El Gobierno cubano parece haber olvidado todo lo que lo ha llevado a su lugar y responsabilidad. Parece haber olvidado a los humildes, a los desvalidos, a los desfavorecidos, a los preteridos, a los necesitados; pero también parece haber olvidado a los intelectuales, a los profesores, a los científicos, a los artistas, a los deportistas, porque da la impresión de que ese Gobierno no escucha a nadie.
El pueblo le habla al Gobierno de mil maneras. Es falso que no haya diálogo. El pueblo dialoga de muchas maneras con su Gobierno. Que el Gobierno no quiera escuchar es otra cosa. Que el Gobierno pretenda que no sucede nada y que nadie lo interpela, es otra cosa.
Los pobres le hablan al Gobierno con sus harapos, mientras buscan en la basura algo para comer; cuando piden limosnas, cuando mueren de calor, de hambre y de abandono.
Las personas de todas las edades que emigran por miles, que han dejado las calles de Cuba medio desiertas, que han dejado sus casas y sus pocas pertenencias para escapar a cualquier parte, le hablan al Gobierno cubano, que sabe lo que está pasando y no quiere escuchar.
A los pobres sin casa y sin nada que llevar consigo, el Gobierno cubano los llama «personas que deambulan» y considera que esa actitud de estar pidiendo limosnas afea nuestra sociedad. Si ese es un Gobierno socialista, yo soy cosmonauta.
A las personas que emigran por miles el Gobierno cubano los llama «emigrantes por causas económicas» o «personas que no necesitamos», y en otros momentos se les ha llamado la «escoria»; pero jamás ese Gobierno ha querido reconocer que se trata de un pueblo que le habla, que le dice de muchas maneras que las cosas no están bien para él.
Se le habla al Gobierno cuando las parejas no quieren tener hijos en Cuba, cuando los adolescentes no quieren estudiar en la universidad, cuando solo sobreviven los que reciben remesas del extranjero, cuando no van turistas a nuestros hoteles majestuosos y vacíos, cuando hay cada vez menos participación en las elecciones de cualquier tipo y aumentan las boletas en blanco y anuladas y cuando baja y baja el porciento de miembros de la Unión de Jóvenes Comunistas que quieren «crecer» al Partido Comunista de Cuba.
Ahora hablan los estudiantes universitarios. Han dado la cara y han puesto el cuerpo por ellos y por el pueblo cubano, estudiantes de diversas carreras y de diversas provincias del país, y la Universidad de La Habana ha vuelto a ser el lugar donde se cuece la sana inconformidad (que debería ser natural y parte del metabolismo de la sociedad y el sistema político, pero que el autoritarismo nunca entiende ni reconoce ni acepta).
El conocido tarifazo de Etecsa es la enésima muestra de que el Gobierno cubano no escucha, por soberbia, por insensibilidad, por prepotencia y por perfidia.
El Gobierno cubano, que se autodefine de «izquierda», toma medidas económicas que desatienden a sectores sociales empobrecidos; restringe derechos políticos porque estamos en «guerra cultural» contra el imperialismo y en «plaza sitiada» por el enemigo histórico; no garantiza derechos sociales como antaño porque eran «gratuidades indebidas» y debemos avanzar a la «racionalización»; invierte más en hoteles que en servicios sociales porque Dios es grande y el descaro también.
Una parte importante del estudiantado universitario cubano se ha levantado contra la injusticia de esta nueva restricción de derechos, por ellos y por los miles que son excluidos por la medida de una empresa que no hace nada que el Gobierno no haya decidido antes, y que el Partido no haya «bendecido» también.
Los estudiantes y una representación honrosa del claustro del Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana le hablan al Gobierno cubano.
Un Gobierno que no escuchó al pueblo cuando este marchó en julio de 2021, que no escuchó a los ciudadanos y ciudadanas que se sentaron frente al Ministerio de Cultura el 27 de noviembre de 2020, que no quiso escuchar a los plantados de San Isidro ni a quienes han enviado miles de cartas pidiendo justicia para los presos y presas políticos ni a las personas, de todas partes de Cuba, que protestan por la falta de agua, electricidad y alimentos.
A ese Gobierno le recuerdo —como ha hecho, en una hermosa y digna publicación de Facebook, el antiguo dirigente estudiantil y reconocido profesor e intelectual Julio César Guanche— que los estudiantes son sagrados en Cuba, o deberían serlo, si es que la sensibilidad no les alcanza a los burócratas para simplemente sentirlo.
Los Gobiernos de Estados autoritarios no cometen errores políticos; lo que hacen, en realidad, es ser consecuentes con su naturaleza. Cuando un Gobierno de un Estado autoritario (con un régimen político no democrático dentro de un sistema político sin pluralismo) reprime la protesta, criminaliza el derecho de manifestación, persigue el asociacionismo libre y la libertad de expresión, encarcela el disenso y tergiversa la justicia, lo que está haciendo es ser él mismo; no comete equivocaciones, solo se expresa como es.
En política, un Gobierno de un Estado autoritario, totalitario y no democrático puede asumir el papel de negociador o tolerante cuando así le convenga.
Al Gobierno cubano le recordamos —por si no leyó bien unas líneas más arriba— que los estudiantes son sagrados en Cuba. También deberían serlo los humildes, las mujeres, las personas discriminadas, los necesitados de protección, los intelectuales, las maestras, quienes han trabajado toda su vida para el Estado que alguna vez se llamó socialista. Pero sabemos que no lo son.
El pueblo cubano está alerta porque sus estudiantes universitarios han hablado. Todos estamos con ellos, con los que protestan, exigen y reclaman. Estamos con los alumnos y alumnas que han optado por el civismo, cuando ya este parecía aletargado. Estamos con los profesores que no permitirán que repriman a esos estudiantes.
Yo, que no he tenido más trabajo en mi vida que el de profesor universitario, que conozco cada marca en los muros de la colina universitaria de La Habana, que sé por dónde entra la brisa fría de los amaneceres en la Plaza Agramonte y que sé que Mella y José Antonio todavía hacen guardia en esos parques y jardines, no puedo hacer otra cosa que estar con esos estudiantes y con esos profesores y con la pena de estar tan lejos.
ELTOQUE ES UN ESPACIO DE CREACIÓN ABIERTO A DIFERENTES PUNTOS DE VISTA. ESTE MATERIAL RESPONDE A LA OPINIÓN DE SU AUTOR, LA CUAL NO NECESARIAMENTE REFLEJA LA POSTURA EDITORIAL DEL MEDIO.


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