El abogado cubano Alain Espinosa —miembro de la organización de derechos humanos Cubalex— denunció la violación de derechos humanos en Cuba, así como la influencia del régimen de La Habana en la expansión de prácticas represivas en otros países de América Latina durante el V panel de la conferencia anual de 2024 sobre Memoria, Derechos Humanos y Solidaridad Democrática Internacional.
Espinosa enfatizó que el modelo cubano de represión no solo se ha exportado, sino que ha sido adaptado y sistematizado en otros contextos como el venezolano y el nicaragüense.
En el panel —organizado por la Fundación Konrad Adenauer y el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal)— también intervinieron Azahalia Solís, activista nicaragüense; Rigoberto Lobo, fundador de la ONG venezolana Promedehum; y Jimena de la Torre, consejera de la Magistratura de la Nación en representación de los abogados argentinos.
La discusión se centró en las realidades de Nicaragua, Venezuela y Cuba bajo regímenes autoritarios.
La abogada Azahalia Solís compartió cómo desde la reelección de Ortega en 2007 y hasta 2018 —especificó—, Nicaragua vivió una escalada de violencia, con asesinatos políticos y presos de conciencia. Describió, además, cómo 222 personas fueron desterradas a Estados Unidos, condenadas por traición a la patria y despojadas de su nacionalidad nicaragüense, en febrero de 2023. Se trata de un acto que refleja la represión sistemática del Gobierno de Ortega-Murillo.
Rigoberto Lobo abordó la situación en Venezuela y destacó la emergencia humanitaria que ha provocado la migración forzada de más 7.7 millones de venezolanos, según datos de Naciones Unidas.
Lobo explicó cómo, desde 2015, las organizaciones de derechos humanos han intentado alertar al mundo sobre la gravedad de la situación en el país. A medida que la crisis se intensificaba, la persecución en Venezuela no solo alcanzó a opositores políticos, sino a cualquier persona que el Gobierno así percibiera.
Represión y tortura en Cuba
Alain Espinosa dijo, durante su intervención, que desde la llegada al poder del actual Gobierno cubano en 1959, se estableció un entramado de represión constante y sistemático.
Para subrayar la impunidad de los agentes del poder cubano, se refirió a la muerte del joven Diubis Laurencio Tejeda, asesinado durante las protestas de julio de 2021. Denunció que su victimario no fue investigado ni sancionado.
El abogado también destacó la práctica del «exilio forzado» como otra forma de represión que utiliza el régimen cubano. «La mayoría de las personas en Cuba que de alguna manera son reprimidas u hostigadas por el Gobierno finalmente les presentan dos alternativas: prisión o exilio forzado», especificó.
Explicó, además, que en Cuba son usuales las desapariciones forzadas, las cuales se caracterizan por ser de corto plazo y con frecuencia se acompañan de tortura.
«Hemos podido documentar un mecanismo que es muy utilizado en Cuba, se le denomina “la patrulla horno”», reveló Espinosa. El método consiste en detener de manera ilegal y arbitraria a una persona en la vía pública, subirla a un patrullero y dejarla durante horas bajo el sol, con temperaturas que pueden alcanzar los 40 grados.
Otra forma de tortura es abandonar a los detenidos en lugares despoblados durante altas horas de la noche, en especial a las mujeres.
El miembro de Cubalex señaló que estas prácticas inhumanas se han naturalizado en la sociedad cubana a tal punto que las víctimas no son capaces de entender que han sido torturadas. Explicó que muchas víctimas no reconocen haber sufrido tortura debido a una noción sesgada que la limita únicamente al aspecto físico.
Pero no solo son torturados ciudadanos en el espacio público, existen métodos de tortura diferenciados en las prisiones cubanas dirigidos, en especial, a defensores de derechos humanos, activistas y periodistas independientes.
Entre los métodos de tortura documentados en las cárceles, Espinosa mencionó prácticas como «colgar a las personas de las esposas»; «la bicicleta» (arrojar a una persona esposada por una escalera); «el balancín» (esposar a una persona boca abajo con las extremidades a la espalda); y «la sillita» (mantener sentada y esposada a una persona durante horas).
Espinosa concluyó su intervención haciendo un llamado a la comunidad internacional para que preste atención a la situación de los derechos humanos en Cuba y tome medidas para frenar las prácticas de tortura. Asimismo, instó a continuar la documentación y la denuncia de los abusos, a pesar de las dificultades para acceder a la información desde el exilio.
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