Pedro Carlos Camacho: 19 meses en el «infierno» del presidio político cubano

«A mitad del camino de la vida,
me encontré en una selva oscura…»
— Dante Alighieri, La Divina Comedia (Infierno, Canto I)
A sus 27 años, las pocas veces que Pedro Carlos Camacho Ochoa ha conocido un calabozo en Cuba ha sido por motivos políticos. Su primera detención arbitraria ocurrió cuando participó en las masivas protestas antigubernamentales que recorrieron el país en julio de 2021. Él se manifestó de forma pacífica en Puerto Padre, un pueblo costero de Las Tunas donde vivía con su madre y hacía diversos trabajos privados para ayudar a sostener el hogar. Fue excarcelado tras pasar más de una semana entre rejas y pagar una multa de 3 000 CUP, aunque la Policía local no dejó de vigilarlo.
Sin embargo, la llama del estallido social que pasó a la historia como «11J» no se apagó en el joven. La «entrega casi kamikaze a un ideal» —como él mismo definió en redes sociales su despertar político— llevó a Pedro Carlos a militar públicamente en Cuba Primero, una organización política creada en Florida, Estados Unidos, para «lograr un cambio duradero hacia una sociedad libre», según su página oficial.
Por su vinculación con este grupo, Pedro Carlos fue arrestado el 3 de abril de 2024 y continúa preso, sin juicio alguno, junto a convictos por delitos comunes; mientras que él ha sido imputado en el expediente de fase preparatoria 237/2024 de la Unidad de los delitos contra la seguridad del Estado, de Las Tunas.
Como parte de la «investigación», agentes de la Seguridad del Estado y de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) llegaron a su casa en abril de 2024, en varias patrullas. Registraron durante casi cuatro horas y lo único que encontraron fue una copia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, lo que en un régimen como el cubano es casi una prueba de disidencia.
En julio de 2025, el régimen de Cuba publicó el nombre del fundador de Cuba Primero, el empresario de Florida Armando Labrador Coro, como parte de una lista nacional de «personas buscadas por las autoridades cubanas», acusándolo por formar parte de lo que calificó, sin mostrar pruebas, como una supuesta «organización terrorista».
Además, el Ministerio del Interior (Minint) ha detenido a varios integrantes del movimiento en distintas provincias del país. Uno de ellos fue Pedro Carlos Camacho Ochoa, pero no es el único preso político de su localidad.
Otras seis personas de Las Tunas están encarceladas con la justificación de ser investigadas por sus vínculos con Cuba Primero: Guillermo Carralero López, Maikel Ramírez Gil, Carlos Santiesteban Saavedra, Javier Reyes Peña, Carlos Alberto McDonald y Enrique González Infante.
Sin embargo, tras 19 meses recluido, Pedro Carlos no conoce petición fiscal contra él o los demás procesados ni les han notificado una fecha para llevarlos a los Tribunales.
Según documentos oficiales a los que tuvo acceso elTOQUE, lo mantienen encarcelado con una medida de «prisión provisional», mientras continúa la supuesta investigación bajo el cargo de «otros actos contra la Seguridad del Estado».
«Es mentira, mi hijo no ha hecho nada de eso», dijo sobre las vagas acusaciones de las autoridades, Amalia Ochoa, en declaraciones difundidas por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).
Desde que fue apresado Pedro Carlos, su madre, cada vez que le permiten una visita —generalmente cada 21 días— recorre el medio centenar de kilómetros que separa Puerto Padre del penal de máximo rigor conocido como «El Típico Nuevo», en las afueras de Las Tunas, la ciudad cabecera de la provincia.
Amalia le lleva los pocos alimentos que puede conseguir con el dinero que no le sobra, sobre todo en un país donde la inflación, la escasez de alimentos y combustible —y cualquier otro inconveniente que podamos imaginar en medio de una profunda crisis— hacen la vida muy difícil para las familias de cientos de presos políticos. Y para cualquiera en la isla.
Durante su encierro, Pedro Carlos ha sufrido violaciones de las Reglas Mandela de las Naciones Unidas y ha protestado contra su detención arbitraria, según denuncias de varias ONG. En junio de 2024, el OCDH informó que participó en una huelga de hambre grupal.
Por otra parte, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas (CDPC) registró que fue sometido a aislamiento durante cuatro días en enero de 2025. A finales de septiembre de este año, personas con conocimiento de su situación denunciaron que le fue negada la atención médica tras una «crisis alérgica crónica» en el hospital del centro penitenciario.
Una fuente cercana al caso que pidió proteger su identidad por temor a represalias dijo a elTOQUE que, tras su madre quejarse en la Fiscalía sobre la denegación de la atención médica, la doctora del penal se excusó con que el joven «le había hablado mal». Pedro Carlos fue enviado, en medio de su crisis alérgica, más de una semana a una celda de castigo.
A su corta edad padece de «hipertensión arterial». También ha tenido intentos de suicidio, según la información publicada por la ONG Prisoners Defenders y confirmada a elTOQUE por una fuente cercana al joven.
Pedro Carlos Camacho solo tiene un día diferente en el penal cuando lee algún libro que consigue allí o que le lleva su madre, como la Biblia. Amalia es una cristiana practicante y desde que era pequeño compartió su fe con él.
También le pidió que le llevara La Divina Comedia, el clásico poema épico que relata el viaje alegórico de su autor, el italiano Dante Alighieri, a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso para alcanzar la redención espiritual.
En mayo de 2025, en vísperas de su 27 cumpleaños, en el perfil de Facebook del joven preso político se publicó un mensaje que él envió desde la cárcel. Pedro Carlos definió su conducta como una muestra de «patriotismo» por el que estaba sufriendo un «injusto encierro».
Pedro Carlos Camacho Ochoa expresó en su mensaje: «he sentido entregar mi sudor, sangre y vida por ese ideal construido en pos del bienestar común de mi patria. (…). No pido clemencia, pido justicia» [sic].
Sin embargo, los reclamos de su madre a la Fiscalía para que lo excarcelen o por la morosidad del proceso han sido en vano.
«¿Dónde está el amor a la patria que nos enseñaron en las escuelas? Si en nuestra propia patria hay quien nos oprime, nos aplastan y maltratan, sin humanidad…», se pregunta Amalia Ochoa mientras espera una buena noticia.












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