Según la numerología, cuando el reloj marca las 11:11 inicia «la hora del destino, de las casualidades, del amor y los deseos». Estos son algunos conceptos que se entrelazan en la serie audiovisual 11:once, una apuesta del arte independiente cubano que logró afianzarse a mediados de 2022.

El argumento de la serie desecha la idea del azar y se erige sobre el entendido de que los acontecimientos son el resultado de una relación de causa y efecto. Según sus creadores, aunque los temas que aborda pudieran parecer simples (relaciones afectivas en la juventud, redes sociales y tecnología, por ejemplo), son tópicos que para muchos constituyen tabúes y que necesitan ser visibilizados.

La primera temporada consta de seis capítulos con una duración de entre 16 y 20 minutos. Su lanzamiento ocurrió el 7 de junio de 2022, a través de la plataforma digital Youtube y superó las cuatro mil visualizaciones en cada capítulo, no sin levantar polémica por ser una producción cubana de carácter independiente.

La serie cuenta con un elenco integrado por jóvenes pinareños de entre 20 y 33 años. El equipo amateur, con mayor experiencia en el formato teatral, asumió el reto de la producción audiovisual y en la actualidad busca concretar su segunda entrega.

En fase de preproducción, la nueva temporada debe estrenarse el verano próximo. Una vez más, la producción audiovisual estará bajo la dirección de Ernesto Naveda, graduado de la especialidad Artes Visuales por la Escuela de Instructores de Arte (EIA) de Pinar del Río. La autoría del guion corresponde al dramaturgo vueltabajero Irán Capote. Al igual que la primera temporada, la entrega tendrá el sello de la productora audiovisual independiente Vision Plus Productions.

Otros miembros del equipo de producción son Darío Montes, estudiante de Ingeniería Informática de la Universidad Hermanos Saíz, apasionado por la fotografía y la edición audiovisual; y el sonidista Yano Naranjo Capote, quien tiene experiencia previa tras la colaboración en dos cortometrajes, también de producción independiente.

Si primeras partes fueron buenas, segundas pueden ser mejores

El creador de la serie, Jonathan Montelongo, dijo a elTOQUE sobre la segunda temporada que se sumarán nuevos personajes a la trama, aumentará la duración de los capítulos y anunció algunas sorpresas por parte del reparto. «La nueva entrega muestra a personajes en un complejo entramado de relaciones, prácticas amorosas, diversos puntos de vista sobre el mismo contexto, así como situaciones de corte cómico y melodramático», asegura.

Entre «hilos invisibles» se desarrollan las historias de 14 personajes, protagónicos y secundarios, quienes continuarán apostando a que «las casualidades no son un lujo, son solo otra cara del destino… y algo más». No obstante, los retos para la segunda entrega han crecido.

«El reto mayor será superarnos. El público de 11:once tiene una expectativa y no queremos defraudarla. Además, como artistas queremos ver una evolución en el resultado», explica Montelongo. También adelantó que la actual temporada «tiene más latente el código 11:11» y que «los personajes nuevos vienen a darle un giro a cada historia que conocíamos y las tramas maduran muchísimo».

«Tocamos temas que dejarán al espectador con muchas preguntas y ganas de conocer otras facetas del ser humano que pueden parecer locas, pero están ahí», comenta el creador de la serie. Montelongo recalcó el carácter independiente de la serie y aseguró que en la segunda temporada se verán reflejadas situaciones y circunstancias del contexto cubano actual.

Amanda María Sánchez Márquez es una de las actrices de la serie. Con 21 años y graduada de Técnico Superior en Biología, la joven incursionó por primera vez en el audiovisual al interpretar el personaje de Gema.

Para la actriz, la segunda temporada también está colmada de expectativas: «Espero que llegue a muchas más personas, que tenga mucho más apoyo y que no solo sea vista en Youtube. Ojalá se abran grandes puertas y caminos para 11:once 2. De ponerle empeño, sudor, sacrificio y amor nos encargaremos durante todo el rodaje».

Primera temporada: entre tropiezos y deseos

La idea de realizar 11:once surgió de Jonathan Montelongo, graduado de la especialidad Teatro en la EIA de Pinar del Río. A sus 30 años, el joven artista se ha desempeñado como actor, productor y animador turístico. Además, en la actualidad dirige la productora audiovisual independiente Vision Plus Productions y en su tiempo libre mantiene su canal de YouTube Vision Plus Shows.

«Digamos que fue un capricho. Me hacía ilusión mezclar mis tres mundos, las cámaras, la web y la actuación, así que la idea de una web serie venía como anillo al dedo. Sabía que no quería un producto novelero con llantos forzados y galletas a lo Televisa. Teníamos que alejarnos de los clichés que venden y crear algo fresco que enganchara. Así que busqué un equipo que fuera por mis tiros y creamos», narra Montelongo, quien también interpreta el personaje de Fabián en la serie.

A pesar de que contaba con experiencia sobre las tablas, Amanda María considera que 11:once dio un impulso a su carrera.

«Además de ser una escuela para mí, enseñarme muchísimo y prepararme como actriz, me abrió muchas puertas. Se me dieron muy buenas oportunidades en el plano laboral y lo más raro y bonito es que la gente ya no me ve igual. ¡Me ven con admiración y eso es muy grande! Este proyecto me demostró que el talento no se enseña en ninguna escuela, y que con muchas ganas y corazón todo se puede lograr», explica la joven aficionada.

Sin embargo, el camino no estuvo exento de tropiezos. «La serie fue grabada en 2021, en plena pandemia, un año muy convulso en el que ver una cámara en el medio de la calle era complicado. Por ejemplo, llegábamos a un espacio público a grabar y enseguida nos pedían acreditaciones, nos preguntaban si éramos periodistas, que por qué estábamos grabando, nos prohibían grabar en algunos establecimientos. Todo ese tipo de situaciones», cuenta Montelongo.

A ello se suma que el 26 de mayo de 2022 hubo que reprogramar a última hora el lanzamiento de la serie porque en el Bar PicArt, local previsto para la premier, vieron con recelo que la serie no estuviera «oficializada» o vinculada a «Cultura», según informó al elenco una de las trabajadoras del local. Días más tardes, el estreno tuvo como sede Mogote Café, un negocio privado radicado en Viñales.

Cineastas independientes cubanos: entre la legalización y la dependencia

El Decreto-Ley 373 no es la Ley de Cine demandada por los cineastas cubanos, ni considera a las productoras independientes como los organismos autónomos que son; pero supone varios pasos de avance.

El patrocinio de ambas temporadas proviene de Monarca Insurance Group, una compañía radicada en Estados Unidos y dirigida por Joseph Lowis, quien también asume el rol de productor ejecutivo de la serie.

Para Montelongo, el «mayor reto de la primera temporada fue la inexperiencia. Tuvimos que estudiar y prepararnos para solucionar las trabas que nos ponía este tipo de producciones independientes». Agrega que para que el arte independiente en Cuba se pueda desarrollar se «necesita más reconocimiento y menos fantasmas».

Según el guionista, Irán Capote, la serie también implicó grandes desafíos, considerando que «no es frecuente la realización de obras dramatizadas para soportes audiovisuales fuera de la capital, y hacerlo seriado es todavía menos frecuente».

Capote cree que lo de «imposible» es un mito a pesar de la falta de presupuestos de todo tipo: técnico, interpretativo, de guion. «Romper ese mito es un reto tentador. Para hacerlo hay que creer en el posible resultado, proyectarlo y ejecutarlo», considera.

Montelongo asegura que a siete meses de la primera entrega prevalece «el buen sabor de la aceptación y el apoyo del público». Además, espera que la producción de la actual temporada tenga menos contratiempos pues integrantes del staff recibieron el carné que los acredita como miembros del Registro del Creador Audiovisual y Cinematográfico, subordinado al Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).

Con dicha acreditación consideran que no deben encontrar trabas a la hora de filmar en espacios públicos o locales del territorio, pues el documento reconoce y autoriza la labor creativa de aquellas personas que no pertenecen a alguna institución cultural del Estado.

Por otra parte, el equipo identifica el «fatalismo geográfico y la falta de medios de difusión en la provincia que les proporcionen un alcance nacional» como algunos de los principales obstáculos que van a persistir en la segunda entrega.

«El público da prioridad y más aceptación a productos capitalinos, además de que La Habana —por decirlo de alguna manera— va más adelantada en tendencias y experimentos artísticos. Hay más consumo y por lo tanto más oportunidades de divulgación. A eso se le suma la cultura web que es más fuerte en la capital y 11:once está pensada para esa plataforma», asegura Montelongo.

No obstante, en la serie se busca proyectar un Pinar del Río «desde una mirada diferente, natural y bien tratada, que no tenga nada que envidiar a las trilladas vistas capitalinas», señala el creador.

Irán Capote añade que la realización independiente es un reto porque «aunque el staff tenga condiciones para ello, no hay un referente previo. Los actores deben trabajar para un código cinematográfico que no es igual que el teatral. Por otro lado, está la paranoia, el miedo y la desconfianza de los que tienen cierto poder en las instituciones».

Cine cubano: contra la historia única

El cine insular es también la lista de censuras y purgas que matizan desde hace décadas la política cultural en Cuba. En 2022, diversos proyectos independientes buscan recuperar esas voces y relatos negados por el poder.

Aunque en la trama de 11:once no hay contenido político explícito, crear fuera del marco institucional despierta la paranoia de las estructuras rígidas que sostienen el poder en Cuba y que intentan controlar su arte.

A pesar de esto, Capote apuesta por el arte independiente porque reconoce que tiene un sentido emancipador y permite acercarse más a la realidad: «La libertad de escribir y filmar lo que uno desea, sin que medien normas ni filtros, te hace más libre si de imitar la realidad se trata. No evitas la palabra ni la presencia de personajes sumergidos en historias que pueden ser tomadas como tema sensible o tabú para medios oficiales».

A ello se añaden las bondades de la era de Internet: mayor difusión, alcance internacional, oportunidad de competir en eventos internacionales, llegar a grandes plataformas como Netflix, ser «el único dueño y responsable de tu obra».

En agosto de 2022 la serie resultó finalista en la categoría Serie Web del Octavo Festival Anual Web Series Global 2022, con sede en Hollywood. Mientras, en Pinar del Río prevalecía el silencio en los medios de comunicación que no dieron crédito al audiovisual ni a sus aportes al arte independiente del territorio.