En el reciente «Informe trimestral de evaluación de bajas civiles», el Mando Militar de Estados Unidos en África (Africom) negó que el bombardeo efectuado el 15 de febrero de 2024 cerca de la localidad Jilib, Somalia, contra el grupo terrorista Al-Shabab, desencadenara la muerte de civiles. Confirmaba de esa manera que el comando estadounidense no tuvo responsabilidad en el presunto fallecimiento de los médicos cubanos Assel Herrera Correa y Landy Rodríguez Hernández, hasta el momento, desaparecidos.
Tanto Herrera como Rodríguez eran integrantes de las brigadas médicas que prestaban servicios en el país africano, como parte de un convenio intergubernamental que estuvo vigente desde 2017 hasta 2023. Ambos fueron secuestrados el 12 de abril de 2019, cuando se dirigían a su trabajo en el hospital de Mandera, al norte de Kenia.
Bruno Rodríguez Parrilla, titular del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex), respondió al informe de Africom, a través de la red social X. El canciller alegó que la información brindada por el mando militar de EE. UU. «no aportaba nada nuevo» sobre el estado de los galenos.
El 12 de abril de 2024, cuando se cumplieron cinco años de la captura de los galenos, el Minrex emitió un comunicado en el que condenaba al Gobierno de Estados Unidos por eludir la respuesta sobre lo ocurrido con los médicos. En la nota, calificó de «extraordinario y sin precedentes en la larga historia de la Cooperación Médica Internacional de Cuba» lo sucedido a Assel Herrera Correa y Landy Rodríguez Hernández.
Aunque no existe registro público de casos que compartan las características exactas del secuestro y presunta muerte de Landy Rodríguez y Assel Herrera, varios organismos internacionales y representantes de la sociedad civil independiente han denunciado los riesgos que rodean las misiones «humanitarias» cubanas en el extranjero. Incluso, existen registros de secuestros anteriores al de Rodríguez y Herrera.
En muchas ocasiones, los médicos son enviados a zonas peligrosas con poca o nula protección. Debido a los contextos de alto riesgo, los cubanos han sido víctimas de diferentes actos de violencia. En los últimos años, se han reportado asaltos, agresiones, secuestros y presuntos asesinatos mientras las víctimas cumplían misiones.
«Una de las características de las misiones médicas que Cuba más ha promocionado es que las brigadas cumplen el principio de ser enviadas a donde sean ordenadas», explicó en conversación con elTOQUE María C. Werlau, escritora y directora de Archivo Cuba. «Incluso, a lugares donde los médicos locales no quieren ir».
Brigadas enviadas a contextos de alta peligrosidad
Antes de conocerse el secuestro de Assel Herrera y Landy Rodríguez, el canal Citizen TV Kenya dedicó un reportaje a aplaudir la presencia de los dos especialistas en el condado Mandera. La localidad enfrentaba la escasez de profesionales de la Salud por la recurrencia de ataques terroristas.
Después de la captura, el personal sanitario en Kenia demandó el refuerzo de las condiciones de seguridad dentro de los centros médicos. En declaraciones al diario de Nairobi, The Star, trabajadores del sector denunciaron que las instalaciones no estaban preparadas para enfrentar posibles ataques. Evans Ogato, superintendente médico de Malindi, también expresó sus preocupaciones al medio y aseguró que los grupos terroristas podían atacar a cualquiera, sin diferenciar si era keniano o cubano.
No obstante, el acuerdo entre Nairobi y La Habana continuó hasta octubre de 2023. Se calcula que, en virtud del convenio firmado en 2017, un centenar de médicos cubanos fueron enviados a Kenia para «ayudar a mejorar los servicios».
María Werlau, quien desde 2009 investiga a fondo las brigadas médicas cubanas, señala que la realidad de los galenos no se limita solo a países africanos, sino que el contexto está latente en estados de la región latinoamericana.
«Los médicos tienen que ir a donde se les dice. No importa el riesgo que haya por su seguridad», señala Werlau. «No es solo criminalidad, es estar expuesto a enfermedades desconocidas —sin la atención médica adecuada—, estar sometido a condiciones de vivienda y trabajo estresantes; lo cual sucede desde que comenzaron las Brigadas Médicas cubanas. La primera brigada médica fue enviada a Argelia, en 1963, a un contexto de situación de guerra».
En 2022, arribó el primer grupo de cubanos profesionales de la Salud contratados por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a México, tras un acuerdo con el Gobierno de Miguel Díaz-Canel. Alrededor de 500 médicos serían enviados a zonas en las que, al menos, 12 especialistas mexicanos fueron asesinados en los últimos dos años.
La llegada de los doctores cubanos suscitó críticas entre la comunidad médica mexicana. Los especialistas aseguraban que AMLO había apostado por la contratación externa para «solucionar» el problema de la violencia, en lugar de abordarlo.
«Los peligros son muchos y el miedo es constante», declaró a AFP Eva Pizzolato, miembro de la Asociación Mexicana de Médicos Pasantes en Servicio Social. «[Los médicos] llegan a sufrir muchas amenazas por el crimen organizado, llegan a ser acosados por ciertas personas, las mujeres se encuentran en mucho peligro porque han sido víctimas de violación, de acoso sexual, las persiguen».
«Lamentablemente, también están en peligro [los especialistas cubanos]», dijo Brian González, estudiante de Medicina en la Universidad Politécnica de México.
En medio del clima de protesta por las contrataciones externas, en agosto de 2022, la prensa mexicana notificó el asesinato de un médico cubano de 32 años. El galeno fue abatido a tiros en el hospital ISSEMYM del vecindario Ecatepec, en el Estado de México. Dos hombres irrumpieron en el centro en horas de la madrugada y preguntaron por una paciente. Al no poder ubicarla, obligaron a la recepcionista a abrir la puerta de la Unidad Materno Infantil, contra la que abrieron fuego y mataron a una enfermera, al médico y a otra mujer.
El especialista, identificado como Ernesto Oliva Legra, no formaba parte de las brigadas enviadas desde La Habana, pero residía en el país hacía tres años.
A finales de abril de 2024, Zoé Robledo —directora del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)— confirmó la llegada de otro grupo de 123 especialistas cubanos para integrarse al IMSS-Bienestar. Hasta la fecha, la cantidad de médicos contratados por la Administración de AMLO ronda los 700, pero se espera que la cifra aumente a 1 200 profesionales. La brigada está desplegada en 23 estados del país. Entre ellos, en Guerrero, donde varios grupos criminales se disputan el cultivo y el comercio de droga.
Denuncias de especialistas cubanos. «Zona de guerra»
En 2019, en declaraciones al portal BBC Mundo, la especialista en cuidados intensivos Dayli Coro contó su experiencia en una clínica en la ciudad venezolana El Sombrero. Dayli formaba parte del contingente médico que prestaba servicios en el país sudamericano como parte del programa Barrio Adentro que inició en 2003. La doctora, originaria de Camagüey, arribó a Venezuela en 2011 y describió su entorno como «zona de guerra».
«Había muchas pandillas criminales. Cuando se enfrentaban, nos traían a sus heridos porque el hospital venezolano local tenía presencia policial y nosotros no. Los chicos traían a un paciente con 12 o 15 balas en el cuerpo, te apuntaban con sus armas y te decían que tenías que salvarlo. Si él moría, tú también», señaló.
La doctora Tatiana Carballo, quien ahora reside en Estados Unidos, compartió vivencias similares. Durante su estancia en un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) en el estado Trujillo, Venezuela, recibió a una pareja que había sido baleada. Acto seguido, entró en la instalación una banda armada. «Nos dijeron que si uno de los dos heridos moría, matarían al personal», contó la especialista al medio independiente CiberCuba.
De acuerdo con el testimonio de Carballo, ninguna autoridad ni cubana ni venezolana se hacía cargo de la integridad física del personal de Salud.
«Vi cómo compañeros míos murieron asesinados a manos de delincuentes en Venezuela, por la inseguridad; y la noticia que se le dio a sus familiares en Cuba fue que habían fallecido por infarto cardiaco», declaró a Radio Televisión Martí el doctor en Odontología, Alejandro Alberto Fernández, quien abandonó la misión en Venezuela en abril de 2020.
Fernández, quien estuvo 20 meses en el estado Anzoátegui, explicó que las autoridades cubanas solían asociar las muertes con la violación de las medidas de seguridad impuestas a la brigada.
En marzo de 2020, CiberCuba reportó sobre un ataque contra un albergue de médicos cubanos en Namibia a manos de una presunta banda de delincuentes. El hecho dejó varios mutilados y heridos. La noticia no fue confirmada por fuentes oficiales de Cuba o Namibia.
Julia es una sobreviviente de agresión sexual. Permaneció cinco años en Venezuela. En un primer momento, fue enviada a atender zonas rurales del estado Bolívar. En aquel entonces, cohabitaba una vivienda con tejado de plástico transparente con otra doctora cubana. Una noche se despertó con alguien cerrándole la boca. «Había dos hombres con pasamontañas, armados», señaló en declaraciones a BBC.
Luego de la agresión, fue trasladada a Caracas. Ahí, además de recibir atención médica, tuvo sesiones con una psicóloga cubana. La recomendación que recibió fue no contar a nadie lo sucedido.
El hecho violento conocido más reciente ocurrió el 23 de enero del 2023 cuando Alejandro Aguilera Milanés, chofer de la brigada médica cubana en Haití, fue secuestrado en Puerto Príncipe por una de las bandas armadas que operan en el país. Alejandro, trabajador de la Dirección Provincial de Salud de Las Tunas, fue liberado cinco días después, de acuerdo con un comunicado emitido por el Ministerio de Salud Pública (Minsap).
En la nota, el organismo subrayó que, a pesar del incidente, los miembros de la brigada médica cubana en Haití continuarían brindando sus servicios de atención a la población local siguiendo «las medidas de seguridad establecidas».
Un año antes (enero, 2022), la doctora cubana Daymara Helen Pérez Alabedra también fue secuestrada en el país caribeño. La embajada de Cuba en Puerto Príncipe dio la noticia. A través de una publicación en X, la delegación diplomática aclaró que la especialista cumplía «contratos de trabajo personales» —es decir, no integraba la brigada oficial—. Mencionó, además, dos casos similares que habían sido «liberados».
Sinal Bertrand, médico haitiano graduado en Cuba y expresidente de la Comisión Médica de la Cámara Baja del Parlamento de Haití, cuestionó la funcionalidad de la cooperación sanitaria entre ambos países —que cumple 26 años— y citó la difícil situación en la que se encuentra la nación caribeña. «Médicos cubanos han sido secuestrados y algunos hospitales están cerrados por la inseguridad», explicó.
Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, grupos armados han tomado el control de grandes zonas en Haití. La situación escaló en marzo de 2024, tras la renuncia de Ariel Henry, primer ministro en funciones. A pesar de la violencia extrema y de la crisis de gobernabilidad, Bruno Rodríguez Parrilla aseguró a través de su cuenta en X que la brigada médica cubana se mantenía laborando con «limitaciones impuestas por circunstancias y personal imprescindible».
El canciller detalló que hay 60 colaboradores de la Salud que prestan servicios en Haití. «Se siguen realizando gestiones con línea aérea para garantizar su retorno seguro a Cuba tan pronto las condiciones lo permitan», agregó.
Muertes y desapariciones de los miembros de las brigadas
Diferentes organizaciones de derechos humanos han calificado las Brigadas Médicas cubanas de «explotación laboral» y «esclavitud contemporánea». Condiciones laborales que engloban: regímenes de 70 y 90 horas de trabajo a la semana; vigilancia y control por parte de órganos oficiales; restricción de movimiento; y paupérrimas condiciones de vivienda. A lo cual, se le suma la confiscación de cerca del 70 % del salario de cada especialista por parte del Gobierno cubano.
Archivo Cuba ha dedicado parte de sus esfuerzos a recoger y documentar las muertes y desapariciones de los miembros de las brigadas médicas. Su base de datos (1979-2023) cuenta, hasta el momento, con 74 casos de colaboradores fallecidos. Del total, solamente ocho no estaban relacionados con el sector de la Salud. Las causas de fallecimiento varían entre «accidental», «suicidios», «condición médica o falta de atención médica» y otros.
El Gobierno cubano nunca ha publicado la cifra de profesionales que se enferman o mueren mientras prestan servicios o por razones atribuidas a su labor.
La investigación «Misión de Cuba en Angola. El negocio de la solidaridad», publicada en elTOQUE, dio a conocer la identidad de al menos cuatro fallecidos por coronavirus entre 2020 y 2021 en el país africano. Dos de ellos, el anestesiólogo José Alberto Alonso Méndez y el dermatólogo Francisco Nelson Matos Figueredo aún no han sido repatriados a la isla.
El doctor Roger Vega Tabares fue encontrado muerto en 2017 en su residencia en Portoviejo, Ecuador. De acuerdo con la plataforma, el especialista presentaba heridas en el cuello, al parecer causadas por una botella de vidrio. Las autoridades calificaron el hecho de suicidio. Dos años después, falleció también en la nación centroamericana Roberto Celorrio Rodríguez, en el estado Cuenca, producto de múltiples puñaladas. El cadáver lo encontró una transeúnte envuelto en una sábana.
En 2006, Rosa María Christy Labañino, parte de la brigada médica cubana en la región de Cunumá, Venezuela, murió desangrada tras recibir un disparo. Ese año, Raquel de los Ángeles Pérez Ramírez falleció en Barrio Campo Rico, Caracas, tras recibir una puñalada por un paciente de 22 años, quien había llegado al centro con una herida en el pulmón.
La falta de transparencia del oficialismo cubano con respecto a la realidad de las brigadas hace que los esfuerzos de la sociedad civil y de organizaciones no gubernamentales por contabilizar las muertes de colaboradores cubanos en misiones sean meros subregistros. La cifra exacta de fallecimientos por causas vinculadas con contextos inseguros en los que se encuentran los especialistas no está disponible o no es clara en su totalidad. En marzo de 2010, los Gobiernos de Cuba y Venezuela honraron a 68 médicos de la isla que habían muerto en Venezuela durante sus períodos de servicio en los siete años anteriores. Presumiblemente, como resultado de actos criminales.
Otro factor que reconoce Werlau es que Archivo Cuba solo recoge en su base de datos incidentes que hayan desencadenado en la muerte y la desaparición de los internacionalistas. Por lo que existe un gran vacío en el recuento de agresiones no fatales.
En 2022, el Anuario Estadístico de Salud cubano situaba la presencia de cooperaciones médicas internacionales en 63 países. La cifra exacta de miembros de las brigadas médicas no es pública. En 2020, la emisora alemana Deutsche Welle contabilizó cerca de 28 729 integrantes desplegados en 59 países.
El Gobierno cubano ha mantenido bajo llave información de interés público sobre el funcionamiento interno de las Brigadas Médicas que llevan seis décadas activas. Las cifras y testimonios relacionados con las diferentes formas de agresiones —incluso fatales— que pudieron haber sido víctimas los especialistas durante su estancia en el extranjero no se encuentran en los registros públicos.
La falta de claridad dificulta la comprensión del complejo panorama en el que muchas veces se insertan los médicos. Se necesita con urgencia asegurar las condiciones de trabajo para salvaguardar la integridad física y mental de los colaboradores.
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