cantinas en las que la echan? ¿El estercolero en el que tienen que ordeñar los animales? ¿El agua con que apenas enjuagan las ubres? ¿La forma en la que se transporta la leche? ¿La ropa con la que pasan la hora más fría de la madrugada los vaqueros mojados?
Incumplir la ley
El 14 de diciembre de 2022, el Parlamento cubano aprobó la «Ley de fomento y desarrollo de la ganadería» que establece el régimen jurídico general para el fomento y desarrollo sostenible de la ganadería con un enfoque hacia la intensificación sostenible en el contexto del cambio climático.
Según comentaron a este autor, muchos ganaderos aseguran que no se les consultó el proyecto de ley y lo conocieron cuando estaba listo para su aprobación. Otros que tuvieron la oportunidad de analizarlo argumentan que no se tuvieron en cuenta los cambios propuestos.
Ydael Pérez Brito, titular del Ministerio de la Agricultura (Minag), dijo en diciembre de 2022 que la ley «potenciaría el desarrollo de la inversión extranjera, el comercio exterior y la cooperación internacional (...) y las pautas organizativas de la actividad ganadera, que incluyen la recuperación de la infraestructura, su base alimentaria, el abasto de agua y el completamiento de la masa».
Las palabras de Pérez Brito demuestran la carencia de comprensión de la verdadera situación de la ganadería y de los ganaderos y la incapacidad del Gobierno para llevar a cabo sus planes porque, un año y medio después, no ha sucedido algo diferente. El país continúa sin priorizar las inversiones en ganadería y el escenario en cuanto a recursos materiales es cada vez más precario.
El artículo 9 de la ley, relacionado con la nutrición y alimentación de las especies ganaderas, se ha incumplido casi por completo porque la presión para aumentar las producciones hace que los campesinos descuiden los terneros que luego mueren por desnutrición.
También se incumple la mayoría de las responsabilidades de los órganos y organismos estatales que no garantizan los recursos y exigen calidad y altos niveles de producción.
A pesar de que la ley fue aprobada y en teoría implementada no ha logrado fomentar el desarrollo ganadero. Por el contrario, la producción de leche y de carne disminuye de manera sistemática.
Solamente una política ganadera y agrícola que reconozca la propiedad del ganadero sobre su ganado, que flexibilice la comercialización, el acceso a financiamiento e insumos podrá resolver los problemas con la producción de alimentos en el país. No serán los métodos coercitivos ni la creación de reglamentos los que pongan leche y carne en la mesa cubana.
Investigación general al ganado mayor
Desde el primero de marzo de 2024 se realiza en Cuba una investigación especial sobre la propiedad, el uso y la explotación de la tierra y el ganado mayor que caracterizará la situación de la ganadería cubana después de la COVID-19.
Casi un mes después de iniciado el control nacional, en Artemisa, por ejemplo, además de las multas y decomisos, solo han podido identificar que 2 600 litros diarios de leche no eran «debidamente» acopiados. Ahora serán redirigidos a las bodegas y a la industria.
La cantidad de leche perdida que detectaron mediante la inspección y que ahora quitan a los campesinos, no resolverá el déficit de leche en la provincia. Hará más pobres o menos solventes a los ganaderos artemiseños que tienen menos presupuesto para pagar custodios, ayudantes o limpiadores de potreros y para comprar medicinas o comida.
No serán los mecanismos de control los que traerán carne y leche a las familias. 60 años de experimentos respaldan la afirmación. No será así como se evite el éxodo de los jóvenes del campo cubano y el rechazo de la profesión de ganadero, sin el que no hay ni habrá ganadería en Cuba.
Conozco a ganaderos que no han tenido un día de descanso en diez años, que prácticamente no han dormido una mañana en toda su vida y que son muy pobres y mantienen el orgullo y el amor por su trabajo. Pero cada vez serán menos.
***
Antonio mira a lo lejos y Maruca solloza en silencio. Saben que Cuca no volverá al potrero. Las auras detrás de la cañada de Lito señalan el lugar donde yacen sus huesos. Una vaca menos para la producción, seis años de trabajo perdidos.
—Vas a terminar saliéndote con la tuya vieja, nos van a dejar sin animales.
—No digas eso, Toño, que no tenemos más na’.
La policía creerá a Toño y Maruca culpables. Ambos pasarán mucho trabajo para obtener un documento que dé de baja al animal y tendrán que dar diez carreras a la estación de Policía y al Registro pecuario para actualizar el estado de su rebaño.
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