El Grupo de Administración Empresarial S. A. (Gaesa), el emporio militar cubano, comenzó en 2011 a supervisar un megaproyecto de puerto y zona de desarrollo que hoy controla mediante la exjueza militar Ana Teresa Igarza Martínez.
Tres años después, el entonces presidente Raúl Castro inauguró la terminal de contendores de la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) en la provincia Artemisa con una promesa tentadora, ser la principal puerta de entrada y salida del comercio exterior cubano.
«Debo significar que esta terminal (...) y su ubicación geográfica en la ruta de los principales flujos de transportación marítima en nuestro hemisferio, propiciará que se consolide su posición común como una plataforma logística de primer orden (…)», afirmó Raúl Castro el 27 de enero de 2014. «Esta terminal de contenedores y la poderosa infraestructura que la acompaña son una muestra concreta del optimismo y la confianza con que los cubanos miramos al futuro socialista y próspero de la patria».
Las promesas son una de las mejores ventas de humo que ha hecho el régimen del Partido Comunista. Diez años más tarde, la ZEDM es muchísimo menos de lo que se anunció. No despega. Ni siquiera camina a paso más o menos estable y las perspectivas a futuro son inciertas.
Pero ¿podía esperarse algo más en un país gobernando por una cúpula político-militar renuente a hacer cambios económicos profundos por consideraciones políticas? ¿ZEDM ha sido un proyecto viciado desde el inicio?
Inversión inicial
Según una investigación de Connectas, el respaldo del Brasil de Lula da Silva (2003-2010, sus dos primeros mandatos) hizo posible la construcción de la ZDEM. Parte de los recursos provinieron de un préstamo del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (Bndes), de naturaleza pública.
A través de la constructora Odebrecht, el Bndes otorgó a Cuba 641 millones de dólares para construir el Puerto del Mariel. El préstamo fue concedido a través de cinco convenios firmados entre 2009 y 2013 que incluían un plazo de 25 años para que el Gobierno cubano pagara la deuda.
«Este proyecto ha contado con un importante financiamiento del Gobierno brasileño en condiciones ventajosas», reconoció Raúl Castro durante la apertura de la ZEDM, creada mediante el Decreto Ley 313/2013.
La construcción estuvo a cargo de la empresa brasileña Odebrecht, que después fue señalada como responsable de una gigantesca trama de corrupción que incluyó a varios países de América Latina. Cuba, oficialmente, no está vinculada con las acusaciones.
Tras ser elegido presidente en 2018, Jair Bolsonaro ordenó investigar el préstamo del banco brasileño a Cuba. Bolsonaro afirmó en enero de 2022 que los préstamos concedidos a otros países por sus antecesores en el Gobierno fueron «legales», pero aseguró que se hizo «mal uso» de los recursos públicos, de acuerdo con un informe de EFE.
Cuba debe a Brasil unos 520 millones de dólares, según reportó Infobae.
El megaproyecto que «no despegó»
La ZDEM se presentó desde sus inicios hace diez años atrás como proyecto clave para favorecer la inversión extranjera, la diversificación económica y el fomento de exportaciones. Sin embargo, ha quedado por detrás de las expectativas y ha atraído solo una fracción de la inversión necesaria para dinamizar la economía de la isla, lo que ha generado controversias sobre su gestión y efectividad.
A diferencia de las zonas francas, las zonas especiales de desarrollo tienen un concepto más amplio y ofrecen beneficios no solo para empresas manufactureras, sino también para la innovación tecnológica, el desarrollo inmobiliario, del comercio, del turismo, de la agricultura, entre otros muchos sectores; siempre a partir de reglas específicas relacionadas, principalmente, con las condiciones de inversión, las regulaciones administrativas y los asuntos aduanales y de impuestos.
Mauricio de Miranda Parrondo, doctor en Economía Internacional y Desarrollo, declaró a elTOQUE que «el proyecto nunca tuvo la “pegada” que pudieron tener las zonas económicas especiales chinas en los inicios de su apertura y reforma».
De acuerdo con el experto cubano, profesor titular de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali (Colombia), «es evidente que la inversión inicial no se ha visto justificada, pero la idea en sí no es mala y ha sido muy efectiva en otros contextos, como Taiwán primero y China después».
En sus inicios, sin la evidencia de una década de poco desarrollo, la ZEDM provocaba menos desaliento. Gerardo Martínez-Solana, economista y exfuncionario de Naciones Unidas, declaró en abril de 2013: «es buenísimo para cualquier economía de un país tener un puerto libre, sobre todo si es un país de economía emergente o de tercer mundo».
No obstante, Martínez-Solana advirtió: «El problema es cómo se va a proyectar eso a la población (…). ¿Los cubanos van a recibir salarios adecuados? ¿Van a tener capacidad empresarial? ¿Van a poder invertir y crear empresas propias? ¿Le van a dar al pueblo cubano eso o son empresas manejadas por el Estado y los militares las que van a ser beneficiadas?».
El Gobierno cubano aprobó en 2014 un nuevo marco legal para la inversión extranjera (Ley 118) que ofrece ventajosas condiciones fiscales y laborales, financiamiento y una supuesta agilidad en los trámites a través de un sistema de ventanilla única en la ZEDM.
Ana Teresa Igarza Martínez —directora general de la ZEDM, diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular y anteriormente directora jurídica de Gaesa— declaró en noviembre de 2023: «con 64 negocios establecidos se aprecian modernas infraestructuras viales, ferroviarias, de comunicaciones, electricidad, abasto de agua y tratamiento de residuales que interconectan a nuestras industrias. Especial mención hacemos a los inversionistas extranjeros quienes, a pesar de las presiones de los enemigos de Cuba, permanecen junto a nosotros construyendo el futuro».
A pesar de la perspectiva positiva de la funcionaria cubana, desde la apertura en 2013 la ZDEM ha captado apenas unos 3 340 millones de dólares en una década. Una cifra muy por debajo de los 2 000 y 2 500 millones de dólares anuales que, según el cálculo oficial, se necesitan de la inversión extranjera para impulsar el crecimiento del producto interno bruto.
De los 64 negocios «establecidos» que mencionó la funcionaria a la prensa, solo 44 se encuentran en operaciones, según confirmó en septiembre de 2023 Ana Teresa Igarza en un intercambio con el diario estatal Granma.
«Todo lo que se ha ejecutado ha sido con recursos del Estado, en un entorno de los 300 millones de dólares anuales durante los primeros seis o siete años. Hoy el sector A se encuentra al 90 % de su ejecución, en cuanto a infraestructura, y tenemos un nivel de ocupación del 40 % en tanto hay áreas disponibles para el establecimiento de inversiones. Valió la pena hacerlo», afirmó Igarza Martínez en un video de septiembre de 2023 publicado en el medio ruso Sputnik. Según las publicaciones oficiales, se han generado 16 000 empleos.
El economista Elías Amor consideró que los resultados del Mariel presentados entre septiembre y noviembre de 2023 en los medios estatales «son un absoluto fracaso». También agregó: «se ha demostrado que no tienen fundamento, porque esa media de seis proyectos por año en una década no justifica el enorme volumen de inversión de los brasileños en convivencia con el régimen comunista cubano».
Cuba, ¿un destino atractivo para inversiones?
Según Ana Teresa Igarza Martínez, hoy la ZEDM «no puede exhibir otros resultados en inversión extranjera debido al recrudecido y renovado bloqueo de EE. UU. contra Cuba».
¿Esa sería la única causa o la principal?
El economista Mauricio de Miranda Parrondo, en declaraciones a elTOQUE, resumió varias razones por las que «Cuba no es un destino atractivo para inversiones»:
1) No existe suficiente confianza en la política económica del Gobierno.
2) No existe suficiente confianza en la disposición y capacidad del Gobierno para cumplir con sus obligaciones financieras.
3) Es un país de alto riesgo para los inversionistas.
4) No es un mercado atractivo al que acceder.
5) No se vislumbra como plataforma exportadora creíble.
6) Otros países latinoamericanos poseen sistemas institucionales y condiciones económicas más propicias para invertir.
7) La Ley Helms-Burton pende como una espada de Damocles sobre las cabezas de los inversionistas potenciales y el balance riesgo-beneficio no es bueno.
Pavel Vidal, doctor en Ciencias Económicas, también explicó a elTOQUE que «los recurrentes impagos de la deuda externa, el creciente desbalance en las cuentas del presupuesto del Estado, las divergencias cambiarias y la persistente inflación son factores de incertidumbre que desincentivan la inversión en el mercado cubano».
El también economista Omar Everleny Pérez coincidió en que no basta con el buen diseño e infraestructura de la ZDEM para captar a empresarios extranjeros.
«También influye que las empresas para permanecer en Cuba tienen que estar seguras de que no van a ser sancionadas por el Gobierno de Estados Unidos. Eso no significa que sea la única causa», explicó el doctor en Ciencias Económicas Everleny Pérez. «Otras, por ejemplo, son las excesivas demoras en la aprobación de un proyecto; muchas de las empresas que han estado ahí o que están han tenido problemas con los pagos de sus productos, eso da mucho miedo a los inversionistas».
Hace diez años: los mismos problemas
Según un reporte de Diario de Cuba, de unas 400 empresas que en 2016 estaban interesadas en invertir en la Zona Especial de Desarrollo Mariel —y sin tener datos de cuántas más habrán expresado intenciones similares en años posteriores— el Gobierno cubano solo aprobó 64, de las que apenas funcionan 44.
La economista Rafaela Cruz señaló: «El problema real es que, de la inversión que llega, el castrismo bloquea más del 90 %, rechazando a cientos, sino a miles de empresas dispuestas a traer desarrollo y bienestar para el pueblo cubano».
Actualmente, continúan los retrasos en el inicio de las operaciones de empresas cubanas, extranjeras y de capital mixto. Poco se han cumplido los objetivos del ZDEM; a saber: diversificar e impulsar la economía cubana con el aporte del capital extranjero, sustituir importaciones e incrementar las exportaciones.
Más allá de las escasas cifras que ofrece el Gobierno de la isla, se desconoce el impacto real del enclave en la economía cubana. La percepción de muchos cubanos es que los resultados no se ven ni han minimizado la escasez ni la crisis económica y social.
«No creo que haya un impacto positivo en el corto plazo, hace falta un mayor compromiso del Gobierno con reformas económicas estructurales, duraderas y creíbles», concluyó el economista Mauricio de Miranda.
Elías Amor opinó: «está claro que el problema de Cuba está en su modelo económico, en la negativa de las autoridades a implementar los cambios que deberían transformar el país en una economía de mercado libre como ocurre en otras economías del mundo. Hasta que eso no ocurra, el sistema continuará en una grave crisis».
comentarios
En este sitio moderamos los comentarios. Si quiere conocer más detalles, lea nuestra Política de Privacidad.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *
Philippe
ALBERTO
Mili